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Cuba ¿La revolución es un sueño eterno?

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Por Esteban Valenti (*)

Marcos Ribak, más conocido como Andrés Rivera fue un gran novelista y cuentista argentino, expulsado del Partido Comunista en 1964, tiene una amplia producción, pero en este caso quiero destacar un libro que he releído varias veces y me sigue llenando el alma.

Es una breve historia de los últimos días de Juan José Castelli, el orador de la Revolución de Mayo, afectado por un cáncer de lengua que lo llevará a la muerte a los 47 años. Les recomiendo vivamente este libro que relata la historia como un gran poema en primera persona.

Ahora voy a referirme a otra revolución, a la cubana que siempre se presentó como un sueño eterno y que en estos momentos su parlamento, integrado por diputados del Partido Comunista en su abrumadora mayoría - porque es el único permitido en Cuba - acaba de aprobar una reforma de la Constitución. No pretendo hacer un análisis pormenorizado de esos cambios (1) sino responder a una pregunta que seguramente nos formulamos muchas personas en el mundo y por lo tanto en el Uruguay.

¿Se terminó la revolución?

¿O es un nuevo y definitivo descenso en el proceso del fin de la revolución?

Algunos ni siquiera se formulan la pregunta, han hecho de la miopía, del fanatismo, de la mirada hemipléjica de la realidad una costumbre tan arraigada, que si algo conspira o contradice su visión o sus ideas, que se joda la realidad.

Además de sacar la palabra "comunismo" de su texto y ajustes institucionales no hay cambios profundos en la Constitución y los que hay, refieren sobre todo a los temas económicos y de la propiedad, que tienen que ver más con un modelo totalmente superado y fracasado en el mundo entero, el de la estatización total. La reforma no revisa aspectos referidos a la democracia, a las libertades, al papel de los ciudadanos, en última instancia la base de cualquier revolución y de toda la historia desde la gran revolución francesa y el fin de la monarquía.

Pero la propiedad es según una lectura dominante durante décadas, el tema clave y definitorio del socialismo y por lo tanto de la revolución, es más, en Cuba eso lo saben muy bien, porque en muchas oportunidades la propiedad, incluso la producción campesina, del tabaco, de los pequeños y medianos negocios y de muchos otros bienes, fue la base de cambios, marchas y contramarchas en la vida de todos los cubanos y en la política del Partido Comunista de Cuba.

Lograron superar niveles de empobrecimiento, de brusca caída del nivel de vida de la inmensa mayoría de su pueblo, de recortes en todos los sectores de la actividad y de los servicios en base sobre todo a la política. No hubo nunca reacciones y protestas populares en la isla. Basta comparar con lo que sucede en Venezuela y en Nicaragua. Y vaya si Cuba en el "periodo especial" y en otros momentos atravesó situaciones económicas realmente graves.

Hace ya un tiempo, con la asunción de la presidencia y de la secretaria general del PCC por parte de Raúl Castro comenzaron cambios en la reducción de cientos de miles de funcionarios públicos en todas las áreas, la privatización de servicios y empresas pequeñas, algunas se transformaron en medianas y de un fuerte impulso a las inversiones extranjeras (níquel, tabaco, turismo y otras). Y con esto el surgimiento obviamente de sectores de pequeña y mediana burguesía y de asalariados.

Ahora todo indica que esos cambios se profundizarán y que el surgimiento de un sector privado, cubano y extranjero y mixto se ampliará. Ya existe una primera experiencia con la zona franca de Mariel construida por Brasil.

He leído y, es natural que sucedan, gritos alborozados de ¡Viva el capitalismo! En diversos medios y desde diversas posiciones. Es natural, cuando los comunistas y buena parte de la izquierda -olvidando toda una parte de nuestra propia historia y su rico debate en su génesis - definimos que el avance del socialismo se medía en el nivel de la estatización, desde las grandes empresas hasta los kioskos, es obvio que del otro lado, todo sea capitalismo liberal y nos cobren nuestros pecados.

Digo que la izquierda olvida su rico debate original, porque no solo Marx o Engels nunca afirmaron esa "verdad dogmática" de que la estatización es el camino inexorable o principal al socialismo y el termómetro de la revolución, sino que a fines del siglo XIX, Lenin en su elaboración del programa del PSODR, en su etapa de coincidencia y de deslumbramiento por Gueorgui Plejánov y cuando con más claridad se ubicaba en el "centro" de la socialdemocracia, consideraba el desarrollo del capitalismo avanzado en el plano económico como una etapa fundamental del avance histórico de la clase obrera hacia el socialismo en Rusia y en Europa. (2) . Ni que hablar durante la Nueva Política Económica, la NEP.

Volviendo al siglo XXI, y no precisamente al horrible desastre llamado "socialismo del siglo XXI" que no es otra cosa que una caricatura sin base ninguna de un régimen dictatorial y fracasado, debo decir que China, la segunda o la primera economía del mundo, el país más poblado de la tierra y sin duda el que ha logrado en el menor plazo de tiempo el mayor nivel de crecimiento económico de la historia universal, no es simplemente un régimen capitalista. Es un sistema en el que conviven la propiedad estatal, privada, la inversión extranjera, la propiedad del partido, las cooperativas y las más diversas formas de la propiedad económica combinadas.

