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Nuestra Primavera de Atenas

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Por Yanis Varoufakis (*)
Este discurso fue pronunciado el 23 de agosto de 2015, por el ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, en el Festival de la Rosa, en Frangy-en-Bresse, en el departamento francés de Saône-et-Loire.

El festival fue organizado por la organización local del Partido Socialista francés y el ex ministro de Industria Arnaud Montebourg, que fue cesado por el primer ministro Manuel Valls en agosto de 2014.

Déjenme decirles por qué estoy aquí con las palabras de un famoso antiguo manifiesto. Estoy aquí porque:

Un fantasma recorre Europa: el espectro de la democracia. Todos los poderes de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para exorcizar ese fantasma: los banqueros patrocinados por el estado y el Eurogrupo, la Troika y el Dr. Schäuble, los herederos en España del legado político de Franco, la dirección en Berlín del Partido Social-Demócrata Alemán (SPD), los gobiernos bálticos que imponen a sus poblaciones una terrible recesión innecesaria y la reaparecida oligarquía de Grecia.

Estoy aquí frente a ustedes, porque una pequeña nación optó por oponerse a esta santa alianza. Para mirarlos a los ojos y decir: Nuestra libertad no está en venta. Nuestra dignidad no se subasta. Si renunciamos a la libertad y a la dignidad, como exigen que lo hagamos, Europa perderá su integridad y perderá su alma.

Estoy aquí frente a ustedes porque nada bueno sucede en Europa si no comienza en Francia.

Estoy aquí frente a ustedes porque la primavera de Atenas que unió a los griegos y les devolvió:
*Su sonrisa
*Su valor
*Que les liberó del miedo
*La fuerza para decir NO a la irracionalidad
*NO a la no-libertad
*NO a una subyugación que al final no beneficia ni a los fuertes y poderosos de Europa

... Esa magnífica Primavera de Atenas, que culminó con un 62% que dijo un NO majestuoso a la sin-razón y la misantropía. Nuestra Primavera de Atenas, fue también una oportunidad para una primavera de París, una primavera de Frangy, de Berlín, de Madrid, de Dublín, de Helsinki, de Bratislava, una primavera de Viena

Estoy aquí porque nuestra Primavera de Atenas fue aplastada, al igual que la Primavera de Praga antes. Por supuesto, no fue aplastada utilizando los tanques. Fue aplastada utilizando los bancos. Como dijo Berthold Brecht una vez: "¿Por qué enviar asesinos cuando podemos emplear agentes judiciales?" ¿Por qué organizar un golpe de Estado cuando se puede enviar a un gobierno recién electo al Presidente del Eurogrupo para decirle al nuevo ministro de Finanzas, tres días después de asumir el cargo, que tiene que elegir entre el Programa de Austeridad preexistente, que provocó una Gran Depresión en su país, o el cierre de los bancos de la nación. ¿Por qué enviar tropas cuando puede haber visitas mensuales de la Troika con el propósito explícito de hacerse cargo de todas las ramas del gobierno y de escribir todas y cada una de las leyes del país?


Las elecciones no pueden cambiar nada
Cuando en mi primera reunión del Eurogrupo, en febrero, sugerí a los ministros de finanzas un compromiso entre el Programa de Austeridad de la Troika en vigor y la agenda de reformas del nuevo gobierno electo, Michel Sapin tomó la palabra para decir que estaba de acuerdo conmigo, para defender elocuentemente un terreno común entre el pasado y el futuro, entre el programa de la Troika y el programa electoral de nuestro nuevo gobierno que el pueblo griego acababa de votar.

El ministro de Finanzas de Alemania inmediatamente intervino: "Las elecciones no pueden cambiar nada", dijo. "Si cada vez que hay una elección las reglas cambian, la zona euro no puede funcionar".

Tomando de nuevo la palabra, respondí que, dada la forma en que nuestra Unión se diseñó (¡muy, muy mal!), tal vez el Dr. Schäuble tuviese razón. Pero añadí: "Si bien es cierto que las elecciones no pueden cambiar nada, debemos ser honestos con nuestros ciudadanos y decírselo. Tal vez deberíamos modificar los Tratados europeos e insertar en ellos una cláusula que suspenda el proceso democrático en los países obligados a pedir prestado a la Troika. Que suspenda las elecciones hasta que la Troika decida que se pueden celebrar de nuevo. ¿Por qué debemos someter a nuestro pueblo a unos caros rituales electorales si las elecciones no pueden cambiar nada? Pero -le pregunté a mis compañeros ministros-, es esto en lo que se ha convertido Europa, colegas? ¿Es esto lo que nuestros pueblos han suscrito?".

Piénsenlo, esta admisión sería el mejor regalo para el Partido Comunista de China, que también cree que las elecciones son una complicación peligrosa que solo obstaculiza un gobierno eficiente. Por supuesto que están equivocados. Como dijo Churchill, la democracia es un sistema malo. Pero es la mejor de todas las alternativas y, en términos de su eficiencia económica a largo plazo, también.

