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¿Resentido?

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Por Esteban Valenti (*)

En varias entrevistas de prensa, incluso en reuniones, de manera directa o con más sutileza me han preguntado ¿si en realidad yo me voy del Frente Amplio porque estoy resentido? He pensado mucho la respuesta. Depende.

Si contesto con el hígado, que es uno de los órganos que se utilizan en la política, aunque muchos lo nieguen y pretendan racionalizar todo, la respuesta es una. Si se contesta desde el cuore, que también es un órgano muy, pero muy político, la respuesta es también específica y concreta. Primero me voy a dedicar a esos dos órganos.

Sí, me fui resentido, enojado, asqueado, por la bronca y la más profunda desilusión. Lo confieso, lo confieso, por mi culpa, mi culpa, mi grandísima culpa. Y ese resentimiento me lo alimentan todos los días. Y no lo voy a ocultar ni a mentirles, para hacerme el político frio y calculador, que lo he sido y que pretendo serlo. No les voy a mentir, porque no me voy a mentir a mí mismo.

Si alguien no se resiente cuando ve que al Frente al que le dedicó mucha pasión, fuerza y energías físicas e intelectuales, en el que depositó tantas esperanzas, tantos sueños realistas, donde admiró a sus fundadores, por su audacia y su generosidad, cuando sabe que hay mucha, mucha gente que dio su vida, su libertad, su integridad física ante las torturas, sus largos años de sufrimiento y de exilio, por una causa que estaba expresada en ese proyecto político, en esas banderas, en esa gente y compartió con ellos algunos de los momentos más duros y más hermosos  de su vida, se transforma en algo que niega día a día su pasado. Pues que conviva alegremente, yo no soy capaz.

Sí, estoy resentido por la inmoralidad, la corrupción y el clientelismo contra el que nos batimos por tantos años y los denunciamos. No voy a mencionar los nombres de los implicados porque me da asco. Si asco, aunque algunos no se les mueva un pelo y la estructura le diga a mil quinientos firmantes frenteamplistas que no cumplieron los requisitos orgánicos...y que para sacarle las castañas del fuego, debe dar un paso al costado. No, hay que expulsarlos, para que no vuelva a suceder.

Sí, estoy resentido, cuando aceptamos sin que se nos mueva un pelo, haber robado a los venezolanos, haciendo negocios inmundos pagando coimas a civiles y militares de ese régimen que todavía hoy la mayoría del FA defiende. Si hay gente que puede seguir como si nada hubiera pasado, porque un fiscal dice que vender un set de educación que costó U$5. (cinco dólares) a U$ 496 dólares cada uno, o les vendimos cientos de casas prefabricadas inútiles por millones de dólares, no los procesa, porque vender caro no es delito, allá él. Y a los otros que conviven y justifican esos hechos, y que los conocen perfectamente, es porque además les ganaron el alma y la cabeza a demasiada gente, la han transformado de la peor manera. Yo no lo resisto, lo confieso.

Y estoy resentido porque conociendo como conocimos la dictadura en nuestro país, hay gente que se dice de izquierda e integra el FA que defiende las dictaduras de Maduro y de Ortega. No hay mucho que agregar.

Si razono, puedo discrepar y discrepo con determinadas políticas sociales, económicas, educativas, de seguridad, de relaciones internacionales y otras, pero he reconocido y lo hago públicamente que el primer gobierno del FA fue un muy buen gobierno, con resultados muy importantes y en todo caso discutiría esas políticas que considero equivocadas. Pero ya no se trata de eso, sino de cosas mucho más profundas, como por ejemplo que hoy la vida de los uruguayos por un lado ha mejorado sin duda en varios aspectos, pero empeoró en la seguridad, en la educación y en el peso elefantiásico del Estado, a pesar de tener poderosas herramientas de gobierno electrónico.

Discrepo con que se borre cada día un poco más la memoria de los fundadores del FA, en especial a Liber Seregni, no solo ni principalmente su imagen sino sus valores, sus principios, sus ideales. ¿O alguien cree que Seregni hubiera soportado esta situación? Por mucho menos renunció y obvio que no por las mismas razones por las que le reclaman la renuncia a Sendic y no asumen que hay que echarlo porque le hace mal a la política uruguaya y no solo al Frente Amplio.

Hay también razones políticas frente a las cuales razono con la cabeza, o al menos lo intento. Hay un desequilibrio creciente en el FA entre el MPP (MLN) y sus aliados, incluyendo el actual PCU, donde es muy difícil reconocer la historia del PCU y el resto de las sensibilidades, las visiones políticas e ideológicas que formaron el FA. Es cada día más evidente como lo demuestra la posición de Mujica transformado en el gran elector universal. Esa pérdida de equilibrio, que incluye la casi destrucción del FLS, con un buen aporte de sus propios integrantes, la partición del PSU por mitades, y el papel determinante que tienen los sindicatos en la interna política del FA, lo que desmiente la independencia de clase y la hace unilateral.

Frente a eso, políticamente, analíticamente y con todo el dolor del alma, creo que el bipartisimo que se ha creado en el Uruguay (blancos y colorados) de un lado, que ya gobernaron y ya fracasaron y este Frente Amplio que luego de 14 años de gobiernos nacionales y 28 departamentales está fracasando en aspectos fundamentales de los objetivos definitorios de la izquierda, quedan tres alternativas:

Primero, me retiro mascando bronca y solamente criticando y no hago nada más en política.

Segundo, milito por el voto en blanco que es una manera "eunuca" de ayudar a los grandes y nada más.

Tercer, sigo militando en otro lado, me arriesgo, me junto con otros compañeros de izquierda y de centro izquierda (¿o acaso todos los fundadores del FA eran de izquierda?), para construir una alternativa, de progreso, de cambios, para construir expectativas y esperanzas, concretas y posibles y para combatir la corrupción y las inmoralidades, no solo con palabras sino con hechos, leyes, instituciones, medios, cultura. Opté por este último camino, difícil, arriesgado, doloroso, pero con esa pizca de optimismo en los uruguayos que siempre tuve y quiero seguir teniendo. Este es un pequeño gran país.

Y estamos trabajando, aceleradamente.

Porque no tengo tiempo, no tengo por delante los muchos años de mi juventud, tengo pocas municiones políticas y vitales y las quiero utilizar bien, sin avergonzarme, sin tener que explicarle a mis compatriotas que no tengo nada que ver con la degradación del FA y de la política en general.

Quiero dedicarle mi tiempo, que es lo más valioso que uno, personalmente tiene, a seguir peleando por algo que valga la pena, no por renovar por 4ta vez un gobierno que hace la plancha o mirar como vuelven los que administraron décadas de decadencia nacional, cambiando simplemente de tonalidad, de colorado a blanco.

No hay nada más fuerte que las costumbres, que los viejos afectos, que la tranquilidad de lo conocido, a todos nos gusta tener sobre nuestras cabezas un techito protector que hemos ayudado a construir entre tantos compañeros y amigos, muchas veces con fraternidad, pero en política además de la indignación, está necesariamente la razón, y por eso, por haber dado la batalla desde estas páginas, en tantas reuniones, en tantas actividades básicas de discusión y de defensa del gobierno progresista durante muchos años, es que he dejado de hacer propaganda por el sentido crítico y autocrítico, que son básicamente lo mismo, y trato de practicarlo. Y no me pongo a hacer números, para la izquierda, desde que nació, eso fue siempre lo de menos. Lo principal fue el puerto, los puertos.

  (*) Periodista, escritor, militante político, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay