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18.01.21

EEUU: Órdago a los lumpen-republicanos

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Por Harold Meyerson (*)

Cuando The Washington Post deja para la página 6 la noticia de que "Los demócratas consiguen el control del Senado", tal como hoy ha sucedido, te das cuenta de que tiene que estar pasando algo serio.

Lo cual es, desde luego, el caso. La conversión de la base y buena parte de la superestructura del Partido Republicano en la turba neoconfederada que asaltó ayer [6 de enero] el Capitolio para impedir la confirmación de unas elecciones presidenciales no es una noticia sin más. Tal como hizo notar ayer un Chuck Schumer [senador demócrata que ha pedido la destitución de Trump] atípicamente elocuente, entra en la historia como un nuevo Día de Infamia.

A estas alturas, está claro que el Partido Republicano trumpificado puede remontar sus raíces a los Night Riders [los Jinetes de la Noche que aterrorizaban a la población negra en el Sur] y los Southern Filibusterers [filibusteros parlamentarios sureños], que han arruinado nuestra historia a lo largo de los siglos. La herencia del Misuri de Josh Hawley [senador que, junto a Ted Cruz y otros, se proponía oponerse a la confirmación de Biden por el Congreso] se remonta directamente a los Quantrill's Raiders [los Saqueadores de Quantrill, guerrilla sudista que aterrorizaba a la población civil en Kansas y Misuri] y la banda de los James [Jesse y Frank James], los cuales, como ayer Hawley, sembraban un caos mortal en nombre de la supremacía blanca.

El año crucial en la creación del moderno Partido Republicano fue 1964, cuando las presiones de[l presidente] Lyndon Johnson y su firma de la Ley de Derechos Civiles dejaron a la deriva a los antiguos demócratas "Dixiecrats" [representantes del poder del Sur], y cuando Barry Goldwater, uno de los seis republicanos solamente que votaron en contra de la ley, se hizo con la designación como candidato presidencial republicano. Con eso comenzó la andadura que va, a lo largo de 56 años, del Partido Republicano a un partido neoconfederado y supremacista blanco de lumpenfanáticos y de los lumpenopulentos. Si bien Donald Trump ha llevado esta transformación a mayores profundidades con su completa indiferencia a los conceptos de igualdad ante la ley, democracia y gobierno de la mayoría, tenemos que recordar que esa transformación ha ido llevándose a cabo durante más de medio siglo.  

A lo largo de ese tiempo, la supresión del voto, antaño potestad de un Sur a lo Jim Crow [el conjunto de leyes discriminatorias contra la población negra], se extendió al norte, a medida que los republicanos ponían obstáculos al voto de las minorías dondequiera que podían. Las leyes antisindicales de "derecho al trabajo" de los estados del Sur - que reencarnaban la práctica de la esclavitud sureña anterior a la Guerra Civil en una desconsideración más suave y amable por los derechos de los trabajadores - , arribaron al corazón industrial cuando los republicanos de valores "Dixiecrat" se hicieron allí con el control a principios de la década de 2000. Que Trump se introdujera en nuestro actual paisaje político insistiendo en que Barack Obama había nacido en Kenia y lo abandone incitando a una turbamulta que ondea banderas confederadas a que interrumpa la ratificación de un Joe Biden pro-derechos civiles, resulta, por supuesto, algo abyecto, pero a su vez no es más que el último estadio de desarrollo de la transformación del GOP en una brutocracia peligrosa divorciada de la realidad.

Hoy, una serie de destacados republicanos se mira al espejo y contempla de pronto en qué se han convertido. Pero a mucho de nosotros hace ya mucho tiempo que nos quedó claro. 

 

(*) Harold Meyerson ha sido columnista del diario The Washington Post y editor general de la revista The American Prospect. Considerado por la revista The Atlantic Monthly como uno de los cincuenta columnistas más influyentes de Norteamérica, Meyerson es además vicepresidente del Comité Político Nacional de los Democratic Socialists of America.

Fuente: The American Prospect, 7 de enero de 2020

Traducción: Lucas Antón