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20.11.23

Que se jodan

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Por Esteban Valenti (*)

Cuando salga publicado este artículo sabremos quién será el futuro presidente de los argentinos por cuatro años.

Luego del debate del domingo 12 de noviembre, en cualquier país normal del planeta, la inmensa mayoría de sus ciudadanos no tendría tendencias suicidas, simplemente por lo que se dijo, por el comportamiento de cada uno de los participantes, Javier Milei y Sergio Massa, votaría por amplia mayoría a uno de los dos.

De un lado, un político con experiencia, buen expositor, con abundantes propuestas, que marcó toda la agenda y la tónica del debate y todo eso le puede resultar fatal, porque los argentinos no votan con ninguna lógica, sino con odio, con bronca, con desesperación, con rechazo y algunos pocos convencidos por un loco, un demente. Las urnas dirán a qué nivel han llegado esos sentimientos irracionales y el odio a la "casta", que ellos mismos han elegido en muchas instancias anteriores. Kirchneristas o Macristas.

Del otro lado un pésimo orador, que repite lo mismo con la insistencia de un poseído, que se dejó llevar y traer como un principiante absoluto a lo largo del debate, que no desmintió ninguna de sus ideas demenciales, que nada tienen que ver con el liberalismo, que es solo una coartada y que cayó en todas las celadas que le tendió su opositor. Pero...en la Argentina, ser tan loco, tan poco político, desconocedor de las más elementales reglas del funcionamiento del Estado, puede ser un gran mérito. No sabemos para cuantos y si alcanzan la mayoría.

En materia de moral, de ambos lados cargan con el Kirchnerismo y el Macrismo que solo tienen la diferencia del tiempo que estuvieron en el poder y corrompiendo la cosa pública.

El que haya hecho una lectura lógica del debate se equivoca, allí lo único que funcionará mayoritariamente el domingo 19 de noviembre es el miedo. Mejor dicho, los miedos a sí mismos.

El miedo a que siga este gobierno que ha fracasado en casi todos los rubros, aunque las cifras sean algo exageradas, son igualmente desastrosas y en cualquier lugar del mundo normal, determinarían inmediatamente la derrota de ese gobierno, pero como todos sabemos, se trata de la Argentina.

Y del otro lado el miedo a un loco, literalmente un demente, con reacciones de demente, que habla con su perro muerto, que propone cosas de locos y que desconoce todo sobre el funcionamiento del Estado y que llevará el país a un choque de trenes, entre sus proyectos dementes y la realidad. Y lo más locas son sus propuestas, algunas movidas por odios y frustraciones personales.

El resultado será el saldo entre ambos miedos, que por otro lado generaron ellos mismos. Pero que nadie quiere asumir.

Un país maravilloso, lleno de posibilidades, con una producción agropecuaria a nivel de las mejores del mundo, con un buen desarrollo industrial, de tecnologías,, de inteligencia y cultura, de acceso a las universidades, de inversión en la educación (bastante más alta que la de Uruguay), con premios nobeles, con grandes literatos y artistas, y con periodistas inteligentes y de los otros, alineados al servicio de sus patronales de manera innoble, que llega a la política y durante décadas se define entre el peronismo, los militares golpistas y asesinos, los otros políticos incapaces de diverso pelo, construyó ladrillo a ladrillo, loza a loza esta tragedia. Optar entre miedos.

Pero como en todas las cosas de la vida, ni siquiera los miedos y los fracasos son iguales. Milei es el desbarranque y la explosión a corto plazo de una situación de caos y de retroceso aún mayor. Los locos  no pueden gobernar un país. Explotará, solo es cuestión de en cuanto tiempo.

La derecha en el mundo es tan demencial y decadente que expresa su apoyo por parte de Mauricio Macri, de español Mariano Rajoy, de los mejicanos Vicente Fox y Felipe Calderón, el boliviano Jorge Quiroga, los colombianos Andrés Pastrana e Iván Duque y como no podía ser de otra manera, del excelente escritor Mario Vargas Llosa pero pésimo político y derechista decadente. Con este último apoyo hasta podría ganar Massa, porque Vargas Llosa se especializa en hundir a sus candidatos.

En este tipo de situaciones, donde muchos argentinos votan esperando que explote todo, es bueno recordarles que la historia enseña que siempre se puede estar peor. Lo único bueno es que luego de 40 años de democracia, una parte de los partidos políticos, de los dirigentes sindicales y empresariales no van a la puerta de los cuarteles a pedir, a implorar un golpe de estado, como lo hicieron tantas veces. Ahora todo se define en las urnas. Es un gran avance, aunque la candidata a vicepresidente Victoria Villaroel, apoya la dictadura que asesinó y desapareció a miles de sus compatriotas. Es una golpista de pura cepa.

Para rozar siquiera la aplicación de las medidas que propone Milei, no tiene los votos propios ni prestados en el parlamento, en las provincias, en ningún lado. Y chocará de frente con una resistencia social de proporciones desconocidas, que solo podrá enfrentar con una dura represión dirigida por Villaroel, una fascista con ganas. Y no desperdicio el adjetivo, basta oírla declarar una sola vez. Y es la especialista militar y policial, porque el padre luchó en las Malvinas... aunque Milei admire a Margareth Teacher y regale las Malvinas a los británicos.

Como no, se puede estar mucho peor y hacia eso vamos si gana Milei, pero eso es lo que quieren muchos argentinos. Luego se lamentarán y se harán los desentendidos.

Es la baja cultura política, acumulada por los ciudadanos que llevó el país a esta situación, que votó gobiernos impresentables y que cavó una zanja muy profunda entre la sociedad y la política y es la causa de esta opción del miedo y del fracaso.

Es cierto que el peronismo y sus profundas deformaciones construyeron esta cultura de la baja política y de la corrupción como normalidad, pero ahora estamos ante algo mucho peor. Milei es el hijo de esa degradación política y de una parte de los medios de comunicación, vendidos y disfrazados que se les ofrecen como profesionales a los argentinos. En esa dura trampa y están atrapados.

Pero habrán decidido entre un mal gobierno - de eso no hay dudas - y una aventura sin retorno, explosiva y que tiene además de elementos políticos, otros que son psiquiátricos.

Siempre se puede seguir bajando hacia el infierno. En definitiva, ellos eligen, los aprecio, tengo muchos amigos argentinos que quiero y respeto, viví 16 años en Argentina, hice 5 campañas electorales por el socialismo en Santa Fe y a nivel nacional por Hermes Binner.

Pero ahora desde el fondo de mi bronca les digo claramente: que se jodan.

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay