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3.2.25

La gran hibridación: abriendo el foco desde la izquierda sobre las migraciones

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Por Ignacio Muro Benayas (*)

La izquierda necesita tomarse en serio la percepción social de la inmigración como problema y superar la dualidad entre permisividad y punitivismo.  Para dejar de estar a la defensiva necesitamos ampliar el foco para, a partir de ahí, perfilar las políticas públicas adecuadas.

Desmontar y combatir la idea del Gran Reemplazo es la gran tarea. Para ello, es imprescindible reconocer las razones que explican su aceptación entre clases populares y contraponer a ese relato conspirativo otro igualmente potente que sugiera una explicación capaz de generar una imagen no distorsionada pero real del futuro demográfico. 

Si el primero vincula la inmigración al asalto /desembarco progresivo de los pueblos pobres e incultos del sur hasta su conversión en mayorías que arrincona y sustituye a los originarios blancos y civilizados, el término alternativo debe significar suma e integración cultural de los diferentes mestizajes, fundamentalmente europeos y latinoamericanos, pero también africanos que describan nuestro futuro. Y debe integrar una doble perspectiva: no solo la de la presión migratoria y el derecho a buscar la mejor oportunidad vital de cualquier ciudadano joven del mundo en desarrollo, sino también la necesidad creciente de jóvenes en los países desarrollados envejecidos, una cuestión de subsistencia futura que supera lo meramente económico, pues afecta a todo, incluyendo el arte y la cultura.

Son dos perspectivas que configuran vectores que, a medio plazo, evolucionarán a velocidades diferentes, cada vez mayor la necesidad de los países desarrollados y cada vez menor la pulsión migratoria desde los subdesarrollados, como en seguida veremos.

En mi opinión el término adecuado sería la Gran Hibridación. Una sociedad envejecida necesita abrirse y enriquecerse con aportaciones de millones de jóvenes de diversos orígenes que la revitalizarán con nuevas costumbres y culturas. A partir de ahí hay que construir una narrativa coherente con argumentos que describan y anticipen ese cambio, un decálogo de planteamientos como los que se exponen a continuación.

1-Se trata de un fenómeno intenso pero temporal. La actual presión migratoria no es un fenómeno eterno, sino algo pasajero iniciado con el actual milenio y que en términos históricos consumirá algo menos que tres cuartos de siglo.  Si la crisis de las pensiones acabará en España alrededor de 2050, cuando mueran los últimos integrantes de la población del baby boom, también la presión migratoria finalizará cuando la edad de los nacidos en el baby boom en los países de África Subsahariana, alcancen una edad madura que no contemple la migración como salida vital. Si la tasa de natalidad de países del Magreb se acerca ya a la de reemplazo, 2,1 hijos por mujer, y la población joven está ya alcanzando /superando los momentos del acceso al mercado de trabajo, significa que están a punto de pasar los peores años de presión migratoria. Y que empezarán a sufrir, ya lo sufren, la presión de las poblaciones del Sur subsahariano, como receptores, no solo en tránsito, de la mano de obra desesperada del África 'negra' que es el subcontinente que alimentará, cada vez más, los mayores contingentes. El incremento del racismo en Túnez y, en general, en el Magreb es ya una realidad.

2. La presión migratoria será decreciente a partir de 2040. Para acentuar el carácter temporal del fenómeno, lo importante no es cuando se estabiliza la población mundial, alrededor de 2080, sino cuando empieza a disminuir la presión migratoria. Lo importante es asumir que, según datos recientes, la población entre 15 y 24 años ya se está empezando a estabilizar en el mundo y que, si añadimos las cohortes hasta 35 años, los grupos sociales más propensas: a emigrar empezarán a estabilizarse en los 10 o 15 próximos años, es decir alrededor de 2040.

Significa que, desde ese momento, la presión migratoria dejará de aumentar, y que, incluso, empezará a ser insuficiente para abstener las necesidades crecientes de trabajadores de la economía de los países europeos. Y ello es compatible con que la población mundial siga creciendo a base de un mayor peso de los adultos mayores, es decir, cada vez más cerca del envejecimiento. Incluido en África.

Entonces sí nos enfrentaremos a un verdadero problema económico, el de cómo producir y sobrevivir con cada vez menos población activa en el mundo, un riesgo que a la vez será una bendición para el equilibrio ecológico del planeta.

