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Dossier: sobre las recientes elecciones presidenciales en México (Continuaciòn)

México: ¿AMLO al rescate?

Michael Roberts

La victoria en las elecciones presidenciales de México de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con su relativamente nuevo partido 'progresista' Morena, es a la vez esperado y sorprendente. Esperado, porque AMLO tenía una enorme y creciente ventaja en las encuestas de opinión previas a la jornada electoral. Y los 88 millones de votantes de México (de un total de 127 millones de habitantes) le han otorgado la victoria más importante en la historia de las elecciones de posguerra, con más del 53% de los votos. Los candidatos de los partidos del sistema han quedado muy por detrás. Por primera vez, los partidos de la élite y el status quo se dividieron sobre quién debería ser su abanderado. Y la pura rabia y frustración por el estado de la economía mexicana y la vida cotidiana del el ciudadano medio han impulsado a AMLO a la presidencia.

Sin embargo, el resultado también es sorprendente porque el inmenso poder de las clases dominantes para manipular las elecciones (como lo han hecho antes), o para encontrar una manera de detener políticamente a AMLO han fracasado. Por supuesto, los tribunales mexicanos pueden intentar revertir el resultado alegando supuestas 'irregularidades', pero la dimensión de la victoria de AMLO es tal, que es poco probable que tengan éxito. El partido de AMLO, Morena, también ha ganado una mayoría en el Congreso mexicano y al menos cinco de las nueve elecciones para gobernador, incluyendo la primera alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Pero Morena forma alianza con un pequeño grupo cristiano fundamentalista que puede moderar la gestión de la nueva administración, particularmente en cuestiones sociales y de familia.

AMLO ha ganado porque hizo campaña sobre tres cuestiones clave que afectan e indignan a los mexicanos: el aumento de la violencia generalizada y cotidiana en todo el país; la corrupción endémica de políticos y funcionarios; y la alta y creciente desigualdad entre ricos y pobres.

En promedio, una persona murió asesinada en México cada 15 minutos durante el mes de mayo, poniendo al país al borde de superar su siniestro record del año pasado de 29,168 muertes.

Los asesinatos políticos también se han disparado, con 130 políticos, incluyendo 48 candidatos, asesinados desde el inicio del ciclo electoral en septiembre, según la consultora política Etellekt.

Detrás de esta violencia se encuentra la guerra de los carteles de la droga, el crimen organizado y la delincuencia en general que a menudo se resuelve mediante el asesinato. La policía carece de personal o del apoyo del gobierno; o ambos están conectados con los criminales.

La corrupción está integralmente vinculada a las ganancias masivas del tráfico y elaboración de drogas, y otras actividades criminales. Los políticos de los partidos del sistema están están metidos hasta el cuello. El índice de corrupción global de México nunca ha sido mayor.

El país se ha visto sacudido por una serie de alarmantes escándalos de corrupción, incluyendo el de Javier Duarte, un gobernador del PRI, que se escapó de la cárcel en un helicóptero del gobierno en 2016 después de haber sido acusado de corrupción y cuya esposa recientemente ha aparecido en el exilio, viviendo en el lujo, en uno de los distritos más elegantes de Londres. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto fue comprado desde prácticamente el momento en que asumió el cargo. La  esposa de Peña Nieto compró una casa acorde a su rango a un contratista del gobierno en condiciones más que favorables. Luego esta el encubrimiento de la horrible  desaparición de 43 estudiantes normalistas, el  uso de software de espionaje sofisticado adquirido por el gobierno para controlar a periodistas y abogados de derechos humanos, mientras que altos funcionarios malversan fondos públicos para pagar las campañas electorales de los partidos.

AMLO se ha comprometido a poner fin a la corrupción - pero cómo lo va a conseguir no está claro. AMLO dice que permitirá la destitución de los cargos electos tras dos años de mandato (incluyendo al presidente), venderá el avión presidencial y residirá en una casa modesta.

