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UE- Libia: un acuerdo vergonzoso a costa de los refugiados

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Por Amélie Poinssot  (*)

Un año y medio después del acuerdo UE-Turquía, la Unión Europea ha reforzado el 6 de julio su partenariado con Libia para frenar la llegada de refugiados africanos a Europa. Una respuesta que ignora la situación de los derechos humanos en este estado fallido del Magreb.

Tras el acuerdo con un Estado autoritario, la colaboración con un estado fallido: la Unión Europea sigue externalizando la gestión de la emigración a terceros países con poco respeto por los derechos humanos para reducir al mínimo la llegada de refugiados a su territorio. Un año y medio después del acuerdo UE-Turquía por el que las autoridades turcas acordaron, a cambio de más de 3 mil millones de euros, impedir las salidas desde su territorio de los migrantes a las islas griegas del mar Egeo, los ministros europeos del interior acordaron reforzar la colaboración de la UE con Libia para detener el movimiento de refugiados que actualmente llegan a las costas italianas.

"Seguir aumentando la capacidad de la guardia costera de Libia" , "fortalecer los retornos voluntarios asistidos desde Libia y Níger a los países de origen", "reforzar los controles fronterizos de manera real y significativa en las fronteras exteriores de Libia (particularmente las del sur "): estas son las prioridades acordadas  por los ministros del interior de la UE que se reunieron el jueves 6 de julio en Tallin, la capital de Estonia.

Estas propuestas, junto con un retorno "alentado" de "migrantes irregulares" en los países europeos y el establecimiento en Italia de un "código de conducta" para las ONG que participan en operaciones de salvamento marítimo, sólo confirma lo que la reunión de París de los ministros italianos, franceses y alemanes había esbozado el domingo previo. En definitiva, avalan la dirección tomada por la Comisión Europea este invierno, a la que ya había asignado 200 millones en 2017, además de los millones ya desembolsados para proyectos de colaboración con Trípoli como la formación y el equipamiento de los guarda costas libios. Objetivo: frenar las salidas y devolver los barcos de migrantes antes de que lleguen a las aguas internacionales. Una vez más, la UE se equivoca impidiendo que las personas que huyen de conflictos o de condiciones imposibles de vida puedan presentar una solicitud de asilo en Europa.

El hecho de que Libia no sea un estado de derecho, especialmente para los migrantes, no parece ser un problema para los líderes europeos. Libia es un estado fallido, donde las autoridades centrales no tienen el control más que de una pequeña parte del país, y es un infierno para los refugiados de África subsahariana que llegan hasta él. El informe que Mediapart publicó la semana pasada lo demuestra. En él se lee con horror la historia de Aquiles, un togolés secuestrado en una carretera libia hace dos meses. "Mi esposa estaba embarazada de tres meses y medio. La violaron delante de mí, la sodomizaron ... Me pusieron una bolsa en la cabeza, pero podía oírlo todo. Como consecuencia, perdió a nuestro bebé. Me torturaron con cables eléctricos en el ano, he sido golpeado con porras, a puñetazos ... Todo lo que imaginas que puede hacer daño ... "

Los innumerables testimonios recogidos durante años por las ONG van todos en la misma dirección: los refugiados de África subsahariana son víctimas en Libia de un racismo generalizado; abusan de ellos quienes los alojan, los explotan sus empleadores, son detenidos en condiciones atroces ... cuando no son torturados o asesinados bajo custodia. La violencia racial, la violación, el secuestro, el trabajo forzoso, la detención ilimitada y arbitraria, las condiciones degradantes, son la realidad cotidiana de las personas retenidas en este país, que no ha firmado la Convención de Ginebra de 1951, ni dispone de una ley ni de procedimiento asilo y es considerado "peligroso" por la Unión Europea.

La externalización de la gestión de los migrantes a Libia no es sólo una violación grave del derecho de asilo. Se corre el riesgo de que haga aún más peligrosa una ruta migratoria ya sembrada de muertos, porque es evidente que la frontera no puede ser sellada, más aún cuando se extiende a través de miles de kilómetros de mar. La gente necesita huir de sus países continuará haciéndolo ...

"Los gobiernos de la UE prefieren centrarse en desmantelar las redes de contrabandistas e impedir la salida de buques de Libia", ha manifestado Amnistía Internacional en un comunicado publicado el jueves. "Una estrategia destinada al fracaso que implica trayectos cada vez más peligrosos y tres veces más de muertes - 0,89% para la segunda mitad de 2015, en comparación con 2,7% en 2017". Porque las intercepciones de los guardacostas libios a menudo ponen en peligro a los refugiados y migrantes, Amnistía predice un triste récord de muertes en el mar este año. "Sus técnicas de intervención no cumplen con los protocolos de seguridad básicos y pueden causar movimientos de pánico y zozobras catastróficas. (...) Por otra parte, hay graves acusaciones contra ciertos guardacostas de connivencia con los traficantes y evidencias de que maltratan a los migrantes".

Sin embargo, las prácticas inhumanas de los carceleros y los guardacostas de Libia no son cosa nueva. Ya en 2012, el impresionante documental de Andrea Segre y Stefano Liberti, Mare Chiuso ("Mar cerrado") dio la palabra a los hombres y las mujeres que han pasado por Libia. "Todas las personas que han estado en Libia saben que los libios maltratan a los negros, dice uno de ellos en la película (algunos extractos se pueden ver aquí). Te pueden arrestar sin motivo. Muchas personas murieron, muchos otros fueron torturados. Así que sabía que tenía que huir". La pesadilla de estos migrantes lamentablemente no se reduce a Libia. Una vez en el mar, son detenidos por los guardacostas italianos, que los entregan a la guardia costera de Libia. Entre 2009 y 2011, unos 2.000 migrantes han sido devueltos en el mar como parte de un acuerdo bilateral entre Libia e Italia.

A pesar de estas numerosas alertas, Bruselas mantiene una política criminal. Y aunque los ministros del Interior reunidos en Tallin animan a "tomar todas las medidas necesarias para garantizar la reubicación de aquellos que son elegibles" , es evidente que el programa europeo de reubicación de refugiados, aceptado con tantos reparos hace dos años por los 28, es un fracaso. De los 160.000 refugiados en Grecia e Italia que debían acoger los otros 26 Estados miembros, sólo 22.841 personas han sido reubicadas de hecho, dos tercios en la península helénica.

(*) Amélie Poinssot. Periodista. Ha sido corresponsal en Polonia y Grecia y colaboradora de RFI y AFP. Miembro del comité de redacción de Mediapart.

Fuente: https://www.mediapart.fr/journal/international/060717/ue-libye-le-partenariat-de-la-honte

Traducción: Enrique García