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EE UU: Cómo Boston rompió el ascenso de la extrema derecha

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Por Ryan Roche (*)

Decenas de miles de personas se manifestaron en Boston el 19 de agosto en una magnífica muestra de solidaridad contra una concentración que las fuerzas neonazis y de extrema derecha habían estado organizando durante semanas.

Desafiando el sofocante calor del verano y la humedad, miles y miles de personas marcharon y corearon sus consignas por las calles de Boston. 

Unos 15.000 manifestantes participaron en una marcha de dos millas de Roxbury Crossing a Boston Common, donde los supremacistas blancos se congregaban. Pero para cuando la marcha llegó, las dos docenas de fascistas ya habían abandonado el lugar, con ayuda de una fuerte escolta policial. 

Otras 10.000 personas que querían mostrar su oposición a la derecha se dirigieron directamente al centro de Boston, donde los supremacistas blancos tenían previsto reagruparse o se sumaron a una manifestación más pequeña hasta la escalinata de la sede del Gobierno del estado. 

La horrible violencia neonazi, una semana antes, en Charlottesville, Virginia, convenció a muchos que tenían la responsabilidad de expresar su rechazo y condena a la extrema derecha. Cuando los manifestantes se reunieron en Roxbury, había ansiedad mezclada con determinación e indignación ante lo que podía deparar el día. 

Pero cuando la marcha terminó, el temor había desaparecido, sustituido por una confianza en el poder de la solidaridad y una sensación de júbilo, dado que la movilización de la extrema derecha había fracasado por completo a la hora de alcanzar ninguno de sus objetivos. 

La marcha recibió el apoyo de decenas de organizaciones de la ciudad: de los sindicatos, ONGs, organizaciones progresistas, grupos militantes y de izquierda y otros por el estilo. En particular, la marcha de Roxbury - en la que los miembros de Las Vidas Negras Importan ("Black Lives Matter") jugaron un papel clave en la organización - dio a la gente la oportunidad de agrupar una gran masa, lejos de donde se estaba concentrando la extrema derecha. 

Esto permitió que organizaciones como la Asociación de Maestros de Massachusetts - el sindicato más grande del estado - llamase a movilizar a sus miembros para asistir. Esta táctica, junto con el único punto de unidad frente a los fascistas, ayudó a movilizar una participación masiva y alentadora. 

Casi 40 años después de los disturbios del transporte escolar en Boston - cuando los políticos locales desfilaron bajo la bandera de la Confederación en oposición a la desegregación- Boston demostró que es capaz de oponer al odio la solidaridad. Esta victoria en las calles de Boston necesita repetirse en todas partes donde la extrema derecha intente movilizarse. 

"Estoy aquí porque mis abuelos japoneses-americanos fueron enviados a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial", dijo una residente local de Ashley en una entrevista mientras portaba una pancarta del movimiento Black Lives Matter. "El otro lado de mi familia es mexicana, y toda la campaña de Trump calumnió a gente a la que quiero. También sentía que necesitaba salir y mostrar mi oposición al presidente Trump - como mujer y como superviviente de un asalto sexual. 

"Después de Charlottesville, ya basta. Necesitamos ponernos en pie, y quiero construir un mundo mejor para mis hijos." 

 Ya en mayo, un grupo similar de reaccionarios llevó a cabo una concentración en Boston Common, pero los antirracistas, a pesar de grandes esfuerzos, no fueron capaces de organizar una respuesta unitaria. Los cerca de 150 activistas que protestaron contra los neonazis se vieron superados en número, dos a uno. 

Esta vez, sin embargo - como la muerte de Heather Heyer en Charlottesville una semana antes centró la atención del mundo en la amenaza violenta de la extrema derecha y la defensa que hizo de ella  Donald Trump - gente de todas las edades se lanzó a las calles para enviar el mensaje de que Boston no iba a cruzar de brazos y permitir que se repitiese la misma historia.

Después de Charlottesville, el número de personas que en Facebook declararon que protestarían el 19 de agosto creció de varios cientos a unas 15.000 en las dos principales contra-manifestaciones que tuvieron lugar - la marcha de Roxbury y una manifestación ante la sede del gobierno del estado. 

Mientras tanto, algunos de los portavoces mas destacados de la derecha, incluyendo Gavin McInnes,  de los 'Proud Boys' de la "alt-Reich", anunciaron que se retiraban de la movilización prevista. 

La gente vino de Vermont, Maine, el oeste de Massachusetts, Connecticut y Nueva York respondiendo al llamamiento de realizar un esfuerzo definitivo para contrarrestar a los nazis. Este alto nivel de movilización llenó de confianza a los principales activistas que eran la columna vertebral de la organización de las manifestaciones - y que eran esenciales para el éxito de nuestra convocatoria. 

En Roxbury, la manifestación se inició con un discurso de un contingente de indígenas, que recordó a la multitud que la tierra de nuestro país les fue robada, y que los supremacistas blancos no tienen derecho a reclamarla. 

El siguiente discurso fue de un organizador de Black Lives Matter, que llamó a destinar el presupuesto dedicado a la policía a las escuelas públicas con financiación insuficiente, y censuró la rápida gentrificación de los barrios de clase obrera y negros de la ciudad. 

Khury Petersen-Smith, de la Organización Socialista Internacional (ISO) electrizó a la multitud, al hablar de la importancia de movilizarse para hacer frente a la extrema derecha. "Ahora que tienen algunos amigos en la Casa Blanca ... están saliendo de sus escondrijos, mostrándose en público y manifestódose con antorchas y con sonrisas en sus caras", dijo Petersen-Smith. "Y los que estamos aquí queremos decir es que si vienen a Boston, vamos a marchar hacia Boston Common y borrarles esa sonrisa de la cara!" 

Una serie de organizaciones socialistas, incluyendo Alternativa Socialista, ISO y los Socialistas Democráticos de América, marcharon juntas en un bloque unitario.

Cuando el bloque socialista unitario se preparaba para iniciar el recorrido, los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW) y el Partido Socialista de Boston también decidieron sumarse a él. Cientos de personas aplaudieron y animaron desde las ventanas y aceras en apoyo del bloque socialista a lo largo del recorrido. 

Nuestro contingente estaba muy cerca de la parte delantera de la manifestación y durante toda la manifestación se escucharon sus consignas y canciones, favoritas incluidas, "¡Si atacan a uno, atacan a todos!" "Heather es una héroe" y "¡Fuera la escoria nazi!" 

Durante casi dos horas de la marcha hacia Boston Common continuaron las consignas. Al frente de nuestro bloque de más de  500 personas se situaron las pancartas y banderas de los grupos socialistas que lo componían. 

Otros 2.000 personas o más llevaron a cabo una manifestación ante las escalinatas de la Casa del Estado. Esa manifestación fue organizada por separado para presentar una lista de reivindicaciones, y mucha gente de toda la ciudad se unió por su cuenta para sumar sus voces a la protesta, hasta congregarse una multitud de unas 8.000 a 10.000 personas que querían defender su ciudad contra los fascistas. 

Las estimaciones de la policía de las distintas manifestaciones fueron incluso más altas, situando el número en las 40.000 personas. 

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La masividad de las protestas llenó la multitud de energía, a pesar del aplastante calor. Amy Gaidis, que viajo a Boston desde Portland, Maine, lo expresó de esta manera en Facebook el día después de la marcha: 

"Aunque está claro ahora que superamos en número a los fascistas en una proporción asombrosa, ello no fue evidente al principio de la marcha. Avanzábamos hacia Boston Common, pero no sabíamos exactamente lo que nos encontraríamos allí. ¿Nos manifestábamos  yendo hacia una confrontación abierta con una derecha envalentonada y endurecida y sus simpatizantes fuertemente armados de la policía? ¿Quería todo el mundo que se había sumado en Roxbury seguir adelante si era eso lo que nos encontrabamos? ¿O se reducirían nuestras filas, haciéndonos más vulnerables? ¿Aprovecharían la situación los extremistas de ultraderecha para aterrorizar a nuestro movimiento una vez más? 

Confiábamos en lo que estábamos haciendo, pero la violencia de Charlottesville y la que sufrimos todos los días en EE UU pesaba sobre nosotros todavía. Sé que mucha gente abrazó ayer a sus seres queridos con más fuerza que lo habitual antes de salir a tomar las calles de Boston. 

Ayer la victoria fue para nosotros, no sólo porque dispersamos y desmoralizamos a los supremacistas blancos, sino porque decenas de miles de personas hicieron la experiencia de mantenerse firmes defendiendo sus valores a pesar del miedo real. 

Para construir un mundo mejor, libre de la supremacía blanca, la opresión y la explotación, necesitaremos pasar por experiencias como la de ayer una y otra vez, en una escala cada vez mayor. Boston fue una victoria que nos acerca un poco más. Hoy no siento miedo. Siento el orgullo y la esperanza que nacen de la solidaridad en la acción de masas". 

La sensación de poder y orgullo de los que desfilaron en nombre de la justicia contrastó en buena medida con la ineficacia de la extrema derecha. Cuando la manifestación llegó a Roxbury, la extrema derecha ya había sido obligada a abandonar el lugar. 

Un residente de Boston que fue al parque por su propia cuenta para mostrar su oposición a los fascistas informó que vio alrededor de 15 a 20 participantes de extrema derecha. De vez en cuando, veía a parejas de ellos acercarse al grupo de contra-manifestantes y tratar de iniciar conversaciones, pero la multitud los rechazaba. La policía entonces les escoltaba de regreso al perímetro de seguridad. 

Después de 30 o 40 minutos de discursos, el pequeño grupo cantó algunos himnos, que fueron inaudible por los pitidos y las propias consignas de los contra-manifestantes. 

Quienes se habían concentrado directamente en Boston Common supieron que la manifestación desde Roxbury se acercaba porque los helicópteros que filmaban la marcha también se acercaban cada vez más y con más ruido. Justo cuando la marcha estaba a punto de llegar, la policía escoltó a los extremistas de derecha fuera del parque y los sacó del área en camionetas. 

Una tercera manifestación, organizada clandestinamente por los grupos anarquistas, fue atacada y rociada con gas pimienta por la policía antidisturbios. Los activistas están circulando una petición pidiendo a la ciudad para que retire todos los cargos contra los detenidos

 No se debe subestimar el fuerte cambio experimentado en el clima político tras el asesinato de Heather Heyer en Charlottesville y la propagación viral del documental de VICE News sobre los supremacistas blancos que la mataron

En los últimos meses, a pesar de los asesinatos de la extrema derecha o inspirados por ellos en la Universidad de Maryland y en Portland, Oregón, y la horca que dejaron en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericanas, mucha gente creyó que se trataban de amenazas que podían ser ignoradas sin peligro.  

Charlottesville cambió todo eso. 

Si bien es imposible predecir tales cambios masivos de conciencia, debemos estar preparados para construir a partir de que se produzcan. El primer intento de la izquierda de Boston de oponerse a la extrema derecha en mayo fue desalentador. Pero los acontecimientos del 19 de agosto mostraron que las movilizaciones de masas son eficaces y pueden tener un efecto duradero en la confianza y organización de todos aquellos que se preocupan por la justicia social. 

Las próximas protestas en San Francisco y Berkeley, el 26 y 27 de agosto pueden apoyarse en lo que sucedió en Boston. ¡Nos vemos en las calles el próximo fin de semana!

(*) Ryan Roche. Es militante de los International Socialist Organization (ISO) de EEUU.

Fuente: https://socialistworker.org/2017/08/21/how-boston-turned-the-tide-on-the-far-right

Traducción:Enrique García


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