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¿Hubo reformas buenas e importantes?

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Durante los 13 años completos que gobernó el Frente Amplio, se han realizado importantes y positivas reformas. En otros casos - que trataremos en un segundo artículo - las reformas en sectores claves  no se produjeron o hemos retrocedido. Obviamente son temas de opinión, pero no se puede especular con ellos, tienen que ver con la vida concreta y el rumbo para todos nosotros, los uruguayos. Votantes o no.

En algunos casos podríamos hablar incluso, de reformas revolucionarias, por su impacto permanente y profundo en la sociedad, en la economía, en la marcha del país. Pero pretendo menos fervor y más rigor, alcanza con definirlas reformas positivas, importantes, progresistas y que contribuyen a la redistribución más justa de la riqueza o a mejorar las condiciones de vida y de convivencia en el Uruguay.

No todas son mérito exclusivamente del gobierno del FA, ni comenzaron en estos 13 años, pero lo cierto es que se ejecutaron en buena medida en este periodo.

La primera, la reforma en la producción rural.

La primera reforma profunda en el campo uruguayo la generó Hernando Arias de Saavedra, Hernandarias, al introducir ganado vacuno en el territorio de la Banda Oriental, lo que cambió definitivamente nuestra historia económica y social. Uruguay es hoy el país con el mayor número de vacunos por habitante del planeta.

La segunda fue la producción ovina que también ha sido una de los grandes protagonistas en la historia del desarrollo económico y social del Uruguay. Durante mucho tiempo fue el principal rubro proveedor de divisas del país y jugó un papel fundamental en el aprovisionamiento de materia prima  permitiendo el desarrollo de la industria textil nacional así como obtener una de las principales fuentes alimenticias en el desarrollo rural de nuestro país y lo sigue siendo en el presente.

Aunque discutido, es muy probable que los primeros ovinos ingresados a la Banda Oriental fueran anteriores  a los primeros vacunos y equinos traídos por Hernandarias en el año 1611. Según Mena Segarra  las primeras introducciones de cabezas ovinas se remontan a 1608 cuando los portugueses construyeron la "Nova Colonia do Sacramento"; fueron ovejas de las llamadas "churras" de poca lana, sin rizo y de muy baja calidad y que darían origen luego a la oveja criolla. A partir de entonces la presencia del ovino en la generación de riqueza de nuestro país fue cada vez más importante.

La prosperidad ganadera  se detiene y comienza a revertirse en  la primera mitad del siglo XIX como consecuencia de las descontroladas matanzas vacunas y ovinas que caracterizaron ese  período de emancipación y revoluciones armadas. En 1852, un año después de la Paz de la Guerra Grande, el censo ganadero registraba 2 millones de vacunos y 800 mil lanares de los cuales 660 mil eran de raza criolla y el resto mestizos.

En la actualidad disponemos de 12 millones de cabezas de ganado vacuno y de 6.500.000 millones de lanares. Números redondos.

La tercera gran reforma, fue sin duda la introducción del alambrado de los campos a una enorme velocidad y con cambios muy profundos a nivel productivo, económico y social. Incluso por el surgimiento del latifundio y del minifundio. No es nuestro tema extendernos en este punto.

La cuarta gran reforma, fue el desarrollo capitalista pleno en el campo uruguayo. A partir de la crisis agropecuaria en Argentina, los altos precios internacionales de las materias primas, las políticas aplicadas por el gobierno, la legislación laboral y el alto nivel de inversiones en tierras y tecnologías diversas, que aumentaron y mejoraron la producción. Esto corresponde casi exclusivamente a los gobiernos del FA. A ello debe agregarse la reforma forestal, que comenzó con la ley correspondiente del gobierno de Luis Ma. Sanguinetti.

Los actuales problemas que enfrenta el campo, incluyendo la sequía - que los agrava en determinadas zonas del país - no pueden ocultar el dato fundamental: la producción ganadera, lechera, arrocera, forrajera y forestal del país ha tenido un gran salto en todos los planos.

La actual situación, en especial la sequía, confirma plenamente que la única vía seria, sustentable, propia de desarrollo para el campo uruguayo es el riego artificial y la ley de riego es una formidable estrategia para lograr que el país pase de producir alimentos para 28-30 millones de personas al año, a 50 millones. Ese salto cualitativo y cuantitativo solo se puede dar con el riego artificial y, el referéndum contra esa ley aprobada en el 2017 es un atraso civilizatorio. Es de los peores síntomas de la paralización del país. Incluye al PIT CNT.

El apoyo unánime del FA, el impulso de parte del gobierno, contrasta con el silencio actual tanto del MGAP como del gobierno en su conjunto. Todos mudos y secos. La ley fue aprobada con 30 votos en 31 en el senado, por todo el FA y con 87 en 90 en la cámara de diputados.

