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La coaliciĆ³n bicolor

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Por Esteban Valenti (*)

Era tan imperativa la voluntad de sacar al Frente Amplio del gobierno que se lograron juntar sectores políticos de diverso signo, muy diverso. Por un lado las fuerzas de derecha, centro derecha y centro, tradicionales, que habían vivido un proceso de depuración de los sectores de origen antidemocrático, del periodo de la dictadura y de la salida.

Por otro lado un novísimo agrupamiento de fuerzas con fuerte influencia de militares y civiles casi nostálgicos.

No malgastemos los adjetivos que muchas veces no logran describir los fenómenos complejos. A dos meses de asumir el nuevo gobierno, es cada día más claro que conviven dos corrientes, dos colores diferentes, cada uno con su historia y su proyecto político distinto. Por un lado el Partido Nacional, bastante compacto, el Partido Colorado, idem, el Partido Independiente y el diputado Daniel Peña (ex Partido de la Gente). Y por otro lado Cabildo Abierto, que es fundamentalmente su líder Guido Manini Rios.

Si por conveniencia, la oposición, es decir el Frente Amplio pone todo en la misma bolsa, además de una grosería política, estaría cometiendo un grave error. Los matices son fundamentales en la política.

Los objetivos de los 4 agrupamientos mayoritarios en la coalición multicolor son por todos conocidos, los que se manejan muy superficialmente son los de Cabildo Abierto, que en muchos episodios muestra claramente su estrategia y su política, paso a paso.

La pandemia ha trastocado y modificado muchas circunstancias políticas, pero en medio de la nueva situación, que a todos nos exige principios republicanos y humanitarios, emerge con fuerza la nueva realidad que se mostrará en toda su dimensión en la LUC y en el Presupuesto Nacional, pero sobre todo en las relaciones políticas dentro del gobierno y con la sociedad durante los próximos cinco años.

Cabildo Abierto es una realidad compleja y variopinta, cuyo único factor distintivo y de agrupamiento es el General retirado Manini Ríos, lo demás es lo que ese imán logró atraer, siempre con un perfil dominante (no excluyente), gente de derecha, nostálgica y con el proyecto de ofrecer en el futuro una alternativa electoral autoritaria para lo cual el desprestigio de los partidos y políticos es un elemento fundamental.

Otro error peligroso es comparar al General (r) Manini Ríos con el capitán (r ) Jair Bolsonaro el virus de la política brasilera, un invento del ejército brasilero y de los sectores de ultraderecha de la iglesia católica y de las iglesias evangélicas de ese país. Manini Ríos, es mucho más inteligente, es de origen militar, notoriamente, pero tiene una formación política e ideológica familiar sólida. Gran diferencia.

 La expresión de ese proyecto político propio, se manifestó con toda su fuerza en el llamado previo al balotaje, cuando negando todo lo que había afirmado en su campaña electoral, convocó directamente a los militares a votar por el candidato de la coalición. Debía realinear las tropas que se le estaban espantando y desparramando.

Y las tropas no es una definición de ciudadanos, es militar, con sus jerarquías, sus mandos medios y sus soldados. Y Los discursos y las movidas tienen diversos destinatarios. Es obvio que en el tema de la reforma de la Caja Militar, será una plataforma clave de su defensa de la corporación de todas las fuerzas armadas. En el presupuesto quinquenal veremos también emerger con fuerza este tema.

Los discursos de Manini Ríos saludados con entusiasmo por el Centro Militar, un reducto de nostálgicos de la dictadura, defensores desde siempre de los crímenes y violaciones de la Constitución y derechos humanos, son el esfuerzo por comenzar a reconstruir otro discurso, otro relato de nuestro pasado reciente, más refinado, menos brutal, pero que se había replegado totalmente en el parlamento en las últimas legislaturas, con la salida de algunos personajes que perdieron sus bancas. Ahora no solo regresaron al parlamento, sino decenas de ex militares a ocupan altos cargos en el gobierno. Algo totalmente nuevo desde la salida de la dictadura.

