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19.9.22

Reino Unido: nubes oscuras que anuncian tormentas

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Por Eddie Ford (*)

Tras entregar en mano a Liz Truss el encargo de formar gobierno, la reina Isabel II falleció, inaugurando con un largo periodo de luto y celebraciones del nuevo monarca Carlos III el gobierno de la nueva primera ministra británica. Teniendo en cuenta los precedentes de su elección al cargo, no le ha venido nada mal.

Al final, Liz Truss ganó por un margen más estrecho de lo esperado. Obtuvo el 57% de los votos de los miembros del Partido Conservador (81.326 votos), mientras que el excanciller Rishi Sunak obtuvo 60.399 con una participación del 82,6%, lo que está lejos de ser una derrota humillante.

El consenso general es que, después de un comienzo difícil, la campaña de Truss tuvo buena acogida entre los 160.000 miembros del Partido Conservador que votaron en las primarias -en su mayoría hombres, blancos, acomodados y que viven en el sur de Inglaterra. De ahí las alusiones a los recortes de impuestos y Margaret Thatcher, declarando a China un "enemigo" y todo lo demás. Es importante que los comunistas nos metamos en la cabeza de las bases conservadoras lo mejor que podamos para comprenderlas. Amaban a Boris Johnson, al igual que a Thatcher antes que él. Su personalidad carismática, su fuerte victoria electoral, carácter alegre, los chistes malos, las alusiones clásicas, la bufonada: era justo lo que querían.

Michael Heseltine le clavó el cuchillo a Thatcher, por lo que no ganó las elecciones para reemplazarla. De la misma manera, se consideró que Sunak -la opción preferida de los parlamentarios conservadores por un amplio margen-, había derribado a traición a su héroe y, por lo tanto, era profundamente impopular para empezar, lo que significa que lo hizo extraordinariamente bien para obtener el 42,6%.

Como mucha gente había sospechado, Truss inmediatamente comenzó a llenar su gabinete con leales y aliados, un gabinete de compinches. De ahí el comentario periodístico sobre el giro a la derecha, y de eso no puede haber duda. Por supuesto, esto era exactamente lo que los grandes electores conservadores le habían aconsejado que no hiciera, ya que querían hacer una demostración de "gobierno unido" para pacificar el partido después de unas poco amistosas primarias.

Por el contrario, Truss ha cesado del gobierno a todos los principales partidarios de su rival en las primarias, mientras que el propio Sunak ha descartado ocupar un puesto en su administración. El aliado cercano de Truss, Kwasi Kwarteng, ahora es canciller, Suella Braverman reemplaza a Priti Patel como ministra del Interior y James Cleverly fue ascendido a secretario de Relaciones Exteriores. Otra aliada política clave, Thérèse Coffey, fue nombrada secretaria de Salud y también reemplaza al viceprimer ministro Dominic Raab, quien describió los planes fiscales de Truss como una "nota de suicidio electoral". Ben Wallace permanece como secretario de Defensa. Sin embargo, el nuevo secretario de empresas, Jacob Rees-Mogg, ha sonado la alarma y ha recibido la responsabilidad directa sobre energía y cambio climático, ya que nadie más parecía querer el puesto. Demostrando su idoneidad para el puesto, tiene un largo historial de denuncias de los "alarmistas climáticos" y considera que los movimientos ecologistas son "apocalipticos".

Sin embargo, se puede asegurar sin margén de duda que Liz Truss ya se ha comido algunas de las cosas que dijo en la campaña electoral, las denuncias de las "dádivas" como una solución a la crisis del coste de la vida. Eso no funciona y nunca iba a funcionar, y todos lo sabían. Asimismo su comentario a Laura Kuenssberg de la BBC de que es "incorrecto" "ver todo a través de la lente de la redistribución", ya que "de lo que estoy hablando es de hacer crecer la economía", lo que "beneficia a todos", una variante burda de la teoría del goteo. Tendrá que aceptar algunos recortes de impuestos, por supuesto, de lo contrario sería demasiado vergonzoso. Pero de qué tipo y cuánto es una cuestión completamente diferente. ¿Revertirá el aumento del seguro nacional de abril, a pesar de que eso beneficiaría desproporcionadamente a las personas con mayores ingresos en alrededor de 1.800 libras al año y a los de ingresos más bajos sólo alrededor de 7 libras? (Tenga en cuenta que Truss dijo que implementaría la reversión del seguro nacional "desde el primer día").

La gran noticia es, por supuesto, su plan de subsidios por valor de entre 90.000 y 100.000 millones de libras esterlinas para hacer frente a la crisis energética potencialmente catastrófica que podría sumir a millones de personas en la indigencia y provocado la quiebra de decenas de miles de empresas; todavía podría (después de todo, esperemos a leer los detalles).

Esencialmente, las facturas de energía se congelarán en la tarifa actual de £1.971, que debía aumentar en un desastroso 80 % el 1 de octubre a £3.549, luego posiblemente hubieran vuelto a subir en enero a £5.000, y algunos analistas predicen que para las facturas de abril podría haber llegado a los £ 7.000. Esta era claramente una situación imposible e insostenible, y había que hacer algo, y se ha hecho. Se espera que el mecanismo por el que el gobierno del Reino Unido subsidia el coste mayorista del gas permita a los proveedores limitar el precio de la energía para los hogares y las empresas y se pagará mediante créditos adicionales, después de que Kwasi Kwarteng defendiera la medida en el Financial Timespor como un ejemplo de "flexibilidad fiscal" - un eufemismo que se queda corto.