Se hizo un frío silencio durante unos segundos en el Eurogrupo. Nadie, ni siquiera el habitualmente abrasivo Sr. Djisselbloem, pudo encontrar algo que decir hasta que algún colega de Europa del Este rompió el silencio con otro tarareo del Libro de los Salmos de la Austeridad de la Troika. Por el rabillo del ojo pude ver a Michel Sapin mirando desolado. Me acordé de algo que me había dicho en París, cuando nos conocimos en su oficina: "Francia no es lo que solía ser."

Desde una edad muy temprana miré a Francia en busca de inspiración, posiblemente una reminiscencia de la forma en que Grecia reaparición en el mundo moderno inspirándose en la Revolución francesa, con citas de Voltaire y Rousseau que resuenan en mi cabeza. En ese momento, el silencio de Michel era difícil de soportar. La imagen y el sonido de la impotencia de Francia es un presagio de una Europa que ha perdido su camino.

Un golpe muy europeo
Ya en los días de nuestra dictadura en 1967-1974, cuando los tanques eran los amos de las calles de Atenas, los demócratas griegos llegaban a Francia, viajaban a Alemania, Austria, Suecia, Canadá, Australia, para conseguir apoyo para una nación griega sitiada. Para impulsar la solidaridad con el pueblo griego en su lucha contra la dictadura fascista.

Amigos, no estoy aquí hoy para buscar apoyo para una democracia griega aplastada.

Estoy aquí para aportar el apoyo y la solidaridad del pueblo griego la democracia francesa. Porque esto es lo que está en juego. La democracia francesa. La democracia española. La democracia italiana. La democracia en toda Europa. Grecia fue, y por desgracia sigue siendo, un laboratorio en el que se probó el poder destructivo de una contraproducente austeridad. Grecia nunca fue el verdadero problema para la Troika y sus secuaces. ¡Sois vosotros!

No es cierto que el verdadero objetivo de nuestros acreedores sea recuperar su dinero prestado al estado griego. O que quieran ver una Grecia reformada. Si lo fuera, habrían discutido seriamente nuestras propuestas para la reestructuración de la deuda pública de Grecia de modo que se garantice que recuperan la mayor parte de sus créditos. Pero no les importa. En su lugar, insistieron en nuestra rendición. Era lo único que les importaba. Lo único que les preocupaba era una cosa: garantizar la veracidad de la frase del Dr. Schäuble de que no se puede permitir que unas elecciones cambien nada en Europa. Que la democracia termina donde comienza la insolvencia. Que hay que condenar a unas naciones orgullosas que enfrentan problemas de deuda a una prisión por deuda en la que es imposible producir la riqueza necesaria para pagar sus deudas y salir de la cárcel. Y Europa se está convirtiendo de nuestra casa común en una jaula de hierro compartida.

Esto es importante. Leen los periódicos y escuchan programas de radio y televisión que bombardean con la apaciguante historia de que el Eurogrupo, de que la Troika alrededor de la cual el Eurogrupo funciona, de que los programas de austeridad solo buscan llevar a cabo REFORMAS, que obliguen a la economía fallida de Grecia a aumentar su riqueza para que pueda pagar sus deudas y dejar de ser una carga para el resto de Europa.

Pero Europa no funciona así en la práctica. Si a través de un agujero en la pared hubieran seguido nuestras negociaciones, hubieran visto como yo a la señora Lagarde, al Sr. Draghi, al señor Juncker, al propio Dr. Schäuble, que solo les interesaba una cosa: dictarnos las "condiciones de la rendición". Unas condiciones que buscan acabar con la Primavera de Atenas. Unas condiciones que quieren borrar la sonrisa de toda Europa, que nos miró y pensó que una nueva política es posible. Unas condiciones impuestas por los acreedores, que, increíblemente, garantizan que nosotros, los deudores, no podamos pagar nuestras deudas, viejas y nuevas.


Una medicina tóxica
Muchos de ustedes se preguntarán, con razón: Pero ¿por qué los acreedores imponen a Grecia unas condiciones que reducen su capacidad para pagar la deuda a esos mismos acreedores? ¿Por qué los acreedores impiden que el gobierno griego lleve a cabo reformas reales, unas reformas que harían que Grecia estuviese en mejores condiciones dentro de Europa? ¿No podría ser que la Troika esté simplemente tratando de que los griegos traguen una medicina amarga pero necesaria? Y ¿por qué los griegos no queremos tragar una medicina que necesitamos? ¿Por qué no queremos hacer nuestros deberes, como dice la señora Merkel?

Estas son preguntas cruciales. Son cruciales para ustedes, para el pueblo de Francia. ¿Por qué? Porque si nosotros, los griegos somos la causa de nuestros propios problemas, y si es verdad que somos unos mimados, gente perezosa que se niega a hacer su parte y a tomar su amarga medicina, entonces no tienen nada que temer. No deben perder el tiempo escuchando a gente como yo.

Pero, si no es así, si la medicina que se nos pide tomar una y otra vez es un veneno, si hemos hecho los deberes, pero el maestro no quiere ni leerlos, entonces lo que está pasando en sitios como Grecia no tiene nada que ver con Grecia. Se trata de la política europea, de la de Francia en particular.

Por lo tanto, permítanme ser claro: la medicina no es simplemente amarga. Es tóxica. Un médico que recetase semejante medicina a su paciente sería arrestado e inhabilitado por el colegio médico. Pero en el Eurogrupo, el hecho de que la medicina este matando al paciente es considerado la prueba de que lo que se necesita es aumentar la dosis.

Durante cinco años el programa de austeridad de la Troika ha creado la recesión más larga y profunda de la historia. Hemos perdido un tercio de nuestros ingresos colectivos. El desempleo aumentó del 10% al 30% en un país donde sólo el 9% de los desempleados han recibido alguna vez subsidios de desempleo. La pobreza afecta ya a 2 de nuestros 10 millones de habitantes. Nunca hubo la posibilidad de que fuera de otra manera.

En 2010, el Estado griego se declaró en quiebra. Nuestro estado no podía pagar sus deudas a los bancos franceses y alemanes. Así que, ¿qué hizo Europa? Decidió dar el Estado griego en quiebra el préstamo más grande de la historia condicionado a una austeridad que redujo los ingresos con los que había que pagar los viejos y los nuevos créditos. Hasta un niño de diez años puede explicar que no se puede salir de una situación de insolvencia a base de más préstamos cuya condición sea que el ingreso se reduzca.La austeridad hace que los ingresos se reduzcan, mientras que las deudas crecen. Más deuda, en forma de nuevos préstamos de rescate, con la condición de más austeridad que reduzca los ingresos, conduce, con precisión matemática, a la catástrofe.

Todo el mundo lo sabía. Así que, ¿por qué Europa lo hizo? Porque el objetivo no era rescatar a Grecia, Irlanda, Portugal o España! El objetivo era rescatar al Deutsche Bank, a BNP Paribas, a Finanz Bank, a la Societe General, a los bancos alemanes y franceses con dinero de los contribuyentes y que fueran los europeos más débiles quienes más pagaran, provocando una crisis humanitaria en Grecia y una recesión de combustión lenta en Francia.

Y luego, cuando fue evidente que toda esta austeridad, de hecho, había aumentado la deuda de Grecia del 120% al 180% de la renta nacional, en lugar de reducirla, ¿qué hizo la Europa oficial? Más de lo mismo en 2012, en 2013, en 2014. Los ingresos continuaron cayendo, la pobreza aumentó, el desempleo alcanzó récords mundiales, todo el mundo debía dinero a todo el mundo y nadie podía pagar. Conceder más préstamos al Estado que tendrían que pagar los ciudadanos más débiles nunca fue una política económica que pudiese funcionar. Al igual que Macbeth que cometió crimen tras crimen, tratando de ocultar su crimen anterior con uno nuevo, la Troika añadió un rescate tóxico tras otro, ampliando la crisis, haciéndola más profunda, mientras al mismo tiempo nos engañaba diciendo que todo se iba a arreglar.

Fue este proceso misántropo el que extinguió toda esperanza en Grecia entre 2010 y 2015. En enero pasado fuimos elegidos para recuperar la esperanza. En lugar de sentarnos en la sombra y maldecir la oscuridad, decidimos encender una vela. Para dar a la esperanza y la racionalidad otra oportunidad. Y el pueblo lo supo. La pequeña vela que encendimos iluminó los rostros de la gente, y no sólo en Grecia.

Desde la perspectiva de la Santa Alianza de la vieja Europa, era un terrible crimen por el cual nosotros, y los que votaron por nosotros, tendríamos que ser castigados. Con otro gran préstamo. Con más austeridad contraproducente que pronto situará nuestra deuda pública en el 205% de la renta nacional. Con otra decisión del Eurogrupo condenando a nuestro pueblo a un sufrimiento innecesario por el crimen atroz de recuperar la esperanza y, peor aún, de difundir esa esperanza al resto de Europa.


¿Terreno común?
Volviendo a mi primera participación en el Eurogrupo, debo decir que fui con la determinación de encontrar un terreno común, como también lo hizo Michel Sapin. Permítanme leerles extractos de mi intervención, en la que propuse una nueva asociación con las instituciones y con mis colegas, los otros ministros de Finanzas:

La nueva asociación que les proponemos debe basarse en objetivos realistas y políticas eficientes.

Nosotros, el nuevo gobierno griego, debemos ganar una moneda muy preciosa sin agotar un importante bien de capital: Tenemos que ganar su confianza, sin perder la confianza de nuestro pueblo - de los votantes que, por ahora, nos dan unos índices de aprobación considerables. Porque ese índice de aprobación es un capital importante en la lucha de Europa para reformar Grecia y estabilizarla y normalizarla.

En este tiempo de cambio, escuchamos sus preocupaciones acerca de las intenciones de nuestro gobierno. Necesitamos, con claridad, tranquilizarles.

Estoy aquí hoy para transmitir un mensaje claro sobre el programa y los compromisos del nuevo gobierno a sus socios del Eurogrupo.


Grecia, como miembro de la zona euro, está totalmente comprometida a encontrar una solución, discutida conjuntamente con los socios, para fortalecer nuestra unión monetaria.
Nos hemos comprometido a cooperar de buena fe con todos nuestros socios europeos e internacionales, en igualdad de condiciones.
Estamos comprometidos con la solidez de las finanzas públicas. Grecia ha hecho un gran ajuste en los últimos cinco años con un inmenso coste social. Su déficit está ahora por debajo del 3% en términos nominales, frente al 15% en 2010. Ahora tenemos un superávit primario y nuestro superávit estructural, según el Fondo Monetario Internacional, es el más grande de la UE.
El nuevo gobierno toma este ajuste como punto de partida. Deseamos ahora seguir adelante, sobre la base de una nueva asociación mutuamente beneficiosa con nuestros socios europeos.

Estamos comprometidos con las reformas estructurales profundas.

Nuestro programa de reforma tiene como objetivo recrear la confianza entre los ciudadanos griegos, el crecimiento de la economía, y la credibilidad de Europa. Reconoce la necesidad de reformas profundas para garantizar la prosperidad a largo plazo de Grecia en la zona euro.

Reconocemos que el programa de ajuste anterior refleja compromisos asumidos por Grecia y sus socios del Eurogrupo.

Reconocemos los enormes esfuerzos realizados por los contribuyentes de sus países para apoyar la deuda de Grecia y mantener la integridad del euro.

Sin embargo, las metas fiscales, poco realistas y autodestructivas que se han impuesto a nuestro país y la población, deben ser revisadas. Una meta de superávit primario de más del 3% de la renta nacional anual no tiene precedentes históricos en ninguna situación parecida a la de Grecia hoy. Simplemente, no será posible que nuestro país crezca si permanecemos en el camino de la austeridad impuesta que mina el crecimiento de nuestra economía. También es bastante inconsistente con el logro de una deuda sostenible en relación con los ingresos.

El nuevo acuerdo se proponemos discutir con usted debe reconocer esta evidencia. El nuevo acuerdo se basará en reformas que son "asumidas" por los ciudadanos y las instituciones nacionales, con muchos elementos de la agenda política acordada previamente. Esto también significa que la esperanza de una prosperidad compartida debe ser revivida en toda Europa.

Queremos discutir con ustedes esta agenda surgida de Grecia que refleja nuestras limitaciones tanto potenciales como específicas. Queremos que nuestro crecimiento sea inclusivo, basado en la inversión y las ganancias de productividad. El crecimiento basado en una mayor reducción de los costes laborales no puede tener éxito en Grecia y ha sido rechazado por nuestro pueblo.

Sobre la base de objetivos más realistas de superávit primario y nuestra agenda griega, una reforma y una agenda de crecimiento plenamente asumidas, el nuevo acuerdo que proponemos restaurará una trayectoria sostenible de la deuda.

Invitamos al Fondo Monetario Internacional a trabajar con nosotros para evaluar la estructura griega de sostenibilidad de la deuda y los compromisos del gobierno. Grecia está dispuesta a hacer propuestas concretas a sus socios, a su debido tiempo, con un menú de instrumentos innovadores para reducir la carga de la deuda de manera eficiente, incluyendo el canje de deuda.

Y concluí con estas palabras:
Estimados colegas,
Europa es una e indivisible, y el Gobierno de Grecia considera que Grecia es miembro permanente e inseparable de la Unión Europea y de nuestra unión monetaria.

A algunos de ustedes, lo sé, no les ha gustado la victoria de la izquierda, de un partido de izquierda radical. A ellos tengo que decirles: perderemos una oportunidad si nos ven como sus adversarios.

Somos europeístas convencidos. Nos preocupamos por nuestra gente profundamente pero no somos unos populistas que prometamos todo a todo el mundo. Por otra parte, podemos representar al pueblo griego para llegar a un acuerdo que sea realmente beneficioso para el europeo medio. En nosotros encontrarán socios fiables que no ven estas reuniones como un medio de extraer algo de la nada, de ganar a costa de los demás.

Espero poder discutir con ustedes ahora, en un verdadero espíritu de cooperación y asociación, y escribir juntos esta nueva página de nuestra relación.

Les agradezco mucho su atención.

Mis disculpas por leerles estos extractos. Pero quería transmitirles una idea del espíritu de cooperación con el que nos acercamos al Eurogrupo. Mientras yo estaba pronunciando estas palabras en el Eurogrupo, "fuentes" de Bruselas filtraron que estaba siendo grosero, que estaba dando lecciones a mis compañeros, que estaba rechazando las "reformas" de la Troika. No tomé esas filtraciones como un ataque personal. Era parte de una campaña de propaganda brutal para justificar la demonización de nuestro gobierno, un intento de caricaturizarnos como comunistas radicales que solo buscaba preparar a la opinión pública europeo para nuestra derrota.

