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Brasil: El lulismo en movimiento

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Por André Singer (*)

Comienzo por una advertencia habitual, en este caso imprescindible: cada encuesta de intención de voto es sólo la fotografía del momento. Después, todo puede cambiar. Pero el retrato sacado por el Datafolha al comienzo de esta semana (días 20 y 21 de agosto) es de una marea ascendente lulista.

Después de cuatro meses en prisión ,LuizInacio Lula da Silva (PT) pasó de 30% en junio a 39% en agosto , logrando 20 puntos porcentuales sobre Jair Bolsonaro (PSL) en segundo lugar. 

Cuando se observa el fenómeno de acuerdo con los ingresos, se percibe que es general: Lula creció en todas las franjas económicas. Incluso entre los más ricos hubo un aumento en la preferencia por el expresidente, que pasó del 14% al 20%. 

Es posible que, en ese público acomodado, la opción se dé a pesar del conocimiento de que su candidatura, casi con seguridad, será impugnada en la Justicia.

Habría, entonces, un contenido más profundo, tal vez de reacción al bolsonarismo, que, por lo demás, se estancó en el ambiente próspero.  En cambio, el aprecio por el militar reformado subió del 21% al 25% en el grupo cuyas familias viven con 2 a 5 salarios mínimos mensuales.

 Entre los más pobres, sin embargo, Bolsonaro cae. Allí, Lula obtiene el 49% de las preferencias, contra el 10% del diputado federal. En esa capa, en la que están los beneficiarios del programa Bolsa Familia, el petista se acerca a la marca que alcanzó, según el Ibope, en 2006, el año del realineamiento: 55%.

Con perdón por la metáfora analógica, si el fotograma de agosto se transforma en la película de una tendencia, septiembre podrá mostrar la plena recomposición de la potencia lulista.

Conviene observar que, históricamente, el lulismo, aunque divida el electorado, tiende a perder en todas las capas de renta, menos en la más baja. Ocurre que, en ella, quita todas las desventajas y vence las elecciones. Se trata de un síntoma de la desigualdad brasileña, en que los pobres, excluidos de todo el resto, deciden, en condiciones democráticas, el destino de los comicios.

Sí, una vez prohibido para presentarse como candidato, Lula será capaz de transferir sus votos para el actual diputado, Fernando Haddad, es otro problema. 

El suceso de la hora es que el exmandatario, incluso preso, logró mantener su nombre vivo en la política. En consecuencia, el lulismo tiene oportunidad, si las próximas instantáneas confirman lo actual, de convertirse en movimiento. 

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Mediante la transformación de la pluralidad política en el programa De la Folha, creando un parámetro para toda la prensa nacional, el periodista Octavio FriasFilho (1957-2018) hizo una importante contribución a la construcción de la democracia en el país. Hará falta en este momento peligroso para la democracia brasileña.

(*) André Singer politólogo brasileño, profesor de la USP, fue portavoz del primer gobierno de Lula