AMLO asegura que defenderá primero a los pobres (más de 50 millones de mexicanos son pobres) que a los ricos. Y ese es el tercer tema que ha impulsado su victoria electoral. México es una de las sociedades más desiguales del mundo en el siglo XXI - sólo superado por la Sudáfrica post-apartheid. Recientemente, el Instituto Brookings de Estados Unidos revisó el índice de medición estándar de la desigualdad en un país, el coeficiente de Gini. Cuanto más cerca de 1 se situe el coeficiente Gini, mayor será el nivel de desigualdad. En sus nuevas estimaciones, el coeficiente Gini de México de 2014 aumenta de un ya alto 0,49 a un mega 0,69, similar al de Sudáfrica, el país más desigual del mundo.

Detrás de esta impresionante historia de violencia, corrupción y desigualdad se encuentra el estancamiento de la economía mexicana. Es 15º economía más grande del mundo, por el PIB, y la segunda más grande de América Latina. Es lo suficientemente avanzada como para ser una de las 30 mayores economías de la OCDE. Y sin embargo, está en un estado lamentable.

La desigualdad no es sólo entre ricos y pobres, sino también por el desarrollo desigual de la economía bajo el capitalismo. El crecimiento económico acumulado en los estados mexicanos más  industrializados alcanzó el 32% entre 2007 y 2016, casi el doble del promedio de América Latina. Lo que significa alrededor de cuatro veces la tasa de crecimiento de los estados del país más pobres. Los indices per cápita muestran el mismo camino divergente.

En Oaxaca y Chiapas, por ejemplo, alrededor del 70% de la población está en la pobreza y el 23-28% en la pobreza extrema, según los datos del Consejo Nacional para la evaluación de la evolución sociopolítica (CONEVAL).

Contrariamente a la opinión de la teoría económica dominante, el acuerdo de libre comercial de 1994 (TLC) con los EE.UU. y Canadá no ha supuesto un impulso para la economía mexicana. De hecho, mientras que la economía mexicana creció el doble hasta alcanzar el 16% de la producción de Estados Unidos en los 30 antes previos a 1980, ha disminuido un 12% desde entonces.

La producción de México por hora de trabajo en relación con la de los EEUU está cerca de su nivel más bajo desde 1950.

El TLC, lejos de aumentar el rendimiento económico de México, aumentó su dependencia del comercio y la inversión de Estados Unidos, quedó prisionero de las medidas neoliberales de la década de 1980 y el aumento de las disparidades entre las zonas fronterizas con EEUU de rápido crecimiento, con sus zonas económicas especiales, y las regiones rural pobres del sur. Y ahora el presidente Trump insiste en renegociar el TLC para que sea aún más favorable a los EEUU!

Por otra parte, como el excelente informe del CEPR argumenta, si el TLC hubiera tenido éxito a la hora de restaurar la tasa de crecimiento mexicana anterior a 1980, México sería un país de altos ingresos, con un ingreso per capita significativamente mayor que los de Portugal o Grecia. En ese escenario, es poco probable que la reforma migratoria se hubiera convertido en un tema político importante en los Estados Unidos, ya que relativamente pocos mexicanos tratarían de cruzar la frontera.

La tasa de pobreza mexicana del 55,1% en 2014 (último dato disponible) fue superior a la tasa de pobreza de 1994. Como resultado, había alrededor de 20,5 millones más de mexicanos que vivían por debajo del umbral de la pobreza que en 1994. Los salarios reales han hecho pocos progresos desde 1994. Hubo una caída de los salarios reales del 21,2% a partir de 1994-96 asociada a la crisis del peso y la recesión. Los salarios no recuperaron su nivel pre-crisis (1994) hasta 2006, 11 años después. En 2014, eran sólo un 4,1% más que en 1994, y apenas estaban por encima de su nivel de 1980. El salario mínimo, ajustado a la inflación, fue aún peor. De 1994 a 2015, se redujo en un 19,3%.

