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9.5.22

Volviendo al Uruguay

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Por Esteban Valenti (*)

El sábado pasado regresamos a Montevideo, fueron 20 días de ausencia, poco tiempo. Para mí que escribo todas las semanas es una eternidad y aquí estoy, al pie de la PC tratando de hilvanar algo coherente, de aportar algo, a lo mucho que he leído a la distancia sobre mi país.

Lo primero que siento al llegar a Uruguay después de más de 3 años de no viajar a ningún lado es que es sobre todo, mi tierra, la que me apasiona, la que conozco o al menos creo conocer, donde están la mayoría abrumadora de los míos, los familiares, los amigos, los compañeros, los adversarios y más en general el aroma, el humor, el humo de mi fogata. Y está vez volví con más ganas. Porque nunca antes había sentido y visto Europa (España e Italia pero muchos otros países) tan diferentes, tan decadentes, tan encerradas en sus incapacidades. Y además con tantas heridas de la pandemia y aprisionadas por la guerra en su continente. No se habla de otra cosa.

En 20 días no pasaron grandes cosas, pero trataré de hacer un resumen de lo que percibí durante el viaje y a mi regreso.

Es notorio que pasada la campaña por el referéndum, el tema central en absoluto es la situación económica y social, indivisibles. Comenzando por las consecuencias: la notoria pérdida de capacidad de económica de la gran mayoría de las familias uruguayas, los que viven de su trabajo, de su jubilación o pensión y de pequeñas empresas urbanas o rurales. Nada explosivo, pero se combinan dos factores, los uruguayos nos habíamos desacostumbrado a perder nivel de vida en forma permanente durante más de dos años y a incorporar la incertidumbre sobre nuestro futuro de manera tan concreta y permanente. Eso se mide en las estadísticas, pero sobre todo en la sensación de la gente.

No a todos les va igual, hay sectores sociales muy reducidos que se han enriquecido notoriamente. Las cifras bancarias son muy elocuentes.

El otro elemento que se percibe es el crecimiento de la inseguridad, ya no se trata de una polémica sobre artículos de la LUC, sino de asesinatos, asaltos y hurtos. Fui a comprar carne y a la carnicería la robaron 3 veces en un mes. Y para llevarse comida. Y cada uno de nosotros sabe -más allá de sus opiniones políticas- que la situación está empeorando notoriamente. Nada nuevo desde que me fui, simplemente la comprobación de una tendencia.

No se avanzó un milímetro en materia de las pomposas promesas de acuerdos comerciales con China, con Turquía ni con nadie. Porque la situación regional y mundial es muy compleja y el gobierno nos quiere acostumbrar a que el relato sustituya la realidad. No habrá ningún acuerdo de libre comercio con China, de eso podemos estar seguros. Veremos los argumentos y excusas que se acumularán. En política hay que jugarse con previsiones y no flotar en las descripciones.

Lo que ha empeorado de manera notoria es la situación del puerto de Montevideo. Los datos se acumulan diariamente. Se inició un conflicto sindical con futuro y duración incierto, se despidieron 150 trabajadores de Montecon, se redujeron los salarios al 50% al resto del personal y el proceso judicial avanza. A nivel comercial se inicia un contencioso internacional sobre la base de los tratados de protección de inversiones de Chile y de Canadá. Y estos son pleitos verdaderos, a diferencia del bluff inventado por el gobierno sobre el posible juicio de los belgas de Katoen Natie para justificar la firma de un nuevo contrato por 60 años que incluye en Reglamento de Atraque, beneficios para instalar molinos eólicos y espacios portuarios ocupados por la Armada. Además del manoseo legal en la Administración Nacional de Puertos, incluyendo que el vicepresidente declara que se enteró del contrato por la prensa, porque nunca se trató en el directorio.

Esto recién empieza, será el mayor escándalo y el que nos producirá los mayores daños, superando a ANCAP, Banco Pan de Azúcar, Banco Comercial y Banco Montevideo y Mi Granja. Es una situación gravísima que compromete nuestra soberanía por 60 años y uno de los elementos claves de nuestro desarrollo. Habrá que estar muy atentos.

La gente ya lo percibió, la encuesta que se le dedicó al tema, muestra que el 46% de los uruguayos rechaza el contrato con Katoen Natie y solo el 23 la aprueba (menos de los votantes del Partido Nacional). Y todo tiende a empeorar.

Es notorio que en materia de la pandemia seguimos mejorando y ese es un elemento muy positivo, lo que no lo es en absoluto es que la reducción de recursos presupuestales a nivel de la Salud Pública y de la Educación comienza a surtir sus efectos negativos. Y en poco tiempo tendremos el debate sobre la Rendición de Cuentas, y la obsesión por el déficit fiscal seguirá dañando al país y su desarrollo. Es el cerco de un modelo económico que ya en otros tiempos nos causó grandes daños y una permanente decadencia.

En el plano político hay dos aspectos que seguí a la distancia, la miseria electoralista de la peor especie de negar un aval para un préstamo del BID a la Intendencia de Montevideo, que dejará muchos barrios sin saneamiento, con la remota esperanza de que algún día los multicolores tendrán la posibilidad de disputar el gobierno municipal. Y para ello se cavan una profunda fosa que afecta a toda la política nacional. Ciudadanos y varios intendentes blancos se pronunciaron claramente en contra. Es un nuevo dato político.

Obras importantes, estructuras que incidan no solo en la cantidad de mano de obra sino en el futuro del país, son las mismas de antes, UPM2, el Ferrocarril Central, El puente y los ingresos al Puerto de Montevideo y el puerto especializado para la celulosa. ¿Qué más?

Eso si, mucha humareda sobre inversiones en Punta del Este (Cipriani) están bajo serias sospechas de concretarse.

Apenas llegados comprobamos una vez más que este país sigue siendo diferente y mejor que muchos otros porque se saben separar y diferenciar los temas familiares y personales de la política y las instituciones. Por eso también fuimos y somos diferentes y hay que defenderlo.

Hay debates y aprobaciones parlamentarias de antología. Se aprueba por unanimidad la solicitud de que se reduzca el IVA a productos de alto consumo popular y el gobierno no tiene la menor intención de aplicarlo, y algunos de sus legisladores hacen el ridículo afirmando que votaron por CORTESIA. Los límites del ridículo se han extendido y son aceptados por Tirios y Troyanos integrantes del gobierno, aunque algunos patalean levemente.

Otro dato político es que el Frente Amplio sitió sin duda el impacto del resultado del referéndum, de toda la campaña llevada a cabo por decena de miles de personas, la nueva presidencia de Fernando Pereira, que a diferencia del pasado, cuando declara en la prensa uno espera y encuentra novedades, argumentos, firmeza y capacidad.

Y sin duda el surgimiento de figuras nuevas de la izquierda con perspectivas importantes, en sus aportes, en su capacidad de gobernar, en su sentido nacional. La izquierda está cambiando, pero necesita mucho más. Ahora y no dentro de dos años y medio.

Hay episodios que se sucedieron en la sociedad, en la universidad, en el parlamento que requieren atención, por su sentido contradictorio y por las pruebas que nos imponen a todos. Habrá que analizarlas.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine (www.wsimag.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay