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30.1.23

Los límites del desarrollo del Uruguay y algo más

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Por Esteban Valenti (*)

Es obvio que no nos referimos a los límites geográficos, sobre los que no tenemos ninguna disputa o diferencia con nuestros vecinos o dentro de nuestro territorio sino al concepto de las limitaciones en cuanto a su desarrollo, sus perspectivas y los tiempos necesarios.

El próximo debate electoral - que en parte ya se inició - tendrá este tema como uno de los ejes centrales. ¿Los uruguayos debemos aceptar que nuestro papel en este mundo tiene necesariamente que ser un poco mejor al de nuestros vecinos pero lejos de los países desarrollados del mundo? ¿Cuál es la medida de esa distancia?

Lo primero, lo básico es establecer a que parámetros nos referimos, considerando la actualidad y nuestra propia historia. No todos tienen los mismos indicadores combinados como punto de referencia.

Partamos de la base que no solo el camino es diferente para cada una de las visiones políticas, ideológicas y culturales en el país, sino también en el mundo, y que incluso el concepto de "estado de bienestar" no tiene un contenido similar, ni en la historia ni en la actualidad.

Pero para resumir, pretendemos crear en Uruguay un auténtico estado de bienestar y eso implica nuevos niveles de crecimiento económico de nuestro PBI, niveles de distribución de la riqueza y de las oportunidades mucho más justos y equilibrados, niveles de vida de nuestra población en su conjunto más elevados, no solo en sus consumos, sino en sus derechos y en una propia visión más amplia del concepto "consumo"´, una relación mucho más armoniosa entre la producción la vida humana y animal y el medio ambiente y una atención a la salud pública muy superior, partiendo de la base que tenemos un punto de partida elevado, como por ejemplo el número de médicos y camas hospitalarias por habitantes. Aunque este gobierno debilitó y afectó la calidad de la salud, tanto a nivel público, con algunos negocios muy poco claros, como en el sector privado con la desaparición de Casa de Galicia y la absorción financiada por el BROU por el Círculo Católico o la vacunación con vacunas de Pfiser vencidas varios meses antes.

No se trata de refundar el país, ningún país se refunda, si no ha pasado una guerra o una catástrofe enorme, se trata de analizar con audacia, pero con realismo cuales son nuestros objetivos y nuestras posibilidades. En un análisis en perspectiva siempre tendremos que considerar las previsiones sobre el mundo y nuestra región, pero no pasivamente, sino incluyendo nuestra iniciativa.

Lejos de las elecciones, estas propuestas se hacen mucho más cómodamente y con mayor rigor. No es una labor técnica, aunque no se pueden desconocer las bases profesionales que tiene elaboradas el país, su academia, sus técnicos, se trata de un análisis político, opiniones eminentemente políticas para elaborar una base programática y que necesariamente nacen de una visión ideológica.

Voy a permitirme discrepar con algunos compañeros de diversos sectores del FA, importantes dirigentes que, se han concentrado en definir que el actual gobierno no tiene rumbo y que ese sería su peor responsabilidad y la causa de los importantes problemas que afronta el país.

En la polémica suena fuerte y bien afirmar que este gobierno anda a los tumbos y sin rumbo, pero es un error peligroso, porque no considera las bases sobre las que se apoya el modelo, el rumbo y los objetivos del actual bloque social y político que gobierna y como nos dejará el país.

No se trata de un concurso de ilusiones, al contrario se debe basar en la más rigurosa consideración del capital del país, su gente, sus capacidades laborales y experiencias, su tierra y su agua, su equipamiento industrial y tecnológico, su provisión de materias primas, su estructura logística, su capacidad de investigación y producción científica y sobre todo sus condiciones institucionales, políticas y culturales, con sus cambios positivos y negativos..

Uruguay puede alcanzar en un plazo que puedan conocer la mayoría de las generaciones vivas, un nivel de desarrollo que le permita un auténtico estado de bienestar desarrollado y justo, mucho más justo que en la actualidad, eso implica obligatoriamente redecir de manera drástica la pobreza por debajo del 3%, eliminar la indigencia y todos esos indicadores en especial a nivel de los menores de 18 años, nuestro punto débil actual para todo, incluida la inseguridad.

La drástica reducción de pobreza e indigencia no es solo un problema de justicia social, sino de desarrollo, una de los frenos a nuestro crecimiento son precisamente esos indicadores.

Eso implica ingresos familiares e individuales, la escuela y la educación pública a otro nivel y como clave, la estrategia contra la pobreza, no solo material sino educativa, intelectual y cultural. Sería necesaria una revolución educativa y no parches, y en directa relación con los actores principales y con el territorio. Todas las fuerzas disponibles al servicio de este objetivo. Es cierto que contra la pobreza el gran instrumento es el trabajo, pero antes es la educación integral.

El crecimiento económico es insustituible y sobre todo alcanzar niveles sostenibles, progresivos y durante de largo respiro. Podríamos y tendríamos que alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales, por lo tanto un PBI per cápita de más de 25.000 dólares anuales.

Es un esfuerzo gigantesco, más allá de los números que requiere tanto de un gran avance en la producción tradicional de las cadenas agroindustriales, como de la producción de tecnología y de la industria y los servicios. Fácil de escribir, muy difícil de concretar y de sostener.

Uruguay debe simultáneamente encarar dos objetivos aparentemente contradictorios, por un lado crecer en sus cadenas agroindustriales en cantidad y calidad y prepararse para el cambio climático, que ya está aquí. Objetivos inevitables si se piensa en el futuro.

Tanto crecer como prevenir, requieren de un plan integral de inversiones: multiplicar la superficie de riego artificial, que al menos debe triplicarse en 10 años; protección del ganado con forestación especial y estudio de las razas más resistentes al calor y a las nuevas condiciones meteorológicas previsibles y. las soluciones realmente estructurales ante las sequías . Las experiencias australianas y neozelandeses, sin copiar, adaptando son una buena referencia.

La población mundial crece inexorablemente, aumenta el consumo de alimentos y la tierra productiva no crece, por lo tanto el Uruguay solo utilizando un paquete de medidas tecnológicas, de costo de la energía y de genética puede alcanzar el objetivo de multiplicar la producción de alimentos.

En este gobierno prácticamente no se han incorporado nuevas fuentes de energía (solo la planta 2 de UPM) y Uruguay necesita y tiene posibilidades de un plan integral de fuentes no contaminantes de energía y de reducir sensiblemente el costo de la energía como elemento atractivo para la industria, la irrigación y la producción verde, cada día más requerida.

Tratándose de producción de volúmenes, se requiere un gran avance de la infraestructura logística, trenes, carreteras, caminos vecinales adecuados y puertos cada día más especializados. Eso requiere una muy bien planificada inversión pública y privada. Nos quedará el enorme clavo de Katoen Natie dueña y señora del puerto de Montevideo.

Uruguay deberá analizar la evolución de las tres plantas de celulosa actuales para estudiar el futuro de este sector en nuestro territorio y su posible ampliación a una cuarta planta.

En el otro extremo aparente, está la producción, uso y exportación de nuevas tecnologías, no podemos seguir conformándonos de ser el primer exportador por habitante de TICs de la región. En este sector se están produciendo enormes cambios, con decenas de miles de despidos y Uruguay puede ofrecer un atractivo para ampliar y profundizar el desarrollo de este sector con técnicos nacionales e inmigrados. Las cadenas agroindustriales son grandes consumidores de nuevas tecnologías y pueden crecer de manera importante, en realidad todos los sectores productivos y de servicios. Y el Estado.

No toda la industria puede crecer a ese ritmo, pero hay sectores claves, primero la construcción, por la construcción de viviendas populares realmente para un shock, no podemos ser un estado del bienestar con el actual nivel de marginalidad en las viviendas; la inversión en infraestructuras y para el sector turismo y viviendas particulares.

