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Emerger

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Por Esteban Valenti (*)

¿Podemos emerger de este desastre? No se sale del pantano simplemente emergiendo del barro, sino respirando a plenos pulmones aire puro y transitando por otras rutas virtuosas. Inclusive aprendiendo del pasado y de los errores.

Ayer se definió en el Plenario Nacional del Frente Amplio la resolución del Tribunal de Conducta Política (TCP) sobre la actuación, puntual y concreta de Raúl Sendic, vicepresidente de la república- en el uso de la tarjeta corporativa de ANCAP.

Hay algunos aspectos que vale la pena aclarar. No se trata de una evaluación general sobre el comportamiento ético, sino en un caso bien puntual y al que se sometió por voluntad propia el propio vicepresidente. Se trata de juzgar la "conducta política" de acuerdo a las normas establecidas con anterioridad en diversos pronunciamientos del FA referidos a la conducta de los gobernantes de esa fuerza política. No tiene valor institucional en el estado uruguayo, ni en la justicia, pero tiene un enorme valor político y moral.

No puedo comentar el resultado del Plenario en esta columna porque fue escrita una semana antes de su reunión. Eso me da una ventaja, analizar los temas políticos desde una visión más abierta, más amplia. Conozco el Informe del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio y me reconcilió con la historia y los principios del FA. Palpita el legado de sus fundadores y en primer lugar de Liber Seregni.

¿Las dificultades del actual gobierno del FA, el tercero y, del FA en cuento a las adhesiones de la ciudadanía, tienen directa relación con el caso Sendic? Sin duda tienen y tendrán un impacto importante, por tres motivos, por el cargo político e institucional de gran relevancia que ocupa, porque impacta debajo de la línea de flotación de uno de los valores fundacionales y fundamentales de la izquierda: la moral republicana y la honestidad en el manejo de los recursos públicos y por último, por lo mal, muy mal que se ha manejado todo el tema, tanto a nivel del involucrado como de la estructura del FA.

Además hay que considerar que este tema seguirá su curso a nivel de la justicia y eso determina que durante varios meses nos tendremos que ocupar y tendremos que soportar en reiteración real y con alevosía seguir por este camino de espinas y desgarros. Este pronunciamiento del TCP y del Plenario es solo un episodio más del largo calvario.

Lo peor que le podría suceder a la izquierda, o a las auténticas izquierdas es perderse en este laberinto, seguir atrapados en esta ciénaga sin poder sacar la cabeza y mirar el conjunto del panorama y sobre todo el horizonte, el de los grandes proyectos transformadores.

Hay temas que reclaman una urgente atención, prioritaria, concentrada, inteligente y audaz y con muchos otros muchos adjetivos.

Necesitamos enriquecer y densificar las acciones de gobierno, no para mejorar la imagen, sino para mejorar la vida de la gente. Dos años y medio son muchos para todos, para la vida cotidiana y sobre todo para los que más necesitan los cambios. Los cambios, los avances no surgen solo del ingenio, del olfato de los gobernantes, sino de la realidad económica, productiva, social y cultural de la gente, de los que trabajan, los que emprenden, los que producen, los que estudian, los que ejercen sus profesiones, los que investigan, los que innovan. Hay mucho camino recorrido, pero mucha lentitud en algunos procesos.

El gobierno debe demostrar en los hechos, no en la comunicación y en los gestos, que toma en consideración las nuevas exigencias de la sociedad. No de todos, porque es imposible, pero si de los sectores claves.

No digo que en estos 30 meses se puede vencer la madre de todas las batallas, pero se puede avanzar o retroceder, se puede seguir aumentando el número de funcionarios públicos o no. Solo el gobierno electrónico no garantiza la desburocratización creciente del Estado y en eso estamos paralizados. Podría traer a colación casos concretos del BPS que son micro episodios de injusticias e ineficiencias. Cubiertos con las estadísticas obligatorias y chocando con la bronca de la gente.

No será posible cambiarle el ADN a la educación, pero se pueden dar señales fuertes, tangibles de cambios en los nudos, en la elección de horas en secundaria, en el currículo unificado, en avances concretos hacia una política integral de cambios y reformas que la educación pública está reclamando a gritos, en particular en la educación media.

Uno de los problemas emergentes es el de la pérdida de puestos de trabajo y el crecimiento de los desempleados, si dejamos que esta tendencia se consolide o creemos que alcanza con el crecimiento del PBI para combatirla, habremos retrocedido en una conquista social fundamental: el derecho al trabajo. Es clave recuperar en las micropymes la confianza y la disposición a emplear nuevos trabajadores y para ello se necesitan políticas concentradas y urgentes. La tendencia actual va en un sentido contrario y corremos el peligro de que la mejora en el crecimiento de la economía no se exprese en más empleo.

Hay un tema complejo y muy importante el equilibrio en las relaciones con los sindicatos. Tienen todo el derecho a proclamar y actuar todos los días la independencia de clase, pero el gobierno y las intendencias tienen que actuar la independencia de las instituciones, la defensa de los intereses nacionales o departamentales por encima de los notorios empujes corporativos. El caso de ADEOM Montevideo o de Fenapes son casos emblemáticos, pero no solo ellos.

El corporativismo es un calificativo que ahora no preocupa a casi nadie, pero es la base para un empobrecimiento democrático, venga del sector social que venga y cuando se hace un vicio permanente pone en cuestión el avance de todo el proyecto nacional. Nadie puede dudar que las principales reivindicaciones de los trabajadores han sido atendidas, el aumento de salarios y pasividades, los derechos sindicales y laborales ¿el país obtuvo contrapartidas mínimas en el compromiso con los cambios y con el avance en el Estado, en la producción, en los servicios, en la educación? Les dejo la respuesta a los lectores. Con estos temas casi nadie se mete.

Hay temas concretos, cotidianos que deben atenderse con la participación de todos los involucrados, no para buscar unanimidades, sino para darle impulso a los cambios, en el tema medio ambiental, en la instrucción de las nuevas tecnologías, en la planificación y ejecución de la infraestructura, portuarios, en los nuevos grandes proyectos productivos, agropecuarios e industriales.

Producir, innovar, internacionalizar nuestro comercio todavía más, mejorar el clima y la imagen para las inversiones es parte de un solo proceso.

Pero lo más importante es liberarnos del cepo de tantos meses encadenados a los escándalos, al menos parcialmente para pensar, para buscar, para proponerse metas innovadoras que le den impulso a las ideas de izquierda y que afronten debates nacionales e internacionales que están en la base de la propia existencia de las fuerzas progresistas y de izquierda.

La peor derrota de la izquierda, sería debilitar en la sociedad uruguaya la cultura de los cambios, de las transformaciones y de la verdadera épica de la justicia social y la democracia. Las grandes palabras se desgastan cuando se las raspa contra las miserias y la pobreza de valores.

  (*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay


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