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Nicaragua: La insurección de las consciencias (Continuación)

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Por Equipo Envio (*)

Nadie presintió este estallido, pero eran incontables las razones que anunciaban que ocurriría. La juventud universitaria lo inició y a la juventud la siguió la gente, muchísima gente, cada vez más gente.

ABRIL 2018 MARCA UN PARTEAGUAS

El viernes 20 ocurrió la primera muerte. Entre ese día y hasta el día 22, ininterrumpidamente, empezamos a sumar muertos matados por bala, a escuchar historias de valor y dolor, de pobladores de todas las edades y de todos los lugares, colaborando con quienes protestaban, llevándoles alimentos, medicinas, curándolos, protegiéndolos, escondiéndolos... En esos cuatro días asistimos estupefactos a una brutalidad y crueldad que considerábamos impensable en miembros de la Policía Nacional, auxiliada por fuerzas de choque y francotiradores vestidos de civil. Aunque no ha logrado comprobarse, varios medios ("La Prensa" y 100% Noticias) han hablado de policías detenidos por negarse a disparar.

El Ejército se desplegó en esos días en Estelí y otros lugares del país, pero sólo resguardó edificios y no participó en la represión. Toda la maquinaria represiva la llevó adelante la Policía, acompañada visiblemente por turbas organizadas desde antes, o para esta ocasión, por el partido de gobierno.

"Las muertes y daños" que el gobierno ordenó durante esos días son incontables. Y aunque después de publicarlas en el diario oficial, un Ortega, sorprendido por el inesperado mensaje que le llegaba de todas las esquinas del país, también de las bases de su partido, reaccionó el 22 de abril revocando las reformas a la seguridad social, las protestas siguieron. Y hoy, al poner punto final a este texto, martes 8 de mayo, el descontento se mantiene y se incrementa. Manifestaciones por todo el país exigen justicia por los muertos y un cambio en el país: ¡Que se vayan!

Hay una clara línea divisoria entre la Nicaragua de antes de estos inesperados días de rebeldía y la Nicaragua de ahora. Y sin saber aún cómo se irá conformando el nuevo país nacido del estallido, ya sabemos que nada seguirá en el mismo lugar en donde estuvo antes.

"SON ALMAS PEQUEÑAS"

Los epítetos empleados en los más álgidos días de la rebeldía por Rosario Murillo contra quienes protestaban ("almas pequeñas, tóxicas, llenas de odio, vampiros sedientos de sangre, grupos minúsculos"), atizaron el fuego de la indignación. La interpretación que hizo Daniel Ortega de lo que ocurría -son "pandillas matándose entre ellos mismos"- hizo trizas la imagen que su gobierno y sus aliados empresariales han vendido durante una década: "Nicaragua, el país más seguro de Centroamérica".

En la noche del 21 y durante el domingo 22 se produjeron saqueos en 30 comercios de Managua, entre ellos en los supermercados Palí y La Unión, propiedad de Walmart. En algunos videos se veían patrullas de la Policía resguardando a los saqueadores y trasladando lo saqueado. En otros era la televisión gubernamental la que transmitía en directo los saqueos...

UNA JUSTA SOSPECHA

En su informe del 4 de mayo sobre los acontecimientos de abril, el CENIDH se refiere a la "forma organizada" en que se realizaron los saqueos, que "no fueron repelidos por la Policía, que tampoco realizó labores de prevención". Y añade: "El gobierno respon¬sabilizó de estos robos al movimiento de jóvenes para justificar la represión, por lo que pobladores indignados, considerando que eran grupos afines al gobierno, empezaron a hacer acciones de vigilancia y protección en las afueras de los establecimientos..."

Justa fue, por todo esto, la sospecha de los pobladores de que no eran los estudiantes los responsables. Justificada también por lo que sucedía en otras ciudades. En León, Masaya, Chinandega... turbas organizadas por las autoridades locales quemaron esos días edificios del partido de gobierno, para abonar a la idea de que eran vándalos los que protestaban.

EL DIÁLOGO EN EL HORIZONTE

El 21 de abril Ortega había aparecido por primera vez desde que había iniciado el estallido. Lo hizo flanqueado por el Jefe del Ejército y la Jefa de la Policía. Forzado a hacer algo, ofreció a sus aliados del COSEP un diálogo para revisar las reformas al INSS.