El turismo, no alimentado por el pico de los gobernantes locuaces, requerirá de mucha imaginación y de inversiones constantes no solo en la costa, pero también en la costa, lo que hay que evitar son las monarquías en dos departamentos importantes para el turismo, Maldonado y Rocha. En general en este sector hay mucha acumulación positiva.

Un nudo fundamental para el país es su situación demográfica, en el 2022 por primera vez en 10 años se fueron 313 mil personas más de las que ingresaron al Uruguay y eso en perspectiva es un proceso suicida. Se necesita una política seria y bien planificada de crecimiento de nuestra población, para alcanzar esos niveles de PBI y de PBI per cápita es imprescindible un sostenido aumento de la población.

El otro factor clave es el trabajo, el empleo formal, partiendo de la base que ese es un elemento fundamental no solo económico sino civilizatorio, de desarrollo sostenible y la mejor política social en absoluto si se le suma la educación integral y de calidad para los sectores más vulnerables.

El Estado actual no es el que necesitamos, tiene factores extremadamente positivos, por su institucionalidad y sus empresas públicas, pero hay aspectos claves en su gestión y en la calidad de la relación con los ciudadanos que está muy lejos del nivel de un estado del bienestar, eso también es calidad de vida y costos adecuados para la gente. El peor enemigo de un Estado moderno y al servicio de los ciudadanos, es el clientelismo, nacional y departamental y la burocratización al extremo.

Un aspecto aparentemente alejado de los temas prioritarios, es el empresarial, en la necesidad de fomentar y apoyar una política empresarial de calidad, que impulse la formación y la comercialización internacional y un apoyo especial a las pequeñas y medianas empresas. Ese no puede ser uno de los límites de nuestro desarrollo en particular una especial atención a las cooperativas en sus diversas formas y experiencias. El Uruguay no alcanzará los niveles de desarrollo posibles y necesarios, sin la adecuada combinación, del sector público, empresarial, cooperativo basados en relaciones sociales modernas y justas.

Hemos dejado para el final el más espinoso de los temas que afronta la sociedad uruguaya desde hace muchos años, la inseguridad en general y en particular el nivel de violencia y de homicidios, vinculados muchos de ellos a la droga. Cuando arriba, muy arriba se transmite un mensaje de debilidad y de sospechas sobre su relación con ese mundo, es uno de los factores más negativos. Las propuestas "mágicas" y pésimamente informadas sobre el uso de ex reclusos en este batalla, es otro elemento de debilidad peligrosa.

La batalla global contra la delincuencia debe incluir mucho más rigor en la batalla contra los delitos de cuello blanco, los delitos públicos y privados relacionados con el poder y eso requiere nuevas leyes, fortalecer los organismos de control tanto moralmente como institucionalmente y sobre todo una intensa y permanente batalla cultural.

Debemos atacar la inseguridad en cuatro planos diferentes totalmente coordinados y que no dependen solo de la policía. Atacar el problema desde su origen con las escuelas especiales para las zonas más vulnerables; la labor de inteligencia; la prevención y represión, con especial atención con las bandas nacionales y de frontera de la droga; un cambio radical en las cárceles, si no cambiamos el porcentaje de recuperados, de reinsertados en la sociedad de los miles y miles de presos, la mayoría de ellos jóvenes y pobres, no habrá manera de ganarle la batalla a la inseguridad y a la violencia.

Este es un resumen muy apretado, sobre mi afirmación polémica de que este gobierno que rotó del centro derecha a la derecha (uruguaya), tiene su modelo y su rumbo y lo que está fracasando son precisamente esos elementos y no la deriva sin rumbo del actual gobierno y lo analizaremos en la próxima columna. No es un problema de "detalles" es un tema de fondo, la base ideológica y programática de la derecha uruguaya está en pleno desarrollo y hay que analizarla a fondo, como siempre hizo la izquierda.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay