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Estambul: Duro golpe a Erdogan

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Por Esen Uslu (*)

Los resultados de las elecciones locales de 30 de marzo en Turquía fueron un duro golpe para la coalición gobernante del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP). Pero el presidente Erdogan ha recibido un segundo golpe el 23 de junio, con la reelección de EkremImamoglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP), como alcalde de Estambul.

Hace cuatro años la coalición AKP-MHP fue capaz de ganar una estrecha mayoría a nivel nacional en las elecciones de noviembre de 2015, pero las elecciones locales de este año son la prueba más visible de que ha corrido mucha agua desde entonces. La coalición no fue capaz de conseguir una mayoría, y optó por el viejo truco de denunciar los resultados, alegando que, especialmente en Estambul, la votación había sido manipulado. Erdogan presionó al consejo supremo electoral, alargando el proceso todo lo que pudo, con la esperanza de que no hubiera una fuerte oposición a la anulación de los resultados de las elecciones.

El AKP denunció que algunas de las papeletas devueltas habían sido "irregulares" y que hubo también miembros "no funcionarios" en algunos de los comités electorales locales. Así que las elecciones se repitieron el 23 de junio. Pero la oposición estaba preparada para dar una respuesta. Sin detenerse en las denuncias de irregularidad o la flagrante ilegalidad de la decisión del consejo supremo electoral, Imamoglu declaró que la oposición ganaría otra vez. Y con un mejor resultado.

El sentimiento de injusticia era profundo. Incluso algunos partidarios del AKP afirmaron que la decisión era una afrenta a quienes acababan de emitir su voto. Pero está claro que Erdogan esperaba que los partidarios en la ciudad del CHP se marcharían de vacaciones a las ciudades costeras después de que las escuelas acabaran el curso a mediados de junio y, por lo tanto, no podrían votar. Pero esta esperanza tácita resultó ilusoria. A pesar de gastos e inconvenientes considerables, miles de votantes regresaron durante un par de días a Estambul. Increíblemente, el anterior 85% de participación aumentó.

El CHP, junto con su socio, el Buen Partido (IP), contó con el apoyo del Partido de la Felicidad (SP) en las elecciones de marzo. La coalición AKP-MHP trató de utilizar el hecho de que el AKP y el SP surgieron del mismo partido, en el que en el pasado habían tenido una relación enconada: sus líderes se habían lanzado todo tipo de insultos unos a otros durante años. Pero fue en vano. Los partidos de la oposición sabían que tenían Erdogan contra las cuerdas y el SP no rompió su nueva alianza.

Un gran sector de la clase media urbana y de la clase trabajadora - ambas sufriendo la desastroso política económica del AKP - se negaron a aceptar las migajas de última hora antes de las elecciones para atraerlos de nuevo al AKP. La reducción de los precios de la gasolina, el recorte temporal del impuesto sobre el consumo personal, el aumento del límite de las tarjeta de crédito, etc, no sirvieron de nada en esta ocasión. Todo el mundo sabía que después de las elecciones habría una nueva oleada de aumentos de los precios.

En cuanto a la izquierda, el Partido Democrático del Pueblo, pro-kurdo (HDP), siguió su plan de dar apoyo táctico a la coalición CHP-IP, a pesar de su retórica militarista y nacionalista. Defendió que era necesaria una tercera vía para conseguir apoyo para la democracia, y que el voto a la alianza CHP-IP en estas elecciones era solo un voto de castigo contra Erdogan y el AKP.

La coalición AKP-MHP estaba vez más desesperada a medida que se acercaba el día de las elecciones. Trajo a Estambul a varios líderes religiosos de diversas jamaats (órdenes religiosas) musulmanas en un desesperado intento de influir en el voto de los miembros de la comunidad kurda. No funcionó muy bien, ya que la mayoría de los que estaban dispuestos a seguir la consigna del HDP y apoyar al CHP eran laicos.

La coalición AKP-MHP se sacó otra carta de la manga. Invitó NechirvanBarzani, el nuevo presidente de la región kurda de Irak y heredero de la influyente tribu Barzan, para mantener conversaciones con Erdogan justo antes de las elecciones: otra oportunidad para la propaganda en televisión y los medios sociales. Sin embargo, aunque Barzani tiene una importante red clientelar en el sureste de Turquía, su capacidad de influencia en los votantes kurdos en Estambul es bastante más limitada.

Luego vino el golpe de gracia : el estado levantó la prohibición recibir visitas en la cárcel, incluso de sus abogados, que mantiene desde hace ocho años, a AbdullahÖcalan, el dirigente preso del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). No solo pudieron verlo, sino transmitir al exterior su mensaje. Pero los abogados no lo dieron a conocer en su totalidad, transmitiéndolo a la dirección del HDP, de acuerdo con el procedimiento habitual. Claramente, la coalición AKP-MHP estaba preocupada: parecía que el HDP no tenía la intención de hacer público el mensaje hasta después de las elecciones.

Entonces el AKP hizo algo sin precedentes, enviando a un académico a visitar la prisión en la isla de Imrali y realizar su propia entrevista a Öcalan. A su regreso, declaró que Öcalan pedía al HDP permanecer neutral en las elecciones, razón por la que el HDP había retenido el mensaje. La dirección del partido había rechazado la consigna de Öcalan y mantenido que los kurdos debían votar a favor de la coalición CHP-IP.

Sus abogados y el HDP no tuvieron más remedio que hacer público el mensaje de Öcalan. Estaba escrito con bastante habilidad en términos ambiguos, haciendo hincapié en la importancia de la neutralidad hacia ambas coaliciones con el fin de construir una tercera vía, un frente democrático. También hacía hincapié en que el partido debía decidir de forma independiente su curso de acción.

Los analistas pro PAK / MHP comenzaron una campaña, afirmando que Öcalan aconsejaba al HDP no votar a la coalición CHP-IP, y que el HDP se negaba a  sus deseos. Un destacado ex-dirigente del MHP se burló del HDP por no seguir el consejo de su "jefe terrorista", lo que demostraba su "traición terrorista al pueblo kurdo". Una lógica retorcida, que solo sirvió para que a su vez su proponente fuera tachado de "viejo gagá". Un error contraproducente. Los simpatizantes del MHP estaban indignados de que la dirección del partido pensase que necesitaban el apoyo de Öcalan para ganar las elecciones. Muchos de los votantes conservadores religiosos del AKP se distanciaron de una estratagema tan obvia.

Las encuestas de la última semana de la campaña electoral indicaban que el candidato del CHP-IP tendría una ventaja del 8% -10%. Los movimientos de última hora que he descrito no fueron suficientes para detener la tendencia y el resultado demostró hasta que punto las encuestas eran correctas. Hubo una diferencia de nueve puntos y Imamoglu fue elegido con el 55% de los votos.

La coalición AKP-MHP, que ya se había lamido previamente sus heridas, decidió esta segunda vez aceptar el resultado. Las zonas con mayoría del CHP en Estambul ya celebraban los resultados, que fueron un duro golpe para el AKP, así como su coalición. Las especulaciones sobre cambios sustanciales dentro del partido se han intensificado, y las maniobras detrás del escenario para una escisión del AKP parecen avanzar. No se puede descartar que haya elecciones generales anticipadas este otoño.

En cuanto al nuevo alcalde, sus manos están atadas, ya que el ayuntamiento que dirige está formado por los representantes de los distritos, la mayoría de ellos de la coalición AKP-MHP. Que sin duda tratar de bloquear cualquier iniciativa tras la victoria de Imamoglu. Y, como los ingresos por impuestos locales, las finanzas y el crédito son controladas por el gobierno central, hay un margen muy limitado de acción independiente.

A pesar de toda la charlatanería sobre la 'democracia', ni el CHP ni el alcalde reelegido tienen el menor instinto democrático. Durante la campaña se plantearon muchas cuestiones, pero Imamoglu nunca cuestionó

el sistema de gobernadores: es decir, los representantes del estado central designados por el presidente que tienen más poder que el alcalde electo. Nunca pidió abiertamente el apoyo del HDP, sabiendo que lo recibiría de todos modos y que solicitarlo le hacía parecer vulnerable a las bases de su partido.

Bastó una campaña bastante conservadora para recoger el voto de los insatisfechos. Pero qué será capaz de hacer sigue siendo un misterio. Ingenuamente, quizás se podría creer en su lema de campaña: "¡Todo irá bien!". Sin embargo, si no se traga uno eso, la tarea es prepararse para un previsible aumento de la lucha de clases.

 

(*) Esen Uslu es un analista poli´tico residente en Estambul que contribuye arti´culos regularmente a las revistas Sercesme y Sakayak.

Fuente: https://weeklyworker.co.uk/worker/1257/major-blow-to-erdogan/

Traducción: Enrique García