Durante cinco largos meses, nuestro delegación presentó, propuestas claras, sofisticadas para la reforma de la agencia tributaria, que sería totalmente independiente de mi ministerio, pero también de la oligarquía; para una reestructuración de la deuda que redujese al mínimo nuevos préstamos a Grecia y maximizase nuestros pagos a los acreedores; para un nuevo banco de desarrollo que utilizaría los activos públicos y colaboraría con el Banco Europeo de Inversiones; para un nuevo banco malo con el que hacer frente a los préstamos no recuperables del sistema bancario griego, las deudas malas privadas que obstruyen los circuitos de crédito, impidiendo que los bancos presten incluso a las empresas rentables, orientadas a la exportación; para crear mecanismos de lucha contra la corrupción, la fijación de precios en los mercados minoristas, el trabajo no declarado en los mercados laborales; para una reforma de las pensiones que restringiese la jubilación anticipada sin hundir más gente anciana en la pobreza.

Cada vez que propusimos una medida importante o una reforma, se nos apuñalaba por la espalda. Mis colegas franceses no podían dar crédito, deprimidos por su falta de influencia. Incluso cuando acordamos alguna medida con Michel Sapin o Pierre Moscovici, ¿qué paso? Si el Presidente del Eurogrupo lo decidía, nuestro acuerdo ni siquiera podía ser escuchado en el Eurogrupo. -Por supuesto, el Sr. Djisselbloem jamás tomó estas decisiones por su cuenta. Cuando, consciente de ello, traté el asunto con el Dr. Schäuble, Wolfgang se negó a negociar conmigo nada de sustancia. Es el (fallido) programa existente o la puerta, era su respuesta. "Vaya a las instituciones". Fue lo que hice.


La táctica de cerrojo

Salvo que nuestras negociaciones con las instituciones, la Troika, fueron la experiencia más frustrante que uno pueda tener. Al igual que esas personas irritantes que quieren hablar de todo a la vez, lo que significa que no se habla de nada en absoluto, las instituciones insistieron en una "revisión integral" para un "acuerdo global", lo que significaba que querían hablar sobre todo.

Nos dijeron que necesitaban todos los datos de las proyecciones fiscales de la economía griega, que necesitaban todos los datos de las empresas estatales, todos los datos sobre los fondos de pensiones, de las empresas de energía, en esto, de aquello y lo otro. Para demostrar nuestra voluntad de cooperación les dimos lo que pedían, respondimos a los cuestionarios, realizamos innumerables reuniones para proporcionales los datos. Después de desperdiciar gran cantidad de tiempo reuniendo datos que ya tenían, antes de que los ministros los conociéramos, nos preguntaban que queríamos hacer en IVA. Hicimos todo lo posible para explicarles nuestros planes sensatos, moderados, para el IVA. Nos escucharon, mirándonos con cara de estar poco convencidos, rechazaron nuestra propuesta, pero no adelantaron ninguna propia. Y sin llegar a ningún acuerdo sobre el IVA, cambiaban de tema, y empezaban a hablar de las privatizaciones. Nos preguntaban que queríamos hacer con las privatizaciones, les proponíamos algo sensato y moderado y ellos lo volvían a rechazar. Entonces cambiaban de nuevo de tema, sacaban las pensiones, de allí a los mercados de productos, después las relaciones laborales, y de las relaciones laborales a cualquier otro aspecto. Era como un perro que se muerde la cola.

Tal vez el mayor impedimento para una negociación sensata fue la fragmentación de la Troika. El FMI estaba cerca de nosotros sobre la importancia de la reestructuración de la deuda, pero insistió en que debíamos eliminar cualquier protección residual de los derechos de los trabajadores y profesionales de clase media, como los farmacéuticos o ingenieros. La Comisión era mucho más comprensiva con nosotros en estos temas sociales, pero prohibió hablar de la reestructuración de la deuda para no molestar a Berlín o Frankfurt. El BCE tiene su propia agenda. En pocas palabras, cada una de las instituciones tenía diferentes líneas rojas, lo que significaba que estábamos encarcelados en una cuadrícula de líneas rojas.

Lo peor es que tuvimos que hacer frente a la ''desintegración vertical'' de nuestros acreedores, ya que los jefes del FMI y la Comisión tenían una agenda diferente a sus funcionarios y los ministros de Finanzas de Alemania y Austria tenía una agenda totalmente distinta que la de sus ministros de asuntos exteriores.

Mientras tanto, los días y las semanas fueron pasando porque nuestros acreedores retrasaban, retrasaban y retrasaban la negociación, al mismo tiempo que filtraban a la prensa y éramos nosotros lo que teníamos que convocar una nueva reunión de negociación: nuestro gobierno estaba siendo asfixiado a propósito por el BCE. Incluso antes de que ganásemos las elecciones, el BCE había señalado que reduciría el acceso de la banca griega a sus programas de liquidez. Nuestros oponentes convirtieron esto en la prensa en una gigantesca campaña de miedo, incitando efectivamente a los depositantes a sacar su dinero de los bancos. No hay nada más fácil en el mundo que un Banco Central provoque una fuga de depósitos y el pánico bancario cuya prevención justificó su creación.

