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19.9.22

El 'Polibio rojo': la teoría de la república democrática de Otto Bauer (I)

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Por Kolja Möller (*)

 "Queremos una república democrática".

El artículo reconstruye las reflexiones teóricas del austromarxista Otto Bauer sobre la república democrática (1). Demuestra cómo Bauer parte no solo del conflicto irreductible en torno al ejercicio del gobierno, sino que también presta la debida atención al impacto que tienen las formas legales y políticas existentes en los ámbitos de articulación para el conflicto antagónico. Elabora un ciclo de tres etapas por las que pasa la república democrática: democracia proletaria, la república popular y una innovadora conceptualización de la dictadura del proletariado como telón de fondo para la estabilización y defensa de las instituciones democráticas. Las reflexiones de Bauer refinan conceptos centrales del marxismo político (2) y los relaciona con la teoría democrática. Basándose vagamente en el ciclo de constituciones de Polibio, Bauer puede ser visto como un 'Polibio rojo'. Analiza sobriamente las diferentes etapas de la república y revela cómo se conectan las unas con las otras. En última instancia, este artículo demuestra que la obra de Bauer proporciona amplios recursos para teorizar las mutuas interrelaciones entre el conflicto social y la forma política.

I. Introducción: forma política y conflicto social

El historiador griego Polibio tiene un papel influyente en la historia del pensamiento político. Sus renombradas Historias proporcionan un completo relato del período entre 264 y 164 a. En el sexto libro de Historias, Polibio abre una discusión sobre la constitución romana. Es aquí cuando elabora una morfología de las formas constitucionales, basándose en la distinción entre monarquía, aristocracia y democracia desarrollada por Platón y Aristóteles. Polibio conecta estas tres formas en un "ciclo de revoluciones constitucionales" en las que los respectivos modos de gobierno "cambian", "se transforman" y "vuelven de nuevo a su etapa original": (3) la monarquía corre el riesgo de caer en la tiranía; el gobierno aristocrático de los "mejores" puede degenerar tendencialmente en un gobierno oligárquico de unos pocos. Aunque la democracia puede parecer como la única alternativa a estos desarrollos, incluso la democracia es probable que se transforme en una oclocracia, es decir, una forma caótica de gobierno del populacho. La intención de Polibio al esbozar este ciclo es demostrar la superioridad de la república romana, que se basa en una constitución mixta de las tres formas, previniendo así la degeneración corruptora. En la constitución mixta de la república romana, cada elemento de la misma se enfrenta a una fuerza contraria capaz de mantenerlo bajo control. El arreglo institucional de Cónsul, Senado y el Tribunado plebeyo corresponde a una combinación de elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos y así impide que una forma de gobierno se convierta en hegemónica sobre las demás. En este sentido, Polibio argumenta, el orden constitucional es capaz de realizar el bien común.

Fue Maquiavelo quien volvió al ciclo de Polibio, aunque modificándolo en un aspecto crucial. Mientras que Polibio estaba unido a una visión del buen gobierno republicano, Maquiavelo interpreta el ciclo desde un ángulo diferente. Considera que el auge y la caída de las formas constitucionales tiene sus raices en un conflicto perenne que gira en torno al ejercicio del dominio político. (4) Maquiavelo remonta la historia de los órdenes políticos a dos actitudes - umori, o 'humores':

"Obviamente, para tomar el control de este tipo de estado se necesita el apoyo de la gente común o de las familias ricas, los nobles En cada ciudad uno encuentra estas dos posiciones políticas conflictivas: está la gente común, que no quiere en forma alguna ser ordenada y oprimida por las familias nobles, y están los nobles, que están ansiosos por oprimir al común de la gente y darles órdenes". (5)

Maquiavelo combina las ideas de Polibio sobre esta tendencia que se refuerza a sí misma de gobierno político con evidencia de una contrafuerza equiprimordial. Maquiavelo va más allá del mero escrutinio de la peligrosa propensión de los gobernantes a la dominación, identificando los "humores" no dominantes que continuamente cuestionan la legitimidad de todas las formas de dominación. Maquiavelo asocia esta actitud crítica principalmente con aquellos sujetos al gobierno político. Estas dos actitudes representan los dos lados de un conflicto persistente sobre el gobierno político que se encuentra en el corazón de todas las constituciones. Estos dos lados sirven como la fuerza impulsora detrás del proceso de ascenso social, así como de declive. (6)

Esta línea de pensamiento ha sido retomada en los últimos años por las teorías de la democracia radical enfatizando la importancia y primacía del conflicto sobre la forma política institucionalizada. (7) De acuerdo con estos enfoques, la democracia no puede reducirse a un régimen de instituciones liberales en las que las élites ocasionalmente cambian de lugar. Más bien, una noción sólida de democracia debe reconocer un antagonismo fundamental, que es la brecha inherente entre los que gobiernan y los que son gobernados. Así, el conflicto social en última instancia asume la primacía sobre las instituciones políticas y legales existentes. Sin embargo, esta línea de pensamiento exhibe una laguna en términos de la relación entre el conflicto y su morfología o articulación política. Específicamente, la influencia retroactiva de las formas políticas existentes en los ámbitos de articulación de el conflicto social no se aborda adecuadamente.

A continuación, sostengo que encontramos una serie mucho más rica de deliberaciones sobre la relación entre forma política y conflicto social en la obra teórica de las corrientes marxistas asociadas a la Internacional de Viena (Unión Internacional de Trabajo de Partidos Socialistas) en la década de 1920 y 1930.

Este artículo busca demostrar que las reflexiones teóricas realizadas por las corrientes 'socialistas de izquierda' de esa época proporcionan amplios recursos para un análisis más matizado del gobierno político que es sensible a la interrelación entre conflicto social y forma política (II.).(8) Contextualiza estas reflexiones, enraizadas principalmente en el marxismo político, con miras a la teoría de la democracia. Al basarse en la herencia teórica del austromarxismo y la obra de Otto Bauer (uno de sus más destacados políticos e intelectuales), se reconstruye una teoría de la república democrática. Bauer distingue entre diferentes fases políticas (que describo como 'estados agregados') caracterizados por modos específicos y únicos de articular el conflicto social (III.). Aun estando en deuda con la tradición socialista, Bauer reformula los conceptos centrales del marxismo político, sobre todo el de "dictadura del proletariado", y los alinea con la teoría de la democracia (IV). Finalmente, demuestro cómo el enfoque de Bauer puede arrojar una peculiar luz sobre la crisis contemporánea de la democracia occidental (V.).

II. Austro-marxismo

A pesar de todos sus sesgos economicistas, la tradición marxista siempre ha abordado los conceptos políticos. Es cierto que lo político y la política como tal no asumen el papel central en el marxismo que tienen en la teoría de la democracia (oscurecidos como están por la sombra de un curso de la historia que es impulsado por una dialéctica de las fuerzas productivas y las relaciones de producción). Pero al mismo

tiempo, las discusiones recientes en la teoría de la democracia descuidan muchas de las reflexiones que emanan de la tradición marxista dedicada a la política, el derecho y la democracia. (9) Esta laguna no es sorprendente, dado que las corrientes dominantes

en el movimiento obrero tienen ellas mismas gran parte de la responsabilidad por el hecho de que la mayoría de estos recursos han sido marginados u olvidados por completo. Estos enfoques más matizados de la potencialidades y límites de la democracia fueron superados por la fuerte oposición entre el apoyo socialdemócrata a una república liberal por un lado, y el modelo bolchevique de una revolución contra dicha república por el otro.

Pero en las décadas de 1920 y 1930, surgieron las llamadas corrientes "socialistas de izquierda" en Europa continental, que se unieron en torno a una orientación política que buscó trascender la dicotomía entre la socialdemocracia y el bolchevismo. Curiosamente, estas corrientes contienen un enfoque profundo e intelectualmente estimulante de los problemas del gobierno político, que resuena en los trabajos de Antonio Gramsci sobre la hegemonía, en la teoría de August Thalheimer sobre el fascismo y el bonapartismo, y se extiende a las reflexiones de Otto Kirchheimer y Franz L. Neumann, primeros protagonistas de la Escuela de Frankfurt. (10) En todos estos intentos, encontramos la tendencia a reemplazar oposiciones esquemáticas como reforma y revolución, constitución e insurrección, liberalismo y socialismo, democracia y dictadura por una perspectiva que está más atenta a las situaciones del mundo real y hace hincapié en las transiciones y transformaciones entre estos polos. En las siguientes secciones, este artículo contextualizará uno de estos enfoques, a saber, la obra del austromarxista Otto Bauer, desde la perspectiva de la teoría de la democracia.

Este esfuerzo no está exento de ciertas discontinuidades, pero espero demostrar cómo las reflexiones de Bauer sobre la democracia y la estrategia del movimiento obrero subrayan la interrelación de antagonismo y forma política. Bauer no solo enfatiza la primacía del conflicto sobre la forma, sino que también analiza la influencia de la forma política en los ámbitos de articulación de los antagonismo o conflictos dentro de la estructura social misma.

Antes de pasar a esta contextualización, sería oportuno esclarecer la trayectoria política e histórica del legado austromarxista. El término "austromarxismo" se introdujo para definir una corriente de reflexión teórica y estrategia política dentro del movimiento obrero austríaco. (11) El trasfondo teórico del austro-marxismo surgió de

la escena intelectual de Viena. La dirección de la socialdemocracia austriaca estaba compuesta principalmente por intelectuales que intentaron combinar la teoría marxista con la filosofía de la Ilustración, sobre todo la de Kant, así como el psicoanálisis y los estudios literarios. Pero, sin embargo, no se limitó al razonamiento intelectual. Como destaca Mozetic en su definición, tuvo un triple carácter: el austromarxismo denota una corriente intelectual, una estrategia política y las políticas culturales y de bienestar en la Viena "roja" de los años 1920, constituyendo una "forma de vida". (12)

Fue el propio Bauer quien elaboró ??esta trayectoria en un artículo de periódico de 1927. Afirma que, de entrada, "el término austromarxismo se usó para denominar a un grupo de camaradas más jóvenes y académicamente activos: Max Adler, Karl Renner, Rudolf Hilferding, Gustav Eckstein, Otto Bauer, Friedrich Adler han sido las figuras más destacadas. Esta asociación fue motivada no por un punto de vista político específico, sino por la peculiaridad de su trabajo científico.'(13) A continuación, Bauer demuestra cómo el término austro-marxismo cambió su significado: después de la Primera Guerra Mundial y la subsiguiente Revolución austriaca, se usó para definir la estrategia 'centrista' o 'integradora' que siguió el movimiento obrero austriaco en el período de entreguerras.(14) En lo que sigue, me centraré en este uso político del término austro-marxismo y, más concretamente, cómo Bauer y sus seguidores intentaron conceptualizar la relación entre conflicto, forma política y transformación social.

A diferencia de la mayoría de los demás países europeos de la época, el movimiento obrero austriaco no se fracturó en un debilitante cisma entre socialdemócratas y comunistas. Es especialmente en este tipo de austro-marxismo político en el que Otto Bauer asume un papel importante. Como intelectual educado en la tradición austro-marxista, se convirtió en el líder de la socialdemocracia en la década de 1920. Su estrategia tuvo como objetivo la búsqueda de una tercera vía, rechazando la división entre Social Democracia y Comunismo.

En un primer paso, revisemos los rasgos generales de esta estrategia integradora.

