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Cómo una renta básica universal podría ayudar a las mujeres a salir de una relación de violencia de género

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Por Amelia Womack (*)

Se aseguraría que ninguna mujer tuviera nunca que depender de su pareja para obtener sus necesidades básicas, eliminando uno de los obstáculos que le impiden abandonar al maltratador.

Es complicado describir con palabras lo difícil que es abandonar una relación con un maltratador. Cualquier mujer que vaya a hacerlo debe buscar concienzudamente lo suficiente para redescubrir aquellas cosas de las que su pareja la ha desposeído sistemática y deliberadamente: coraje, creer en ella misma, valorarse; y la gente que amaba y que la apoyaban.

Fue a los 26 años de edad cuando me di cuenta de que tenía que hacer ese reconocimiento. Llevaba con mi pareja en ese momento dos años cuando la relación llegó a ser de maltrato.  Me enviaba mensajes agresivos y me quitaba el dinero del monedero para que no pudiera ir a ver a mis amigos. Pero no fue hasta que el me estranguló en público que supe que ya no habían mas justificaciones.

De algún modo, cuando tomé la decisión de dejarlo, tuve suerte. Tenía amigos para acompañarme a la policía, a un piso, y un empleo. Por supuesto aun así, estaba asustada. Me mudé y oculté mi lugar de trabajo online. Pero yo tenía cobertura de apoyo e independencia, lo que significa que había una ruta de escape.  

No hay soluciones fáciles. Pero hay ideas audaces que podrían ayudar a las mujeres, como una Renta Básica Universal (RBU) para dar una independencia económica.

Según una investigación de Women's Aid (Organización de ayuda a mujeres víctimas de maltrato), una de cada cinco mujeres entrevistadas dijo que no podían abandonar una relación de maltrato porque no tenían dinero propio, y en la misma proporción dijeron sufrir abuso financiero que las había dejado sin posibilidad de manejar ningún dinero. Mientras, una investigación de Shelter (Organización para atención a los sintecho), encontró que casi la mitad de las mujeres sin hogar dijeron que la violencia de género había contribuido a su falta de vivienda.

La semana pasada, Theresa May dio a conocer los planes para la protección de las mujeres bajo la nueva Ley Gubernamental de Violencia de Género. En esa ley es muy bienvenida la promesa de reconocimiento legal de la violencia económica y otras formas de maltrato no físico.

Pero supervivientes y trabajadores especialistas de violencia de género han advertido que esta no servirá para nada si no hay un compromiso importante y duradero para dar a las victimas protegidas la financiación que ellas realmente necesitan. En el 2017, dos tercios de las derivadas a protección la rechazaron; 94 mujeres y 90 niños se marcharon en solo un día.  

Asegurar que todas las mujeres tengan un lugar seguro al que ir cuando abandonan una relación de maltrato es, total y literalmente, una cuestión de vida o muerte. Pero hay otras cosas que nuestro Gobierno podría hacer para apoyar a las mujeres que dejan una relación de maltrato, y reducir las posibilidades de que ellas regresen a esa situación.

El Green Party (Partido Verde) lleva ya tiempo defendiendo una RBU, que es un pago, sin condiciones, para todo ciudadano, proporcionándole el apoyo económico esencial que todos necesitamos. Los beneficios de una RBU han sido bien analizados; desde el recompensar por el trabajo no remunerado hasta el dar a la gente la oportunidad y las opciones que en un mundo que está cambiando tan rápidamente, esto transformaría la sociedad.

Pero la RBU también cambiaría la vida de las mujeres. Al darles a todas la independencia económica, la RBU garantizaría que ya nunca ninguna mujer sea dependiente de su pareja para obtener sus necesidades básicas. Y para aquellas que viven relaciones con maltrato, eliminaríamos una de las barreras que les impide dejarlo.

A diferencia de los subsidios o pagas condicionadas, los pagos de RBU serían personales e individuales, independientemente de sus circunstancias vitales o de su situación laboral. Para las mujeres que dejan una relación de maltrato, ya no habrá papeleos sin fin o esperas a subsidios para poder tener acceso a una ayuda económica.  

Los pagos de RBU estarán aun ahí, como siempre habían estado. Además de ser en la práctica una medida liberadora, esta daría sicológicamente la libertad a las mujeres para incluso pensar en el abandono de la relación como primera opción.

Recientes investigaciones de Refuge y del banco Co-op, encontraron que el 60 por ciento de los adultos que en Gran Bretaña habían sufrido maltrato económico o financiero fueron mujeres. Naturalmente, el maltrato financiero toma muchas formas y no siempre va de la mano de la dependencia.

Los maltratadores son expertos en manipular los ingresos y recursos de las supervivientes, y aun existe el riesgo de que una pareja maltratadora pueda aprovecharse y despilfarrar un ingreso personal independiente. 

Pero en relaciones donde hay un control y abuso del dinero, con los pagos de RBU sería distinto en el hecho de que estos estarían ligados a la persona. Los refugios y centros para mujeres podrían estar preparados para ayudar a las mujeres en asegurar que cuando ellas dejan una relación, su ingreso RBU se va con ellas.  

Capacitar a las mujeres para reconstruir su vida independiente debería estar en el centro de las políticas sobre violencia de género. La RBU podría ayudar a las supervivientes a escapar con un ingreso garantizado que les permita finalmente encontrar un nuevo hogar - o incluso simplemente un dinero que soporta el coste para amigos y familiares que las ayudan.

En el siglo XXI en Gran Bretaña, podemos reinventar el modo de funcionar para que el sistema garantice que ninguna mujer está atrapada en una relación de maltrato porque la víctima no se puede permitir dejar la relación.

(*) Amelia Womack es diputada y lider del Green Party

Fuente:

https://www.independent.co.uk/voices/domestic-violence-abuse-bill-theresa-may-financial-independence-a8260736.html

Traducción: Txema Sánchez


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