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Las giras presidenciales

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Por Esteban Valenti (*)
Nadie puede decir que yo desarrolle en la actualidad una defensa a ultranza del gobierno o del Presidente Tabaré Vázquez.

En ese sentido estoy cubierto y quiero subrayarlo, se me ha agudizado el sentido crítico, incluso y en particular, cuando refiere a la izquierda, a la que pertenezco desde hace más de 50 años. Y seguiré perteneciendo.

Es más, considero que ser de izquierda es precisamente ser capaz de utilizar la crítica también y en particular hacia nuestras propias acciones, sobre todo cuando gobernamos el país y varios departamentos, porque, nuestros aciertos, nuestra pasividad o nuestros errores impactan en la vida de muchas personas, Impactan materialmente, emocionalmente y culturalmente.

A raíz de la nueva gira del presidente Tabaré Vázquez en diversos ámbitos de prensa y políticos ha surgido o se acentuó el debate sobre su utilidad, sobre sus resultados. Como es natural, con visiones muy diferentes y contrapuestas. Destaco en especial las expresiones del senador y seguro candidato presidencial blanco Luis Lacalle Pou, que incluso afirmando que son giras artísticas.

Lo primero que debo señalar es que cuando un Presidente de la República, que por definición constitucional y por razones obvias es el presidente de todos los uruguayos, de los que lo votamos, de los que se opusieron y de los que se desinteresan de la política, incluso de los menores de edad y todavía no son ciudadanos, me parece una buena costumbre no afectar sus planes, no disminuir sus objetivos y su capacidad de representarnos a todos, con críticas livianas e inoportunas, en particular cuando sale al exterior.

Sé que en política hay una frase que nadie quiere pronunciar ni asumir pero que vaya si funciona: cuanto peor mejor. Todos ponen caras de no tener nada que ver con ese enfoque, pero hay discursos críticos previos o durante el viaje del presidente que parecen inspiradas en esa visión tan primitiva y tan alejada de un sentido republicano.

Un viaje presidencial al exterior encabezando una amplia delegación del gobierno pero también de empresarios y trabajadores no es el mejor momento para que algunos dirigentes políticos busquen disminuir su importancia, su representación de toda la Nación y tengan de esa manera otra fugaz y ligera aparición en los medios.

En este caso concreto antes de partir ya había un conjunto de nuevas realidades que refuerzan el valor de los contactos en Alemania, en Finlandia y en Rusia. En particular señales contradictorias y de nuevas tensiones políticas, comerciales y económicas a nivel mundial, promovidas por el nuevo gobierno norteamericano.

Siempre es importante hablar con el gobierno y los empresarios alemanes, por la pujanza de su economía y su innegable papel en la Unión Europea, pero cuando se levantan barreras proteccionistas en los Estados Unidos, ataques frontales contra el proceso de unidad en Europa  y Donald Trump envía de embajador a Bruselas a Ted Malloch un combatiente empeñado en impulsar el desmoronamiento del proceso europeo, dando fuerza y apoyo a las peores tendencias xenófobas y ultra derechistas, el contacto con Alemania y la canciller Angela Merkel adquiere un gran valor.

¿Solo un valor comercial? No, en primer lugar un valor político, uno de los ejes de la tensión mundial son las migraciones, los refugiados, las relaciones entre las poblaciones de los diversos países. Y el país que tiene en América Latina y posiblemente en todo el mundo mayor influencia en su existencia por los flujos migratorios, es Uruguay. Nuestra población descendió de los barcos.

Estados Unidos también debe buena parte de su identidad y de su propia potencia a su capacidad de captar enormes masas de emigrantes de todas las partes del planeta y ahora tiene un gobierno que quiere construir muros, que veta el ingreso de varios países, en una primera lista y, que ha hecho de su política de restricción o directamente de bloqueo a la inmigración, un eje central de sus relaciones con el mundo.

En ese cuadro, importa que en ámbitos internacionales, Uruguay reafirme su visión cosmopolita, su apertura y sensibilidad frente a las grandes corrientes migratorias y al drama de los 65 millones de refugiados, muchos de ellos como resultado de guerras impulsadas por los países del norte, rico y poderoso, encabezados por los Estados Unidos. Sería fabuloso que el gobierno norteamericano renunciara a propiciar, promover e intervenir en nuevas guerras, pero lejos de hacerlo se prepara a potenciar como nunca sus fuerzas armadas y Stephen Bannon (1) sigue haciendo declaraciones xenófobas y belicistas.