Bauer se muestra escéptico ante la estrategia reformista tradicional centrada en el Estado que era dominante en el movimiento obrero europeo de su época. Friedrich Engels especuló al final de su vida sobre la posibilidad de utilizar las instituciones parlamentarias y gubernamentales del estado burgués para introducir reformas o incluso comenzar la construcción del propio socialismo. En una frase célebre, afirmó: "si algo es cierto es que nuestro partido y la clase obrera sólo pueden llegar al poder bajo la forma de una república democrática. Esta es incluso la forma específica para la dictadura del proletariado, como la Gran Revolución francesa ha demostrado". (15) Los partidos socialdemócratas interpretaron estas insinuaciones como un alegato a favor de una estrategia reformista. Buscaban obtener una mayoría en las elecciones parlamentarias, para participar en los gobiernos y utilizar el poder del estado para iniciar la transición al socialismo. Esta perspectiva instrumental sobre el uso del poder del estado fue especialmente adoptada por el ala derecha de la socialdemocracia austriaca. Karl Renner, quien hoy en día es principalmente conocido por sus obras pioneras sobre la dimensión pública del derecho privado, consideró el estado y la ley como "medios técnicos" que podrían emplearse para una amplia gama de fines. (16) La teoría legal de Hans Kelsen jugó un papel importante en el imaginario político de la socialdemocracia austriaca. Rechazó la crítica fundamental de Karl Marx al derecho y al poder estatal invocando sus afinidades con el pensamiento anarquista (en opinión de Kelsen, dolorosamente ingenuo). Kelsen concluye su crítica de Marx defendiendo con fuerza el reformismo. Defendió una vuelta al socialismo de estado de Ferdinand Lassalle y el papel central del proceso legislativo en la remodelación de la sociedad. (17)

Bauer no es hostil a estas ambiciones reformistas ni a participación en el gobierno como tal. Pero insiste implacablemente en la intuición de que el conflicto antagónico entre la clase dominante y el proletariado no puede resolverse tomando el poder estatal como un instrumento técnico, ni se puede disolver el antagonismo por completo en los procedimientos institucionales. (18) Bauer enfatiza la importancia del liderazgo moral e intelectual por parte del movimiento obrero como un "medio de gobierno" discreto. (19) Defiende, "una estrategia de transformación lo más concreta posible para el estado, la economía y la sociedad" impulsada por una "estructura socialdemócrata organizativa que alcance y se extienda al cuerpo social como un todo (Durchorganisierung des Gesellschaftskörpers)". (20) Significativamente, esta visión exhibe varios paralelismos cruciales con la teoría de la hegemonía de Antonio Gramsci, aunque Gramsci y Bauer no compartieron un diálogo intelectual directo. (21) El enfoque general de Bauer busca defender la autonomía del movimiento obrero frente a otras fuerzas políticas o fracciones de clase, así como instituciones públicas. Si el movimiento perdiese su capacidad de iniciativa y liderazgo cultural o renunciase a sus objetivos estratégicos (como la construcción de una sociedad socialista), su poder de implementar sus políticas a través del parlamento y en el terreno de la Realpolitik se desvanecerían de manera concomitante. Frente a la interrelación de las instituciones públicas, fuerzas de la clase dominante, aparatos administrativos y relaciones de propiedad, la Social Democracia (y el movimiento obrero en general) requiere una estrategia de transformación en la que el movimiento no se integre simplemente como un mero apéndice de la sociedad existente, degenerando en un apéndice del aparato del estado. En particular, Max Adler, aunque más en el ala izquierda del partido que Bauer, resumió esta estrategia en la fórmula "un poder contra el estado dentro del estado": ??"El proletariado sólo puede jugar un papel poderoso en una coalición dentro de la clase-estado, si representa un poder contra el Estado, si obliga a los seguidores del Estado a cooperar". (22) Mientras subrayaba la importancia de la autonomía del movimiento obrero, el propio Bauer desempeñó el papel de un líder centrista. Su partido logró ampliar su representación parlamentaria y entrar también en el gobierno. Pero intentó usar su poder para construir un mundo de vida 'rojo' a nivel social. El ejemplo de ello es sin duda el apogeo de la Viena 'roja' en la década de 1920, que entonces estaba gobernada por una mayoría socialdemócrata. La socialdemocracia austriaca promulgó reformas profundas en la administración municipal de Viena, que iban desde programas de vivienda, educación y atención médica a las redes culturales, 'anticipando' un estilo de vida socialista alternativo. (23) Se consiguió evitar una división importante entre socialdemócratas y comunistas. La visión de Bauer consistía en una "tercera vía" entre la socialdemocracia reformista y el bolchevismo. Bauer defendía un "socialismo integral", que "se eleva por encima de las contradicciones del movimiento obrero reformista y el socialismo revolucionario [...] y por lo tanto equivale a una fuerza integradora dentro de un movimiento obrero dividido. (24)

Sin embargo, Otto Bauer se distancia de las estrategias de golpe de Estado. Si bien rechaza una mera estrategia parlamentaria, rechaza igualmente la Revolución rusa y el bolchevismo como una política viable. Según Bauer, la dictadura del proletariado, establecida en la Revolución de Octubre, era probable que se transformase en una "dictadura de una clase gubernamental por encima de la estructura social de clases". (25) Bauer parece estar todavía apegado a la línea principal de pensamiento que era típica del debate marxista en la Segunda Internacional cuando postula la necesidad de una cierta "madurez" del proletariado como requisito previo para un proceso de transformación social revolucionaria. Con Hans Kelsen, argumenta que la dictadura del proletariado no se opone a la República Democrática. Más bien, denota una etapa en la que el proletariado está maduro para tomar el poder estatal y ejercerlo en la "forma estatal de una democracia". (26) Otra diferencia con el enfoque bolchevique se relaciona con la cuestión de la violencia. Bauer rechaza la fuerza bruta de la violencia como medio para erigir una nueva sociedad. Como veremos más adelante, la mayor parte de sus reflexiones están orientadas hacia la limitación y el control de esa violencia.

III. República

Bauer parte de la primacía del conflicto social sobre la forma. Seguidor de la teoría marxista, identifica la lucha entre la burguesía y el proletariado como el conflicto social definitorio de su época, que él conecta con actores sociales ya existentes en la sociedad, a saber, los sectores organizados de las facciones de la clase dominante y el movimiento obrero. (27) Pero va más allá del mero hecho de que estos conflictos asuman el papel de primer motor sociopolítico. Más importante aún, en la obra de Bauer encontramos una consideración exhaustiva de formas políticas, culminando en una especie de anaciclosis, un ciclo de diferentes estados sucesivos, por así decirlo, que atraviesa la república democrática.

El punto de partida de Bauer es la historia de la revolución austriaca de 1918. Teoriza el desarrollo de la República austríaca señalando diferentes estados en los que, en cada estado respectivo, el conflicto social, la economía capitalista y las instituciones políticas están dispuestas de una manera específica. Baur supera así el simple binario de formas liberal-democráticas y modelos alternativos de organización de lo político (por ejemplo, a través de la democracia de consejos) sin colapsar el ideal democrático en un elusivo momento de insurrección. La perspectiva de Bauer equivale esencialmente a un "análisis restrictivo" que "intenta esclarecer los ámbitos de la acción política en un contexto de conflictos y confrontaciones socio-políticas". (28) Bauer examina la relación entre los factores limitantes y facilitadores del propio conflicto social. Destaca un doble movimiento que reconoce el impacto estructurante de un 'estado' dado de la república sobre las modalidades de articulación de los conflictos sociales, al mismo tiempo que dilucida la fuerza transformadora del conflicto con respecto a las formas políticas existentes. Bauer diferencia entre tres estados diferentes, agregados o sucesivos, que asumen un papel central en su historia de la Revolución austriaca.