3-Tres hibridaciones simultaneas. Aclarada esa limitación temporal, es posible construir un relato entendible y didáctico que desmonte la tesis del Gran Reemplazo. Requiere desbrozar el fenómeno migratorio con datos agregados entendibles, algo que, en el caso de España, se concreta en presentarlo siempre como la suma de tres mestizajes o procesos de hibridación cultural simultáneos pero diferentes, porque provocan percepciones muy distintas.

*El que se alimenta de la creciente integración europea, de origen latino, anglosajón y centroeuropeo, de raíces cristianas. Supone agrupar en un mismo rango, no solo los procedentes de la UE, que supera el 25%, sino también de otros países europeos como UK. En conjunto cerca de un 35%.

*El que facilita el reencuentro con las poblaciones hispanas de América, con identidades culturales comunes, especialmente en lengua y religión, sobre los que hay menos rechazo, y que representan un 40% del total.

*Y, por último, el que se abre al sur, en buena medida islámico, que es el que se asocia con "irregular", y visualmente a pateras y cayucos, y que puede representar un 22%. Algo más de la mitad de este grupo, que hoy representa el 13% procede del Magreb, y simboliza el reencuentro con nuestro pasado árabe, y quizás por eso, es sobre el que se concentra las mayores pulsiones racistas (un 25% de españoles vetaría la llegada de población magrebí). A medida que pase el tiempo, tendrá cada vez tendrá menos peso agregado y será sustituido por la inmigración subsahariana, de raza negra, que será el grupo que aporte cada vez más número, y sobre el que hoy existe un rechazo menor (un 16% restringiría su llegada)

Es imprescindible desglosar siempre los datos de inmigración de forma que se perciba el diferente peso e intensidad de esos tres fenómenos. Y, a partir de ahí, añadir su diferente capacidad y velocidad de integración y la singularidad en sus accesos (por avión o pateras, bendecidos o despreciados) para perfilar las políticas públicas mas adecuadas a cada caso.

4-El perfil demográfico de la España futura. Cuando a partir de 2050 (y hasta 2080) se empiecen a estabilizar sus poblaciones, los países desarrollados habrán transformado radicalmente sus perfiles demográficos actuales. Si hablamos de España, en 25 años la población de origen inmigrante se habrá duplicado representando alrededor del 35% del total y su peso en la población activa superará el 50% en términos medios. Pero conviene no olvidar que, alrededor de la media, hoy del 18%, se producen relevantes oscilaciones: en Islas Baleares, Cataluña y Madrid, los porcentajes oscilan entre el 27% y el 24%.

Significa aceptar y prepararse para su extraordinaria dimensión que va a suponer un cambio acelerado y sustancial de la composición social de nuestras poblaciones.

También de los comportamientos políticos: en la medida que la hibridación procedente del Sur global gane peso, y se acerquen al 25%, también lo hará el porcentaje de fieles musulmanes. Del mismo modo, si la inmigración hispana se mantiene en los niveles actuales, las iglesias evangélicas, que hoy alcanzan un 20% de cuota dentro del cristianismo latinoamericano ganarán presencia e influencia social. Ambos cambios fortalecerán previsiblemente visiones dispares que rompen la idea de un "sentido común" nacional tradicional, con mitos y relatos históricos compartidos, al añadirle otras visiones del mundo que solo se paliarían fomentando la aconfesionalidad del Estado y la laicidad de la educación pública para construir tolerancia y hermandad entre los diferentes troncos cristianos y la religión musulmana. Redescubrir nuestro pasado árabe, superando el mito de las Cruzadas, pero también el de una supuesta convivencia idílica en paz y tolerancia, es esencial para invertir en un futuro integrador. De los ocho siglos que duró la presencia musulmana en España, en cinco de ellos el liderazgo correspondió a élites beréberes rigoristas procedentes de Mauritania y el sur de Marruecos, los mismos pueblos que hoy buscan su futuro viajando en cayucos y pateras.

Significa anticiparse a esos rasgos para asumir como serán, como son ya, los efectos psicológicos y sociales en los ambientes, barrios y ciudades, donde la inmigración (especialmente la de origen africano) se concentre. Porque, evidentemente, acentuarán los problemas de convivencia sufridos de forma intensa por cada vez más población, especialmente por los trabajadores más explotados que comparten hábitat y empleo con los inmigrados, principalmente en las periferias urbanas y en las zonas cargadas de actividades agrícolas, de construcción o servicios turísticos.

