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América Latina: La izquierda y la derecha en la coyuntura actual. (Continuación)

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Por Claudio Katz (*)

Webber: Estoy acá en Buenos Aires, 5 de mayo de 2019, con Claudio Katz. Para empezar: ¿podrías describir brevemente los aspectos más importantes de tu formación política y tu formación intelectual?

Webber: Y esto explica la debilidad de, por ejemplo, Bolsonaro y Macri en la coyuntura actual. 

Katz: Sí. Yo creo que el gran test de la derecha es Bolsonaro. La pregunta de qué son los regímenes derechistas en América Latina, Bolsonaro nos va a dar la respuesta. Lo que pase con Bolsonaro nos dice qué ocurre con la nueva derecha en América Latina .

Porque Bolsonaro es la representación pura de la nueva derecha, muy familiar a todo lo que estamos viendo en Europa, es la representación latinoamericana de ese discurso derechista extremo, muy provocador, contra las conquistas democráticas, alineamiento directo con los Estados Unidos, política económica neoliberal, y lo que hemos estado discutiendo el año pasado: hasta qué punto Bolsonaro es fascista o no es fascista.

Yo creo que uno puede decir que Bolsonaro tiene ingredientes, elementos fascistas pero el fascismo es un proceso y lo que sería el proceso de fascistización de Brasil es una incógnita. Bolsonaro sería sólo el punto de partida.

Para que haya un régimen fascista en Brasil tendría que asentarse la represión y tener un liderazgo derechista muy nítido. Hay dos antecedentes de lo que sería el fascismo, la primera es Pinochet. Bolsonaro tendría que alcanzar primero el nivel de Pinochet, ese nivel de represión y ese nivel de autoridad contrarrevolucionaria en la clase media, ante el peligro... como reacción frente a Salvador Allende, tener eso. Y esa ideología anticomunista asentada y esa solidez de un régimen y tendría que alcanzar las bases sociales que tiene Uribe en Colombia. No sólo una estructura de paramilitares, sino también un voto de un sector de clase media derechizada en la tradición de la oligarquía colombiana. Bueno, Bolsonaro está muy lejos de empezar alcanzar esas dos cosas.

Y el problema es que el gobierno de Bolsonaro, los tres meses o dos meses de Bolsonaro son una payasada, son una risa, es un récord de tonterías. Hasta en el carnaval de Brasil hubo comparsas riéndose de Bolsonaro, porque parece un programa cómico, es un delirio, lo que él dice, pero es un delirio sobre un gobierno que está en plena inacción, porque podría ser delirante como Trump , pero Bolsonaro no es Trump, es un gobierno que no hace nada. La burguesía brasileña está descontenta con Bolsonaro.

Ni siquiera el plan básico, que es la reforma previsional, ni siquiera eso lo han puesto en marcha. Y es un desgobierno, o sea no sabe el ABC de como manejar la gestión pública. Incluso las aventuras internacionales: ir a Jerusalén, ir a Israel, provoca problemas porque Brasil depende mucho de China y depende incluso de ventas al exterior a los Países Árabes Entonces, Bolsonaro está jugando con las exportaciones brasileñas, la clase dominante no se lo va a permitir. Por esa razón el gobierno de Brasil está en el ejército, el ejército es el...y si sigue esto así, el ejército va a terminar reemplazándolo a Bolsonaro, el vicepresidente va a terminar ejercicio de las funciones. Por lo tanto si la derecha, la nueva derecha en América Latina es Bolsonaro, no hay nueva derecha. Si es eso no hay nueva derecha... veremos, igual son tres meses todavía es prematuro.

Pero el otro dato interesante es que no hay otros Bolsonaros en América Latina, hay derecha reaccionaria como Uribe, tradicional, pero Bolsonaros... incluso es interesante que en México ganó López Obrador, es decir hay un giro importante en el otro país importante de la región, una crisis muy grande de la vieja derecha mexicana y yo te diría que, además, de las elecciones de Colombia y de Chile hay un crecimiento importante de la centroizquierda. O sea en los dos, otros dos países que serían el bastión, más bien lo que está creciendo esPetro en Colombia y las nuevas formaciones de centroizquierda en Chile, entonces muy abierto el tema de la derecha.