Estado Agregado 1: Democracia Proletaria

Como también fue el caso en la Revolución de noviembre de Alemania, la Revolución austriaca resultó en el establecimiento de una república parlamentaria. En su crónica de la revolución, Bauer rastrea este proceso hasta el papel decisivo desempeñado por el movimiento obrero, cuyas diversas organizaciones alcanzan una posición hegemónica en la sociedad austriaca. El movimiento logra moldear los soldados amotinados en un ejército popular, la llamada Wehrverbände, o "ligas de defensa". Al hacerlo, el movimiento obrero ejerce un poder esencial que contribuye simultáneamente a la civilización y pacificación de los soldados. Bauer se niega a romantizar el proceso revolucionario y es plenamente consciente de que esta "multitud pasaría a ser una banda de mercenarios si se hubiera dejado a su suerte". (29) Gradualmente, el movimiento obrero amplía su base organizativa y comienza a disponer de los medios de violencia. Esto no conduce a una estrategia ofensiva dirigida a la construcción de un estado obrero. Más bien, la socialdemocracia baueriana persigue una estrategia defensiva que evita el ejercicio de la violencia. La transición a la sociedad socialista no puede ser instigada a través de la victoria de un ejército proletario en una guerra civil. Bauer teme un 'desbordamiento de la propia revolución' (Selbstaufhebung der Revolution). (30) Para él, es difícil imaginar que una transición emancipatoria pueda surgir de conflictos bélicos. Es más, el equilibrio internacional de fuerzas de clase inhibe la posibilidad de construir un estado socialista solo en Austria. Bauer resume que la "dictadura del proletariado [...] habría terminado en la dictadura de un ejército ocupante". (31) La estrategia defensiva no pretende derrocar la democracia parlamentaria. La socialdemocracia entra en coalición con las fuerzas conservadoras para mantener y salvaguardar la gobernabilidad del país. (32) Pero al mismo tiempo, el movimiento obrero conserva su posición de poder. Mantiene su control sobre los medios de violencia a través de la Wehrverbände: no transfiere ese control al Estado. Aunque esta situación podría verse como un terreno fértil para una revolución al estilo bolchevique, el movimiento obrero se aferra a su estrategia defensiva. La dictadura del proletariado es utilizada como posibilidad inminente que representa una amenaza perenne para el campo de la clase dominante y, por lo tanto, sirve para inculcar un miedo latente a la revolución en la propia clase dominante.

Así, el primer estado agregado de la naciente república austríaca es caracterizado por la "hegemonía de la clase obrera". (33) Bauer usa el concepto de "democracia proletaria" para describir este estado en particular. (34) Durante el estado de la "democracia proletaria", la democracia política y social son una. La democracia parlamentaria se complementa con una "democracia funcional" que introduce modos de democracia económica y de consejos, extendiendo así la reivindicación de la democracia a otras esferas sociales. (35) Bauer conecta esta etapa con las nociones republicanas y discute la relación entre la clase gobernante y los gobernados. Dado que la clase gobernante no dispone ya de los medios de violencia, no puede reprimir los humores de los gobernados por medios militares. (36) Debe entrar en un proceso deliberativo para legitimar su papel en el estado: "Democracia - para las masas, esta era no sólo un mero gobierno de funcionarios electos a través del sufragio universal, sino un método de gobierno que obligó a la clase gobernante a trabajar duro y defender cada una de sus leyes con el fin de obtener la aprobación de las masas afectadas". (37) En el estado de democracia proletaria, el gobierno dependía "sólo en el consenso generado por la dirección intelectual, un gobierno a través del consentimiento de las masas". (38) Bauer enfatiza la función de las asambleas de fábrica, en las que se discutieron las políticas gubernamentales. Describe la "autoeducación de las masas" y la "avalancha de iniciativas" que tuvo lugar. (39) Además, Bauer se refiere a la promesa de la Revolución americana: un "sistema de gobierno fundado en el consentimiento de los gobernados", que fue al menos parcialmente realizado. (40)

La tesis general parece ser que la república democrática puede evolucionar hacia un estado de democracia proletaria. En ella, el movimiento obrero asume un papel hegemónico: por un lado, extiende la democracia a otras esferas sociales, sobre todo la economía, y por otro, trae un mínimo de paz social a la sociedad al privar al estado y a la clase gobernante de los medios de violencia que de otro modo se desplegarían para sofocar a las clases subalternas. El movimiento obrero sólo despliega los medios de violencia de forma defensiva. No los aplica por sí mismos, simplemente dispone sobre ellos. Bajo estas condiciones, Bauer identifica algunos gérmenes de un modo de gobierno por el cual el gobierno debe legitimarse mediante una serie de procesos deliberativos. La lucha por el poder entre las clases - entre la burguesía y el proletariado así como entre el gobierno y los gobernados- no se puede desarrollar con 'medios violentos'. (41) La esperanza de Bauer es que el estado evolucionado de democracia proletaria alentará el desarrollo de una tendencia que en última instancia puede conducir a una "democracia socialista como una forma de organización para una sociedad socialista sin clases", fundada 'en la idea reguladora de una sociedad de seres humanos guiados por el libre albedrío, una sociedad libertaria"'. (42) Al hacerlo, reemplaza la 'dictadura del proletariado como la etapa de transición más importante hacia otra sociedad con el concepto de democracia proletaria - una etapa que no representa un marcado contraste con la república democrática porque simplemente realiza sus mismos principios.

