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Narrativa argentina. Paternidad, maternidad y alrededores

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Subacuática cuenta, con algo de humor y ligereza, las desventuras de una hija que pierde a su madre al nacer.

La proliferación en la última década de narrativas ficcionales, auto-ficcionales y no-ficcionales sobre las dificultades de la maternidad y la paternidad es tal que ya puede declararse un género por derecho propio.

Explorando una amplia gama de temas, desde reflexiones dolorosas sobre la depresión posnatal hasta representaciones cómicas de las luchas interminables y los desafíos logísticos que ocasiona el cuidado de un pequeño ser humano, todo gira en torno a las preguntas: ¿soy un(a) buen(a) padre/madre? ¿cómo llego a serlo? En su primer libro para adultos, Melina Pogorelsky da una vuelta de la tuerca a este paradigma: la madre de su historia, Mariela, muere directamente después del parto.

Subacuática, una novela "de corto aliento", como la llama la contratapa, es una fábula breve sobre la ausencia. Sus personajes tienen que actuar en la sombra proyectada de la que debería haber sido la protagonista. Esto se aplica particularmente a Pablo, el marido desventurado de Mariela, que de repente se encuentra padre soltero, pero también a todas las otras mujeres, cada una de las cuales parece representar una faceta de la personalidad de la madre perdida.

La hermana y la suegra ocupan roles prácticos un tanto ambivalentes. La hija misma, Lola, asume una personalidad avispada (es una nena bastante precoz), la niñera y otras chicas jóvenes se hacen cargo de la sexualidad. Eventualmente, aparece Alejandra, una madre soltera que parece ser la indicada para un reemplazo integral.

La acción comienza cuando Lola tiene casi cuatro años y su padre descubrió que la pileta de un club le da "una hora para él", una sensación de alivio que le resultará familiar a todo padre y madre, soltero o no. Mientras Lola juega en la pileta para niños de su edad, él puede nadar en la pileta grande. El mismo día de la semana, Alejandra lleva a su hijo hiperactivo Tobi a clases de "matronatación", por lo visto una experiencia bastante horrorosa, con sus propios demonios: "las mamis del matro". Se sabe que tarde o temprano Pablo y Alejandra van a encontrarse y a continuar juntos la gran aventura familiar.

Subacuática ofrece momentos filosos, graciosos, y la atmósfera del duelo está bien lograda. Pero una crítica debería hacer foco en el nivel de superficialidad. Para usar una metáfora apropiada: nunca se aventura a la parte profunda de la pileta.

Más allá de algún que otro lamento o impulso sexual, Pablo carece de vida interior, y a Alejandra y a los otros personajes no les está dado el espacio para desarrollar roles más poderosos. Una lectura esencialmente liviana en su estado actual, el libro deja entrevistar un potencial más contundente.

 

Subacuática, Melina Pogorelsky. Odelia Editora, 109 págs.


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