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25.11.24

Lenin y la teoría del imperialismo hoy

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Por Robert Brenner (*)

[Nota del editor de Links: Reproducimos una transcripción editada de la intervención de Robert Brenner en el panel "Imperialismo(s) hoy" en el seminario digital "Boris Kagarlitsky y los desafíos de la izquierda hoy".

La misma fue organizada por la Campaña de Solidaridad Internacional de Boris Kagarlitsky el 8 de octubre pasado. Brenner es un historiador económico estadounidense, profesor emérito de historia y director del Centro de Teoría Social e Historia Comparada de la UCLA, y editor de la revista socialista Against the Current. Las transcripciones y grabaciones de vídeo de otras intervenciones en el seminario pueden encontrarse en el sitio web de la campaña freeboris.info]

El tema de mi intervención es el imperialismo. Mi argumento es que la teoría del imperialismo planteada por Vladimir Lenin en 1916 para poner fin a la Primera Guerra Mundial sigue siendo, si está debidamente calificada, el mejor punto de partida para entender el imperialismo hoy en día.

La teoría de Lenin era profundamente histórica, y esta es su fuerza. Creo que esa es la razón por la que esta teoría, su pequeño panfleto, constantemente criticado y superado, sigue siendo un muy buen punto de partida para comenzar a entender el imperialismo hoy en día. Fue concebida para comprender el funcionamiento del sistema capitalista internacional en una determinada fase de su desarrollo, a saber, las primeras décadas del siglo XX. Aún así, diría que proporciona un marco conceptual sorprendentemente poderoso, que aborda no solo la época de Lenin, sino también la nuestra. Se trata de entender el sistema en su conjunto, y esa es su fuerza.

Como es bien conocido, Lenin definió el sistema capitalista en la época del imperialismo que analizaba a partir de cinco rasgos definitorios que surgieron como expresión de competencia o rivalidad internacional. Mirando este material históricamente, podemos ver que de lo que Lenin está hablando es de una división del mundo entre un país que se desarrolla antes, al que podríamos llamar hegemón, y aquellos que se desarrollan más tarde. Las características de cada uno tienen que ver con sus requisitos funcionales para reproducir el liderazgo internacional, por un lado, y desafiar ese liderazgo, por el otro.

La primera ronda de este sistema es a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con Gran Bretaña como hegemón y Estados Unidos, Alemania y Japón siguiendo detrás. Más tarde, en el siglo XX y principios del XXI, los países capitalistas avanzados incluyen a Alemania, Japón y Asia Oriental, con los Estados Unidos como hegemón.

Esa es la imagen básica que obtenemos de Lenin, con otra calificación muy importante. Lenin está hablando de las relaciones intercapitalistas entre países capitalistas avanzados. Igualmente importante desde el punto de vista de la imagen que queremos dibujar es que los agentes dentro de ambos marcos, a finales del siglo XIX, el siglo XX y principios del siglo XXI, se definen también por su relación con la "población indígena".

Un determinante enormemente importante de la forma de desarrollo es su relación con la población implicada. No es solo un poder imperial, sino un poder imperial colonial. Las características más extremas del imperialismo estadounidense provienen de la relación con la población indígena, su destrucción y desplazamiento.

Los acuerdos institucionales de los que estamos hablando también están forjados, en parte, como consecuencia de la rivalidad internacional. He aquí a los primeros países desarrollados frente a los desarrollados posteriormente, con una distinción importante entre ambos basada en el acentuado carácter político militar de los países capitalistas avanzados. No se puede entender el régimen global sin comprender esa diferencia.

Lo que quiero hacer es tomar la teoría del imperialismo de Lenin y aplicarla al mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, con la esperanza de traerla a nuestra propia época revelando el resultado básico de la lucha por la hegemonía internacional. Esta rivalidad internacional se incorpora tanto a líderes como a seguidores.

Lenin habló sobre la concentración de la producción y el capital, la fusión del capital bancario e industrial, la producción comercial, el mercado interno, la formación de monopolios internacionales y colonias. Lo que se puede ver es que tienes un campo de selección natural. Sobrevivir a través de esta competencia capitalista es el camino que los países desarrollados tardíamente recorren a través de ese conjunto cada vez más elaborado de acuerdos institucionales. Eso es cierto tanto para el hegemón como para aquellos países que lo siguen.