Estado Agregado II: República Popular

A pesar de los muchos desarrollos esperanzadores en los primeros días de la Revolución austriaca, el ardor revolucionario se calmó. Bauer observa un nuevo estado, que define como la "república popular". (43) Las instituciones y elementos democráticos de la democracia funcional permanecen intactos, pero el movimiento obrero pierde su posición hegemónica. El equilibrio de fuerzas de clase internacional y la necesidad de desarrollo económico frustran su poderoso papel: 'La alta coyuntura industrial superó la tensión de la etapa revolucionaria." (44) Políticamente, esto se expresa en el hecho de que la socialdemocracia se ve obligada a cooperar con el campo conservador en la segunda coalición posrevolucionaria. (45) Para analizar este estado de cosas, Bauer toma prestada un concepto teórico del difunto Friedrich Engels. Engels observó que, en ciertos períodos históricos, el poder político es compartido por varias fuerzas de clase. Esto es el caso 'cuando las clases en guerra están tan equilibradas en fuerzas que el poder del estado, como aparente mediador, adquiere por el momento cierta independencia en relación con ambas'. (46) Bauer retoma el concepto de equilibrio y lo aplica a la república democrática. Por lo tanto, en la república popular emergente entra en escena un "equilibrio de fuerzas de clase". Es un estado en el que "ni la burguesía ni el proletariado son capaces de dominar el estado". (47) Dado que "todos los sectores de las clases tienen una participación en el poder del estado, (48) la lucha de clases se puede articular pacíficamente, a pesar de que el proletariado se encuentra en una posición más defensiva que durante el estado de democracia proletaria.

Siguiendo sus reflexiones, la estabilidad de la república no puede ser mantenida a través de procedimientos y disposiciones constitucionales únicamente (por ejemplo, la nueva constitución, redactada por Hans Kelsen). El punto crucial consiste en el equilibrio de fuerzas de clase que impida que la república se derrumbe en una guerra civil o de paso a un estado autoritario. Bauer es completamente consciente del hecho que el "equilibrio de fuerzas de clase" es de hecho un terreno precario. (49) Por lo tanto, Bauer señala que la transformación de la república en una democracia proletaria no es de ninguna manera la única trayectoria concebible; después de todo, la república popular en su mayor parte se limita a aplicar los principios democráticos de una manera más consistente. La mayor amenaza para la república popular, en cambio, emana de la posibilidad de que facciones autoritarias de la clase dominante bloqueen la república democrática en su conjunto y allanen el camino para un dominio fascista. Esta es la razón por la que el enfoque de Bauer tiene como objetivo garantizar que la república no degenere en instrumento de la burguesía. La lucha por el mantenimiento de las instituciones democráticas equivale a la tarea primordial en tiempos de la 'fase defensiva proletaria'. (50)

Durante todo el estado agregado de la república popular, algunos logros de la democracia proletaria persisten. El ejemplo más importante son elementos de la democracia económica y la relativa flexibilidad de la constitución para permitir modos de desarrollo no capitalistas. El equilibrio de las fuerzas de clase induce una mentalidad constitucional que finalmente llega a caracterizar la norma del orden de la posguerra europea (occidental).

Sin embargo, sería engañoso restringir la república popular a una mera conservación del equilibrio existente de fuerzas de clase. Más bien, es a través de este estado agregado como la transformación social puede todavía llevarse a cabo. No hay que olvidar que la estrategia austromarxista no se basó únicamente en una peculiar noción de conflicto y democracia, sino también en una teoría de la evolución fuertemente influenciado por Marx y Darwin. (51) Los austromarxistas sostienen la idea de que las contradicciones inmanentes de la economía capitalista experimentan una deriva evolutiva hacia la transformación social. Más importante aún, asumieron que, a través de la universalización de la asalarización, el proletariado se convertiría en la mayoría numérica de la sociedad y, por lo tanto, sería capaz de imponer su voluntad a través de procedimientos democráticos. (52) Además, asumió que las contradicciones internas de la economía capitalista desembocan en momentos de crisis en los que el socialismo puede presentarse como la única alternativa viable a un modo de producción en crisis. Y no menos importante, que la anticipación de un mundo de vida rojo en la sociedad civil debería tener efectos a largo plazo en el nivel de las prácticas sociales. (53) En este sentido, el aparentemente conservador estado de compromiso era un posible espacio para la transformación social que se suponía que evolucionaría a su sombra. La ambigüedad de la república popular no implicaba -al menos en las reflexiones de Bauer- un abandono de las aspiraciones revolucionarias.

