5.5.25
En el sudeste asiático, Xi Jinping se presenta como la antítesis de Trump
Por François Bougon, Romaric Godin (*)
El líder chino aprovechó su gira por Vietnam, Malasia y Camboya para alabar a su país como un polo de estabilidad frente a la incertidumbre económica provocada por su homólogo estadounidense.
Aunque Donald Trump nunca fue mencionado, estaba en la mente de todos.
La gira diplomática de Xi Jinping se había programado mucho antes de que Donald Trump lanzara su agresiva política arancelaria. Pero la visita realizada esta semana por el presidente chino a tres países vecinos del sudeste asiático, Vietnam, Malasia y Camboya, le ha permitido presentarse, una vez más, como un socio fiable y defensor del multilateralismo y de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Todo lo contrario que Donald Trump, imprevisible y ávido de imponer sus propias reglas gravando «amigos y enemigos».
Frente a la propaganda estadounidense, que critica a China como un «mal actor» cada vez más aislado, su contraparte china ha tenido tiempo de destacar, en el telediario de la televisión pública CCTV, la calidez y la magnificencia de la acogida reservada al secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) y presidente de la República Popular China: las veinte salvas de cañón en su honor en las diferentes etapas y, cuando fue recibido el jueves 17 de abril en Phnom Penh, al bajar de su avión, por el rey Norodom Sihamoni, los pétalos de flores lanzados por jóvenes mujeres mientras los dos hombres recorrían la alfombra roja. Como si el rey camboyano recibiera al emperador de China...
La víspera, en Malasia, durante una cena con el primer ministro Anwar Ibrahim, Xi Jinping alabó la solidez de las relaciones entre ambos países. «Ante los choques que están sufriendo el orden mundial y la globalización económica, China y Malasia se mantendrán al lado de los países de la región para combatir las corrientes subyacentes de la confrontación geopolítica, así como las corrientes contrarias del unilateralismo y el proteccionismo», declaró, y añadió: «Juntos preservaremos las prometedoras perspectivas de nuestra familia asiática». Quizás sea un recordatorio de que fue precisamente en Malasia -y en Singapur- donde surgió el debate sobre los valores asiáticos en la década de 1990, con el objetivo de demostrar a Occidente que ya no era el amo del mundo.
Por su parte, «ante el auge del unilateralismo», Anwar Ibrahim se mostró dispuesto a colaborar más estrechamente con Pekín. «La ASEAN [el bloque regional del sudeste asiático, nota del editor] no cederá ante los aranceles impuestos unilateralmente y buscará fortalecerse y mantener el crecimiento económico mediante la unidad y la cooperación», afirmó.
El sudeste asiático, plataforma entre China y Estados Unidos
Donald Trump no fue mencionado en los discursos de los líderes asiáticos, pero estaba claramente presente en la mente de todos. Antes de dar marcha atrás y hacer una pausa de noventa días, excepto para China, en los aranceles impuestos a más de setenta países, el presidente estadounidense había anunciado un aumento de los aranceles del 46 % para Vietnam, del 24 % para Malasia y del 49 % para Camboya.
El sudeste asiático es, económicamente, una especie de plataforma entre China y Estados Unidos. Muchos de los países de la región se han beneficiado de la estrategia del «friendshoring», que consiste en que los inversores chinos invierten masivamente en la industria local para vender a Estados Unidos evitando el origen chino.
Esta estrategia les ha permitido seguir cosechando los beneficios de las ventas en el mercado estadounidense en sectores en los que, a menudo, los salarios chinos se estaban volviendo demasiado elevados, al tiempo que creaban mercados cautivos para los productos chinos. Esto se debe a que las industrias de estos países dependen en gran medida del suministro de maquinaria y materias primas chinas.
Así, entre 2017 y 2023, China invirtió nada menos que 248 300 millones de dólares en Vietnam, lo que representa más de la mitad de los flujos de inversión directa en ese país. En Camboya, en 2024, los inversores chinos representaban la mitad del total de las inversiones. Las inversiones productivas se estructuran en torno a productos de gama baja: así, en 2023, el sector textil representaba el 57 % de las exportaciones, mientras que en Vietnam, la electrónica barata (circuitos impresos, televisores o radios) proporcionaba el 54,4 % de las exportaciones.
