Sobre una nota de Carlos Maggi
Leí su nota en el suplemento BITÁCORA,
del pasado 24 de mayo y como familiar de desaparecido (hermana), creí
necesaria esta respuesta.
"Aquellos que no recuerdan el pasado,
están condenados a repetirlo" (Santayana)
Antes que nada, mi disconformidad sobre su análisis
de una etapa de nuestra historia de las últimas décadas. Acá
no hubo una guerra, acá hubo una dictadura militar, misma que se dio
en forma más o menos simultánea en tantos países de nuestra
castigada América.
Y si Ud tiene dudas, apenas dos detalles:
1) La mayor parte de las muertes y desapariciones se producen cuando la represión
brutal había desbaratado las organizaciones clandestinas y legales, dentro
y fuera del país. Pero por si eso fuera poco, me podría Ud. aclarar
cuales fueron las armas de guerra que justificaron las muertes de Michelini
de Gutierrez Ruiz, de Julio Castro, de Manuel Liberoff, por citar sólo
algunos? Huelga el más mínimo comentario en el mismo sentido referido
a los niños. No se me ocurre.
2) La muerte del Dr. Roslik, en el marco de qué
combate se produjo? Necesita más evidencias sobre el Plan Cóndor?
No ha dejado claro su accionar que se extiende hasta hace pocos años
con la muerte de Berríos? Por qué seguir esgrimiendo el argumento
de una guerra para explicar las desapariciones? Me extraña que en su
condición de escritor de temas relacionados con nuestra historia, aconseje
"buena memoria y mejor olvido". En la cita con la que inicio esta
misiva, se expresa una verdad indiscutible. Y creo que por encima de todo, no
queremos que esta historia se repita, razón por la cual el olvido está
muy lejos de nuestra propuesta. Por nuestros hijos y los que vendrán,
ya que tan poco podemos heredarles en estos tiempos, por lo menos mantener viva
la memoria de nuestra historia reciente, para que ellos no tengan que sufrir
más de lo que ya sufren con las secuelas de todo lo que nos sucedió.
No quiero que mi olvido sea mejor que mi memoria, como Ud. lo aconseja. Ud.
Interpreta que la sociedad se "fatiga" de sus propias heridas... y
prefiere cicatrizar. Olvida Ud. con su simpleza de razonamiento ante un tema
tan hondo, que una herida sucia muy mal cicatriza, y nuestra herida sólo
se limpia con la verdad, esa verdad que se nos concedía a través
del artículo 4º. de la Ley de Caducidad, mismo que tan mezquinamente
se nos prohibe su aplicación. Todos sabemos quienes son los depositarios
de la verdad, y allí es donde se debe buscar. La sociedad no ratificó
esa Ley por estar fatigada de sus heridas, quizás quedó muy saturada
de dictadura y tuvo que ceder, en muchos casos, ante las manifiestas amenazas
veladas y no tanto de un desorden institucional en caso de que no se ratificara.
Avanzo en la lectura y me encuentro con una cita de Nietzsche que me permito
calificar de grosera, por querer ser suave: "desconfía de quienes
quieren demasiada justicia, no solo de miel carece su alma". Demasiado
infeliz su análisis de nosotros, los familiares, a quienes Ud. califica
de "inconsolables". Nunca es demasiada la justicia. Pero la frase
deja entrever que nuestras "almas" lejos de ser dulces podrían
llegar a ser perversas por reclamar justicia?. Insuperable su capacidad de ahondar
la herida, cuando luego agrega "el Talión sería un consuelo
brutal, aunque fuera arreglado a derecho". Sin comentarios. Y más
adelante se refiere a el país que se constituye en defensor de "estas
causas casi perdidas". Desde su óptica, se estaría perdiendo
el tiempo, por decirlo de alguna manera, al defender el derecho a la verdad
que reivindicamos los familiares?; y el pueblo, que como habrá visto
nos acompaña cada 20 de Mayo, estará tan equivocado?. Hacia el
final Ud. sentencia "...bien se sabe de antemano que, se logre lo que se
logre, jamás podrán quedar satisfechos". Habrá estado
Ud. tan cerca de nuestra lucha durante estos 25 años, como para palpar
ese estado de cosas?. El consuelo es difícil alcanzarlo sin poder elaborar
un duelo, para el cual es necesario conocer el destino de nuestros familiares.
Aún hoy la pesadilla de ignorar el punto final de sus vidas nos persigue.
En lo personal, pienso que quienes de una forma u otra nos opusimos a la Dictadura,
pagamos muy caro (muerte, prisión, exilio) por defender nuestras ideas.
Es "demasiada justicia" querer que la Justicia (valga la redundancia)
se encargue de la búsqueda de Simón, quien hasta la fecha y en
plena democracia sigue secuestrado, manteniéndose un delito del fuero
penal común?. Es "demasiada justicia" querer que desde la Justicia
se aplique el artículo 4º. de la Ley de caducidad?. Es demasiado
pedir que se le de el lugar que corresponde a nuestros jueces, supeditados ahora
al pronunciamiento del Poder Ejecutivo, para que actúe en forma autónoma
frente a las demandas nuestras de que se investigue? Eso nos hace insaciables.
Ojalá nuestros familiares hubieran podido acceder a esa Justicia que
nosotros reivindicamos para quienes les robaron la vida. Como verá, se
trata de un tema que para abordarlo se requiere una sensibilidad muy especial,
imprescindible para captar la dimensión del horror de la desaparición
forzada con la presunción de atrocidades cometidas contra quienes la
padecieron.
Mariana Errandonea (C.I.3.795346-0)