Altamente preocupados por una revuelta que era nacional y parecía imparable, y por las consecuencias económicas de la torpe y sangrienta respuesta del gobierno, los empresarios del COSEP pidieron que el diálogo se ampliara a otros sectores del país. Y convocaron a sus agremiados y empleados a marchar en Managua el lunes 23.

LA MEGAMARCHA EMPRESARIAL

La población capitalina se unió a la marcha empresarial y la desbordó totalmente: gentes de toda clase social de Managua, autoconvocadas por las redes, salieron a las calles. Una multitud incalculable recorrió ocho kilómetros de la capital enarbolando banderas de Nicaragua.

En una demostración espontánea que dos generaciones de capitalinos nunca habían visto, plenamente cívica y totalmente pacífica, se escuchó reiteradamente: ¡No eran delincuentes, eran estudiantes! Incontenibles también otra consigna: ¡Que se vayan!

Primeros cálculos indicaban que la economía perdía millones de dólares diarios desde que inició la crisis. El descalabro al que llevaba el país la represión gubernamental y los resultados de la marcha convocada por ellos, que los trascendió, cambió la percepción de buena parte del empresariado nacional. Después de la marcha, conscientes de su responsabilidad en la crisis, pidieron que el diálogo tuviera una agenda amplia y que en él estuvieran presentes los estudiantes. Ortega ya había sugerido que fuera la jerarquía católica la mediadora del diálogo. El diálogo "nacional" que los obispos habían pedido hacía cuatro años sin ser escuchados, el diálogo aparecía de nuevo como una "salida" en el horizonte.

LA MEGAMARCHA CATÓLICA

El 24 de abril los obispos aceptaron ser "mediadores y testigos" del diálogo. Y llamaron a participar el sábado 28 de abril en una Peregrinación por la Paz.

De nuevo, una multitud incontable, convocada por las parroquias de la arquidiócesis (Managua, Masaya y Carazo), llenó la capital. De nuevo, gentes de todas las clases sociales, católicas o no, marcharon hacia la Catedral con banderas de Nicaragua. Hubo "peregrinaciones por la paz" en Boaco, en Estelí, en Rivas y en otros puntos del país. La de Matagalpa fue la más numerosa: 50 mil personas.

A la marcha católica llegaron por primera vez a Managua en buses y camiones -no pudieron impedirlo las fuerzas antimotines- y después de más de doce horas por las carreteras, unos mil campesinos del movimiento anti-Canal, los primeros en encender hace cinco años la llama de la rebeldía contra el régimen.

EL LIDERAZGO DE LOS OBISPOS

Con liderazgos políticos muy debilitados durante años, el liderazgo de la jerarquía católica, dada la intensa religiosidad popular, es el que ha emergido con más fuerza en esta crisis.

Párrocos valientes que en muchos municipios lograron detener la furia represiva y defender a su gente y la conferencia episcopal, a nivel nacional, han sido referentes imprescindibles de seguridad y de credibilidad para buena parte de la sociedad.

Y a pesar de que el 40% de la población nicaragüense se congrega en iglesias evangélicas, los pastores de esas denominaciones no presentaron un bloque unificado. Ha sido a la iglesia católica a la que le ha tocado ponerse al frente de la nación conduciendo un diálogo que parece imposible ante la represión que continuó en el país desde que cesó la masacre de abril.

"SEÑOR PRESIDENTE, NADIE ES ETERNO"

En 2014 los obispos propusieron a Ortega un diálogo nacional y elecciones libres y le presentaron un documento con algunos de los graves problemas nacionales que requerían de soluciones. Nunca recibieron respuesta.

"Señor Presidente -decían entonces-, usted tiene la capacidad de no defraudar la esperanza que muchos nicaragüenses depositaron en usted al iniciar su primer período presidencial en el 2007 y heredar a la nación un legado histórico digno de ser recordado por las futuras generaciones. Los años pasan y nadie es eterno. Usted tiene todavía la posibilidad de demostrar su voluntad de favorecer una auténtica apertura al pluralismo político en la nación; colaborar activamente a replantear el funcionamiento integral del sistema político y buscar caminos de concertación a nivel nacional, restableciendo la normalidad política de un auténtico estado democrático".