5-Un mismo fenómeno, diferentes miradas de clase. Lo anterior significa que no se puede evitar que la mirada sobre la inmigración tenga una perspectiva de clase. Es normal que desde la perspectiva de un profesional de clase media se perciba la inmigración como un fenómeno necesario y una solución económica para el país, pero en esa mirada racional pesa mucho que, personalmente, se sienta como una oportunidad, un canal de servicios externos que mejoran su vida, sin costes de convivencia. Esa mirada es completamente opuesta a la de un trabajador precario, que comparte transporte, vecindad y empleo con gente diversa, con comportamientos que percibe extraños, ajena a sus raíces, y que ocupa cada vez más espacio, en el sentido físico, de sus vidas. Los barrios y pueblos que sufran más esos cambios se someterán a miedos y tensiones crecientes que las clases acomodadas urbanas ni siquiera imaginan y que solo el conocimiento y la convivencia respetuosa puede aliviar si las condiciones vitales de unos y otros confluyen.


Las diferentes respuestas a las encuestas[1]sobre inmigración son, más que una cuestión ideológica, un reflejo de esas perspectivas alejadas. En ese contexto, no es extraño que los mensajes del Gran Reemplazo calen profundamente en clases populares que ya sufren la precariedad.

Un ritmo de entradas acelerado y, sobre todo, la sensación de desborde por incapacidad de las instituciones de prevenir y resolver las necesidades inmediatas de los recién llegados, en particular en lo que respecta a trabajo y vivienda, pueden alimentar el rechazo hasta límites no soportables en democracia.

6-"Ascensor social" o marginación y racismo.  Es evidente que el perfil final que obtengamos de la Gran Hibridación será muy diferente en función de los niveles de desigualdad interna que genere nuestro desarrollo económico. La marginalidad (en el trabajo y en la vivienda principalmente) es el torrente en el que se incubará la segregación y el racismo. Cuando más del 50% de los trabajadores sean inmigrantes será imposible separar su existencia del conflicto general entre Capital/ Trabajo.

El análisis del mercado de trabajo y el reparto de la tarta del valor añadido entre salarios y beneficios, serán los principales parámetros que nos indiquen la dirección de los cambios y la capacidad de integración de trabajadores "nacionales" e inmigrantes que, partiendo de situaciones diversas, deberán tener acceso a canales que tiendan a igualar sus oportunidades.

Si la precariedad actual se diluye y el ascensor social funciona mínimamente, es fácil vislumbrar un futuro alejado de la idea de "peligro" aportando imágenes que lo describan colocando al inmigrado en pié de igualdad. O en lugares destacados. Poco a poco la Europa continental, y España también, tendrá alcaldes, ministros y jefes de gobierno de origen inmigrante como las han tenido ya los países anglosajones, con figuras similares a lo que han representado Obama en EEUU o Rishi Sunak en el Reino Unido. Incluir desde ya en partidos, sindicatos e instituciones de todo tipo, a dirigentes de diversas procedencias es esencial.

7-Punitivismo o cooperación económica. El conflicto entre punitivismo o tolerancia en fronteras expresa dos visiones morales abstractas sobre la inmigración que no tienen en cuenta ni las necesidades ni las razones materiales que obligan a migrar. Y conviene huir de él. Mientras no exista posibilidad material de reconstruir la vida tras cruzar una frontera la libertad de movimientos es una formalidad abstracta y una encerrona. Es la libertad real de movimientos la que interesa y es por la que se debe apostar.

En ese sentido, solo hay un planteamiento que pueda oponerse al punitivo: es el que lo denuncia como una estrategia ciega, cargada de prejuicios, que provoca la creciente desigualdad económica norte-sur que es el origen de las pulsiones migratorias. Simplemente, los planteamientos sobre la inmigración que dominan en Europa pueden representarse hoy a partir de tres vértices de un triángulo que empeoran el problema en la medida que agranda la desigualdad económica.

* Es evidente que hay una impostura basada en la demanda de una supuesta "inmigración controlada" de imposible implantación, que entiende la solución a las necesidades del mercado de trabajo desde una doble perspectiva: se aprovecha de la existencia de irregulares para mantener un ejército de reserva que abarata los niveles salariales inferiores mientras selecciona especialistas y cuadros imprescindibles para el desarrollo buscado. La demanda de inmigrantes (efecto pull), creciente en la medida en que envejecen las poblaciones de los países desarrollados, es un fenómeno a la vez cuantitativo y cualitativo que alimenta una nueva división internacional del trabajo que coloca a países intermedios y periféricos, cada uno en distinta medida, a la vez como emisores y receptores de capital humano, el más apreciado en una crisis demográfica como la que vive el mundo. España sufre también esa lógica dual de acuerdo a las necesidades e incapacidades de su modelo productivo.