El proyecto básico de pasar de las actuales 40 a 50 mil hectáreas de riego artificial (sin contar el arroz 160-200 mil hectáreas) a 200 - 250 mil hectáreas en las áreas de secano (soja, maíz, sorgo) implica una revolución productiva sin comprometer en absoluto el recurso agua y posicionarnos como un país de avanzada en el tema del cambio climático y de la economía circular. Es decir la del pleno aprovechamiento de todos los recursos en todo el proceso productivo y con el menor desperdicio y contaminación.

Esa reforma tiene además otra virtud, hizo aparecer en todo su esplendor el pensamiento más retrogrado, más paralizante, menos progresista del país, están juntando firmas.

La segunda gran reforma positiva fue al inicio la reforma fiscal y de la DGI.

El primer diseño de la reforma fiscal, extremadamente polémico, tenía un alto contenido de ordenamiento del estado, de redistribución de la riqueza, de impacto en las políticas sociales. Para ello la reforma de la DGI, del año 2004 fue un excelente instrumento de modernización y de justicia fiscal del Estado. La evasión es una de las formas más injustas y primitivas de funcionamiento de una sociedad. Las buenas políticas, apoyadas en leyes y decretos bien elaborados, deben apoyarse en una adecuada institucionalidad. Fue el caso de la DGI, odiada pero imprescindible.

La ley de la reforma de la DGI se aprobó en el 2004 (gobierno Jorge Batlle) y se implementó en el 2006 (gobierno Tabaré Vázquez). Sin esa reforma, y esa DGI la reforma fiscal del 2007 hubiera sido imposible.

Las cosas fueron cambiando, sobre todo porque el poder, la burocracia y el dinero pican los dientes.

El último ajuste fiscal, el uso y abuso de las empresas del estado como recaudadoras indirectas, han cambiado mucho la reforma original, y además, todo eso con el telón de fondo de un gasto creciente y a veces desbordado de parte del Estado y un aumento de la presión fiscal, sobre los trabajadores, y los empresarios de todos los tamaños y simultáneamente un déficit fiscal constante de cerca del 3.5%.

La DGI, el BPS y la Dirección de Aduanas en el 2017, aportaron aproximadamente US$ 15.739 millones de dólares financiamiento del gasto, lo que representa el 29% del PIB estimado, contra un 27,3% observado un año atrás.

El IVA que aporta el 46% de la recaudación de la DGI tuvo un incremento real muy bajo, mientras que los impuestos a la renta fueron los que tuvieron un ajuste al alza muy importante con un aumentó real de un 26% sobre la recaudación del año pasado.

El IASS también registró una suba real (21%) en la recaudación del 2017, por expediente de mayor cantidad de pasividades, mayor suba en los límites de las franjas y por las subas de tasas de las medidas de finales de 2016.En la recaudación del BPS también hay impactos de lo que sucede con la masa salarial, aunque en estos casos lo general es que las tasas sean fijas y no progresivas. Tampoco hay en el 2017 medidas de ajuste. En el año 2017, el BPS tuvo un aumento real del 4,6% en sus ingresos tributarios. Disculpen la cantidad de datos, pero sobre estos temas hay que tratar de ser precisos.

La reforma de la aduana.

Es extraño lo poco que habla desde el gobierno e incluso desde el FA, pero pasamos de una aduana fuente de todo tipo de manejos, de privilegios pequeños y gigantes, de vicios funcionales indefendibles, a una aduana eficiente, mucho más transparente, y con resultados acorde al crecimiento del comercio exterior del país. Y con un buen nivel de combate contra una de las plagas nacionales: el contrabando.

Todo ello con las resistencias previsibles de siempre.

La reforma de las inversiones.

Sin el sideral crecimiento de las inversiones productivas que tuvo el país en los últimos 13 años, no hubiera sido posible el crecimiento del PBI, constante incluso en tiempos de crisis regional e internacional, aumento de la cantidad y calidad del empleo y cambios en la producción y el comercio internacional.

¿Es un tema polémico? Si como cualquier reforma, pero sin la ley de inversiones no hubiéramos podido competir con otros destinos y otros países para centenares de proyectos, grandes, medianos y chicos. Es obvio que hay que extender sus beneficios a otros sectores y tamaños empresariales y para ello hace falta, como en otros temas, reducir los gastos del Estado y de esa manera el déficit fiscal.

Las reformas en la innovación tecnológica.

La más visible y de mayor impacto social, fue el Plan Ceibal, del que no creo necesario hablar, por su difusión y porque sus enemigos se han tenido que callar. Le sigue ahora el Plan Ibirapitá para los adultos mayores.

