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Mujica: después de mi el diluvio

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No se trata de la sucesión al trono de Luis XV en Francia, pero... a veces se parece. Interrogado el ex presidente José Mujica por un periodista a la salida del asado con el ex intendente Guillermo Besozzi, en el ya famoso asado de Soriano sobre su posible candidatura a la Presidencia de la República en el 2019, negó esa posibilidad y le agregó una de sus frases casi enigmáticas: "Y si, también lo que hay".

Cada uno que lo entienda como le parezca. Yo me voy a arriesgar: la gente y varios grupos preguntan por la candidatura de Mujica porque no hay nada. "Lo que hay"...no da para mucho. Perdón si soy mal pensado. Tampoco me olvido que fue el mismo Luis XV que dijo "El Estado soy yo".

Una acotación, cuando Mujica insiste con que no será candidato por razones de edad, reconozco que me asaltan crecientes dudas y en realidad lo que se viene es otro diluvio...

El asado de Soriano que mereció el veto de Luis Lacalle Pou para sus 4 intendentes y airadas columnas condenatorias en el diario El País, fue una buena idea de Besozzi, el dueño de casa y de Mujica. Nadie se chupa el dedo, pero a veces de tanto miedo a la humedad en los dígitos se llega al ridículo.

Fue una buena idea porque son esos gestos que hacen diferente a la política uruguaya y que entre otras muchas actitudes y el nivel de cultura política de nuestro país, hacen de la política la actividad más pacífica de todas en nuestra tierra, que fue una tierra purpúrea.

No hay mejor remedio contra los odios y las irracionalidades que una buena y sólida cultura democrática y la amistad o las buenas relaciones entre los políticos. Y ambas cosas se construyen con actos, con gestos y con riesgos.

Mujica a veces dice brutalmente los que otros piensan sottovoce, en los pasillos. ¿Es tan así que no hay nada en el horizonte de los candidatos? Y no me refiero solo a los del Frente Amplio, sino en general. Lo que está claro es que no se vislumbran candidatos veteranos de la salida de la dictadura y de los últimos  20 años con mínimas posibilidades. Incluyendo a Mujica.

Los gerontes certificados del Frente Amplio - me incluyo -, en el fondo y no tanto, creemos que después de nosotros se viene la noche o el diluvio y no asumimos que esa sería nuestra peor y más terrible derrota política y humana. Querría decir que trabajamos en política para nuestra generación y nada más.

No es cierto, hay alternativas y eso es bueno para el país. Es arriesgado, es novedoso pero es parte fundamental de un país con vitalidad democrática y política.

Escribí hace poco una columna sobre la fiebre de las candidaturas, donde todos aspiran al trofeo mayor sin reparos ni pudores, por lo tanto creo estar a salvo de novelerías.

Hay figuras emergentes en los diversos partidos, hombres y mujeres y, si no alcanzaron los niveles de notoriedad o de aceptación deseados por algunos, hay que preguntarse cuál es la causa. De todas maneras, ni siquiera yo, que soy y estoy muy crítico con el nivel de la política actual, considero que el peligro es el diluvio.

Miremos la historia, nuestra historia con generosidad y veremos que nadie nació crack, que todos son hijos de procesos, de avances, de contradicciones y de esfuerzos colectivos e individuales. Nadie nació con el sello genial para la Presidencia en el trasero de recién nacido. Un poco de modestia y de buena memoria no viene nunca mal.

Incluso creo que es un error dejar todo en manos de la biología o la fisiología en materia de renovación política, así como no considero que la sola condición de la edad juvenil sea un mérito definitivo. Hay que ganarse los espacios, construirlos en base a ideas, discursos, acciones y movimientos. La gente sabrá elegir. O no, depende de dónde nos situemos cada uno de nosotros.

Incluso en el MPP, es decir en el área de Mujica, hay figuras emergentes e interesantes, ni que hablar en el resto del Frente Amplio. No voy a dar nombres porque no me quiero sumar a las danzas, voy a moverme en los conceptos. También aparecen en todos los partidos.

Luego de gobernar el país durante 12 años, Montevideo durante 27 años y otros departamentos más de una década, sería una verdadera tragedia que no tuviéramos ningún recambio a la vista. Sería un fracaso estrepitoso. Lo mismo vale para la oposición, pero en el sentido exactamente contrario. Nuestros años en el poder, las muchas intendencias que manejaron y sobre todo su propia historia de más de un siglo y medio de acción política, en un país que brinda oportunidades de todo tipo para desarrollarse y hacerse conocer, permite sin duda que emerjan y emergerán figuras para una futura disputa electoral válida e interesante para el país. Y eso vale también para fuerzas emergentes que no forman parte del esquema FA-Partidos tradicionales.

Es cierta esa sensación extendida de que en algunos aspectos andamos flojos en la política, flojos de ideas, de innovación, de audacia, de nivel, pero si nos comparamos con el vecindario y con buen parte del mundo conocido, al menos conocido para nosotros, no estamos tan mal.

Y la política no es un valor absoluto, intemporal, donde los líderes siempre resumen todas las expectativas de sus partidarios y, en definitiva, sumados representan las esperanzas de la Nación. Estamos en otro tiempo y sin resignarse hay que adecuarse.

Lo que no ayuda es cuando la noria de la política gira siempre sobre el poder y nada más que sobre el eje del poder, sobre los nombres y las candidaturas y sobre partidos que por ese camino pierden la sal y la pimienta de la buena política, de ese reto impresionante que es la política. Reto intelectual, reto cultural, reto moral y reto organizativo.

En política ser críticos, no quiere decir vaticinar el diluvio sino trabajar para que siga saliendo el sol.

Y en ese difícil camino hay diferentes responsabilidades, entre los dirigentes, entre los partidos, entre los propios gobernantes. Es obvio que el futuro electoral y mucho más importante aún, el presente y el futuro inmediato de la calidad de vida de los uruguayos depende de la calidad de los gobernantes a todos los niveles.

Los ciudadanos a la hora de votar se preguntarán sobre el aporte que cada uno hizo desde su lugar a las condiciones de vida actuales y a la construcción de las bases del futuro. Esa es una enorme e intransferible responsabilidad de gobernantes y opositores. De gobernantes nacionales y departamentales.

Los ciudadanos nos interrogaremos sobre qué participación tuvimos en todos esos procesos y que nos proponen. No queremos ser simples objetos de los políticos.

Además faltan 3 años de este gobierno y de las diferentes intendencias, así que mucha agua correrá bajo los puentes.

Stendahl decía que "Con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza" Lo que todos podemos contribuir, sin importar la edad, es a ponerle un poco o mucha pasión. No nos aburriremos.

 (*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y Bitácora. Uruguay