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A 50 años del asesinato de Ernesto “Che” Guevara. Mito y realidad

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Por Esteban Valenti (*)

El 9 de octubre de hace 50 años, en 1967, en La Higuera, Bolivia fue asesinado por miembros del ejército boliviano en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, Ernesto Guevara, el "Che". Tenía 39 años.

La historia de su vida desde su nacimiento en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928 es ampliamente conocida. Por sus admiradores que fueron legión, los que los siguen siendo y también por los analistas de toda una época, de la que el "Che" es su máximo símbolo. Y también por muchos de sus enemigos y detractores.

Lo que nadie puede negar es que fue y sigue siendo un ícono revolucionario que en esta época puede resultar una rareza prehistórica, pero que para entender el proceso vivido en esos años, es imprescindible recordarlo y considerarlo.

Es un símbolo que va más allá de sus propias ideas políticas, de sus definiciones metodológicas muy polémicas y de una forma de encarar la política, como el compromiso hasta las últimas consecuencias, incluso la del propio pellejo. Porque Guevara lo que hacía e hizo fue política. Hacer la revolución, intentar hacerla por las armas, es en definitiva hacer política con una determinada concepción de la toma del gobierno. También sobre ese tema conviene repasar algunas de sus definiciones, algunas están  al final de esta columna.

Desde que se incorporó a la política luego de sus largos viajes por el continente y en el año 1954 cuando ingresó con 26 años de edad, en México, al Movimiento 26 de Julio liderado por Fidel Castro y como jefe guerrillero en Cuba hasta el 1 de enero de 1959, luego como Presidente del Banco Central desde 1959 a 1961 y como Ministro de Industrias desde 1961 a 1965, posteriormente a través de su participación guerrillera, primero en el Congo (Zaire) y en Bolivia, hasta su muerte, su acción y su vida estuvo dedicada a la política.

Seguramente lograr asimilar su vida llena de aventuras y riesgos, de acciones armadas, cuando el último gran conflicto guerrillero en Colombia y luego de 53 años está llegando a su fin en la región, con la realidad política actual es realmente muy difícil. Parece otra era, pero sucedió hace pocas décadas y murió hace solo 50 años.

No puedo escribir del "Che" con desapego, analizar quirúrgicamente sus ideas y su trayectoria, porque estoy hablando de la vida de una parte importante de mi generación, de los aspectos más profundos y sentidos de mi propia existencia. Pero eso no debe impedirme tratar de analizar, de razonar. El mito, el heroísmo, el sacrificio y la entrega por encima de todo, no pueden bloquear la razón. La revolución, la izquierda, fue y siempre será una construcción racional, aunque se le sumen todas las emociones y los ardores combativos, es siempre racionalidad. Cuando eso se pierde, dejamos nuestra historia de casi dos siglos y medio aplastados por los mitos.

Para entregar su vida, su esfuerzo, su lucha de esa manera, bajando al nivel más terrenal del peligro, de la tierra de los seres que sufren en nuestro mundo, hay que tener un gran proyecto generoso y altruista. El "Che" ya había alcanzado el poder y podría haberlo ocupado hasta el fin de sus días. Eligió otro camino, no por nostalgia de las emociones y peligros, sino por un proyecto político, que incluía el camino de la guerrilla, también como parte fundamental del propio objetivo socialista. No era un simplemente "la vía", era también la forja de otra sociedad por el sacrificio, el dolor y la muerte.

Explicar esto hoy a las nuevas generaciones no es tarea fácil ni placentera. No cambió el idioma, el mensaje, cambiaron profundamente los puntos históricos de referencia, cambió la cultura dominante, aunque siga coleccionándose posters, camisetas y recuerdos del "Che".

Vuelvo a repetirlo, cuando murió tenía 39 años y lo primero que hay que considerar es la intensidad de su vida.

Alcanzó sus primeros objetivos políticos con el triunfo de la revolución cubana en 1959 y vivió en esa tierra adoptiva solo 6 años, luego se incorporó nuevamente a la lucha guerrillera. Su visión del camino de los cambios en ambos continentes tuvo resultados muy diversos, pero ni en el Congo ni en Bolivia puede decirse que su visión, su proyecto haya triunfado. Y cuando se dedica la vida a la política, aun cuando se hace a través de la acción armada, los balances son parte inexorable de la historia.

Pasaron muchos años, muchos de ellos bajo feroces dictaduras, incluyendo en su patria natal, Argentina, en Bolivia y en la mayoría del continente latinoamericano, antes de que la izquierda accediera a diversos gobiernos, y lo hizo en todos los casos - excepto en la primera etapa de Nicaragua - a través de las urnas, del voto democrático de los ciudadanos.

Se puede decir que nos dejó una lección moral y que su sacrificio es un legado del compromiso necesario para que nuestros países emprendan los cambios sociales, económicos, políticos y culturales necesarios para alcanzar niveles muy diferentes y avanzados de progreso, de libertad, de justicia social.

Eso no debe impedirnos analizar sus ideas políticas, que en el caso de Uruguay tantas veces han sido citadas por sus palabras el 17 de agosto de 1961 (1) valorizando la libertad que existía en el Uruguay, fueron premonitorias de errores y deformaciones voluntaristas y que a nivel regional se demostraron equivocadas, no solo en lo metodológico, sino en el intento de suplantar los procesos nacionales, por un "foco" guerrillero implantado desde el exterior. Nosotros también defendimos y nos jugamos por ese camino en Bolivia. Y sentimos profunda admiración por ese intento de suplantar las masas campesinas y mineras y su propia lucha y sus capacidades por ese proyecto guerrillero. Y nos equivocamos feo.