Webber: ¿Cuál ha sido el papel del imperialismo dentro de todo eso y ha sido reducible a los Estados Unidos o cuál es el papel de China en todo eso, también?

Katz: Es evidente que Trump es un intento de recuperar la hegemonía estadounidense frente el desafío de China en el mundo. En eso consiste Trump. El problema que en esa estrategia de recuperar peso frente a China, América Latina es una pieza clave. Es una pieza clave porque para Estados Unidos, América Latina es su patio trasero, o sea, es propia. Y el desafío de China no es en el mundo, es en América Latina, o sea para Estados Unidos el problema de China no solo es el problema de China en el mundo, es el problema de China en su dominio.

Por eso la actitud de Trump en América Latina es la de recuperar dominio en forma muy burda, en forma muy tosca. Volver a lo que se llamaba la política del garrote, yo domino y todos se me subordinan. Por eso Trump insulta a los mexicanos, construye el muro, insulta a los caribeños, desprecia a América Latina, no tiene una política para intentar forjar un bloque, sino que los considera como los vasallos que se someten. Trump está jugando con fuego en esto, porque tiene gobiernos conservadores que lo siguen, pero hay algo un poco complejo en lo que está haciendo Trump. Porque Trump trata a América Latina como si fueran sus colonias, pero no puede, no está en condiciones de actuar como una potencia militar frente a sus colonias.

Entonces, Trump dice, pero no hace. Entonces, hay un contraste... fijate el golpe de Estado de Venezuela, es la típica de Estados Unidos: Abrams, Spence, Bolton, Rubio, Pompeo, actúan como en la época de Roosevelt, del primer Roosevelt, de Theodore Roosevelt, se consideran directamente los dueños para hacer lo que quieren. Pero, sin embargo, hasta ahora no hay una invasión, como fue Granada en 1983, Panamá en 1989... incluso el golpe de Zelaya en el 2009.

O sea, hay un divorcio entre lo que Estados Unidos dice y lo que Estados Unidos puede hacer efectivamente. Estados Unidos es muy improbable que pueda repetir en Venezuela lo que hizo en Libia, o lo que hizo en Irak. Entonces, es una política bastante aventurera la de Trump, y que hasta ahora, es muy temprano para hacer un balance, hasta ahora no tiene un resultado nítido.

Yo creo que un hecho importante es que, lo único que logró Trump, es la renegociación del NAFTA. Y eso sí es un dato importante, porque eso es lo que buscan los Estados Unidos. Trump no quiere irse de la globalización, lo que Trump quiere es renegociar acuerdos multilaterales, transfromándolos en bilaterales. Y al hacerlos bilaterales, hacer que los servicios de los Estados Unidos tengan más peso, que se cobre el copyright, que haya mayor favoritismo para las empresas estadounidenses y eso lo logró en el NAFTA. Entonces, es contradictorio, porque no puede usar la fuerza militar, pero el único tratado en el mundo que logró rearmar es, justamente, el de México. Por eso, curiosamente tiene una actitud cauta hacia López Obrador. Por lo tanto, yo te diría que en este terreno hay que separar mucho lo que se dice, de lo que se hace.

Me parece que la prioridad económica de los Estados Unidos, renegociar tratados, aumentar exportaciones, limitar la presencia China y competir con China, eso es lo que ellos están buscando. Y para lograr eso, ellos necesitarían cambiar el gobierno de Venezuela. Venezuela es importante para Estados Unidos, no sólo porque está el petróleo, sino porque sería el mensaje de que China y Rusia, en este caso, no ingresan acá. Por eso lo que pase ahí define todo, Venezuela es como... ahí se concentra todo, todo, todo, todo.

Es decir, si Estados Unidos no lo logra, si el chavismo se mantiene, va a ser como en Siria, donde Rusia va a afianzar su rol militar, tiene militares en Venezuela y si, Estados Unidos no modifica esa situación Rusia se afianzó como una potencia que llega a América Latina.

Y si no logra cambiar esa situación, este ingreso de China así, de a poquito, tampoco se va a revertir. Entonces, hasta ahora estamos ahí, viendo lo que ocurre, pero el dato estructural es que China penetra y Estados Unidos retrocede y Estados Unidos quiere recuperar.