La creación de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación ANII, es otra reforma que ha dejado profundas huellas en la comunidad de la investigación y la innovación y en su relación con la producción.

La reforma logística

Una de las reformas más importantes en las estructuras portuarias, mediante la aplicación de la Ley de Puertos, que se aprobó durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle en abril de 1992, pero fue en estos 13 años que se concretó una estrategia portuaria nacional y los números son más que evidentes. No solo creando una cadena de puertos en actividad, como Paysandú, Fray Bentos, Nueva Palmira, Colonia, Juan Lacaze, Montevideo y La Paloma. No hablo de los delirios del puerto de aguas profundas, porque soy un convencido que era un proyecto sin una base seria y sólida.

También a nivel aeroportuario, la oferta de servicios con la construcción del aeropuerto de Carrasco, uno de los más lindos y eficientes de la región y del mundo, fue sin duda un gran aporte al turismo y al movimiento aéreo.

A nivel de rutas, puentes y otras estructuras viales se han hecho inversiones, pero desproporcionadas al crecimiento del tráfico de cargas y de pasajeros que ha tenido un crecimiento exponencial. Pero las debilidades no pueden ocultar las obras y los hechos.

Donde estamos en el siglo pasado, a principios es a nivel del ferrocarril. En el estado de las vías, en el material rodante y en toda la operativa, estamos en caída libre. ¿Nos salvará a nivel de la carga la nueva planta de UPM?

La reforma eléctrica y energética

No hay duda que uno de los cambios más profundos se produjo en la cantidad y el origen de la producción de energía eléctrica en Uruguay. De situarnos muchas veces al borde del precipicio de una crisis energética importante, hoy la generación eólica, solar, biomasa, y la modernización de la generación térmica, en particular - para cuando se termine - la planta de Puntas de Sayago, ha sido muy positiva.

Todavía su impacto no tiene las dimensiones que debería alcanzar, por los altos costos que pagan los consumidores domiciliarios, industriales, comerciales y agropecuarios. No habrá riego artificial, con las tarifas actuales.  Este año UTE tuvo utilidades por más de 490 millones de dólares. Es un doble mensaje, es positivo y es malo que no se traslade todo eso al consumidor, a la gente, a la producción.

Con dos agujeros que hay que reconocer, por un lado el fracaso total del proyecto de la planta regasificadora de Puntas de Sayago. Un proceso engorroso y lleno de errores de parte de las autoridades y asociado a este proceso que finalizó el pasado 31 de marzo con la caída del memorando de entendimiento con Shell (creo que es mejor que haya caído), el otro problema es la construcción de la planta de ciclo combinado de Puntas del Tigre, cuya segunda etapa no se culminó, lleva más de dos años de atraso, con graves responsabilidades sindicales y, sin gas pierde un enorme valor.

La reforma del proceso penal.

El nuevo Código del Proceso Penal (CPP) aprobado el 14 de diciembre del 2014 y que llevó un largo y complejo proceso de puesta en funcionamiento el 1 de noviembre del 2017, con un papel determinante de la Fiscalía General de la Nación, es la mayor reforma de las leyes penales en las últimas décadas y representa un primer e importante esfuerzo por superar el anterior código, envejecido, caduco en casi todos los países y que producía lo peor que puede producir la Justicia: muchas injusticias. Para las víctimas, para los procesados, para el propio Estado. Nos permitió salir a nivel penal del siglo XIX y llegar a este siglo. Requerirá ajustes, pero en lo fundamental es un cambio histórico.

El anterior CPP era un factor clave en el record de que el Uruguay tuviera más del 60% de sus presos sin condena y durante años.

Para aprobarlo, para ponerlo en funcionamiento y para que alcance sus plenos objetivos hubo y habrá que vencer grandes resistencias. En cualquier país y en especial en el Uruguay...

La reforma de la descentralización

Muchas normas son anteriores pero el pleno funcionamiento político e institucional del Congreso Nacional de Intendentes, el correcto relacionamiento con el gobierno nacional y las Intendencias tanto en los diversos planos y la patente única nacional, luego de muchos años de guerritas ridículas fueron avances innegables y que hay que valorarlos.

El surgimiento del tercer nivel del gobierno, merece un análisis más atento en cuanto a costos-beneficios y no me refiero solo a los costos económicos.

La reforma del turismo

Las cifras de viajeros y del ingreso por ese rubro son la expresión que seguimos informativamente todos los años, en diversos momentos. Detrás de las cifras hay una política sostenida, una construcción de capacidades hoteleras y de oferta de servicios, y una política fiscal de apoyo como nunca antes tuvo el país. Uruguay, es uno de los países con más turistas por habitantes del mundo y ni que hablar de la región, no por sus playas y atractivos naturales solamente, siempre los tuvimos, sino por una política acertada, combinando muchos elementos del Estado y del sector privado.

