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20.9.21

Descripción y prospección

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Por Esteban Valenti (*)

Uno de los mayores cambios que se ha producido en la política uruguaya, y también mundial y en particular en la izquierda, es que en la abrumadora mayoría de los casos se trata de hacer descripciones. Cuando históricamente su método y su práctica, para elaborar una línea política era hacer prospecciones.

A partir de la realidad, del proceso económico y social, de la situación política y la correlación de fuerzas, realizada con los mayores detalles y matices y de las tendencias que se percibían en el mundo, en la región, en nuestros adversarios y enemigos, trazar una prospección de hacia dónde nos dirigíamos y cuáles eran las bases para elaborar nuestra política.

Era arriesgado, porque naturalmente que la simple descripción, aunque cada uno lo realiza desde visiones diferentes, es mucho más simple y permite utilizar herramientas básicas de análisis. La prospección requiere de estudio, de un nivel de cultura política y de referencias históricas y de instrumentos teóricos más sofisticados. Y comporta un riesgo mucho mayor pero le da otro nivel a la actividad política.

Siempre partimos de la base que la prosprección, es decir el análisis de las tendencias principales hacia donde avanzamos o retrocedemos, debe tener en cuenta dos elementos fundamentales: un profundo sentido crítico, como método fundamental y claridad en los objetivos. No se puede reducir todo a la acumulación de votos para las próximas elecciones.

La izquierda siempre necesitó de una línea política, es decir de trazarse un derrotero adecuado para responder a múltiples problemas, no solo políticos, también programáticos, ideológicos, culturales y naturalmente de alianza políticas y sociales. Vivir al golpe del balde, respondiendo a las urgencias políticas, nunca es bueno, pero es mucho peor desde la oposición.

Lo que se discute desde la derrota electoral del 2019, la sacrosanta autocrítica, en realidad, analizada prospectivamente es precisamente trazar una línea, una previsión analítica y crítica sobre el futuro para poder actuar, para manejar adecuadamente los instrumentos de la crítica en el sentido más profundo y eficaz del concepto.

¿Cuáles son las principales tendencias? Hay que partir de lo que está sucediendo en el mundo, en la etapa post pandemia con todas las limitantes y lo que está sucediendo en la región, Brasil, Argentina, México, Chile, Perú, Bolivia. No porque vayan a determinar las tendencias electorales dominantes, pero es obvio que no es lo mismo una región con la derecha a tambor batiente, que la compleja y a veces contradictoria situación actual, que incluye las dos dictaduras que invocan a la izquierda, Venezuela y Nicaragua.

Otro factor que pesa de manera muy importante es la disputa a nivel global entre Estados Unidos y China, en la economía, en el comercio, en las inversiones, en la política (y de una manera muy sutil y compleja). Está claro que la "Ruta de la seda" pasa con toda su fuerza por América Latina. Y esa es la principal preocupación de Washington. Analizar el TLC con los viejos moldes, es un grave error, se requieren otros enfoques mucho más completos y complejos.

Hay otro factor mundial que crecerá de manera exponencial, en español lleva la sigla de ASG (Ambiente, social y gobernaza) en inglés ESG que estará cada día más en el centro de los temas tributarios, financieros, de calificación de los países, de los sectores económicos y productivos, de todo. No lo para absolutamente nadie ni nada, porque es la reacción tardía a procesos críticos muy avanzados. Esto no es la crisis del 29, esta es una crisis múltiple que corremos desde atrás a nivel global. (Le dedicaremos futuras columnas).

La izquierda necesita estudiar a fondo este nuevo elemento que tendrá un peso extraordinario en todo el Proyecto Nacional, para bien o para mal. No lo podemos evadir de ninguna manera.

¿Hacia dónde va el país? La pandemia distorsionó todo y determinó que el gobierno se guareciera de todo y lo explicara todo a partir de esa emergencia totalmente imprevisible y nueva para todos los gobiernos en el mundo. Y lo hicieron bien, desde el punto de vista de la imagen, muy bien. Pero se termina y comienza a emerger los otros problemas, la vida cotidiana y las perspectivas de los diferentes sectores sociales y de los individuos y las familias. Aunque la pandemia todavía la tendremos por un buen tiempo.

No habrá una catástrofe social, como algunos vaticinan livianamente, hay ya movimientos y convulsiones, pero hay sectores que se han acomodado bien y hasta muy bien a la nueva situación y otros que la están sufriendo. Los trabajadores, los que viven de un ingreso fijo, incluso profesionales, docentes han visto caer su nivel de ingresos con el impacto que eso tiene en el consumo y por lo tanto en el comercio y los servicios. Eso se mantendrá, no a niveles catastróficos, pero con un impacto sensible. En particular en el empleo y en los salarios, jubilaciones y pensiones.

Hay que considerar también un cambio que influyó mucho en el propio tercer gobierno del FA, sectores de las capas medias que se acostumbraron a niveles de vida, de consumo de satisfacción material muy superiores y que los integraron a sus méritos y no a los del país y del gobierno de turno. Entre otras cosas porque el FA tuvo un vacío ideológico y político enorme en darle significado a los avances logrados.

A nivel de la producción, el comercio y los servicios todavía hay muchas incógnitas. En cuanto a los diferentes tamaños y ramas y el impacto en los próximos años, tanto en la ciudad como en el campo. Hay que considerar los cambios tecnológicos, su impacto en la producción, en la logística y el turismo que depende en buena medida de factores externos, sobre todo regionales (Argentina y Brasil en primer lugar). Uruguay está más caro que toda la región, a un  nivel que no se daba desde hace 30 años (El País de Montevideo).

La capacidad de atraer inversiones que en sectores importantes muevan la aguja de la economía, es de vital importancia. Infraestructura, logística, turismo, energía,  tecnologías, comercio y naturalmente la producción en el campo. Con 4 tambos cerrando mensualmente, el panorama no se presenta fácil para la mediana y pequeña producción.

El desafío creativo, audaz debe ser en primer lugar a nivel programático, no solo propagandístico, del discurso, sino de la combinación de la política, de las alianzas, de la amplitud en construir una alternativa nueva para un Proyecto Nacional renovado realmente.

La batalla es explícita por el relato, en la nueva terminología, de construir un discurso coherente, con una fuerte base histórica, pero sobre todo con una mirada muy audaz hacia el futuro, hacia lo nuevo, hacia un proyecto de desarrollo que no solo por obligaciones internacionales, sino por la apremiante necesidad, tenga en cuenta el medio ambiente, los factores sociales y de distribución de la riqueza y la gobernanza, la institucional incluyendo la lucha contra la corrupción y por la sostenibilidad y credibilidad del país.