Como resultado de la baja rentabilidad e inversión, junto con el impacto del acuerdo TLC, la economía mexicana se ha básicamente estancado. La razón es el fracaso del sector capitalista de México. Sí, el 'período neoliberal' desde principios de 1980, presidido por distintos partidos pro-empresariales de México, consiguió frenar la caída de la rentabilidad del capital mexicano, en cierta medida, pero no pudo revertir positivamente la tendencia hacia arriba, como consiguieron la mayoría de las otras economías capitalistas.

El lento crecimiento económico en el período posterior a la crisis global ha provocado una crisis de las finanzas públicas en la medida en que el Estado tuvo que pagar la factura de la incapacidad del sector privado. Entre 2008 y 2018, la deuda pública creció del 21% del PIB en 2008 al 45,4% del PIB en 2018. Esta deuda absorbe un 20% más de los ingresos públicos del gobierno que los asignados a la salud, la educación y la reducción de la pobreza en el presupuesto federal. Esta es la carga que AMLO heredará.

La OCDE, el principal promotor de las medidas neoliberales en México, afirma que "el crecimiento se recuperará, sustentado por el consumo privado y las exportaciones."  Pero incluso la OCDE reconoce que "la incertidumbre (con Trump) sigue frenando la inversión privada". Sin embargo, "la inversión privada podría acelerarse si las negociaciones del TLC terminan favorablemente."   Y sigue exigiendo "reformas estructurales" (es decir, las medidas neoliberales de recortes del gasto público y privatizaciones) "para fortalecer el estado de derecho y mejorar la calidad institucional" (¡! ).

A pesar del optimismo de la OCDE, la inversión del sector capitalista se ha estancado o caído desde el final de la Gran Recesión.

Y es que la rentabilidad del capital mexicano no se ha recuperado desde la Gran Recesión, al menos de acuerdo con la tasa neta de retorno de capital según los datos ofrecidos por AMECO. De hecho, la rentabilidad está todavía un 18% por debajo del nivel de 2007 y un 28% por debajo del pico 'neoliberal' de 1997.

El programa de AMLO es fundamentalmente keynesiano: mediante la inversión pública 'cebar la bomba' de la inversión privada. Y este dinero saldrá de la lucha contra la corrupción. Pero no está dispuesto a revertir la privatización parcial de PEMEX, la empresa petrolera estatal, o poner fin a la 'pesadilla' del nuevo aeropuerto de Ciudad de México. Sólo a considerar "la revisión de los contratos. Pero, ¿cómo podrá cambiar las cosas AMLO en relación con la corrupción, la desigualdad y la violencia sin tener el control de los bancos (principalmente extranjeros), renacionalizar PEMEX y hacerse cargo de las principales operaciones multinacionales en México?

Donald Trump felicitó a AMLO por su victoria. Pero el vecino del norte de México está ahora dirigido por un nacionalista, que además es un imperialista enloquecido que quiere desencadenar una guerra comercial con todos y cada uno de los países del planeta. México se encuentra en la primera línea de este torbellino, con una economía capitalista en dificultades en medio de la pobreza, la corrupción y la violencia. Pero con una enorme y joven población, recursos de petróleo y gas y, en parte, una industria moderna. México se encuentra en una posición mucho mejor que la que tuvieron en su momento Venezuela y Cuba para tener éxito. AMLO no jurará su cargo hasta dentro de cinco meses (en diciembre). Tiene por delante grandes desafíos.

https://thenextrecession.wordpress.com/2018/07/02/mexico-violence-corrup...

(*) Adolfo Gilly Historiador. Profesor emérito de la UNAM.

(*) Lucía Lagunes Huerta Periodista y feminista, directora general de CIMAC.

(*) Jorge Altamira Dirigente del Partido Obrero de Argentina.

(*) Michael Roberts Economista británico, editor del blog TheNextRecession.

 

Fuente:Varias


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