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¿Hablar sobre la realidad, es adoctrinar?

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Por Adelina Escandell i Grases (*)

Leemos en una publicación: "La única investigación judicial en Catalunya sobre presunta incitación al odio en una escuela por parte de profesores relacionados con el "procéssobiranista", continua abierta.

El titular del juzgado de instrucción 1 de la Seud'Urgell ha interrogado el pasado martes  a ocho profesores de tres centros de la localidad investigados por un delito de incitación al odio, porque, presuntamente, fomentaron el acoso a un hijo de guardias civiles y por sus comentarios a clase sobre las cargas policiales del 1 de octubre, cosa que los profesionales niegan".

Este es un paso más de la escalada que el gobierno del PP, con el apoyo de Ciudadanos, realizan contra la escuela pública catalana como un peldaño más en la recentralización que defienden. Y no es un hecho nuevo, porque todo el mundo recuerda a Juan Ignacio Wert que fue ministro de Educación del 2011 al 2015 y que podría pasar a la historia por muchos motivos (aumento de ratios, recortes en los presupuestos de educación, supresión de Educación para la Ciudadanía, recortes en las becas...), pero en Catalunya lo recordamos por su frase: "Nuestro interés es españolizar a los niños catalanes". Y cuando dice esto hace referencia no sólo a la lengua sino como están elaborados los currículos, especialmente en Ciencias Sociales pero también en todo a lo que hace referencia a la educación científica que nos permite entender el mundo y la realidad de manera objetiva.

Pero estos hechos no nos sorprenden. Todos los fascismos reprimen la educación y al profesorado en general. Lo hemos vivido en la historia reciente de España; la República hizo un esfuerzo titánico para elevar el nivel de educación del país tanto de las personas adultas como de las niñas y niños. En Catalunya se implementaron los métodos pedagógicos más novedosos y científicos y las personas que nos explican su paso por aquellas escuelas recuerdan aquellos tiempos como de gran felicidad. Pero con el triunfo del fascismo el colectivo con más represión fue el de maestras y maestros que fueron depurados, forzados al exilio o sencillamente, ejecutados.

A partir de este momento sí que podemos empezar a hablar de adoctrinamiento. Adoctrinamiento en los dogmas de la iglesia católica y en los principios del Movimiento. Las escuelas de órdenes religiosas adquirieron "el derecho" de educar niños y niñas de las clases dirigentes. Y quedó en la educación pública -"nacional" le llamaron- como subsidiaria para "enseñar las cuatro reglas" y para enseñar a obedecer... a las hijas e hijos de la clase trabajadora.

Las personas que nos reclamamos de izquierdas siempre hemos defendido la educación pública como garante de libertad, de cohesión social y para compensar desigualdades. Y detrás de la escuela pública hemos escrito adjetivos que definen sus principios: laica, catalana, científica, coeducativa, compensadora de desigualdades, gratuita, democrática...

Como la objetividad y la ciencia están reñidas con la mentalidad fascista, no sirve para cambiar el discurso que el alumnado de Catalunya en diferentes pruebas objetivas obtenga unos resultados en lengua castellana superiores a la mayoría de comunidades del estado que sólo tienen esta lengua como propia. O todos los estudios que demuestran que  utilizar dos o más lenguas de manera significativa y comunicativa favorece el desarrollo cerebral.

Y ahora, toda la máquina del PP-PSOE-C'S con la aplicación del 155 ponen en el centro de la polémica las escuelas catalanas. Según el documento de MRP (Movimientos de Renovación Pedagógica) "la campaña para desacreditar la Escuela Catalana que arrastramos ya hace unos años con el anterior Ministro y con la actual coyuntura social y política, con duras e infundadas declaraciones que han realizado diferentes representantes del Gobierno y políticos de diferentes partidos, tienen la intención de romper la buena convivencia y sacar valor a la profesionalidad de los maestros y maestras, profesores/as y profesionales de la educación, para desacreditar el modelo consolidado de escuela catalana, comprometida con su sociedad".

He trabajado 40 años como maestra. He conocido maestros y maestras muy motivados por su trabajo que consideran vocacional y otros que sencillamente la consideran un trabajo cualquiera. He conocido maestras y maestros, y profesorado en general, de procedencia diversa, de intereses variados,  comunistas, socialistas, anarquistas, independentistas, sin criterio político;  feministas y otros que ni lo han planteado; apasionados por las matemáticas y otras por la literatura o la educación física. Sí, diversos y diversas, como diversa es la sociedad. Como variadas son las madres y padres del alumnado y el alumnado mismo. AssumptaBaig (Maestra. Ex responsable de Formación de la Asociación de Maestros Rosa Sensat. Presidenta de la Fundación Marta Mata) en un artículo en el Diario de la Educación, nos recuerda una frase de Marta Mata: "Pienso que es bueno que los niños sepan que sus maestros son tan normales que incluso tienen su opción política y / o religiosa. Y que son tan maestros que no la inculcan".

Y con toda esta diversidad se constituyen los claustros y las AMPA diversas y plurales. Llegar a acuerdos no siempre es fácil. En algunas escuelas la implementación de la inmersión generó tensiones; en otros decidir el paso a la red pública; en otros adoptar una organización de centro que acoja al alumnado recién llegado... Mucho profesorado ha hecho huelgas por motivos sectoriales, pero también han participado en huelgas generales. Y tomar decisiones a nivel de centro, siempre conlleva tensiones. Y cuando en la sociedad hay tensión y debate, en el seno del centro y de las aulas, también los hay.

Y el profesorado trabaja día a día con la realidad del alumnado: algunas y algunos que sufren un desahucio; otros que participan en un crucero. Madres y padres arquitectos, policías, maestros, o profesionales en un hospital, en la tienda de la esquina o que están en paro.

Maestros de infantil, primaria y secundaria, pedagogos y estudiantes de magisterio fueron los protagonistas del debate de la Asociación de Maestros Rosa Sensat: "¿Adoctrinamiento o pensamiento crítico?", Moderado por Jaume Funes. Compartimos una de las ideas: "Lo que realmente tiene valor no es lo que decimos, sino lo que hacemos. Los valores no se inculcan, se muestran. Puedo estar muy a favor de la no violencia y hacer un discurso, y tener actitudes muy violentas en clase. Lo que es indiscutible es que el maestro debe permitir que en la escuela se haga el debate sobre lo que los niños viven. El problema es cuando los niños intentan que lo que dices lo reduzcas a una política de buenos y malos".

En el documento «Programar por Competencias en la educación primaria» de octubre de 2017 podemos leer en el apartado de Currículo: "El alumno ciudadano del mundo. Conocimientos para comprender, habilidades para actuar y actitudes para comprometerse. El alumno como protagonista activo de su aprendizaje. La evaluación: continua, global, formativa y formadora". Y en las consideraciones generales sobre la educación secundaria obligatoria, podemos leer: "El currículo establece que los objetivos transversales de la educación para la ciudadanía de la etapa, deben estar incorporados en el proyecto educativo de centro, así como los contenidos de las dos materias que se impartirán en tercero y cuarto curso de ESO: la educación para la ciudadanía y derechos humanos y la educación ético- cívica, respectivamente".

Por lo tanto, cuando en un aula se debate, se habla, se estudia el conflicto o conflictos de la sociedad, lo que se hace es cumplir lo que se plantea en los objetivos generales de la educación.

En muchos centros educativos podemos ver la pancarta contra los recortes. Porque este sí es un problema real en la escuela catalana, pero también en la del resto del estado. ¿Cómo asegurar los objetivos que nos proponen las leyes cuando año tras año el presupuesto educativo se ve recortado? ¿Cómo dar respuesta a las necesidades de la gran diversidad de criaturas? Del 2018 al 2015, el recorte a nivel del estado ha sido del 18%. Pero para el próximo año, los presupuestos educativos perderán 567 millones; se pasará del 4% al 3,8%. (Hay que decir que el presupuesto de defensa aumentará).

España tiene un problema grave con la educación. Y Catalunya, también. Porque quien gobierna en el estado y ha gobernado en Catalunya es una derecha neoliberal, que por lo tanto nunca defenderá o invertirá en la PÚBLICA. Según datos del 2014, con un 4,1% del PIB, España se sitúa a la cola de la UE, sólo por delante de Rumanía (3%). En cambio, Suecia, Finlandia, Bélgica y Portugal superan el 6%.

Pero atención, porque los datos de Catalunya todavía son peores: aquí invertimos en educación el 2,8% del PIB catalán -al igual que países como Perú, Laos o Guatemala-, según un reciente informe de la Fundación Bofill a partir de los datos del 2013. No vamos bien. Si añadimos la existencia de la doble red, la penetración de empresas privadas en los centros públicos, el elevado número de abandono escolar... podemos concluir que el problema no es la lengua, ni que el profesorado adoctrine.

Y hago mías las palabras de AssumptaBaig: "Estos días se polemiza si hay escuelas y / o maestros o profesores que adoctrinan, y posiblemente algunos debe haber, pero una minoría nunca debe permitir una generalización en un colectivo tan grande como el de los maestros y profesores, educadoras del ocio... que diariamente trabajamos para que niños y jóvenes se conviertan en ciudadanos y ciudadanas cívicos y responsables individual y colectivamente frente a los asuntos públicos".

Pues debemos exigir y reclamar que dejen trabajar a nuestro profesorado y a nuestras escuelas. Que no pongan sus sucias manos y su odio ciego en nuestras vidas y las de las criaturas. Y que si quieren ayudar, que aumenten los presupuestos que dedican a la educación, y que más allá del mundo educativo, aseguren trabajo, salarios dignos, alquileres asumibles para las familias, que profundicen en la democracia, acaben con la corrupción... y verán como el debate en las aulas será diferente.

Hablar, debatir, analizar, plantear argumentos científicos que nos ayuden a interpretar la realidad, es ejercer y profundizar la DEMOCRACIA. Y profundizar en la democracia nunca puede ser un delito ni en el Parlamento ni en los centros educativos.

(*) Adelina Escandell i Grases. Maestra jubilada, licenciada en psicología y presidenta de la Fundaciól'Alternativa.

Fuente:www.fundacioalternativa.cat/parlar-de-la-realitat-es-adoctrinar