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1.4.24

Italia: ¿Alianza entre el PD y el M5E? Dossier

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Por Andrea Fabozzi, Antonio Floridia (*)

La alianza entre el PD y el M5E es inevitable: pueden alcanzarla por las buenas o por las malas.

Andrea Fabozzi

Sólo han pasado tres semanas, el recuento de votos en Cerdeña aún no ha terminado oficialmente, pero ya ha desaparecido el optimismo que la victoria, en parte inesperada y en parte afortunada, en esa región había extendido entre las fuerzas de la oposición.

El estado de ánimo del centro-izquierda ha vuelto a la pesadumbre habitual dominante durante el último año y medio, desde que la derecha ganó fácilmente las elecciones generales frente a unos adversarios divididos.

Era demasiado fácil engañarse pensando que "los vientos han cambiado", lo cual, pensándolo bien, es la metáfora perfecta de los partidos que han optado por navegar con el viento dominante, considerando de menor importancia arraigarse en la representación de intereses concretos.

Por otro lado, es imposible subestimar el impacto que la derrota en los Abruzos, y luego la ruptura entre el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) en Piamonte, y después, aún peor, la retirada el domingo de una candidatura en Basilicata que duró sólo tres días -a cinco días del final del plazo de presentación de las listas- están teniendo en la credibilidad del grupo de fuerzas que se opone, o debería oponerse, a la derecha.

Si hay una moraleja que extraer de estos tres retrocesos, es que la construcción de un conjunto amplio y unificado de fuerzas sobre el terreno para hacer frente a la que ahora gobierna constituye todavía una perspectiva lejana.

Las elecciones regionales, que se celebran con un sistema mayoritario, eran el único campo de pruebas posible para las alianzas, antes de un enfrentamiento en las elecciones europeas, donde el sistema proporcional anima a los partidos a presentarse en solitario.

Llegados a este punto, puede decirse que la prueba ha fracasado en su mayor parte. Pero aún cabe esperar que este fracaso traiga consigo el llegar a comprenderlo.

No hay soluciones fáciles. No se avanza con opciones oportunistas, de poco sirve ganar un asalto echando un pulso al aliado, y el rencor y la competencia sin límites no llevarán a nadie lejos.

Una alianza es condición necesaria para ser competitivos, pero no es suficiente ni viene dada, por lo que debe construirse a partir de la búsqueda de las razones básicas para estar juntos. Lo cual, por supuesto, son razones para hacer algo en particular, no sólo contra lo que hacen los demás.

¿Existen esas razones? La pregunta sigue abierta, entre otras cosas porque tanto el PD como la Izquierda/Verdes y el M5E -por no hablar de los centristas, que toman un poco de todos- tienen respuestas diferentes, incluso contradictorias.

Si, por un improbable giro del destino, se encontraran hoy en el Gobierno, tendrían que recurrir a la atroz fórmula del "contrato" introducida por Conte y Salvini, estando lejos de tener posiciones compartidas en cuestiones no secundarias como la política exterior, la justicia y la política industrial.

Por supuesto, esto requiere que una alianza se tome en serio como opción estratégica, algo que no debe darse por sentado, tanto en la cúpula del M5E como dentro del PD.

La cuestión debería abordarse abiertamente, sin ocultar las dificultades pero ofreciendo una respuesta pragmática a los cuellos de botella de la ley electoral mayoritaria.

De hecho, la verdadera batalla que falta es la que se libra contra el sistema de votación, actual responsable de un déficit democrático diferente en intensidad, pero no en caracter, del que anuncia la primera ministra.

Podrían discutir sobre muchas otras cosas, pero a la direccion del PD y y a la del Cinco Estrellas les une el olvido de la urgencia de derribar la ley electoral del Rosatellum [sistema mixto para la elección de la Cámara de Diputados y el Senado, en vigor desde 2017]. Por mezquina conveniencia, pasan por alto posibles alianzas en esta batalla.

Sin embargo, es posible que pronto asistamos a una paradoja, a saber, que el PD y el Cinco Estrellas discutan menos en la campaña para las europeas, donde también se presentan en un sistema proporcional de todos contra todos, que en el proceso de formación de coaliciones para presentarse en sistemas electorales mayoritarios.

Esto, junto con la necesidad de un trabajo político previo a cualquier acuerdo, demuestra una vez más que, si bien la unión hace a veces la fuerza, la unión forzada supone casi siempre una debilidad.

il manifesto global, 20 de marzo de 2024

 

Italia: La paradoja de los Cinco Estrellas y sus dilemas políticos 

Antonio Floridia 

Los dilemas que plantean los resultados de las elecciones de los Abruzos, tras las de Cerdeña, no son fáciles de resolver. Confirman que es muy difícil para el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) retener a sus votantes cuando la partida se juega a escala local y regional. Sería un error reducir la cuestión a su reticencia a formar coaliciones: en 2023, en muchas elecciones locales, las distintas configuraciones con las que se presentó el M5E, incluso en solitario, no marcaron ninguna diferencia. Y, sin embargo, los sondeos nacionales siguen situando al M5E en un notable 15%, un nivel de apoyo que se mantiene estable desde hace muchos meses. ¿Cómo explicar esta paradoja?

Creo que el elemento clave hay que buscarlo en explicaciones a medio y largo plazo, y no esgrimirlas como algo debido a contingencias: si bien el electorado del M5S ha mostrado una intensa y constante renovación interna desde 2013 hasta hoy, sigue llevando en sí mismo los signos de una desconfianza muy arraigada, de un sentimiento "antipolítico", de un sentimiento de extrañeza hacia el "sistema" o hacia el juego político. Son votantes con un débil sentido de identificación partidista. Y las elecciones locales les importan poco a estos votantes, que tienden a abstenerse o a seguir su vía individual.

