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Bullying y las víctimas en la política

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Por Esteban Valenti (*)

Una de las actitudes que a veces -pocas- da resultado en la vida es hacerse la víctima. Desgraciadamente a mí no se me da, así que no puedo hablar por experiencia propia. En estos días asistimos a una ofensiva victimista que conviene analizar desde diversos ángulos. No solo ni principalmente sobre sus resultados, eso sería muy miserable, muy pobre.

Pegarle en el suelo a alguien nunca es correcto, ni humana, ni políticamente. Pero depende en buena medida de que hace el golpeado, si cada semana agrede a una parte nueva de la sensibilidad de los uruguayos, con nuevos hechos, con nuevas "aventuras" en sus gastos, con nuevas incursiones en el pantanoso terreno de las mentiras, de la financiación de su campaña electoral, de su manoseo permanente y de respuestas que además de no explicar nada, tratan a sus interlocutores de tontos de capirote, es casi natural, que por más reuniones que se hayan realizado en Georgia, Atlanta las reacciones aquí en Uruguay serán obligadas.

Estuve comparando situaciones similares en otros países, tanto de parte de la oposición, como de la prensa y la verdad es que en el Uruguay somos unos angelitos y no es solo por un sentido angelical... Me refiero a Brasil, Argentina, Chile y otros países diversos, inclusive en Europa y ni que hablar en Estados Unidos. Allí te pegan en continuado, cuando estás parado, sentado, cayendo y acostado boca abajo. Y con los políticos que se encuentran en falsa escuadra se ensañan.

Es duro reconocerlo, pero la política en ese sentido es bastante implacable. En el Uruguay mucho menos.

¿Por qué en Uruguay, dentro de todo, hay cierto recato y ciertos límites, aunque una parte de la población considere que hay un exceso? En primer lugar porque el respeto institucional en el Uruguay es muy grande, muy arraigado y ese es un valor fundamental para la democracia. Lo que no hay que hacerlo es confundir esto con el silencio y la complicidad.

En segundo lugar porque en ciertos temas hay co-participación. Las pocas y tibias reacciones al reciente libro de las dos periodistas Patricia Madrid y Viviana Ruggiero no es por bondad, es porque ellas se atrevieron a mostrar que el clima era generalizado, que las donaciones de prensa se concentraban en departamentos donde había representantes en el directorio de ANCAP no solo del oficialismo sino también de la oposición. Y otras cosillas.

Lo que queda cada día más claro es que no es correcto cargar las responsabilidades en una sola persona y que algunos van a tener que explicar mucho, por ejemplo el senador Leonardo De León.

Agreguemos que a nivel del Frente Amplio ya no hay casi más lugar para reaccionar. La Mesa Política del FA y a su manera el Presidente del FA ya justificaron todo y casi siempre por unanimidad. Ahora le pasaron el fiambre a la Comisión de Ética del FA por decisión del propio Raúl Sendic, con lo cual se encuentran ante la grave alternativa de avalar todo o juzgar en serio. Veremos.

La política en general a través de esta sucesión de episodios, diferentes, pero que impactan en la opinión pública, que incluyen diputados de ambos partidos tradicionales involucrados en negocios muy claros y evidentes: estafas o delitos privados pero que manchan a dirigentes de esos partidos, está en medio de una tormenta. Si bien es lógico que golpee en primer lugar al partido de gobierno y el que hizo de la rectitud pública y de la moralidad una de sus principales banderas, está embarrando al conjunto de la política.

Lo que me parece deplorable son algunas estrategias de defensa que pretenden instalar un gran concurso a quien es el más inmoral y de esa manera lavar a todos en el fango. Ese sí es el mejor favor que se le puede hacer al pensamiento conservador y antipolítico, de que todos somos iguales. Gran proyecto ideológico y cultural permanente de la derecha en el sentido más retrógrado del término. Y más antidemocrático.

Con esa estrategia se pierde en todos los terrenos, en el político todos revolcados, en el ideológico dejando los girones del pensamiento de izquierda, no hablemos del cultural porque directamente desaparece, se transforma en bosta.

En los últimos días se agregó un nuevo elemento muy importante, el apoyo del Presidente de la República Tabaré Vázquez e incluso la definición de que a Sendic se le está haciendo " bullying y pico". Fue un grave error sobre el que escribí una nota en Uypress: http://www.uypress.net/auc.aspx?78433,6

Hay momentos en que a mí me asalta una tentación casi irresistible de mirar hacia otra parte, de dejar que suceda lo que tenga que suceder y no hablar más del tema. El problema es que siempre aparecen nuevas variantes, iguales o peores que las anteriores y sobre todo intentos de respuestas que dan vergüenza ajena y que comprometen los valores básicos de la izquierda y de la buena política.

El episodio de Sendic me recuerda ese chiste de un parroquiano que en una fonda, pide un plato de sopa y al segundo de recibirlo llama al mozo y le reclama por que había una mosca flotando, el mozo con sumo cuidado la retira del plato, pero el cliente reclama varias veces, el mozo harto le dice: "y si usted revuelve...". Ese es el grave problema, que ante el mínimo movimiento flotan nuevas moscas.

En todo este tiempo he insistido que sobre la corrupción o no, se debe pronunciar la Justicia, es a ese nivel que se ha colocado el tema y a pesar de que la paciencia llega a su límite por la tremenda lentitud, hay que insistir en esa posición. Nadie tiene el derecho a condenar antes de tiempo, como nadie tendrá derecho a pedirnos silencio si no estamos de acuerdo. No hay una Justicia o una fiscalía por encima de la sociedad y del debate ciudadano.

Lo que nadie puede evitar es que los uruguayos saquemos conclusiones, opinemos sobre determinados hechos que no son "legales" o "ilegales", son morales, son políticos, están al alcance de nuestra información y de nuestra comprensión. En un sentido y en el otro.

Todavía no logro entender como una parte de la opinión pública, pequeña, pero no despreciable, acepte la mentira comprobada y permanente, los actos inmorales de uso y abuso del poder, de notorios gastos injustificados con recursos del estado, que nunca se lograrán explicar, y ellos siguen inmunes, flotando. Hay muchos, muchos que estamos indignados, de izquierda, de derecha, de centro y sin posiciones definidas, pero una parte menor de los frenteamplistas, anteponen su condición a cualquier cosa. Y estoy seguro que una parte de ellos si hay un pronunciamiento de la justicia igual opinarán que es la "justicia parcial, de la derecha y de clase" o alguna variante por el estilo.

Eso me preocupa, porque una parte de la sociedad uruguaya, aunque pequeña, es irracional, no lo hace por lástima - y si lo hiciera también sería deplorable - lo hace por fanática. Por foca.

Lo digo con todas las letras. Yo con esta discusión no pretendo ganar votos ni adeptos, trato de defender mis convicciones más hondas.

Esto no sucede por clientelismo, por favores adeudados, eso no tiene peso numérico alguno, esas posiciones de apoyo son por fanatismo político, por eso se construyen coartadas, se le echa la culpa a la derecha y al imperialismo y a una conspiración en Atlanta, para darle  un "relato" básico, mínimo. Para consumir. Es muy parecido - como mecanismo - a lo que sucede en Venezuela.

Siempre es posible atribuirle la responsabilidad de todo a la derecha y a los que somos críticos, tratarnos como unos conspiradores impenitentes o peor aún, como una sarta de idiotas que se dejan manipular y que ellos son los únicos impolutos que además defienden las ideas de la izquierda. Si no fuera tan trágico y no afectara la vida de tanta gente o pudiera afectarla, daría para tomarlo en broma, como lo hace muchísima gente en las redes.

Yo no me lo tomo en broma, los procesos políticos en determinados momentos y la izquierda en particular, definen su perfil, su pensamiento e incluso su moral de acuerdo a cómo  reacciona ante ciertos hechos. Estamos en medio de un vendaval y algunos por extrema y total conveniencia inventan relatos, otros por cálculo político se callan la boca y otros por fanatismo se tragan sapos, culebras y otros reptiles. Todos bichos que andan muy pegados al suelo.

  (*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay


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