Por el momento, parece que el nuevo gobierno de 'reducción de impuestos' pagará el proyecto con los impuestos generales, lo que significa que las cifras no cuadran (al principio eran inestables). Truss dice que pedirá prestados 100.000 millones de libras esterlinas, mientras que al mismo tiempo reducirá los impuestos y aumentará el gasto en defensa, una cuadratura del círculo casi imposible. Además, existe la posibilidad muy real de que todo termine costando mucho más de lo estimado originalmente, dado el aumento del precio del gas al por mayor, el aumento de la inflación y el aumento de las tasas de interés.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ya advierte que el país "probablemente" se enfrenta a una recesión. Así que parece que será un viaje lleno de baches el de Liz Truss.

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En una larga entrevista para The Daily Telegraph, el secretario de salud en la sombra, Wes Streeting, hizo la curiosa afirmación de que los tories "planean perder las próximas elecciones generales" (2 de septiembre). Como evidencia, señala la decisión del gobierno actual de limitar el número de estudiantes de medicina, lo que aparentemente significa que los conservadores han "concluido que no tiene sentido reclutar aprendices de medicina porque no van a trabajar hasta que haya un gobierno laborista".

Vale, tal vez esto sea una estratagema política astuta de Streeting, pero sigue siendo algo desesperado. Solo en las circunstancias más extrañas los políticos quieren perder elecciones, perder la oportunidad de una cartera ministerial o ingresar en la Cámara de los Lores, especialmente los conservadores, ya que fetichizan el poder. Otro comentario estúpido que se escucha a menudo en los medios burgueses es: "¿Quién querría ser primer ministro en un momento como este, con la crisis del coste de la vida, Ucrania, etc.?" Eso es no comprende de qué se trata la política burguesa, o de hecho cualquier tipo de política. Nos podríamos imaginar a estas personas observando la posición de Lenin en octubre y preguntando por qué los bolcheviques querrían tomar el poder cuando la gente pasa hambre, las industrias se paralizan, la guerra va mal... espera a que llegue un buen momento para tomar el poder.

No, los Tories no quieren perder, pero muchos de ellos temen que puedan hacerlo, lo que es comprensible desde su perspectiva. A juzgar por los acontecimientos recientes, parece que, a menos que las cosas empiecen a ir bien, los tories están en serios problemas. ¿O será que la guerra viene al rescate de Liz Truss, como lo hizo con Margaret Thatcher con las Islas Malvinas? Antes de 1982, era profundamente impopular, cuando surgieron las ciudades de cartón y el desempleo masivo y parecía segura una derrota electoral rotunda. Pero estalló la guerra con Argentina, que transformó su imagen en gran parte del electorado.

Como era de esperar, las últimas encuestas de opinión muestran que los laboristas van muy por delante. El día en que Liz Truss fue elegida líder conservadora, la ventaja laborista sobre los conservadores tendía a ser del 8,7 %, y el apoyo a los laboristas había crecido significativamente a finales de agosto. Los promedios de las encuestas extrapolados en las tres semanas previas al 5 de septiembre sitúan a los laboristas en el 40,4%, frente al 31,7% de los conservadores. Así que un gobierno de Sir Keir Starmer con una mayoría laborista de repente ya no parece imposible (siempre fue, por supuesto, posible).

Tampoco debemos descartar por completo un regreso de Boris Johnson a largo plazo. Las encuestas a los afiliados conservadores al comienzo de las primarias para el liderazgo señalaban que un 35% quería que Johnson volviera, ¡ahora es un 50%! Por ejemplo, e fácil imaginar a Liz Truss perdiendo las próximas elecciones generales, con Johnson conservando su escaño (suponiendo que el Comité Selecto de Estándares de los Comunes no lo expulse del parlamento). Ahora el guión se escribe solo: perdiste los escaños de Red Wall y solo Boris Johnson tiene las respuestas: ¡traerlo de vuelta! Por supuesto, no son las bases conservadoras las que deciden estos asuntos, sino los parlamentarios, un obstáculo mucho más difícil de sortear. Pero Boris aún podría reclamar su corona.

Otro factor a considerar es que hace Liz Truss en Europa, después de sus ruidos amenazantes de invocar el artículo 16 del protocolo de Irlanda del Norte. Esto no parece ser algo particularmente inteligente cuando se está en medio de una crisis energética, confiando en Noruega para exportar gas o en Francia para seguir suministrando electricidad a través del Canal de la Mancha. La cooperación amistosa podría ser una mejor idea. Habiendo dicho eso, parece estar retrocediendo tras su posición previa intransigente. Citando a sus aliados, el Financial Times ha informado que no se espera que Truss active el artículo 16 en las próximas semanas. Los funcionarios de la Unión Europea esperan que Truss solicite una extensión de los períodos de gracia acordados por la UE y el Reino Unido en 2020, para permitir controles más suaves en el comercio entre Gran Bretaña continental e Irlanda del Norte, que expirarán el 15 de septiembre.

Pero, ¿cuándo han dañado los ataques contra la UE a un primer ministro tory?

 

(*) Eddie Ford es un analista poli´tico brita´nico, especializado en asuntos internacionales y estrate´gicos que suele contribuir a la revista Weekly Worker.

Fuente: https://weeklyworker.co.uk/worker/1409/storm-clouds-gather/

Traducción: Enrique García