Es obligatorio hacer una autocrítica profunda, que el FA nunca hará, que en 35 años de democracia ininterrumpida, 15 de ellos con gobiernos de izquierda, no se lograron avances significativos en la cultura dominante entre la oficialidad de las FF. AA. sobre el golpe de estado y su balance. A nivel de los oficiales, en retiro y muchos en actividad, que no tuvieron ninguna participación y responsabilidad, pero heredaron el mismo espíritu de cuerpo y la misma patología histórica, de que el golpe fue parte de la lucha contra la guerrilla.

El golpe fue contra el conjunto del mundo político, sus partidos, contra la sociedad civil y a favor de un proyecto regional, imperial y profundamente reaccionario de aplicar políticas regresivas y represivas en la economía, en la sociedad, en la educación, en la cultura, en la prensa y utilizando la ilegalidad y el miedo como armas principales. Esto no lo piensa ni por un segundo la gran mayoría de los militares uruguayos, sobre todo los oficiales. Y su visión justificativa es la ideología dominante, construida con la complicidad de una parte muy importante del Frente Amplio y del propio gobierno del FA.

Si alguien se atreve a discutirlo, a contrastar mi visión que lo haga, que no se esconda con el rabo entre las patas supuestamente heroicas y falsas. Esa posición fue la definición dominante en el segundo y el tercer gobierno del FA. Incluso en la selección de los mandos.

¿Ustedes vieron alguien que se haga responsable del cambio entre el primer y el segundo gobierno del FA del fondo de la política militar? Mutis por el foro.

Para construir subterráneamente el "otro relato" sobre la dictadura, el de los violadores de la Constitución, aunque no lo hayan hecho ellos por razones de edad, era necesario un soporte, otro relato que alimentara a los dos demonios y que ocultara o disminuyera al máximo posible el gran protagonista de toda la batalla contra la dictadura: el pueblo uruguayo, en sus diferentes vertientes. Y esa fue una obra, escrita, discurseada, filmada, cantada fría e ideológicamente de una parte del FA y con la complicidad de muchos de nosotros. Y fue una de las bases para construir un nuevo cuadro político en el Uruguay, con un 11% de votantes por Cabildo Abierto y la vuelta al parlamento de los nostálgicos del "otro" relato, el mismo que promovió el sub secretario del Ministerio de Defensa Rivera Elgue. Y no fue un problema de manejo de redes, desnudó de forma impúdica su forma de pensar.

Lo mismo sucedió, pero en el terreno de la salud  con las declaraciones del Dr. Fernando Silva, como director de la región oeste de ASSE y naturalmente integrante de Cabildo Abierto, que insultó y agredió no solo a los directores de los centros de salud, sino al conjunto del personal, Al Dr. Silva no le avisaron que lo que hubo el 1 de marzo fue un cambio democrático de gobierno y no un golpe de estado. Porque ese fue el tono de sus declaraciones. Es notorio que en Cabildo Abierto hay algunos más papistas que el Papa. Y a Silva lo tuvieron que renunciar de apuro.

Otro ejemplo es el diputado también de Cabildo Abierto, que presentó firmas en representación de terceros contra el trazado del Ferrocarril Central, lo que está explícitamente prohibido por la Constitución, el inciso 2 del artículo 124 de la Constitución impide a los senadores y diputados representar a terceros so pena de ser destituidos. ¿ustedes vieron que algún legislador de algún partido levantara su voz, planteara el tema? Y Lutz, es profesor de derecho constitucional...

Este legislador se desbordó de tal manera, incluso promoviendo el llamado a salas de ministros del actual gobierno, mostró de tal manera el juego, que consiste en pescar en todas las peceras posibles, que el propio Manini tuvo que llamarlo al orden. Y se sabe, donde manda general no manda diputado.

La izquierda debería analizar este proceso en profundidad y de acuerdo a su cultura política, al menos la que una vez tuvo y, no ser la plataforma para que Cabildo Abierto esté siempre en el centro de la escena política con la ayuda de varios integrantes del FA. Y sería necesaria una definición nueva, con las complejidades de la nueva situación y la que se viene para construir un discurso, una política, una estrategia. Mirando el horizonte, hay muy pocos pensando en esa dirección.

(*) Periodista, escritor, director de Uypress y Bitácora. Uruguay