El gran problema que tiene Estados Unidos es que su aliado para eso que serían los gobiernos derechistas de América Latina, son gobiernos cuyas clases dominantes tienen relaciones ya muy estrechas con China y Estados Unidos no le ofrece nada a cambio. La Argentina y Brasil le venden soja a China, pero Estados Unidos no es que no le va a comprar soja... Estados Unidos vende soja, o sea es competidor... Entonces qué puede ganar el agrobussines de Argentina o de Brasil haciendo un acuerdo con su competidor, que es Estados Unidos, y no con su cliente que es China. Entonces, lo que está intentando hacer Estados Unidos es muy difícil. Y al mismo tiempo, cada clase dominante de América Latina buscar mantener sus negocios, mantener sus negocios en un equilibrio que es muy inestable porque no tiene estrategia. O sea, Bolsonaro va a reconocer a Israel, pero hay que venderle a China y ahí hay un conflicto; Macri apoya el golpe, pero aquí Argentina no sólo le vende a China, las reservas del Banco Central dependen de un préstamo de China, entonces ¿cómo manejarse?

Yo veo que es una situación muy crítica, que te insisto, cuya definición así drástica la da Venezuela. O sea, si pasa algo en un sentido o en el otro, ordena que el que va ganando es este o el que va ganando es el otro.

Así que, para mí China es la gran novedad. Y en ese sentido América Latina se parece bastante a África, pero es distinto a África. Se parece al África porque ha sido los dos lugares donde China ha concentrado sus inversiones en materias primas y depende de las materias primas. Y las dos regiones donde China está invirtiendo en infraestructura. El problema es que América Latina tiene un desarrollo mayor y una experiencia política muy superior al África y América Latina es el patio trasero de los Estados Unidos, el África fue el patio trasero de Europa. O sea, es distinto...

Yo creo que acá hay un problema... en el ciclo progresista de la década pasada, hubo cierta conciencia que hay que negociar con China de otra manera, porque hasta ahora el gran perdedor de la relación América Latina/China es América Latina. En el sentido que América Latina vende bienes primarios, China vende manufacturas, hay un déficit comercial enorme y la región está recreando la dependencia. Hubo una conciencia, pero no una acción, por ejemplo, hubo muchas ideas de que había que negociar con China en bloque, pero nunca se llevó a la práctica. Y nunca se llevó a la práctica, porque negociar en bloque implica reducir la autonomía de cada grupo nacional, de cada burguesía nacional. Si negociamos en bloque somos Unasur con China y, en ese caso, no es que el grupo exportador argentino va ahí y vende a China. Y como las clases dominantes son tan fuertes frente a los Estados, no se logró armar eso. Pero esa es la única vía de un desarrollo para América Latina, la única.

Yo no creo que China sea igual a Estados Unidos para América Latina, me parece que es una simplificación. Es una idea fuera de la política, una idea del mundo intelectual, imperialismo 1, imperialismo 2, estoy mirando el mundo de afuera. Yo estoy en el América Latina, si yo quiero un proceso progresista de desarrollo de nuestra región, no es lo mismo. Uno es el opresor tradicional, el otro es una posibilidad de contrapeso que dependerá de cómo la región actúa. Entonces América Latina podría tener un socio en China, en un proyecto de emancipación. Hasta ahora es una idea, pero es importante tomar el registro para no hacer, me parece a mí, la simplificación de que pasamos de una dependencia a otra. Yo creo que no, que es más complejo el tema.

Webber: En la coyuntura actual en América Latina, ¿cuáles son las perspectivas por la izquierda en términos de capacidad de lucha social y en términos electorales? 

Bueno, mirá, lo primero es la lucha, la lucha popular. En estos momentos la derecha tiene la iniciativa, pero América Latina sigue siendo una de las regiones de mayor movilización popular del mundo, no como en el ciclo progresista, pero sigue siendo una región con niveles de acción política mayores al resto del mundo.

Yo creo que hay que tener cuidado, hay que tener cuidado con dos errores: es un error pensar que no cambió nada y que ahora estamos igual que la década pasada, no.