* Es evidente que esas migraciones descapitalizan a los países emisores con la expropiación de sus mejores energías y sus talentos más jóvenes en una dimensión que es imprescindible cuantificar -lo hacemos más adelante-. El freno al desarrollo que esto supone alargará la fase de presión migratoria (efecto push) y las tensiones centro-periferia en el mundo.

* El tercer vértice que cierra el círculo vicioso es la canalización de cada más fondos de AOD al control y externalización de fronteras. Los acuerdos de cooperación con los países de África incorporan cada vez más partidas destinadas al control de la inmigración ilegal y a la readmisión de inmigrantes repatriados. El montante de la AOD de la UE asciende en 2023 al 0,59% del PIB, pero si se descuenta la destinada a control de fronteras la "ayuda real" es solo del 0,24%. [2]

Si, como reclaman las ONG, se destinara un 0,2% adicional, selectivamente a los países más pobres, singularmente a los casi 400 millones de personas que habitan en el Sahel, eso supondría recursos de más del 5% de su PIB, mucho más de lo que supuso el Plan Marshall para Europa, y desde luego suficiente para financiar infraestructuras (puertos, carreteras.), pero también sistemas de sanidad y educación, que darían un impulso enorme a su desarrollo y descenderían la necesidad de migrar a sus pobladores.

La evolución de estos vértices definirá los conflictos del futuro y las posiciones de Europa y EEUU en el Sur global en un momento en que China empieza a concebir África como la futura "fábrica del mundo", que favorecerá especialmente a Marruecos y el Magreb.

Denunciar esas lógicas e integrar nuevos esquemas de cooperación junto al de la evolución de los desequilibrios demográficos es esencial para construir un relato que pugne por convertirse en dominante.

8-Formación en origen para compensar el extractivismo. La compensación del efecto extractivo sobre el capital humano de los países de origen significaría una aportación a los países del Sur que nada tiene que ver con Ayuda al Desarrollo: es, debería ser, solo una reparación por la pérdida de inversión en formación ya realizada. Con los datos de 2023 para España, 700.000 inmigrantes, tomando un promedio bajo por inmigrante, el valor de la formación agregada (9.000€ por universitario y algo más de la mitad para formación media) significa una aportación de capital humano por valor del 0,2 % del PIB en España sin desembolsar coste alguno.

Aunque el relato dominante gusta de resaltar la baja cualificación de los inmigrantes que llegan a España, los datos recientes del BdE[3] indican que sus niveles educativos son cada vez más altos. Más bien lo que ocurre es que su inserción laboral está minusvalorada y trufada[4]  de sobrecualificación, del orden del 50%, superior a la también existente entre los trabajadores "nacionales", del orden del 33%, un símbolo común de nuestro mercado de trabajo, agudizado en su caso, por la tardanza en reconocer y validar sus conocimientos.

 

 

 


No hay duda que la creación de un fondo que destinara un importe equivalente al coste del capital humano recibido en formación profesional en origen, Mauritania, Níger, Senegal.... disminuiría sustancialmente la presión migratoria irregular, bien porque optarán por no emigrar o porque facilitara la contratación en origen de personal cualificado acorde a nuestras necesidades.

9-De realizar proyecciones demográficas a fijar objetivos de inmigración. Durante décadas Europa, y España en particular, no solo ha extendido la idea de inmigración como problema, sino que ha minusvalorado estadísticamente la dimensión del fenómeno migratorio. En nuestro caso, la realidad ha multiplicado casi por tres, en términos medios, su aportación al crecimiento demográfico hasta el punto de que la población ha crecido más de 10 millones de habitantes mientras las proyecciones auguraban descensos de población de un valor similar. Utilizar proyecciones bajas, en torno de 200.000 inmigrantes netos, ha servido durante décadas para propagar la tesis de la insuficiencia de las pensiones públicas, una maniobra que ha favorecido el lobby financiero para fomentar los recortes y la necesidad de complementarlas con pensiones privadas.

Reconocer un horizonte deseable, entre 400.000 y de 500.000 entradas netas, debería ser el primer paso para plantearlo como un objetivo, una meta a la que se deberían añadir perfiles cualitativos acompañado de un conjunto de políticas que hagan posible que se cumpla.  Ese es el cambio de mentalidad necesario. Ya no serían puras proyecciones, sería algo buscado, un reconocimiento de la necesidad de atraer un número y perfil concreto de jóvenes inmigrantes para compensar el envejecimiento de nuestras sociedades y nuestra fuerza productiva.

Fijar un objetivo realista supone aspirar a que esa cifra, junto a las medidas adoptadas, sea suficiente para mitigar la presión migratoria, especialmente la africana, y que ésta procure satisfacerse sin alterar significativamente los equilibrios que las tres hibridaciones en curso nos puedan generar.

10-Cambiar la perspectiva del Estado de Bienestar para volcarlo, de forma progresiva, en la inserción migratoria.  Los análisis demográficos aquí expuestos, las medidas sugeridas y la asunción como objetivo del número necesario de inmigrantes aportan las piezas suficientes para rebajar la tensión durante las próximas dos décadas. No obstante, es imprescindible leerlas en su conjunto para alimentar el relato de la Gran Hibridación.

Una vez fijado un objetivo de dimensión suficiente, es imprescindible acompañarlo con las políticas públicas adecuadas. Hay que asumir que los destinatarios de todos los servicios públicos del Estado de Bienestar y en particular la educación, la sanidad y la vivienda serán, de forma creciente, usuarios inmigrantes pues serán ellos los que aporten población joven en edad de trabajar y formar una familia. El gasto público en esos servicios debe ser vista, más que nunca, como una inversión de la que depende la estabilidad futura de nuestras sociedades.

Para conseguir la disminución efectiva de los tiempos de arraigo hay que definir un primer acto administrativo de entrada con un registro provisional que le permitiera acceder al mercado de trabajo, al tiempo que se incentivan el establecimiento de residencias públicas de primera acogida en los municipios, especialmente en los ubicados en la España despoblada y se desarrolla decididamente una formación complementaria a la de origen con recursos suficientes para incentivar los perfiles personales y profesionales deseado.

Todo ello debe acompañarse de un debate ideológico. Poner el foco en la libertad formal de movimientos y en la absoluta apertura de fronteras, sin construir las condiciones materiales para que la libertad de movimientos permita el disfrute de la libertad real, con una residencia suficientemente digna y un trabajo regulado, es alentar la economía informal y el trabajo negro y alimentar el rechazo xenófobo en los sectores populares.

Centrarse en la irregularidad de las entradas y no en las deficiencias institucionales que supone mantener durante años casi un millón de personas en situación irregular (700.000 según FUNCAS) es una opción ideológica. Se trata, además de una dimensión calculada a la baja pues, si añadiéramos al trabajo realizado en actividades totalmente informales, los que realizan trabajo no declarado, o parcialmente declarado, en empresas formales, el número de afectados sería mucho mayor, lo suficiente para dislocar el mercado de trabajo y propiciar un modelo productivo basado en la súper explotación humana.

El planteamiento aquí realizado permite acotar y abordar el fondo del problema, pero asumiendo que será imposible evitar desbordes puntuales que las hambrunas y la desigualdad global provocan. La capacidad de encaje de nuestras sociedades marcará la necesidad, o no, de establecer límites transitorios en fronteras cuando se superen los objetivos.  Pero nunca antes de asumir e implantar las soluciones aquí expuestas.

Notas:

[1] https://elpais.com/espana/2024-10-08/consulte-todos-los-datos-internos-d...

[2] https://coordinadoraongd.org/2023/10/europa-y-espana-no-cumplen-sus-compromisos-en-cooperacion-ni-cuando-mas-se-necesita/

[3]https://www.bde.es/f/webbe/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/24/T3/Fich/be2403-art06.pdf

[4] https://elpais.com/economia/2024-04-18/espana-desperdicia-el-talento-extranjero-uno-de-cada-dos-inmigrantes-trabaja-por-debajo-de-su-cualificacion.html

 

(*) Ignacio Muro Benayas Profesor honorario de comunicación en la Universidad Carlos III. Director de la Fundación Espacio Público, Vicepresidente de la Plataforma por la Democracia Económica. Vocal fundador del colectivo Economistas Frente a la Crisis. Fue director gerente de la Agencia EFE (entre 1989-1993).

Fuente: www.sinpermiso.info, 26-1-2025