Cuatro años después la historia parece repetirse. El mensaje busca lo mismo, sigue siendo actual. La única diferencia es que ahora lo escucha el país sintiendo otra correlación de fuerzas y con mucha sangre derramada.

DAREMOS "UNA BATALLA POR LA PAZ"

Después de las dos megamarchas llegaba el Primero de Mayo y, como en otros años el gobierno lo celebró el 30 de abril, para asegurarse la asistencia obligada de los empleados estatales, amenazados con perder su puesto de trabajo.

Esta vez los simpatizantes del partido de gobierno, la JS y los empleados del Estado fueron convocados para expresar "el amor y el cariño que le tenemos a nuestro líder indiscutible... El comandante presidente tiene que sentirse acompañado de un mar de pueblo y así darle un revés contundente a la marcha política-religiosa de la Iglesia-derecha".

Como en otras ocasiones, los buses del transporte colectivo se dedicaron a recoger por barrios y comarcas de todos los municipios del país a empleados públicos y simpatizantes. Las redes sociales testimoniaban que venían más vacíos que nunca.

El discurso de Ortega fue breve y provocador. No asumió responsabilidad alguna por nada de lo ocurrido y dio a entender que no iba a ceder en nada. Se refirió al diálogo limitándolo a temas de "justicia social y económica y de seguridad" (¿seguridad social?), excluyendo del diálogo el tema de la justicia por los crímenes y cualquier otro tema político.

Afirmó que daría "una batalla" por la paz y ofendió a muchos al dar un saludo especial a "la noble, noble, profundamente noble" Juventud Sandinista, representada en la tribuna por dos muchachos y una muchacha con sus coloridas camisetas, iguales a las que llevaban quienes habían garro¬tea¬do sin nobleza a estudiantes y periodistas días antes.

Hasta aquí una muy limitada crónica de las primeras dos semanas de una crisis que a todo el país ha sorprendido y conmocionado.

"TODOS NOS ESTAMOS JUGANDO TODO"

El 30 de abril, al bajar de la tarima en la que acompañó a Ortega, Rosario Murillo dijo a los medios oficialistas: "Sabemos que Dios estará sentado en la mesa del diálogo. Lo que queremos es que se retome el buen rumbo que llevaba nuestro país hasta hace unos días".

Es imposible. La correlación de fuerzas dio un abrupto vuelco en el país. Después de la matanza de tanta gente, alzados en rebelión unos, inocentes muchos otros, después de tanta gente herida en el cuerpo y en el alma, la hora de la crisis en la alianza entre los empresarios y el gobierno, que unos consideraban tan beneficiosa como indestructible y otros han criticado como espuria, llegó de improviso.

La élite empresarial ya sabe que el gobierno Ortega-Murillo no les garantiza ni la estabilidad económica y social para sus inversiones ni la insti¬tu¬cionalidad política, a la que no dieron suficiente importancia cuando el país era "estable" privilegiadamente para ellos y sus empresas.

Algunos han reaccionado dando declaraciones muy claras. El ex-presidente del Banco Central en el gobierno que precedió a Ortega, Mario Arana, gerente de APEN (exportadores) dijo en una entrevista en la televisión ya en la tensa calma de los últimos días de abril: "En este país todos nos estamos jugando todo... El sector privado llegó a la conclusión de que el modelo hizo agua... En este momento necesitamos ser independientes, con todo el costo que esto tiene en este país".

LO QUE PEDIRÁN EN EL DIÁLOGO

Al diálogo nacional ya en marcha la empresa privada anunció que concurrirán cinco de sus representantes con cuatro puntos de agenda. Reflejan ya su distanciamiento de Ortega: investigación de los asesinatos "con organismos de derechos humanos de reconocida trayectoria", (no dicen "organismos internacionales"), reformas "a lo inmediato" al sistema electoral para garantizar elecciones libres y transparentes (no hablan de "anticiparlas"), reformas institucionales que garanticen el Estado de Derecho y la eliminación de la corrupción, y resolución de la crisis del INSS, para lo que plantean cambio de sus autoridades y una auditoría de la institución.

"ESTO NOS SORPRENDIÓ A TODOS"

En los días más sangrientos de la revuelta ningún funcionario público de nivel parecía tener permiso para dar declaraciones. Es el estilo consolidado durante una década por el gobierno Ortega-Murillo. Sólo hablan ellos dos, ella a diario.

El primero en decir algo fue Bayardo Arce, comandante y ex-miembro de la dirección del Frente Sandinista en los años 80. En entrevista con el canal internacional Telemundo, Arce reconoció que la reforma que el gobierno había hecho al seguro social había sido "un error". Arce es asesor económico de Ortega, lo que demostraría que no lo tuvieron en cuenta.

A la pregunta sobre si la reacción de los estudiantes había sorprendido al gobierno, respondió: "Claro que lo sorprendió. Nos sorprendió a todos, yo creo que sorprendió a los empresarios, sorprendió a los sindicatos, a todo el mundo. Porque la reacción vino de un sector que no está directamente vinculado a la problemática de la seguridad social. Protestaba el estudiante universitario, que todavía no es em¬plea¬do, que todavía no es cotizante, que todavía no es pensionado".

También habló esos días el diputado Jacinto Suárez, secretario de relaciones internacionales del partido de gobierno y compañero de cárcel de Ortega, entrevistado por ACAN-EFE. Suárez dijo: "Nos toca hacer un balance crítico a los sandinistas y encontrar en qué hemos pecado".

Ambas consideraciones, salidas del seno del poder, demostraban lo espontáneo de la crisis, la sorpresa de todos, la torpeza de la respuesta represiva del gobierno... O como dijo el propio Arce: "Suele suceder en estos fenómenos sociales que llega un momento en que perdés el control. La misma Policía perdió el control y las noticias además te hacen perder el control".

 

"FUE UNA CONSPIRACIÓNAL ESTILO DE VENEZUELA"

La sorpresa admitida por Arce y Suárez demuestra que nadie organizó ni planificó esto, ni dentro de Nicaragua ni fuera.

A pesar de eso, una "izquierda" tradicional, congelada en el tiempo y aferrada a interpretar con esquemas simples y ya obsoletos casi todo lo que ocurre en el mundo, una "izquierda solidaria" que tal vez menosprecia las capacidades del pueblo de este insignificante y pequeño país, no termina de creer que la "desestabilización de la revolución" sucedida este abril no haya sido resultado de una conspiración del "imperio". Pero los hechos los desmienten, aunque no los convenzan.

Muy pronto, en el seno del poder había que cambiar el discurso y transmutar "la sorpresa" en injerencia externa y agresión...

El propio Jacinto Suárez, que hablaba de autocrítica y de pecados, dijo a la BBC días después, respondiendo a la pregunta de cómo explicaba lo ocurrido: "Estamos ante una conspiración patrocinada y pagada por el gobierno de Estados Unidos. No estamos viendo fantasmas, ni inventando nada. Es el mismo estilo de Venezuela: tumultos de vándalos, manifestaciones, un montón de muertos. Obviamente nos causó algún efecto porque no estábamos preparados. Para ser sinceros, nos sorprendieron. Pero ahora ya estamos en la jugada. Estamos más alerta para entender este fenómeno y ver como lo trabajamos y lo asumimos".

LA "JUGADA" DEL GOBIERNO

¿Cuál es la "jugada" del régimen? Ganar tiempo, ceder en lo mínimo o en temas menores, dividir a la juventud organizada, desgastar a la población y mantener una represión selectiva y no tan visible, en forma de amenazas, intimidación y acciones más dirigidas a los líderes de la revuelta. Lograr así que todo no haya sido más que una "llamarada de tusa".

La jugada incluye instituciones. Crearon a toda prisa en la Asamblea Legislativa una Comisión de la Verdad integrada por cinco "notables". Aunque el Poder Legislativo carece de credibilidad por tener Ortega mayoría absoluta, obsecuente en cualquier decisión al Poder Ejecutivo, y aunque los cinco nombrados son conocidos por todo mundo como afines o cómplices de las políticas del gobierno, ponerla a "funcionar" durante tres meses, le da a Ortega una perfecta excusa para evitar el escrutinio interna¬cio¬nal.

Ya le sirvió para negarle a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la posibilidad de visitar Nicaragua para investigar la masacre de los días de abril. Cuando la CIDH lo solicitó "de manera urgente", la respuesta del gobierno fue: "Debemos esperar los avances nacionales".

LA "JUGADA" EN LAS INVESTIGACIONES

La jugada institucional incluye a la Fiscalía, otra institución carente de credibilidad, que recibirá denuncias de los familiares de los asesinados. Nunca la Fiscalía ha terminado de investigar casos que implicaran a altos cargos del gobierno. Sin embargo, algunos familiares, advirtiendo que no creen en los resultados, han llegado a interponer las denuncias.

En el caso del periodista asesinado en abril, Ángel Gahona, que cayó con un tiro en la cabeza en Bluefields, el inicio de las "investigaciones" de la Fiscalía evidenció que uno de los objetivos de los investigadores, además de prolongar indefinidamente su tarea, será responsabilizar de los crímenes a otras personas, "chivos expiatorios", para mantener en la impunidad a los culpables.

LA OEA EN LA JUGADA

La "jugada" gubernamental incluye a la OEA. A solicitud de Ortega, llegó a Nicaragua el 26 de abril Wilfredo Penco, quien dirigió la misión de observación electoral de la OEA en las elecciones municipales de 2017, marcadas por una masiva abstención.

"Nuestro objetivo -dijo Penco- es iniciar el camino de las reformas electorales". Por ese camino, el de Penco y la OEA, llegaríamos hasta las elecciones presidenciales de 2021, una fecha que a las familias de los muertos les suena a escarnio después de todo lo que ha pasado.

En sus cálculos, Ortega ha pensado en llevar el diálogo con la OEA en paralelo al diálogo nacional que median los obispos. O, calculando que fracasará el diálogo mediado por los obispos, piensa en quedarse únicamente con el diálogo bilateral con la OEA.

Ortega vive aún en marzo... antes del estallido de abril. Su objetivo es que en el diálogo mediado por los obispos se hable solamente de lo social, del INSS, de aspectos económicos que interesen a los empresarios, sus aliados de años, y que el diálogo de la reforma política, el de la transformación del sistema electoral que le garantizó cuatro fraudes consecutivos, lo lleve su gente directamente con la OEA.

"¿QUÉ VA A HACER LA OEA?"

Si Ortega vive en marzo, es imposible que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no haya tomado nota de lo ocurrido en abril en Nicaragua.

Por si no lo hubiera hecho, dada la complacencia con la que Almagro ha tratado a Ortega desde que le envió un cuestionador informe previo a las elecciones de 2016 que nunca hizo público, para recordarle que las cosas han dado un vuelco en Nicaragua, Cristiana Chamorro, directora de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro -lleva el nombre de su madre y ex-Presidenta de Nicaragua (1990-1997)-, lo visitó en Washington el 4 de mayo.

Cristiana le pidió a Almagro que se sume a la demanda de justicia por la masacre de abril y le expresó preocupación por el silencio de la OEA ante la crisis nicaragüense: "No queremos más muertos, ¿qué va a hacer la OEA?". Le señaló a Almagro la falta de credibilidad que tiene hoy la OEA entre los nicaragüenses y lo "desfasado" que ha quedado el memorándum de entendimiento que Almagro firmó con el régimen de Ortega en febrero de 2017. Y le dijo abiertamente que era necesario cambiar a Penco como representante de la OEA en nuestro país.

Cristiana le presentó a Almagro los dos escenarios que existen hoy en Nicaragua. O elecciones justas y transparentes anticipadas que permitan una transición pacífica, como Ortega decidió en 1989. O una salida sangrienta y de destrucción del país como la eligió Somoza en 1979. "Lamentablemente, parece que Ortega ha escogido esta segunda", le dijo Cristiana al secretario general de la OEA.

FSLN: FISURAS IRREPARABLES

El aspecto para el que los "teóricos de la conspiración" no tienen respuesta es el de la crisis por la que atraviesa hoy el sandinismo histórico, la diferenciación cada vez más clara entre cada vez más gente entre "sandinismo" y "orteguismo.

También en bastiones históricos del FSLN como León, Estelí o Masaya las fisuras en el partido rojinegro se han hecho evidentes con una fuerza sorprendente. Ninguna conspiración ni interna ni externa pudiera haberlas logrado con tanta velocidad.

Es en este aspecto del estallido en donde Ortega aparece más débil en "la jugada" con la que pretende salir airoso del atolladero en el que él mismo se metió ordenando la matanza de abril. Carente de tácticas y de estrategia, viendo el desgrane de sus bases, ya ha tenido y tendrá que recurrir a más represión para defender su poder.

Enormes grietas se han abierto en las bases del FSLN al ver la respuesta represiva del gobierno. Son innumerables los testimonios de sandinistas de buena fe dolidos y avergonzados, incrédulos ante la magnitud de la masacre llevada a cabo por el gobierno de su partido. "Ya no, ya no, hasta aquí llegamos": eso es lo que se escucha.

Una clara primera "baja" es la sucesión dinástica. No existe ninguna posibilidad de que alguien de su familia pueda suceder a Daniel Ortega. Se abre así la crisis de la sucesión en el partido rojinegro.

"Este gobierno no puede regresar a como estaba antes de esta crisis, a la forma de gobierno tan monopólica y autoritaria que venía ejerciendo. La pareja presidencial no tiene perspectivas", dijo en entrevista con Andrés Oppenheimer el general en retiro Humberto Ortega.

"YO ERA DANIELISTA Y CHAYISTA A MORIR"

Centenares de otras bajas se van descubriendo hoy en el sandinismo de los combatientes y colaboradores "históricos", relegados por Murillo durante estos años y en el sandinismo de base, el de las familias sandinistas de toda la vida, en el de los simpatizantes fieles a Daniel, en el de "danielistas y chayistas a morir", como se confesó la profesora Socorro Corrales, madre del joven Orlando Pérez, asesinado en Estelí por francotiradores empleados por la Policía.

No son pocos los simpatizantes del partido de gobierno que fueron asesinados sólo por estar en el "lugar equivocado" cuando los antimotines tiraban a matar. Tras cada uno de los que fueron apresados, torturados, heridos y asesinados estos días hay centenares de parientes, vecinos y amigos. Y entre esos centenares muchos eran simpatizantes de Ortega, votaban por él. Es incomprensible para el pueblo nicaragüense, también para el pueblo sandinista, que un gobierno que lleva ese nombre haya asesinado a "universitarios", porque el sueño de todas las familias de Nicaragua, especialmente de las más pobres, es precisamente ése: que sus hijas y sus hijos lleguen a ser eso, universitarios.

¿EL ORTEGUISMO YA ES MINORÍA EN EL SANDINISMO?

¿En cuántos barrios de Managua y de otras ciudades, incluso baluartes del Frente, se rebelaron simpatizantes de Ortega contra las fuerzas del orden, participando también de esta espontánea insurrección de la conciencia? Sin esa rebelión no se explican ni muchos de los muertos ni la saña de la policía.

¿El orteguismo es ya una minoría dentro del sandinismo? Al menos, pareciera que ese proceso inició en abril de 2018. Y suena a irreversible. No se basa en intereses económicos ni en ideología, se basa en principios humanistas y en mucho dolor. Las familias que hoy lloran a hijos asesinados injustamente, por una causa noble, son un símbolo de poder inmedible en Nicaragua. Y abril nos ha mostrado a decenas de ellas.

HABLA ESTADOS UNIDOS

El 24 de abril la Casa Blanca se refirió en un comunicado a "la repugnante violencia política de la Policía y de los matones pro gubernamentales contra el pueblo de Nicaragua, en particular los estudiantes universitarios, que ha conmocionado a la comunidad internacional democrática".

El 2 de mayo, en la Casa Blanca, el Vicepresidente Mike Pence, en la ceremonia de juramentación de Carlos Trujillo como nuevo embajador de Estados Unidos ante la OEA, se refirió a la crisis de Nicaragua con estas palabras: "En las últimas semanas, el gobierno de Nicaragua ha reprimido brutalmente a su propio pueblo por alzar sus voces en protestas pacíficas". Mencionó después "el legado de tiranía de los Castro en Cuba" y lo que sucede en Venezuela. Pence dijo que en esos tres países Estados Unidos tiene aún "trabajo por hacer para garantizar un continente en libertad". Y concluyó: Estaremos del lado de todos los que aspiran a la libertad y confrontaremos a sus opresores".

Es la primera vez que Nicaragua aparecía en la voz del gobierno estadounidense junto a Venezuela y Cuba. Unos días después, en la reunión del Consejo Permanente de la OEA para abordar el caso Venezuela, Pence nos colocó de nuevo en ese trío.

Resulta oportunista la posición del gobierno de Estados Unidos. Durante once años, antes con Obama y ahora con Trump, han tolerado todas las arbitrariedades de Ortega, a cambio de que Nicaragua se abriera a las inversiones de empresas estadounidenses, retuviera a los inmigrantes en sus fronteras y colaborara deteniendo, sólo en alguna medida, el trasiego del narcotráfico.

NECESITAMOS AYUDA,NO ESE "TRABAJO"

Es evidente, en una situación de tal desproporción de fuerzas como la que ha dejado instalada la insurrección de abril, que Nicaragua necesita de ayuda internacional para investigar lo que pasó en esas jornadas y para lograr que los autores intelectuales y materiales de la masacre sean sancionados. También necesita de ayuda internacional para garantizar una etapa de transición que sea pacífica y que conduzca a nuestro país a un nuevo modelo de gobierno, con democracia y respeto a los derechos humanos, y con nuevos gobernantes.

Ésa es la ayuda que necesitamos, y no el "trabajo" que venga del Norte, como insinuó Pence.

PIENSAN UNOS, EXIGEN OTROS

Sin que pudiéramos imaginarlo tan sólo hace un mes, dos Nicaraguas están confrontadas hoy como nunca antes en esta última década. La que, a pesar de todo, sigue apoyando al gobierno Ortega-Murillo, por intereses económicos comunes y por una ideología impenetrable.

Piensan que el gobierno, por tener todas las palancas del poder, podría recobrar su hegemonía por la fuerza y recomponer su alianza con los empresarios, recuperando así la estabilidad hecha añicos en abril.

Piensan que aceptando algunas reformas electorales que compongan algo la cara del colapsado sistema electoral podrían llegar a los próximos comicios presidenciales en 2021. Incluso, piensan que entonces el FSLN volvería a ganar en las urnas.

Hay otra Nicaragua, la de la insurrección de la conciencia, que no acepta un "borrón" de tanta sangre y una "cuenta nueva" de un régimen que colmó el vaso de la paciencia nacional. Esa otra Nicaragua exige, además de justicia, un gobierno de transición. Unos quieren esa transición suave y ordenada, paso a paso, aun cuando el proceso llegara hasta 2021. Otros la quieren rápida, en este año 2018. Los respalda esa insurrección, que no cesa de crecer.

GRACIAS A NUESTROS MILLENIALS

Ha ido emergiendo entre cada vez más y más nicaragüenses, gracias al coraje y la decisión de las juventudes millenials de nuestro país, un consenso: debe hacerse justicia por tantos muertos matados sancionando a los responsables y ha llegado el momento de democratizar el país y no se puede perder esta oportunidad de hacerlo cuanto antes.

Si en apenas una semana, el gobierno Ortega-Murillo vio trastocada su alianza con la élite empresarial, perdió el monopolio de las calles, provocó una vergüenza sin retorno entre mucha gente buena que aún creía en ellos, pasó a ser minoría social y evidenció ante la nación y ante el mundo su rostro criminal, ya es una mayoría la que afirma que Daniel Ortega y Rosario Murillo perdieron toda autoridad moral para continuar ejerciendo el poder.

(*)Equipo Envio 

La revista nicaraguense Envio nació en 1981, tras el triunfo de la revolución sandinista, para brindar información y apoyo "crítico" al proceso revolucionario. Tras sobrevivir la guerra con la Contra y la institucionalización del "orteguismo", hoy sigue defendiendo los mismos valores que en 1981.

Fuente:

http://www.envio.org.ni/utils/imprimir.php


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