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Cuatro películas que previeron el ascenso de Trump

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Por John Bleasdale (*)
Donald Trump ha aparecido en una película de Woody Allen, en la continuación de Solo en casa (Solo en casa 2: Perdido en Nueva York [Home Alone 2: Lost in New York]) y en Zoolander.

El guionista Bob Gale ha reconocido que para el villano Biff Tannen el matón que se hace rico y levanta una torre imeensa que lleva su nombre en Regreso al futuro 2 [Back to the Future Part II] tomó de modelo a Trump. Meryl Streep se pintó la cara de naranja para una gala benéfica en Nueva York y Johnny Depp tuvo su mejor interpretación en años como haciendo del Donald en un sketch de Funny or Die. [página digital donde se cuelgan videos humorísticos].

Trump es ubicuo. Si ganara en noviembre, Donald J. Trump sería el primer meme de Internet en convertirse en presidente. Aparece hasta en películas en las que no aparece. He aquí cuatro avatares cinematográficos que previeron el resistible ascenso del Trumpster.

1. Bill el Carnicero en Gangs of New York

En la embrollada épica de Martin Scorsese, Daniel Day-Lewis interpreta a el Carnicero , violento patriota, racista y proto-gánster. Literalmente envuelto en las Barras y Estrellas, Bill le sermonea a su protegido Amsterdam (Leonardo DiCaprio) sobre la supervivencia. El miedo es la clave, declara: el espectáculo de actos aterradores . Pese una agresiva aparición en WrestleMania [espectáculo anual de lucha libre profesional], Trump todavía no le ha lanzado cuchillos a Melania ni ha golpeado a un alguacil hasta matarle con su propio garrote como hace Bill, pero sólo hace una semana se jactaba Trump de querer pegar a los oradores de la convención nacional demócrata tan duro que la cabeza les dé vueltas y ha alentado tácitamente que se maltrate a los que protesten en sus mítines.

Bill es un norteamericano ultrapatriota Yo soy Nueva York , le dice a Amsterdam un nacionalista que cree que su país tiene que defenderse de las masas extranjeras , sobre todo de los irlandeses. No veo por aquí norteamericanos, veo intrusos , le dice a Boss Tweed (interpretado por Jim Broadbent), político de Tammany Hall [símbolo decimonónico de la corrupta maquinaria electoral neoyorquina] y ocasional aliado. Cámbiense irlandeses por mexicanos y católicos por musulmanes, y se puede uno imaginar Bill votando a favor de construir el famoso muro de Trump. Puede que hablando Trump de hacer grande de nuevo a América, añore el apogeo de la banda de Five Points [entonces barrio marginal de Manhattan] y a Bill el Carnicero.

2. Charles Foster Kane en Ciudadano Kane [Citizen Kane]

Sabe usted, señor Bernstein, si no hubiera sido tan rico, podría haber llegado a ser de verdad un gran hombre : así habla Charles Foster Kane en ese relato clásico de la riqueza que asciende a mayor riqueza. No hay forma de escapar de ello. Kane es trumpesco : un magnate que lucha por poner a la par su opulencia con su necesidad de afirmación; un showman que se suma a las coristas para cantar una canción sobre sí mismo: ¡No le gusta eso, señor / Le gusta el buen compadre Charlie Kane! Carismático y despótico por turnos, llega incluso a decirle a su mejor amigo: ¡Estás despedido! .

Inseguro, ostentoso y presunto hombre del pueblo, Kane trata de negociar con su marca una carrera política contra el corrupto establishment Boss [ Jefe ] Jim Gettys, el gobernador en el cargo un intento que se ve en última instancia frustrado por un escándalo sexual. Hablando en 2008 con el documentalista Errol Morris, Trump declaraba su devoción por la película. Y sin embargo, el autor de The Art of the Deal [éxito editorial de Trump sobre su estrategia de negocios] lo ve menos como una tragedia que el resto del mundo: En Ciudadano Kane había una gran subida y luego una caída modesta. Y no era una caída financiera . Cuando Morris le pregunta qué consejo le daría Trump a Kane, su respuesta es puro Trump de libro: ¡Cambia de mujer!

3. Howard Beale (y Arthur Jensen) en Network

Howard Beale, un presentador de noticiarios a punto de ser despedido (Peter Finch) amenaza con suicidarse durante su última transmisión, pero cuando suben los índices de audiencia, la cadena vuelve a contratarle con un nuevo espacio, a modo de Jeremías para la década de los 70. Beale ofrece una visión cuesta abajo y sin frenos de la sociedad norteamericana, haciéndose eco de todos los retumbantes discursos pesimistas de Trump: Todo el mundo sabe que las cosas están mal. Hay una depresión. Los vándalos invaden las calles y no hay nadie en ninguna parte que parezca saber qué hacer, y esto no tiene fin . Beale no tiene soluciones que ofrecer ni nada que pueda llamarse programa. Beale, que le valió un Oscar a Finch y otro al guión superlativo de Paddy Chayefsky, Beale es más articulado y persuasivo de lo que podría llegar a ser alguna vez el Donald Trump de Yo tengo las mejores palabras . Pero el atractivo de la reacción refleja de exabruptos, salida de las tripas, que en otro momento atizó el Tea Party, da pábulo hoy a la locomotora de Trump.

Cuando la cólera de Beale cristaliza en algo concreto y amenaza los intereses del estudio, su director ejecutivo, Arthur Jensen (Ned Beatty), revela su propia propensión mesiánica, convirtiendo a Beale a su imagen de una utopía empresarial a lo Trump, postnacional y postindividual: El mundo son negocios, señor Beale. Y así ha sido desde que el honre salió reptando del barro . Desde su airada tribuna, Beale se convierte en portavoz empresarial de la pasividad, la incertidumbre y el miedo. O en Fox News [cadena televisiva ultraconservadora], que es como llamamos hoy a eso.

4. El presidente Greg Stillson en La zona muerta [The Dead Zone]

La adaptación de Stephen King realizada por David Cronenberg, tiene como protagonista a Christopher Walken en el papel de un hombre que sale de un coma dotado con la capacidad sobrenatural de ver el futuro. Al estrecharle la mano al candidato senatorial Greg Stillson interpretado por Martin Sheen, que había sido antes JFK [Kennedy] y en el futuro sería Jed Bartlett [presidente en la serie televisiva The West Wing, El Ala Oeste] tiene una visión del presidente Stillson tomando la decisión de lanzar un ataque nuclear total. Stillson intimida a un general que disiente: ¡Yo soy la voz del pueblo! , haciéndose eco del discurso de aceptación de Trump de su candidatura a la presidencia: Yo soy vuestra voz . Aunque la desorbitada megalomanía de Stillson tiene una tonalidad enloquecida diferente del vacío narcisismo de Trump, la película resalta una preocupación específica de muchos de los críticos de Trump en todo el espectro político.

Hillary Clinton lo resumió en su discurso en la Convención demócrata en Filadelfia: Un hombre al que se le puede echar el anzuelo con un tuit no es un hombre al que puedas confiarle armas nucleares . Varios memes que meten a Trump con photoshop en La zona muerta dejan sentado ese extremo de forma sucinta. La cuestión no estriba tanto en si Donald Trump va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos como en: ¿será, al estilo de Greg Stillson, el último?

John Bleasdale, es periodista cinematográfico en diarios importantes como The Guardian y crítico en medios especializados como Electric Sheep y CineVue.

Fuente: The Guardian, 2 de agosto de 2016

Traducción: Lucas Antón


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