Desde el punto de vista del líder, el hegemón, la oportunidad estaba ahí para avanzar mediante el comercio y la inversión extranjera directa sin ese conjunto masivo de acuerdos institucionales, a menudo confiando en las instituciones que se crearon o produjeron originariamente en lo que se convirtió en el mundo colonizado, por ejemplo, en América Latina. Por un lado está el conjunto de medidas institucionales diseñadas para ponerse al día, desafiar y reproducir la hegemonía. Pero estas medidas también debilitan al hegemón principal.

Así que con eso en mente, quiero llevar la historia al mundo de la posguerra y la segunda ronda de lo que estoy hablando, que sería la hegemonía estadounidense. Voy a tener que esbozar muy brevemente lo esencial, pero espero poder sacar a relucir los puntos importantes.

Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió la hegemonía estadounidense y fue totalmente dominante en todas las esferas. Tenía el poder de imponer su voluntad en todos los ámbitos. Fue capaz de tomar la forma de hegemonía que los británicos ejercieron a finales del siglo XIX frente a los Estados Unidos, Alemania y Japón, e imponerla al resto del mundo de una forma muy radical.

Mientras que la diplomacia internacional y la guerra estaban en manos del hegemón estadounidense, su poder también creó las condiciones para el rápido desarrollo en aquellos países que le seguían más ágiles en la transformación de las relaciones de propiedad para desarrollarse. No todos los países podían "jugar" el juego. El conjunto de "jugadores" exitosos eran países que podían constituir relaciones sociales de propiedad capitalistas, lo que Karl Marx caracterizó como acumulación primitiva.

Probablemente sin el trasfondo de la Guerra Fría, sin las presiones de enfrentarse a la Unión Soviética, Estados Unidos no habría tenido la motivación para impulsar el desarrollo económico de sus propios aliados. Pero eso a su vez condujo a un problema: la otra cara de esta transformación, que abrió la puerta al declive del hegemón. La ventaja de llegar temprano al desarrollo se volvió poco a poco en desventaja, especialmente dado el papel de Estados Unidos como policía internacional. La división de funciones asumida por el hegemón amenazó con dejar al hegemón detrás.

Esta fue la historia de la primera parte del período de posguerra, cuando se tiene un rápido desarrollo por parte de páises que se habían desarrollado más tarde, como los japoneses, los alemanes y luego los asiáticos orientales. Este es el dilema que impone la estructura. Funciona demasiado bien para el hegemón y para sus seguidores, porque el hegemón cada vez es menos capaz de rivalizar con los países que le siguen. Lo que encontramos a partir de la década de 1970, y sobre todo en la década de 1980, es una reforma de las instituciones internacionales para permitir que el hegemón funcione sin ser eclipsado. En mi opinión, es un ajuste bastante espectacular que deja la hegemonía estadounidense aún más reforzada que antes.

Creo que esta imagen explica los desarrollos de principios del siglo XXI. Pero, ¿dónde encaja Rusia en este escenario?

El caso ruso es un ejemplo de desarrollo extremadamente tardío arrastrado por instituciones no capitalistas, por lo que es necesario que esta formación particularmente no capitalista diseñe una manera de ponerse al día en la competencia internacional. El resultado es una forma de desarrollo muy estrecha y políticamente dependiente.

Yo diría que la forma de comprender la Rusia contemporánea es como un país de desarrollo tardío que no había avanzado mucho en el camino de las instituciones capitalistas completamente desarrolladas, por lo que tenía que usar instrumentos políticos para ponerse al día.

En este sentido, Vladimir Putin no podía adoptar un conjunto de instituciones capitalistas y, por lo tanto, debe olvidar el camino clásico del desarrollo. En consecuencia, es empujado hacia un desarrollo impulsado por la política con la guerra en su centro.

La invasión de Ucrania en 2022 es un intento artificial de resolver el problema del atraso a través de un medio particularmente retrógado.

No es particularmente sorprendente que no tenga éxito. Creo que acabará inexorablemente en una crisis doméstica, que muy probablemente conducirá a una hipertrofia similar en lugar de a una transformación.

 

(*) Robert Brenner, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, es director del Center for Social Theory and Comparative History en la Universidad de California-Los Ángeles. Es autor de The Boom and the Bubble (Verso, Londres, 2002), un libro imprescindible para entender la historia económica del último medio siglo, el origen de la llamada "globalización" y la situación presente. (Hay una excelente versión castellana de Juan Mari Madariaga: La expansión económica y la burbuja bursátil, Akal, Madrid, 2003).

Fuente: https://links.org.au/robert-brenner-most-extreme-characteristics-us-imperialism-come-its-relationship-indigenous

Traducción: G. Buster