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Stelios Kouloglou / eurodiputado y periodista

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Por Elise Gazengel

"Una buena manera de comprobar si funciona la democracia es midiendo su tolerancia con el humor".

Stelios Kouloglou (Atenas, 1953) es periodista, director de documentales y eurodiputado por Syriza. Su larga trayectoria en la televisión pública griega -por la que fue premiado varias veces gracias a sus largos reportajes de investigación- y su polémico despido por haber realizado un documental sobre la "Generación de los 700 euros" le valió ser uno de los seis diputados elegidos en la lista del partido griego en 2015. "En Grecia no hay números en las listas y el ciudadano elige marcando una casilla preferencial; por eso fui elegido, de lo contrario, hubiera sido difícil que el partido me pusiera arriba de su lista", matiza.

Activo tanto dentro como fuera del Parlamento Europeo, Kouloglou no duda en responder con humor a las críticas de sus compañeros en Bruselas. Cuando el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, criticó a los países del sur asegurando que se gastaban el dinero en mujeres y alcohol, el griego le contestó organizando las Soirées Dijsselbloem, a las que le invitó para disfrutar de buenos vinos y música. Su último documental, "Morir de risa", analiza precisamente la relación entre el humor y la política y se presentó en el  CCCB de Barcelona el 17 de febrero.

 

¿Aún se considera periodista?

Sí, claro, porque sigo trabajando como tal haciendo mis documentales y también escribo artículos.

 

Aunque ahora es eurodiputado...

Intento evitar pronunciarme sobre cuestiones políticas griegas. Sólo escribo sobre este tema en artículos de opinión. Pero, por ejemplo, cuando cubrí las elecciones catalanas del 21D sí que trabajé como corresponsal.

 

¿No es complicado combinar las dos facetas? ¿Se puede ser periodista y político?

Yo sigo haciendo las mismas cosas, pero en otro contexto, en otro lugar. Por ejemplo, hice un documental hace 13 años sobre los lanzadores de alertas y ahora llevo una campaña en el Parlamento Europeo para la protección de los lanzadores de alertas. Organicé un festival en Bruselas sobre este tema también. En este sentido, ser eurodiputado me abre más puertas, me permite organizar estos eventos, pero sigo diciendo la verdad. Aunque se trate de la política del Gobierno griego de Syriza.

 

¿Critica al gobierno griego de la misma manera que antes?

De hecho, al no ser miembro de Syriza tengo cierta independencia. No saboteo al partido pero si hay errores lo digo públicamente, de manera más suave, puede ser, y sin armar una polémica pero lo digo.

 

SER EURODIPUTADO ME ABRE MÁS PUERTAS, ME PERMITE ORGANIZAR ESTOS EVENTOS, PERO SIGO DICIENDO LA VERDAD. AUNQUE SE TRATE DE LA POLÍTICA DEL GOBIERNO GRIEGO DE SYRIZA

 

¿La elección de ir al Parlamento Europeo y no hacer política en su país es para acercarse más a los que critica en sus documentales?

No quería ocuparme de la vida política griega, y el Parlamento Europeo me da cierta distancia. Eso es importante. También puedo tener acceso a ciertas informaciones; por ejemplo, al ser miembro de la Comisión sobre los Panama Papers. Y, por otro lado, la profesión de periodista en Grecia, como en todas partes ahora, se ha vuelto muy difícil.

 

¿Por qué?

Porque ya no hay dinero. Yo trabajé haciendo largos reportajes de investigación, pero con los recortes en la televisión pública eso ya no es posible... Ahora lo tengo más fácil para hacer mis documentales.

Justamente su último documental habla de cómo se utiliza el humor para criticar a la política y empieza con una frase de Cavanna, fundador de Charlie Hebdo: "El humor es un como un puño en la cara".

Sí, me interesaba mucho la relación entre la sátira política y el poder. Creo que, en tiempos de crisis, de depresión necesitamos reír más que nunca.

 

¿Se puede usar el humor para cualquier mensaje político o en cualquier contexto?

Podemos añadir humor en todas partes, sí. Estuve cubriendo el asedio de Sarajevo y me fascinó ver a actores, en condiciones increíbles, actuar en una obra de teatro con humor. Era la historia de un edificio donde los ricos vivían en los pisos superiores y los pobres en los bajos pero que, en tiempos de bombardeos, se invertía completamente los privilegios porque los que viven en los sótanos están más protegidos. Así empezaba: burlándose de lo absurdo de la guerra. El humor también es el antídoto de la depresión y de la guerra.

Dice que el humor tiene poder, pero parece que es más el poder de comunicar que el de cambiar realmente las cosas.

 

Obviamente, no creo que se pueda cambiar el mundo con una obra de teatro o con un documental, pero podemos hacer reflexionar a la gente. Es un contrapoder real y no es nada nuevo. En la Grecia antigua, Aristófanes hacía obras de teatro muy críticas con el poder y la oligarquía. Creo que es una buena manera de criticar al poder y hacer reflexionar a la gente, pero también hacerles reír porque la risa es un acto revolucionario.

 

En su documental pone en el mismo nivel a los activistas como los Yes Men que usan el humor para sus mensajes políticos y los caricaturistas profesionales como los de Charlie Hebdo.

Creo que es lo mismo si provoca risas y alegría al público. Es la misma dirección. Los activistas de Yes Men hacen también crítica de la sociedad y de mucha gente. Lo que todos tienen en común es este espíritu independiente y la voluntad de cambiar el mundo hacia uno mejor. Charlie Hebdo se burla de todo el mundo y al tener una línea editorial, en cierto modo, también transmite un mensaje político.

 

Entre las diferentes formas de humor desarrolladas en su filme están los happenings, las caricaturas, los hoax... ¿Alguna tiene más poder?

Depende sobre todo de la audiencia. Y de si la broma es buena, claro (risas). Los Yes Men consiguieron hacerse pasar por representantes de la Dow Chemical Company en directo en la BBC y dijeron que reconocían su culpabilidad en la muerte de miles de personas en el desastre de Bhopäl (India) además de aceptar indemnizaciones para las familias. Una hora después, la empresa había perdido dos mil millones en bolsa. Esto fue un poder real porque había mucha audiencia.

 

En España, muchos caricaturistas denuncian que la ley mordaza amenaza el humor...

Esta ley es completamente inaceptable. Creo que una buena manera de comprobar si funciona la democracia es midiendo su tolerancia con el humor. Si hay menos tolerancia con el humor significa que hay menos democracia. Más tolerancia, más democracia. Lo que he oído sobre España me hace pensar que la democracia española no funciona bien. Aunque, eso sí, no es la única (risas).

 

CREO QUE UNA BUENA MANERA DE COMPROBAR SI FUNCIONA LA DEMOCRACIA ES MIDIENDO SU TOLERANCIA CON EL HUMOR

 

Pero en la última entrevista que dio Charb y que sale en su documental, el caricaturista francés explica que los límites del humor de Charlie Hebdo son los que impone la ley francesa. ¿La ley es el límite del humor?

En Francia, sí. Porque en Francia, por ejemplo, no existe una ley contra la blasfemia. En Grecia, en cambio, no podemos burlarnos tanto de la religión porque existe esta ley. Pero creo que también hace falta tener cuidado con las sensibilidades de cada uno. Par mí, es mejor no hacer bromas sobre grupos minoritarios o caracterizando un grupo entero ya sea religioso o étnico o de países.

Pero esto también forma parte de la caricatura...

 

Sí, también. No digo que no se puede hacer. Los españoles pueden llamar polacos a los catalanes, los franceses hacen bromas sobre los belgas o los griegos sobre los griegos que vienen de Rusia... Pero digo que hay límites para los grupos religiosos o étnicos y que no se puede tratar a un colectivo como idiotas. Es una manera de respetar su sensibilidad.

 

¿Charlie Hebdo no debería haber herido la sensibilidad de estos grupos?

No digo que Charlie Hebdo se equivocara con las caricaturas de Mahoma, pero ahí caminaba sobre la cuerda floja.

 

Charb también habla de la autocensura en el documental: ¿es peor que la censura?

Creo que sí porque la censura podemos combatirla o someternos, pero la autocensura es algo que viene de dentro y al final destruye el espíritu periodístico. Hay que evitarla a toda costa. Es una lucha diaria y nunca está ganada.

 

NO DIGO QUE CHARLIE HEBDO SE EQUIVOCARA CON LAS CARICATURAS DE MAHOMA, PERO AHÍ CAMINABA SOBRE LA CUERDA FLOJA

 

Usted fue víctima de la censura, intentaron censurarle un reportaje y finalmente le echaron por realizarlo. ¿Alguna vez se autocensuró?

No, nunca. He tenido mis momentos de dudas, pero siempre acabé apostando por mi libertad de expresión. No he hecho renuncias importantes. Lo que siempre digo es que hay que evitar los ataques muy personales: hablar más de las instituciones que de una persona en concreto, aunque hay casos en los que es necesario.

 

¿Es más fácil para un Estado censurar el humor que no algo serio?

No creo porque justamente el humor nos permite escondernos y decir ciertas cosas que los artículos serios no se atreven a decir. Me parece más fácil denunciar con humor que en serio. Esto también es una herencia de Aristófanes o de los bufones de la Edad Media. El bufón era el único que podía criticar al rey porque le hacía reír. Es la gran ventaja del humor. En Grecia, tuvimos dictadura del 1967 al 1974 y los caricaturistas, el teatro o la música eran los únicos lugares donde se podía criticar a la Junta sin ser arrestado.

 

En 2015 todos decían "Je Suis Charlie" pero hoy parece que no todos tenían la misma definición. ¿Cómo definiría el "Je Suis Charlie"?

Yo lo modificaría un poco diciendo "Je Suis Charlie pero no hipócrita" porque la mayoría de los líderes políticos que desfilaron en su día lo son. Muchos están peleados con el humor o incluso a veces ni lo toleran. Y no hablo sólo de los que pensáis. Por ejemplo, Merkel dio luz verde a una persecución penal de un cómico alemán que escribió un poema sobre Erdogan. Y yo, personalmente, fui víctima de la censura en el propio Parlamento Europeo: me quisieron censurar 12 caricaturas [las que representaban a Merkel] sobre 28 que tenía seleccionadas para una exposición.

 

¿Cómo se justificó esta censura?

Decían que era para no influir en las elecciones alemanas cuando, en realidad, la exposición tenía que empezar al día siguiente de los comicios. No me podía creer estos argumentos. ¿Qué significa esto? Dos años después de los asesinatos de caricaturistas de Charlie Hebdo, el propio Parlamento Europeo me censura por unas caricaturas. Me parece que la hipocresía es la que no tiene límite.


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