El principal mercado de estos países es Estados Unidos. En 2023, el 35,7 % de las exportaciones de Camboya y el 27,8 % de las exportaciones vietnamitas se destinaron a este país. Sin embargo, a cambio, las importaciones proceden en gran medida de China: el 48,5 % en el caso de Vietnam y el 39,5 % en el de Camboya. Las compras a Estados Unidos son marginales: el 1,06 % de las importaciones camboyanas y el 3,44 % de las vietnamitas.
Mecánicamente, estos países acumulan un importante déficit con China (49 000 millones de dólares para Vietnam y 10 000 millones para Camboya) y un importante superávit con Estados Unidos (26 000 millones de dólares para Vietnam y 2100 millones para Camboya). Esto demuestra que la región es un «conducto» en las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos.
El llamamiento de Xi Jinping a resistir al «proteccionismo»
Malasia se encuentra en una situación algo diferente, ya que cuenta con importantes reservas de petróleo, lo que le permite tener un superávit comercial con China. Por lo demás, el país sigue el mismo modelo, pero a un nivel más alto. Kuala Lumpur está tratando de convertirse en un centro de producción de semiconductores equivalente a Taiwán con la ayuda de inversores chinos.
En cualquier caso, la guerra entre China y Estados Unidos no es necesariamente un mal negocio para estos países, en la medida en que favorece el «friendshoring». Pero si Washington mantiene unos aranceles demasiado elevados para ellos, su modelo económico estará en peligro. Se verán obligados a buscar mercados alternativos. Es entonces cuando China, que pretende desarrollar su mercado interior, puede verse tentada a presentarse como esa alternativa, reforzando su dominio sobre la región.
Así lo subrayó Xi Jinping durante su visita. En los tres países, firmó un importante número de acuerdos y protocolos de acuerdo para desarrollar las relaciones comerciales. En Vietnam, que mantiene un conflicto territorial con Pekín en el mar de China Meridional, ambos países firmaron cuarenta y cinco acuerdos de cooperación, en particular sobre cadenas de suministro, inteligencia artificial, patrullas marítimas conjuntas y ferrocarriles.
Cuando fue preguntado el lunes, el día de la reunión entre el secretario general del Partido Comunista Vietnamita, Tô Lâm, y Xi Jinping, Donald Trump declaró: «No culpo a China. No culpo a Vietnam». «Es una reunión estupenda. Una reunión en la que se intenta encontrar la manera de fastidiar a Estados Unidos», añadió.
En Kuala Lumpur, mientras Malasia preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, Xi Jinping se declaró dispuesto a firmar la nueva versión del acuerdo de libre comercio con el bloque regional del Sudeste Asiático lo antes posible, para «rechazar la desconexión, las rupturas del suministro [...] y los abusos arancelarios, dando muestras de apertura, inclusividad, solidaridad y cooperación». Xi hizo un llamamiento para contrarrestar «la ley de la selva, en la que los fuertes atacan a los débiles, aplicando los valores asiáticos de paz, cooperación, apertura e inclusión», con el fin de hacer frente a «la inestabilidad y la incertidumbre en el mundo, apoyándose en la estabilidad y la certeza de Asia».
En un artículo publicado el jueves por la mañana en los medios de comunicación camboyanos, Xi Jinping instó a Phnom Penh a oponerse al «hegemonismo» y al «proteccionismo». Una vez más, al igual que en las dos etapas anteriores de su viaje, aunque no se le mencionara, Trump estaba muy presente.
(*) Romaric Godin es periodista desde 2000. Se incorporó a La Tribune en 2002 en su página web, luego en el departamento de mercados. Corresponsal en Alemania desde Frankfurt entre 2008 y 2011, fue redactor jefe adjunto del departamento de macroeconomía a cargo de Europa hasta 2017. Se incorporó a Mediapart en mayo de 2017, donde sigue la macroeconomía, en particular la francesa. Ha publicado, entre otros, La monnaie pourra-t-elle changer le monde Vers une économie écologique et solidaire, 10/18, 2022 y La guerre sociale en France. Aux sources économiques de la démocratie autoritaire, La Découverte, 2019.
(*) François Bougon estuvo 16 años en la Agencia France-Presse: de París a Pekín, pasando por Lyon y Montevideo, conoció tanto lo local como lo global. Posteriormente, estuvo siete años en el periódico Le Monde. Hoy, en Mediapart, dirije con satisfacción la sección Internacional.
Fuente: https://www.mediapart.fr/journal/international/170425/en-asie-du-sud-est-xi-jinping-se-presente-comme-l-anti-trump
Traducción: Antoni Soy Casals