Días después de ganar las elecciones, fui a Londres para hablar con los financieros de la City con el fin de calmar sus nervios y convencerlos de que nuestro gobierno estaba a favor de la empresa, aunque también estaba decidido a salvaguardar los intereses de nuestra sufrida población. Funciono. A la mañana siguiente la bolsa griega subió un 12% y las acciones de los bancos un 20%. Al día siguiente, el BCE anunció que iba a limitar el acceso de nuestros bancos a su mecanismo de liquidez. La bolsa de valores se estrelló de nuevo. ¿Por qué le hizo el BCE eso a nuestro nuevo gobierno?

La respuesta oficial fue porque el "programa" de Grecia expiraría a finales de febrero, lo "que planteaba interrogantes sobre las garantías de los bancos griegos". En realidad, el BCE estaba haciendo presión sobre nuestro gobierno para acabar con toda esperanza y obligarnos a aceptar el fallido programa de la Troika, aunque fuese con algunos cambios cosméticos.

Es interesante comparar lo que el BCE hizo con nosotros con lo que había hecho en el verano de 2012 cuando otro nuevo gobierno fue elegido y, de nuevo, el "programa" griego estaba en el limbo. Entonces, el BCE aumentó enormemente la liquidez de los bancos de una sola vez y el límite de la tarjeta de crédito del estado griego (eso es el T-Bill) de 15.000 millones hasta 18.300 millones. ¿En nuestro caso? En nuestro caso, el BCE aumentó la liquidez de los bancos poco a poco, día a día, creando miedo en los depositantes de que tal vez mañana se agotase el límite y los bancos se quedasen sin liquidez. Naturalmente, la fuga de depósitos empeoró.

En cuanto al límite de la tarjeta de crédito del gobierno, en lugar de elevar de 15 mil millones a 18.3 mil millones, el BCE lo redujo, usando un truco legal sin precedentes, de 15 a 9 mil millones. Y todo esto en el momento en que tenía que encontrar 7 mil millones para hacer pagos al FMI, un pago que en principio iba a hacerse con nuevos préstamos que nunca nos concedieron.

Su estrategia era muy, muy simple: retrasar cualquier acuerdo, echarnos la culpa del retraso y acusar de falta de "credibilidad" a nuestras propuestas, hasta que nuestro gobierno, el estado, se quedase sin liquidez. Entonces nos dieron un ultimátum, con la amenaza de un cierre inmediato de los bancos. Era, simplemente, un golpe de Estado.

Como ya he dicho, en 1967 fueron los tanques y en 2015 los bancos. Pero el resultado es el mismo en el sentido de derrocar al Gobierno o obligarle a derrocarse a si mismo - como lamentablemente decidió hacer el primer ministro Tsipras en la noche de nuestro magnífico referéndum, la noche en que dimití de mi ministerio, y luego otra vez el 12 de julio.


Un pescado más grande para freír

Volviendo a febrero, pude ver lo evidente. Pude ver que la Troika no estaba interesada en las reformas que afectaban a la oligarquía, en parte porque estaban en buena relación con los oligarcas (cuyos prensa apoyaba a capa y espada a la Troika en su lucha contra nosotros) y en parte porque tenía peces más grandes que freír, siendo Francia el más grande.

¿Qué podía hacer para que fuese más difícil que ignorasen nuestras propuestas? Hice dos cosas.

Les sugerí lo que yo pensaba que era un compromiso razonable y decente en relación con el proceso de negociaciones. Les dije: vamos a acordar tres o cuatro reformas importantes como el IVA, como un sistema para combatir la corrupción en la contratación pública, y vamos a ponerlo en práctica de inmediato, a cambio de que el BCE relaje las restricciones sobre nuestra liquidez. ¿Quieren un acuerdo global? Vamos a continuar negociando hasta llegar a él. Pero mientras tanto vamos a presentar de común acuerdo estas reformas en el Parlamento.

¿Su respuesta? "No, no, no, esto tiene que ser una revisión exhaustiva. Nada se llevará a cabo si se atreven a presentar ningún borrador de ley. Se considerarán medidas unilaterales, contrarias al proceso de negociación".

Así que, en respuesta, intenté algo más, algo que me recomendó un funcionario del máximo nivel del Fondo Monetario Internacional. Con un equipo de expertos muy capaz, me puse a crear un plan de 60 páginas para la Recuperación de Grecia, un programa de reformas para Grecia, un plan para acabar con la crisis griega. En ese esfuerzo conté con el asesoramiento de expertos no griegos excepcionales. Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de EE UU, Lord Lamont, mi amigo y ex ministro británico de finanzas, Thomas Mayer, economista en jefe del Deutsche Bank, mi gran amigo Jamie Galbraith, de la Universidad de Texas, y Mariana Mazzucato, de la Universidad de Sussex. Jeff Sachs, de la Universidad de Columbia, quien ha ayudado a poner juntos muchos programas de reforma nacional para el Fondo Monetario Internacional, me ayudó a editar el documento.

