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Crítica a la crítica

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Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas.

Tácito - Historiador romano.

Las redes sociales no transmiten verdades reveladas, aportes fundamentales a la cultura universal, muestras refulgentes de las teorías y las prácticas sociales. Simplemente transmiten opiniones, humores, tendencias. Hay quienes tratamos de entenderlas, de escuchar sus gritos y sus susurros y otros que las desprecian, o peor aún las utilizan en forma anónima o no y luego las abominan. Hay de todo en las redes del Señor...y de los señores y señoras.

Lo que considero un injustificable desprecio hacia nuestros semejantes enredados es, no utilizar las mismas varas para medirnos a nosotros y a los demás. Eso funciona en todas las cosas de la vida, las redes lo ponen en evidencia de manera patente.

Hay una parte oscura de las redes, como en tantas otras cosas, como en el periodismo, por ejemplo. La parte despreciable son los mensajes con insultos, descalificaciones, agresiones de todo tipo y sobre todo mentiras que se colocan en las redes, debajo de los artículos de diarios y revistas y casi siempre, por no decir siempre, en forma anónima. Es una parte expuesta de la cobardía humana.

Esta larga introducción es para referirme a un tema que tiene en las redes una expresión muy importante, hoy es  donde más se expresa  más duramente , me refiero a la confusión entre crítica y jolgorio, entre análisis y diatribas varias.

No es novedosa esa supremacía de la ironía por encima de la reflexión, Pasquino el gran crítico del Papa rey, sus cardenales y sus nobles en la Roma del siglo XVI que utilizó por sobre todas las cosas la broma, la ironía en las paredes de la ciudad eterna. "Lo que no roban los bárbaros se los roban los Barberini" dice una célebre frase contra una de las principales familias papables de su época. Las redes, sobre todo Twitter, pero también otras, aguzan el ingenio y la mordacidad de sus críticas.

¿Cuál es el peligro? Que todos nos vayamos acostumbrando a ese método como la principal construcción crítica, que banalicemos un instrumento principal y decisivo para el avance de las ciencias, en especial de las ciencias sociales y de la cultura.

La reacción contra la crítica en general es parte de este peligroso proceso. Comienzan a abundar los que defienden todo y el contrario de todo, basta que sea de su palo, los que tratan de cubrir las andanzas de un delincuente haciendo concursos de delincuentes de otras filas, los que reducen la crítica a la velocidad de una buena y corta frase. Algunas con un gran ingenio, hay que reconocerlo.

No es necesario hacer todo el recorrido etimológico de la palabra "crítica", para llegar a su definición básica actual, se trata de buscar o discernir la verdad mostrando previamente el error, la falacia.

La crítica es una colaboradora fundamental de la filosofía (la ciencia de las ciencias) y con la lógica, pues responde al objetivo central de la filosofía como «humano deseo de conocer» racionalmente la «verdad» el mismo objeto de la lógica y del criterio. En la antigüedad no existía un modo normalizado de advertir los razonamientos filosóficos falaces (Atomismo, Sócrates, Platón, Aristóteles, Silogismo), no existía el método científico, salvo en las Matemáticas puras (Pitágoras) o en las aplicadas (Eratóstenes) y en ciertos experimentos de física (Arquímedes), se utilizaba la crítica como criterio para paliar o suplir la ausencia de pruebas, método o evidencia empírica en la búsqueda de axiomas o en «lógica» para establecer «verdades primarias». En Política, Retórica y Oratoria la crítica se usó desde antiguo (Demóstenes),  René Descartes propuso el mecanicismo y se suscitó el Cartesianismo. Kant exploro los significados de la palabra crítica en su Criticismo.

Por su parte el diccionario de la Real Academia Española define la crítica como lo que «se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.» como «examen y juicio».

y contradicción crea fricción entre la crítica sistemática, más cercana del mundo filosófico o histórico y aquella empírica que, al ser más sensible a las obras individuales se acerca más a lo artístico y poético.

Otro rasgo peculiar de la crítica es que nosotros somos generosos con las nuestras y creemos que son siempre constructivas, mientras que las que nos dedican los otros, la mayoría de las veces las colocamos en la categoría de las críticas negativas.

La crítica no tiene solo un valor metodológico, no es solo una constante en la actitud frente a la realidad para superarla, para analizar sus contradicciones y proponerse metas más ambiciosas y sobre todo la búsqueda permanente de nuevos avances, de nuevas metas más ambiciosas, tanto en el conocimiento, como en la acción, asumió hoy nuevos valores. Uno de los rasgos que la izquierda debería reforzar ante los cambios que se han operado en el mundo y en su propia realidad es la crítica como elemento de identidad propia.

La derecha no se definió nunca ni lo hará a partir de la crítica y menos de la autocrítica, mientras que la izquierda por sus original posición transformadora y superadora de las injusticias y de las formas de dominación y de explotación a nivel de las forma de producción, pero también de las supraestructuras en las sociedades no tiene otro camino que agudizar la crítica, hacerla más rigurosa, más aguda y profunda. Y no hay método crítico que funcione si este se detiene en los umbrales de la propia realidad, de las propias acciones e ideas de la izquierda.

Todas las grandes derrotas y desviaciones en la izquierda corresponden a momentos en que ha sido silenciada o anulada la crítica y substituida por la complacencia y la justificación de todo, incluyendo groseras violaciones a sus principios y valores.

Siempre habrá personas y posiciones que se enfrenten con diversos argumentos a la crítica y por lo regular lo harán amparados en la pureza de las ideas originales o en la defensa frente a las asechanzas de los adversarios. Eso sucede hoy en el Uruguay, en la izquierda uruguaya, hemos generado sólidos y peligrosos anticuerpos frente a las críticas, a nuestras propias críticas, a las que surgen del examen riguroso de nuestros valores, principios y nuestra estrategia o directamente a la carencia de estrategia.

Mao Tse-Tung decía que "La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar sólo después de consumados los hechos"

Los hechos consumados no son solo las posibles derrotas electorales o políticas, sino las incapacidades en nuestra gestión de gobierno, en alcanzar y superar nuestras metas y nuestros objetivos y en justificar metodologías impropias de la izquierda y de una moral ciudadana austera y de decencia.

No hablamos de categorías filosóficas, o de métodos de conocimiento, hablamos de cosas concretas, de actitudes ante los balances de un gobierno, de cómo encarar conductas individuales y colectivas, de cómo disponemos de un aparato político cuya principal tarea es la justificación del poder y sus prácticas a como dé lugar y en generar en determinados sectores de la sociedad de transformar esa actitud en una "ideología" del poder, por el poder mismo.

La oportunidad importa, aunque la crítica debería ser una actitud permanente, debemos combatir la creciente posición de las izquierdas en todo el mundo, a ser fuerzas descriptivas y justificativas de la realidad y recuperar un rasgo central de nuestra identidad, la capacidad de prospección, de analizar las tendencias históricas y sus principales vectores sociales, económicos, culturales y de insertar en ellos la lucha, el trabajo, la creación de los seres humanos en su relación con la naturaleza y entre ellos mismos.

Hoy a nivel internacional y en particular en Uruguay, tanto para analizar nuestra acción de gobierno, o mejor dicho de los gobiernos debe intensificar el mejor sentido de la crítica. Es además ese el único antídoto para la gran ofensiva conservadora, cuyo objetivo es demostrar que los políticos somos todos iguales. No lo somos, no porque lo proclamemos, lo debemos demostrar.

  (*) Periodista, escritor, director de Uypress y de Bitácora. Uruguay


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