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Los hombres y sus muros

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Por Esteban Valenti (*)

Los muros últimamente no han tenido muy buena prensa y todo empeoró con la asunción de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos y su proyecto de construir un enorme muro para separarse de México, en realidad dividirse un poco más de toda América Latina.

Hace unos años un enorme muro hecho de bloques de concreto, pero sobre todo de ideas equivocadas y que rodeaba todo Berlín y que debía durar hasta la eternidad se vino al suelo y con su estruendo arrastró todo un enorme sistema social, político y económico: el socialismo real. Los muros a pesar de este norme desastre histórico, se siguieron construyendo, entre Israel y Palestina y en algunas fronteras europeas para detener las oleadas de refugiados.

Sin embargo los muros han escrito la historia de la humanidad desde que salimos de las cavernas. Comenzamos de la manera más modesta a construir con la propia tierra y algunas piedras, muestras casas, nuestro lugar en el planeta y hoy la Tierra está surcada de muros que son los testimonios de nuestras civilizaciones.

¿Qué sería de la humanidad sin sus muros? Hoy estoy en un país donde los muros, desde los etruscos, los griegos en el sur, los romanos, los señores feudales, los príncipes, los papas y los artistas y grandes constructores son el motivo de admiración de millones de visitantes. Venimos a descubrir y a encontrarnos con un pasado que ya no pertenece solo a los italianos sino a todos los hombres y mujeres civilizados.

Es impactante asumir el papel insustituible que han tenido esos muros, no solo para fortificar, para cantarle glorias a los héroes y a los gobernantes, para dejar el testimonio de la capacidad de los seres humanos de expresarnos con ladrillos y argamasa, con enormes columnas de mármol y granito pero sobre todo con nuestro ingenio que no tenemos límites en nuestra creatividad.

Los muros sostienen nuestras civilizaciones, nuestro pasado y son esa fracción del futuro que solo existe en el presente. Lo demás es imaginación.

Los muros más famosos han servido sobre todo para generar la sensación de protección, de defensa contra las amenazas "externas" a los constructores. El muro más grande del mundo, la Gran Muralla China, ññegó a medir 7.000 kilómetros de largo y fue construida para impedir que los mongoles invadieran China, sin embargo la penetraron muchas veces y su imperio llegó a construir en la India uno de los conjuntos de muros más bellos que existe, el Taj Mahal 'Corona de los palacios, el mausoleo construido a orillas del río Yamuna, por el emperador

El más grande emperador romano si se consideran sus obras en todo el mundo, Adriano, marcó el límite norte del imperio construyendo 117 kilómetros de muralla en la isla de Gran Bretaña, para dividir esa provincia de las amenazas de las tribus de los pictos, que la atravesaron en tres oportunidades.

Reducir o fijar el valor y el significado de los muros en la gran Historia, es reducir sensiblemente su significado, también son parte fundamental de la historia de cada ser humano, los niveles de desarrollo, de justicia social, de libertad de la necesidad también se definen por los muros, por las viviendas de todo tipo que miles de millones de seres humanos utilizan y han utilizado todos los días de su vida. ¿Imaginemos por un instante nuestras vidas sin nuestros muros?

La riqueza en todas sus expresiones, incluso las más insultantes y la pobreza se manifiestan de muchas maneras pero de manera permanente lo hacen sobre todo en los muros, en nuestras viviendas. Un proyecto de cambios profundos, que realmente modifique de manera estable la realidad social y cultural del país, debe incluir sobre todo en la nueva etapa que afrontamos luego de más de 12 años de gobernar, el tema de los muros. Es caro, es difícil, no refiere solo a los muros de las casas habitaciones, pero hoy es una de las claves del cambio social y cultural.

La sociedad uruguaya no puede acostumbrarse, resignarse a que cientos de miles de personas nazcan, crezcan, vivan y vuelvan a nacer en los demasiadas zonas de cantegriles que existen en todo el país y sobre todo en el área metropolitana.

Solo el círculo virtuoso de una casa con elementales condiciones de habitabilidad, un escuela y un centro de enseñanza secundaria, junto a la atención médica necesaria, preventiva y curativa permitirán el gran salto que debemos dar hacia el desarrollo. La pobreza consolidada entre los muros de esos barrios aislados y que sufren sus propias condiciones de marginación ya no son aceptables. El Proyecto Nacional que tuvo y tiene en los aspectos productivos, económicos, sociales sus puntos de fuerza, debe plantearse a otro nivel y en plazos definidos erradicar las vidas sin muros, sin techos, sin baño, sin un mínimo de condiciones.

Nos proponemos a través del riego y el manejo de los suelos alcanzar una producción de alimentos para 50 millones de personas, esa es una revolución productiva, como consecuencia de ese proceso deberíamos planificar para darle un impulso nuevo, creativo, más participativo a una vivienda para cada familia. Una vivienda digna.

El enorme costo anual de los inundados, de los desplazados, merecen una respuesta a medio termine que incluya una reprogramación general de parte del Estado, es decir del gobierno central y de las intendencias para ir erradicando esa amenaza permanente.

Se ha hecho mucho, es seguro que si nos comparamos con los países de la región nuestros datos sean mucho mejores, pero con una población de 3.400.000 personas, un rédito per cápita que supera los 16 mil dólares anuales, podemos y debemos planificar las batalla de los muros como una transformación histórica hacia nuestro desarrollo y hacia la justicia social.

No se trata solo de construir muros, sino de una profunda batalla cultural en determinados sectores sociales que se han acostumbrado a esa segregación de sobrevivir en las pésimas condiciones de sus viviendas y sus barrios. Si con un milagro mañana tuviéramos casas para entregar a todos los que viven en viviendas de emergencia social, afrontaríamos otro tipo de problemas, de socialidad, de cultura, de educación.

Los muros son un perno sobre el que debería rotar una nueva etapa mucho más profunda de los cambios sociales y culturales en el país.

Los momentos de viraje, requieren grandes objeticos. También en nuestro país fueron marcados por la audacia de nuestros muros, de esos edificios aparentemente desproporcionados para un pequeño país, como el Palacio Legislativo, el hospital de Clínicas, el teatro Solis, el estadio Centenario, el auditorio Adela Reta y muchos otros ejemplos. Y también los grandes planes de vivienda que marcaron épocas en el tejido social del país.

Gobernar y sobre todo cambiar implica elegir adecuadamente las prioridades, los puntos clave donde concentrar nuestros esfuerzos, una gran revolución de los muros, los familiares, los educativos, los de la salud deberían ser una parte fundamental de una nueva etapa de redistribución de las oportunidades.

La batalla contra los muros del odio y la vergüenza también se combate y se vence con otros muros, el que todos alguna vez soñaron.

 (*) Periodista, escritor, director de Uypress y Bitácora. Uruguay


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