Esta situación política, lejos de menospreciar o disminuir los aspectos comerciales les da un marco adecuado. Si la gira de Vázquez era importante cuando fue planificada, asumió nuevos retos y necesidades, cuando los presidentes Michel Temer y Mauricio Macri decidieron en su reciente encuentro darle un nuevo impulso al Mercosur, tanto en la región, como en acuerdos con otros bloques. Es decir, que un tratado de libre comercio con la Unión Europea, asume nuevas posibilidades e importancia. Vázquez y su delegación tendrán la oportunidad de comprobar esos cambios de sensibilidad en los tres países europeos.

Las declaraciones de la canciller Angela Merkel previas a la llegada de la delegación uruguaya, el respeto y la alta consideración hacia nuestro país, son una expresión de las posibilidades que tenemos de ampliar la cooperación, el comercio e, incrementar los negocios y las inversiones. Y ese respeto y atención hacia Uruguay fue construido en un largo proceso, no puede manosearse en pequeñas rencillas políticas de poca monta.

La experiencia muestra que además de la diplomacia de los Ministerios de Relaciones Exteriores, sus políticos y sus diplomáticos, existe una diplomacia presidencial, que refuerza los lazos entre las naciones y que puede dar un fuerte impulso a la apertura de Uruguay a todos los niveles.

Además el presidente sabe aprovechar la imagen del Uruguay en el mundo, las reiteradas menciones en los medios de prensa y sobre todo la calificación de diversos organismos internacionales sobre la estabilidad, la certeza jurídica del país, sobre la transparencia y las condiciones de convivencia existentes en el Uruguay, también a nivel político e institucional. Todos estos son capitales construidos por todos los uruguayos.

Hay otro aspecto que debe resaltarse, promover el Uruguay en los mercados más exigentes del mundo a todos los niveles, nos impone a nosotros un tema clave: la calidad. No hay que demostrarlo, ya está ampliamente demostrado, el país avanza y compite ofreciendo y produciendo calidad, en sus carnes, en su arroz, en sus productos lácteos, en sus vinos y aceites de oliva, en sus servicios, en su turismo, en sus tecnologías, en su calidad de vida.

La calidad no es un bien abstracto, es el resultado de imponerse los niveles exigidos por los principales clientes del país, y mantenerse en esa difícil carrera de la excelencia. No podemos decir que eso se haya resuelto a todos los niveles, pero el diálogo con otros países, otras exigencias, son fundamentales para avanzar en esa dirección y mejorar en nuestra producción en forma constante. Hoy el concepto de calidad tiene nuevas especificaciones, por ejemplo el respeto por el medio ambiente y en ese sentido tanto Alemania como Finlandia son países de vanguardia.

Las conversaciones y la presentación del país tienen otro flanco fundamental, el de las inversiones. Nadie, de ninguna escuela o concepción económica difiere en que las inversiones productivas, son la única forma de generar valor y de ampliar y calificar la demanda laboral y por lo tanto mejorar las condiciones del trabajo nacional. En un momento en que el Estado uruguayo tiene limitadas capacidades de inversión y que las debe concentrar en su infraestructura, abrir a países con un gran potencial inversor es de fundamental importancia.


10 frases de Stephen Bannon, consejero del Presidente Donald Trump.

1- El miedo es una buena cosa. El miedo lleva a tomar medidas.
2- Soy un leninista. Lenin quería destruir el estado y ese es mi objetivo también. Quiero llevar todo a derrumbarse y destruir todo lo establecido hoy.
3- No quiero que mis hijas vayan a una escuela con judíos. No me gustan los judíos ni la forma en la que crían a sus mocosos hijos.
4- ¿Preferirías que tu hijo tuviese feminismo o cáncer?
5- Abolir la esclavitud fue una mala idea.
6- La solución contra el acoso en Internet es sencilla: las mujeres deberían desconectarse.
7- Ninguna de las personas involucradas en la estafa del calentamiento global merecen la más mínima pizca de respeto. Son pura escoria.
8- Las mujeres no consiguen trabajos tecnológicos porque no hacen bien las entrevistas.
9- Todos los jóvenes musulmanes de Occidente son una bomba de relojería, cada vez simpatizan más con los radicales y terroristas.
10- La píldora anticonceptiva hace que las mujeres dejen de ser atractivas y se vuelvan locas.


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