Las emociones, ni los diarios de cincuenta años después, ni la admiración hacia el mito, ni el pragmatismo racional de la política, nos deben bloquear el sentido crítico.

Esa "vía" no tuvo nunca la mínima posibilidad de triunfar y de hacer una revolución en Bolivia, ni en ningún otro país. La caída de "Tachito" Anastasio Somoza, el 17 de julio de 1979 fue posible por la acción fundamental e insustituible del FSLN (los sandinistas) nacidos y crecidos dentro de su patria. Y el apoyo internacionalista, del que también formaron parte e hicieron su aporte de sangre combatientes uruguayos, no opaca esta realidad, al contrario subraya la importancia de los procesos nacionales.

Era una "vía" equivocada sobre todo en su forma de concreción pero, lo era mucho más, en su intento de suplantar los procesos sociales y políticos por focos guerrilleros más allá de todas las consideraciones políticas. Frente al inmovilismo del socialismo real, de cierta izquierda ortodoxa y alineada a los andariveles de la guerra fría y su polarización, pudo ser sin duda un revulsivo emocional y vital, pero políticamente fue un grave error.

También corresponde analizar su visión del proceso en Cuba. Hay muchos materiales, tomando el mismo discurso en Montevideo del año 1961 se puede encontrar una síntesis del proyecto social, de la propiedad de los medios de producción, de la reforma agraria, de la industrialización de Cuba con ayuda de la URSS y los países socialistas. Aunque el balance es todavía más complejo, tampoco se cumplieron sus previsiones ni de crecimiento ni de desarrollo industrial y general de Cuba y a 50 años de construcción de un sistema económico totalmente diferente al anterior, se puede decir que la importación acrítica del modelo soviético, de la estatización total, no solo asfixió una revolución profundamente innovadora como la cubana, sino que no se alcanzó el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que se habían propuesto.

Aún ante ese fracaso en los resultados, agravado por el infame bloqueo norteamericano y luego por la caída de la URSS y el socialismo real, que bueno sería que el mundo pudiera basarse en los principios de hermandad, de solidaridad, de generosidad y de fraternidad entre los seres humanos que contenía una parte fundamental del mensaje del Che.

 (*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay.

 

PD. El día del acto en el Paraninfo de la Universidad en Montevideo yo lo viví de una manera particular, tenía 13 años y no tenía militancia política, pero al finalizar la conferencia, asesinaron al profesor Arbelio Ramírez. Mi profesor de historia. Lo recuerdo vivamente. Nunca se hizo justicia con sus asesinos.

 

(1)    Fragmento del discurso de Ernesto "Che" Guevara en el Paraninfo de la Universidad de la República Oriental del Uruguay el 17 de agosto de 1961.

 "La fuerza es el recurso definitivo que queda a los pueblos. Nunca un pueblo puede renunciar a la fuerza, pero la fuerza solamente se utiliza para luchar contra el que la ejerce en forma indiscriminada. (APLAUSOS)

Y nosotros -les podrá parecer extraño que hablemos así, pero es cierto-, nosotros iniciamos el camino de la lucha armada, un camino muy triste, muy doloroso, que sembró de muertos todo el territorio nacional, cuando no se pudo hacer otra cosa. Tengo las pretensiones personales de decir que conozco América, y que cada uno de sus países, en alguna forma, los he visitado, y puedo asegurarles que en nuestra América, en las condiciones actuales, no se da un país donde, como en el Uruguay, se permitan las manifestaciones de las ideas.

Se tendrá una manera de pensar u otra, y es lógico; y yo sé que los miembros del Gobierno del Uruguay no están de acuerdo con nuestras ideas. Sin embargo, nos permiten la expresión de estas ideas aquí, en la Universidad y en el territorio del país que está bajo el Gobierno uruguayo. De tal forma que eso es algo que no se logra, ni mucho menos, en los países de América.

Ustedes tienen algo que hay que cuidar, que es precisamente la posibilidad de expresar sus ideas; la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir; la posibilidad, en fin, de ir creando esas condiciones que todos esperamos algún día se logren en América, para que podamos ser todos hermanos, para que no haya la explotación del hombre por el hombre ni siga la explotación del hombre por el hombre, (APLAUSOS) lo que no en todos casos sucederá lo mismo -sin derramar sangre, sin que se produzca nada de lo que se produjo en Cuba, que es que cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último. Porque no hubo un último disparo el último día de la Revolución; hubo que seguir disparando. Nos dispararon, tuvimos que ser duros, tuvimos que castigar con la muerte a alguna gente; nos volvieron a atacar, nos han vuelto a atacar una vez más, y nos seguirán atacando.

El camino pacífico

Y esta lucha, en esta forma tan enardecida que a veces divide -incluso- hasta a miembros de la familia, naturalmente que permite una construcción muy rápida del país, naturalmente que hace que nuestro país marche a un ritmo terriblemente acelerado, pero también deja una serie de secuelas que después cuesta curar. Y no es bueno ni es bonito, porque hemos tenido que hacerlo y no nos arrepentimos, naturalmente, y creemos que lo que hemos hecho lo hemos hecho respondiendo a la justicia. (APLAUSOS) Pero si esas aspiraciones del desarrollo económico -que son, en definitiva, las aspiraciones de bienestar en cualquier forma que sea y como quiera llamársele-, la aspiración del pueblo a su bienestar se puede lograr por medios pacíficos, eso es lo ideal y eso es por lo que hay que luchar" (APLAUSOS)

Video completo: https://www.youtube.com/watch?v=4OnQwlZmkg4