¿Eso es el capitalismo clásico y liberal? No solo del lado del "comunismo ortodoxo" sino también del capitalismo hay buenos fanáticos.

Lo mismo podría decir de Viet Nam y dentro de poco, si avanza el proceso que se inició recientemente en Corea del Norte veremos cosas que requerirán de una buena imaginación. Cuba ha hecho los cambios muy lentamente, pero avanza inexorable hacia la combinación de formas de propiedad diversas. Lo hizo muy lentamente y con marchas y contramarchas o con grandes y graves errores que retrasaron su desarrollo. Cargando ademças, con la pesada cadena del bloqueo norteamericano, lo que ha hecho todo mucho más difícil.

Si avanza hacia esas formas de propiedad diversas y privadas hasta incluirlas en su nueva Constitución, es porque el estatismo total y absoluto que aplicó, copiando al modelo soviético, fracasó y está fracasando también en Cuba.

Los que seguimos creyendo que el capitalismo en su versión ortodoxa y salvaje, la que impera en la mayoría del planeta, inclusive en nuestro país, no es el destino último de la humanidad, tendríamos que obligarnos a una elaboración, un debate, un estudio muy profundo de todo el proceso vivido en más de un siglo y medio desde que surgieron las ideas del socialismo.

La revolución contra un régimen de opresión como el de Fulgencio Batista o el de Anastasio Somoza, es decir su derrocamiento por las armas y de forma violenta son parte de la mejor historia de nuestra América y lo que debemos analizar en estos y otros casos es, cuánto dura una revolución y cómo siguen esos procesos. En ese sentido la revolución contra las dictaduras, contra los tiranos nacionales o coloniales, es efectivamente un sueño eterno que le ha dado a la historia su épica más importante, porque su bandera ha sido la libertad, la independencia, la democracia.

Citando a una niña filósofa, a Malfalda, lo difícil no es destruir las estructuras, es qué hacer con los pedazos.

Los personajes de las revoluciones son sin duda las figuras sobresalientes de la epopeya del ser humano a lo largo de los siglos y han construido esa épica y esa ética y hasta una estética revolucionaria.

Pero no se puede vivir en una revolución perpetua o permanente, en algún momento se pasa inexorablemente a construir un sistema, un modelo, un proyecto nacional. No será una verdad sacrosanta, pero ninguno de los autores clásicos de las ideas socialistas, socialdemócratas previeron ese estado de revolución permanente.

Como escribió Alexis Tocqueville "En una revolución, como en una novela, la parte más difícil de inventar es el final".

El socialismo no puede ser pensado como un régimen especial para los periodos especiales, y sobre todo para la guerra, para conflictos y grandes y permanentes batallas. El socialismo fue concebido como la paz más duradera, como el enemigo frontal de las guerras y de las tensiones y luchas sociales, incluso en su diseño ideal es el fin de las clases sociales.

El socialismo fue concebido como la libertad más amplia, incluso la libertad de la necesidad para todo el pueblo, incluso con la desaparición del Estado. Lejos de eso, el "socialismo real" fue la hipertrofia y el dominio absoluto del Estado, sobre cada rincón de la vida política, social, cultural y hasta artística de esas naciones. Por eso explotó.

Las reformas económicas y ateniéndonos tanto a la historia, es decir a la realidad, como a la base teórica de nuestros principales pensadores, sobre todo Marx, necesariamente requerirán de cambios políticos, del protagonismo libre de la gente y eso se llama democracia, que no es propiedad del capitalismo, es una conquista universal de la humanidad, llena de imperfecciones y de necesidad de nuevos avances, pero imprescindible para el progreso.

Es más, en su nacimiento y desarrollo, en el que participaron las principales figuras de la revolución rusa, la democracia era uno de los ejes del debate y de la creación teórica y sobre todo programática. Los errores en ese terreno se pagaron con fracasos a corto o largo plazo de alcances históricos muy graves. Ejemplos sobran y son recientes.

Victor Hugo, que siempre tuvo una atenta mirada sobre la revolución afirmaba que "Una revolución es la larva de una civilización"

El gran problema es hacerla llegar a mariposa.

(*) Periodista, escritor, militante político y director de uypress.net  de bitacora.com.uy. Uruguay

 

http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/07/14/conozca-los-aspectos-principales-del-anteproyecto-de-nueva-constitucion/#.W1cOeOgn7MI

Es lo más completo que encontré, todavía no tengo el texto completo de la nueva Constitución que será sometida a plebiscito.

(El proyecto se explicación del programa (3 páginas) del Partido Socialdemocrático Ruso discutido en el II Congreso en 1903, mientras que su Explicación, (23 páginas) fue publicada recién en 1924 sobre la base del impacto de la muerte de Lenin. El programa fue escrito en la cárcel en San Petersburgo en 1895 y la Explicación en 1896


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