Las reformas en las relaciones laborales

Sumando y restando a lo largo de los trece años, el saldo es positivo y complejo. Se restableció como nunca la negociación colectiva, se reconocieron y ampliaron los derechos sindicales, se legisló sobre los accidentes laborales, con un impacto positivo. Por otro lado y a pesar de todos los esfuerzos de parte del gobierno y del Estado, hay un grave problema, el desequilibrio que quieren y en algunos casos han establecido los sindicatos con el resto de la sociedad, en la educación, en las intendencias, sobre todo en Montevideo, en muchos sectores donde el trabajo, la producción está situada lejos en segundo nivel.

La reforma del Banco República

Este era el anuncio en el año 2013: este año el BROU obtuvo ganancias por 290 millones de dólares, los más altos de toda su historia.

De esta manera el Estado dispondrá de 145 millones de dólares para inversiones y gastos y el FONDES, destinado a financiar proyectos productivos, tendrá 87 millones de dólares. Por primera vez en toda su historia el BROU tuvo ganancias constantes durante varios años, desde el 2005 al 2013 por 1.301 millones de dólares.

Comparativamente, durante el gobierno del Dr. Julio Ma. Sanguinetti, 1985-1989, el BROU obtuvo 36 millones de dólares de ganancia; durante el gobierno del Dr. Luis Alberto Lacalle, 1990-1994, tuvo pérdidas por 18 millones de dólares; en el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti 1995-1999, el Banco no registró ganancias ni pérdidas; mientras que durante el gobierno del Dr. Jorge Batlle. 2000-2005, las pérdidas alcanzaron los 406 millones de dólares. ¿Hay algo más que agregar?

Un solo comentario, el BROU es una parte fundamental de la estructura económica nacional, es el banco del país y de fomento y es y fue un mensaje sobre el manejo de los dineros públicos durante décadas, sobre todo del capitalismo parasitario, el de las carteras pesadas.

La reforma de las políticas sociales

El Plan de Emergencia muy criticado en su momento fue un elemento clave para detener una tendencia muy notoria. El Uruguay creció en el 2004 un 6% y sin embargo hubo 50.000 pobres e indigentes más sumados al escandaloso porcentaje que nos llevó al 39.5% el más alto de nuestra historia. Creo que fue una medida correcta e imprescindible por dos años.

Sin duda las inversiones estatales en políticas sociales fueron las más importantes de cualquier otro periodo de gobierno, pero lo que se requiere es mucho más, más estudio, más coordinación con otras áreas, más calidad en la ejecución. Y sobre todo en un área clave para un gobierno de izquierda se requiere prevención, adelantarse a los problemas, no correr detrás de ellos.

A partir de allí las mejores políticas sociales debían ser la educación, la salud, la vivienda y el empleo y en general la marcha del país. No fue eso lo que sucedió. Nos concentramos en planes sociales diversos, en un debate recurrente sobre si debíamos controlar la escolaridad y la atención médica y variables de lo mismo.

¿Bajamos la pobreza, redujimos la indigencia? No hay dudas, pero se nos consolidó un núcleo duro y casi impenetrable del otro lado de la valla social y cultural, en particular en la infancia, la adolescencia y los que ahora son jóvenes. Esos jóvenes que delinquen, matan y mueren. No todos obviamente, pero porcentajes alarmantes.

Nuestra reforma en las políticas sociales, considerando el gran aparato estatal (MIDES) y para-estatal, las ONG y muchas otras formas de contratación, no están a la altura de lo que necesitamos. Que no son en lo fundamental resultados estadísticos, sino sociales, humanos, concretos.

Seguimos necesitando desde el Estado, desde la sociedad civil y organizada una nueva etapa más profunda y mejor estudiada de políticas sociales en todos los frentes y eso exige mucha inteligencia, mucha capacidad de elaboración e interpretación teórica para transformarla en prácticas.

¿La reforma de la salud?

Es el ejemplo de como un proyecto de gran contenido social, redistributivo, para asegurarle a toda la población un acceso de calidad a la salud y para sacar de la crisis a todo el sistema público y privado, se haya quedado empantanada y haya perdido fuerza e incluso su fuerza e impacto inicial. Fue frenada por errores propios, en su diseño, por el juego de intereses y como siempre por la burocracia omnipresente.

Y no podemos echarle la culpa a nadie y lo más doloroso es que por unos cuantos avivados y aprovechadores se ha debilitado y manoseado el trabajo de mucha gente, muchos médicos, técnicos y funcionarios capaces y comprometidos realmente con la salud del pueblo.

Las reformas fallidas o nunca emprendidas (Segundo artículo).

 

(*)  Periodista, escritor, director de Uypress y de Bitácora. Uruguay


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