Los efectos de esas cuatro rebeliones que generaron el ciclo progresista se agotaron y no apareció una nueva oleada como esa. Tenemos resistencias, pero no hubo 4 rebeliones como las de ese período. Entonces, hay un cambio pero al mismo tiempo no está sepultado lo anterior, no se ha vivido un proceso como se vivió por ejemplo en los años 70, con el golpe de Pinochet, con el golpe de Videla, o sea procesos de contrarrevolución, no habido nada así.

Entonces, como no ha habido una contrarrevolución hay un proceso de avance de la derecha, pero de resistencia popular. Y creo que tenemos que situarnos en ese plano, la lucha está en ese terreno y donde hay una nueva generación, que es interesante, hay una nueva generación, o sea los que están en la lucha ahora ya no son los del ciclo anterior. Y los que están en la lucha ahora han procesado la experiencia del ciclo progresista. Veremos cómo se traduce políticamente, no sabemos... pero al ciclo anterior la generación llegó sin experiencia, llegó desde el neoliberalismo puro, ahora la nueva generación llega de este proceso. Entonces, veremos... veremos qué resultado tiene esto en el futuro. Es una incógnita, por el momento es una incógnita.

El otro plano es el electoral... con el otro plano hay un sólo país que importa, Argentina. Lo que pase acá es definitorio, así como Venezuela determina todo el escenario geopolítico y social. El resultado de la elección en la Argentina, en octubre, es lo determinante. Es la elección clave. Y es tan importante, en un momento en el cual Macri está en un declive total, Trump sigue apostando todas sus cartas a que Macri pueda ser reelecto. Por eso el Fondo Monetario está haciendo estos préstamos insólitos, donde a un país que va a la cesación de pagos, un país que no va a poder pagar la deuda, le otorga préstamos que amenazan el propio equilibrio financiero del Fondo Monetario. O sea, esto va a pasar a la historia como la aventura del Fondo Monetario para salvar a Macri.

Mi impresión es que no lo va a lograr. Vos estuviste acá y habrás notado que es muy improbable que Macri logre... muy improbable, no descartable. Y entonces, el cambio de ciclo en la Argentina, la llegada de un gobierno distinto y, ni que hablar, si la que llega es Cristina, bueno, va a modificar todos los datos de la región.

Cristina tiene una actitud muy conservadora, muy conservadora, trata de... pero la llegada de ella... no importa lo que ella diga o lo que ella vaya a ser, su llegada implicaría un cambio muy, muy, significativo. Así que los próximos meses de la Argentina son claves, por el escenario electoral y porque la Argentina muy probablemente va a una crisis económica, a un default de la deuda o algo parecido muy grande que va a impactar sobre toda la región. En un país donde los niveles de movilización social son menores que lo que uno está acostumbrado aquí, pero muy mayores a lo que es común en cualquier parte. Entonces, en los próximos meses la Argentina está en el centro.

Y bueno, y después finalmente habrá que ver qué ocurre en el plano ideológico, en el plano de la construcción de alternativas. Que, bueno, también ahí hay un periodo difícil, pero todas las construcciones de la izquierda latinoamericana de la última década están en pie. Y veremos cuál es su traducción... está en pie el ALBA, está en pie el MST (Movimiento de los sin tierra) de Brasil, están en pie todas las redes intelectuales de la izquierda latinoamericana, está vivo el marxismo latinoamericano... yo creo que quizás, en el terreno teórico es donde ha habido... ha sido una década muy provechosa, muy provechosa. Hay muchos intelectuales latinoamericanos que han escrito cosas muy interesantes, muy originales y, por lo tanto, reflejando el contexto revulsivo de América Latina. Así que, en el plano intelectual creo que también podemos ser optimistas por lo que se está haciendo.

Jeffery R. Webber es profesor de economía política en Goldsmiths, Universidad de Londres y coautor de Los gobiernos progresistas latinoamericanos del siglo XXI. Ensayos de interpretación histórica, con FranckGaudichaud y MassimoModonesi (UNAM, 2019).

 

(*) Claudio Katz es profesor de UBA-CONICET y miembro de EDI (Economistas de Izquierda).

Fuente:http://zur.org.uy/content/la-izquierda-y-la-derecha-en-la-coyuntura-actual