Entregué ese documento a otros ministros de Finanzas, lo envié a los gobiernos y funcionarios de las instituciones. ¿Alguien le prestó atención? Por supuesto que no. Incluso mi primer ministro fue demasiado tímido a la hora de enviarlo a otros jefes de gobierno, temeroso de que la Troika considerase nuestro exhaustivo documento un desafío a su autoridad, a su "proceso de revisión integral".

Mientras tanto, la Troika, varias personas de la Comisión, de la Secretaría de Hacienda alemana y otras fuentes de poder, aceleraron sus filtraciones a los medios, en el sentido de que nos negábamos a reformar el país, que estábamos perdiendo el tiempo, que no teníamos nada creíble que ofrecer.

Les invito a mirar mi página web, donde he colgado ese documento y, si tienen tiempo y energía, a compararlo con el "acuerdo" que se impuso en última instancia al primer ministro Tsipras. Un rápido vistazo les convencerá de que nuestro plan, que nadie cuestionó, que incluso el gobierno griego no dio a conocer, hubiera puesto fin a la crisis griega, a diferencia de los términos de la rendición dictada el 12 de julio, y que nuestro parlamento ha aprobado recientemente, que acrecentará la crisis aún más, con efectos desastrosos los ciudadanos griegos más débiles.


Jaque mate

Y la negociación interminable continuó hasta que la liquidez de nuestro estado se agotó por completo. En la penúltima hora, el 25 de junio, cuatro días antes de que los bancos griegos fuesen cerrados por el BCE, la Troika nos dio su propuesta de acuerdo. Era un ultimátum. Lo toman o sus bancos nunca abrirán sus puertas de nuevo.

Leemos sus propuestas. Eran puro veneno ... totalmente inviables y tóxicas. Querían que aceptásemos una nueva serie de medidas de austeridad, aumentar el IVA de los hoteles de nuestras islas del mar Egeo del 6% al 23%, cuando en Turquía es el 7%, reducir las pensiones de los pensionistas más pobres en un tercio. La lista de horrores era interminable.


Durante meses asfixiaron a nuestro gobierno y nuestra economía con una fuga de depósitos y una restricción de liquidez simultáneas, mientras insistían que nuestro asfixiado estado pagase al Fondo Monetario Internacional con nuestra propia sangre, y retrasaba las negociaciones hasta que estuviésemos al borde del acantilado. Y en ese momento se hizo el tipo de propuesta que se hace cuando uno no se quiere un acuerdo. La pregunta es: ¿Por qué querrían hacer algo así?

¿Lo hicieron para que aceptásemos su reformas? Por supuesto que no. Estábamos desesperados por hacer reformas. Cuando hablaban de reformas nunca era en serio. Una reforma no es reducir las pensiones de un pensionista de 300 a 200 euros al mes. Nuestras propuestas de reforma del sistema de pensiones eran auténticas reformas: teníamos un plan sobre cómo apalancar los activos públicos con el fin de hacer inversiones que pagasen dividendos que, a su vez, apoyasen a los fondos de pensiones. Hemos propuesto una reestructuración de los fondos de pensiones y restricciones drásticas de la jubilación anticipada. Pero no estaban interesados.

Permítanme referirme ahora a la cuestión de la deuda. El objetivo de reestructurar la deuda es reducir el volumen de los nuevos préstamos necesarios para el rescate de un deudor en quiebra. Los acreedores ofrecen un alivio de la deuda para recuperar más dinero y ampliar la nueva financiación al mínimo en la medida de lo posible a la entidad quebrada. Los acreedores de Grecia hicieron lo contrario. Se negaron a reestructurar la deuda e insistieron en que debíamos asumir más y más deuda con unas condiciones que hacían imposible su devolución.

Durante las negociaciones, nunca dejé de sugerir a nuestros acreedores una serie de canjes de deuda inteligentes que buscaban dos objetivos: minimizar los nuevos préstamos; y garantizar que Grecia calificase para el tipo de apoyo del BCE que el resto de los estados miembros de la eurozona reciben a diario, como la mejor manera de frenar el endeudamiento de los contribuyentes europeos. Rechazaron mis propuestas y ahora han impuesto un nuevo préstamo que es el doble de grande de lo que era necesario.

Nuestras propuestas no fueron, de hecho, rechazadas. Esto es lo que realmente importa: ¡nuestras propuestas nunca fueron discutidas! Aunque sabíamos de buena fuente que eran técnicamente rigurosas y jurídicamente correctas, la voluntad política del Eurogrupo fue ignorar nuestras propuestas, para que las negociaciones fracasasen, cerrar los bancos, y obligar al gobierno griego a una rendición incondicional, que incluía un nuevo préstamo gigantesco, mucho mayor que el que nosotros propusimos.


¿Por qué?

Así que, volviendo a la terrible pregunta: ¿Por qué los acreedores de Grecia prefirieron un nuevo paquete de préstamos mucho más grande de lo necesario? ¿Por qué ignoraron nuestras propuestas de reforma que sabían que podíamos y queríamos poner en práctica? ¿Por qué desperdiciaron la gran oportunidad que representaba contar con el único gobierno que contaba con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo griego? ¿Acaso no "entienden" que éramos el único gobierno que contaba con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo griego? ¿Acaso no "entienden" que éramos los únicos que podíamos pedir al pueblo griego que tomase la amarga, aunque no tóxica, medicina reformista? ¿Por qué insisten en que la medicina debe ser venenosas y no terapéutica?

No hay una respuesta económica. La única respuesta es la que reside firmemente en el ámbito de la política del poder. El mayor temor de la Troika era que nuestro gobierno pudiese tener éxito. Que su propia superior autoridad y sabiduría quedase en evidencia, queridos amigos, ante los pueblos de Europa. A la Troika no le importa que Grecia sea una herida abierta que no cierre. Al ministro de Finanzas alemán ni siquiera le preocupa tanto recuperar el dinero de los contribuyentes alemanes.

Los que dirigen el show en Europa están dispuestos a derramar mucho más dinero de sus contribuyentes en el pozo sin fondo griego, aunque el pueblo de Grecia sufra, si es la única manera de perpetuar su control sobre sus propios pueblos.

La deuda es poder para los acreedores y la deuda insostenible da a los acreedores aún más poder.

No querían recuperar su dinero.

Querían derrocar nuestro gobierno a costa de los contribuyentes europeos.
Es más, querían poner una cama de clavos y que nos acostásemos en ella de forma voluntaria, dándoles las gracias por dejarnos hacerlo.

Querían humillar al único gobierno que se atrevió a cuestionar la lógica de una política económica ilógica.

Nuestra larga negociación de cinco meses fue un pulso entre el derecho de los acreedores a gobernar una nación deudora y el derecho democrático de los ciudadanos de esa nación de auto-gobernarse. Nunca hubo una negociación entre la UE y Grecia como estado-miembro de la UE.

Por eso estoy aquí. Estoy aquí porque lo que nos pasó está empezando a pasarles a ustedes. Grecia es un campo de batalla en el que se experimentan nuevas armas para una guerra contra la democracia europea, contra la democracia francesa.

En mayo, en los pasillos de una nueva reunión del Eurogrupo, había tenido el privilegio de una conversación fascinante con el Dr. Schäuble. Hablamos extensamente tanto sobre Grecia como sobre el futuro de la zona euro. Más tarde ese día, la agenda de la reunión del Eurogrupo incluyó un tema sobre los futuros cambios institucionales para reforzar la zona euro. En esas conversaciones, se hizo patente lo que el Dr. Schäuble estaba planeando para Europa. También quedó claro que una gran mayoría de ministros de Finanzas estaban de acuerdo.

Michel Sapin no fue uno de ellos, pero, aún así, no recuerdo oírle protestar abiertamente contra la visión del Dr. Schäuble. Francia no es, evidentemente, lo que solía ser ...

¿Y cuál es el plan? Francois Mitterrand sabía que la zona euro estaba mal construido. Creía que la primera gran crisis del euro obligaría a sus sucesores a avanzar hacia la unión política necesaria para salvar a Europa de una fragmentación tipo 1930. Estaba equivocado.

Una crisis a gran escala es, por supuesto, inevitable cuando el control sobre el dinero de diferentes naciones se delega en los "tecnócratas", sin vinculación con un proceso parlamentario que los controle o los respalde cuando sea necesario. Una vez que estalló la crisis inevitable, los intereses nacionales resurgen vengativos. La historia demostró que Mitterrand estaba equivocado: la crisis enfrenta una nación orgullosa contra otra y alejó una solución federal aún más a un futuro lejano.

Lo que nos trae al plan del Dr. Schäuble: un ''señor del presupuesto'' de la Eurozona (posiblemente una versión glorificada del presidente del Eurogrupo) con excepcional poder de veto sobre los presupuestos nacionales. Sobre el presupuesto de Francia para ser precisos. Un Eurogrupo más y más poderoso que la Comisión Europea, que se desvanece en el horizonte, marginada a ocuparse de los asuntos de menor importancia.

A los que hablan de "más Europa" y en favor de una "unión política", yo les digo: ¡Cuidado! La Unión Soviética fue también una unión política. La pregunta es: ¿Qué tipo de unión política? ¿Un espacio democrático de prosperidad compartida? O ¿una jaula de hierro para los pueblos de Europa?

Una democracia federal, permítanme que les recuerde, como Alemania, Estados Unidos o Australia, se basa en la soberanía de los ciudadanos que se refleja en el positivo poder de sus representantes federales para legislar lo que debe hacerse en nombre del pueblo soberano.En marcado contraste, el Plan Schäuble prevé sola