Estado Agregado III: Dictadura del Proletariado

Dentro del marxismo clásico, el concepto "dictadura del proletariado" se refiere a la cuestión de la transición de la sociedad burguesa a la socialista. Sirvió como un concepto general para expresar lo que ocurriría después de la toma del poder estatal, ya fuese a través de elecciones parlamentarias o una revolución. (54) Más importante aún, la tradición bolchevique concebía la dictadura del proletariado como un estado de excepción, en agudo contraste con la república democrática. Bauer, sin embargo, se mueve en sentido contrario, introduciendo una noción de dictadura del proletariado compatible con el imaginario democrático. Para él, simplemente denota otro tercer Estado agregado que la república puede asumir. Bauer elabora su argumento en relación con un peligro permanente y sigiloso que existe en la sociedad de clases. A saber, que las fuerzas de la clase dominante puedan llegar a rechazar el orden republicano y desplegar los medios de violencia contra el movimiento obrero. Este escenario se convierte cada vez en más probable a medida que el poder político "tiende a caer en manos de un gobierno obrero que está decidido a expropiar a los capitalistas y socializar los medios de producción. (55) Si el partido de los trabajadores gana una mayoría parlamentaria y facciones de la clase dominante recurren a un golpe de estado violento en respuesta, entonces, y solo entonces, la socialdemocracia y sus milicias armadas serían movilizadas para establecer una dictadura del proletariado. (56)

Obviamente, Bauer hace grandes esfuerzos para distanciarse de la noción de dictadura común en el marxismo clásico. Mientras que Marx, así como teorías de la revolución socialdemócratas y más aún bolcheviques ven a la dictadura como una palanca para establecer un nuevo orden, Bauer le asigna una función meramente defensiva. No es la alternativa a la republica. Más bien, representa una etapa precaria en la que los logros democráticos se defienden "cuando la clase burguesa trata de hacer implosionar la democracia y cae en brazos del fascismo". (57) Aquí, la dictadura no es un instrumento de la revolución que se asemeja a la "locomotora de historia', sino más bien un 'freno de emergencia' que impide una transformación autoritaria. (58)

Esta línea de pensamiento incluso aparece en el Programa de Linzer del partido en 1926 y se desarrolla en una estrategia más general de la violencia defensiva. La noción de violencia defensiva se relaciona con el problema de que la sociedad austriaca en ese momento parecía estar acercándose a una guerra civil. La innovación central de esta estrategia se ubica en el hecho de que, bajo el auspicio de la violencia defensiva, no es el movimiento obrero el que decide sobre el uso de medios violentos, sino sus oponentes en la clase dominante. En el caso de que la clase dominante recurriera a la violencia bruta, la republikanische Schutzbund (Liga de Defensa Republicana), alineada con la socialdemocracia y fundada explícitamente para este fin, debería defender la república. (59) Es aquí cuando se hace visible la tragedia de la socialdemocracia austriaca. En la corta guerra civil de 1934, los austrofascistas lograron destruir el movimiento obrero. (60) Esto provocó, después de la derrota, duras críticas al concepto de violencia defensiva y a la concepción austro-marxista de dictadura del proletariado. (61) Sin embargo, es cuestionable que la orientación programática o incluso el liderazgo de Otto Bauer fuesen responsables de la derrota.

Desde una perspectiva más teórica, es interesante notar que el movimiento austro-marxista cultivó un enfoque original de la cuestión de la violencia. No sólo porque "muestra desviaciones considerables del esquema de Marx y Engels", (62) sino también porque ni se resigna de manera fatalista al uso de la violencia, ni simplemente la repudia.