Del mismo modo, lo que se denomina "arraigo territorial" no se aplica realmente a ellos. No es de extrañar que el proyecto del partido de construir una red local más sólida haya encontrado, y encuentre, muchas dificultades: sencillamente, no es una perspectiva muy atractiva para ellos ser "activistas" o líderes "locales" (en el sentido clásico e ineludible del término).

(Hay que añadir que, en general, no hay que subestimar la importancia de esta presencia territorial para todos los partidos: a estas alturas estamos acostumbrados a fijarnos sólo en las actuaciones mediáticas de los líderes, y nos olvidamos de lo mucho que valen las redes de relaciones directas con la gente. Esto se vio también en los Abruzos, con el voto en los pueblos pequeños. Las tradiciones importan: recordemos que los Abruzos fueron la tierra del legendario líder democristiano Remo Gaspari, conocido porque solía llevar una camiseta sin mangas cuando recibía a sus invitados en su feudo de Gissi).

En las elecciones nacionales, el escenario competitivo es diferente, y la prueba de las elecciones europeas será muy reveladora. El M5E es el partido más "personal" del panorama actual. El índice de aprobación y la popularidad de Conte no parecen desvanecerse, y esta sigue siendo la carta que el M5E tiene en la manga. En conjunto, el intento de Conte en los últimos meses de llevar a cabo una especie de proyecto educativo para su propio electorado parece acertado: empezar a acostumbrarles a la idea (todavía bastante indigerible para muchos) de que una coalición con el PD es inevitable a estas alturas, sobre todo después de la experiencia del gobierno de Conte II. Pero es evidente que esta estrategia de pequeños pasos ya no es suficiente: después de las elecciones europeas, el dilema volverá a plantearse, y es necesario que todos los actores implicados pongan las cartas sobre la mesa. Todo sobre la base de algunos hechos simples que hay que poner ante los electores: en primer lugar, las limitaciones impuestas por los sistemas electorales. ¿Quieren seguir en el juego o jugarán a perder (sabiendo que esta última opción también desalienta la participación de los votantes)?

Si alguien pensaba que podría cambiar substancialmente las relaciones internas de poder dentro de la futura coalición a corto plazo, estaba realmente calculando mal. Sabemos cómo está el "campo", y uno o dos puntos arriba o abajo, para uno u otro partido, no cambiarían los hechos.

El voto de los Abruzos, aunque tuvo un resultado negativo, mostró cierto potencial. El número total de votos válidos emitidos en 2019, 2022 y 2024 se mantuvo casi estable: en 2022, la suma de los votos del PD, M5E y IV/Azione fue de casi 292.000; ahora, D'Amico obtuvo casi 285.000 (lo que también plantea la pregunta de qué pasó con los 17.000 votos de UP y Rizzo). Con una coalición tan amplia y heterogénea, la sangría de votos parece contenida y - a partir de los primeros análisis de los cambios en las preferencias de voto en L'Aquila y Pescara - atribuible principalmente a la abstención de los votantes del M5E y a la deserción de los votantes centristas. ¿Podría esto significar que la compatibilidad entre los diferentes electorados está empezando a crecer? Lo veremos pronto, con las próximas elecciones de Basilicata.

La comparación con las elecciones regionales de 2019 muestra un panorama más sombrío, pero hay que recordar que el M5E (que obtuvo el 20%) se presentaba en solitario, y eso sucedió durante el periodo del gobierno amarillo-verde (entretanto, el candidato del M5E de entonces se ha pasado a Forza Italia, síntoma de la transversalidad del electorado de entonces).

¿Qué hacer, pues? Hay que inventar algo nuevo: por ejemplo, comités locales de coalición, o incluso un primer borrador de programa común, a partir del cual iniciar alguna forma de consulta generalizada en todo el país. Hay que superar la idea, que ha prevalecido hasta ahora, de una convergencia entre los partidos sobre tal o cual cuestión concreta: a la larga, esto no basta, como tampoco ha bastado hasta ahora.

Lo cierto es que no parece haber alternativa al paciente esfuerzo de construir una alianza políticamente más sólida. Quienes entre los comentaristas -y quizá también dentro del PD- piensan que el eje PD-M5E no es viable, deberían decir qué otra opción propondrían. ¿Una lucha sin cuartel, y una batalla hasta el último voto, para "destruir" al M5E? Aun suponiendo que algo así pudiera tener éxito, es poco probable que esos votantes que huyen del M5E pudieran volverse al PD en su lugar.

il manifesto global, 14 de marzo de 2024

 

(*) Andrea Fabozzi estudió Economía y Comercio y se ha desempeñado como periodista en diarios como "Liberazione" y semanarios como "Rinascita" y "Avvenimenti". Desde 2023 es director del diario "il manifesto", en el que ha dirigido la sección política, ha sido jefe de redacción y cronista parlamentario. Es también profesor de periodismo en la Universidad Suor Orsola Benincasa (Unisob) de Nápoles.

(*) Antonio Floridia. Dirige desde 2005 el Observatorio Electoral y el servicio de Políticas de Participación de la Región de Toscana. Entre 2014 y 2017 fue presidente de la SISE (Società Italiana di Studi Elettorali) y ha sido profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Florencia. Es autor de "Un'idea deliberativa della democrazia. Genealogia e principi" (2017), "From Participation to Deliberation: A Critical Genealogy of Deliberative Democracy" (2017) o "Un partito sbagliato. Democrazia e organizzazione nel Partito Democratico" (Castelvecchi, 2019).

Fuente: www.sinpermiso.info, 24-3-2024

Traducción: Lucas Antón