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En memoria de Perico Pérez Aguirre

Cristo y Marx

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Por Niko Schvarz (*)
El pasado lunes 18 de noviembre tuvo lugar en la Fundación Vivian Trías, dirigida por José Díaz, un acto de recordación y homenaje a Luis Pérez Aguirre, Perico, en cuya organización participó la Red de Amigos que lleva su nombre y se propone mantener vivo su legado.

En el mismo pronunció palabras de introducción la artista plástica Pilar González, y hablaron a continuación: Jorge Scuro, licenciado en Historia, en Filosofía y en Teología, ex director del Colegio Jesús María; Francisco Bustamante, profesor de Literatura y de Historia de la Universidad y del Instituto de Profesores Artigas, y que colaboró con Pérez Aguirre en el Servicio Paz y Justicia, SERPAJ; y Amparo Rodríguez, licenciada en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias, docente en Educación Media y diplomada en Educación en Derechos Humanos. Estas intervenciones pusieron de relieve la trayectoria de Pérez Aguirre como ser humano excepcional y como pensador original y profundo, en múltiples facetas.

En un lapso destinado al público asistente, recordé en dos palabras las circunstancias de la muerte de Perico y destaqué su contribución al Encuentro sobre Vigencia y renovación del marxismo que efectuamos en noviembre de 1996 en el Cabildo de Montevideo y en la Facultad de Ciencias Sociales. Ese  texto no era conocido por los disertantes, por lo que nos propusimos reeditarlo y difundir su contenido esencial.

Ahora, a años de distancia, vuelvo a evocar aquel anochecer del 25 de enero de 2001 en que estábamos con un  grupo de compatriotas en el Hotel Conceiçâo de Porto Alegre, tras haber participado en la inauguración de la primera edición del Foro Social Mundial. Allí Margarita Percovich trajo la noticia de la muerte de Perico en un accidente de tránsito en un balneario de Canelones, que retumbó como un trueno. La información era muy confusa y al rato se desmintió. Pero un par de horas más tarde se confirmó dolorosamente.

La contribución de Pérez Aguirre al encuentro sobre marxismo tiene su historia. En octubre de 1995 acompañé a José Luis Massera a una conferencia internacional en París sobre la actualidad del pensamiento de Marx (Actuel Marx), que se desarrolló en La Sorbonne y en la mítica Universidad de Nanterre (París-X), que adquirió resonancia mundial durante los sucesos de mayo 1968 en Francia. Posteriormente, en 1998, participamos junto con Juan Grompone y Daniel Olesker, también en la capital francesa, en la conmemoración del 150º aniversario de la publicación del Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Entre uno y otro acontecimiento, con el patrocinio de José Luis Massera se realizó en Montevideo el mencionado encuentro sobre vigencia y renovación del marxismo.

Me correspondió invitar al mismo a Pérez Aguirre, cuya respuesta fue: Si es por Marx, cuenten conmigo . El día indicado, 15 de noviembre, no podía estar en Montevideo, porque sus obligaciones como consultor en DDHH de la ONU lo llevaban a Ginebra, pero prometió una contribución por escrito. Un par de días después estaba en nuestras manos. Fue publicada en el volumen Marx Hoy , editado en 1997, que contiene los aportes de Rodrigo Arocena, Rafael Bayce, Daniel Buquet, Manuel Claps, Guillermo Chifflet, Juan Grompone, Ronald Graside, Ernesto Koch, León Lev, Ema Massera, José Luis Massera, Pedro Narbondo, Daniel Olesker, Gonzalo Pereira (aquí se inserta la de Pérez Aguirre), Renzo Pi, Julio Rodríguez, Enrique Rubio, Graciela Sapriza y Niko Schvarz. Fueron sus editores Guillermo Israel, Rosaura Pagola, Carmen Pereira, Fernando Rama, Dieter Schonebohm y el suscrito.

El trabajo de Pérez Aguirre, titulado: Marx después del marxismo: la visión de un cristiano (páginas 395 a 402), revela su estatura ética y su dimensión de pensador original que a partir de los problemas de la sociedad uruguaya y de sus sectores más desvalidos proyectaba su reflexión al destino de la humanidad; y se entrelaza con su acción humanitaria y su actividad práctica, particularmente en La Huella (como fue especialmente destacado en el acto reciente). Pensamiento y acción, teoría y práctica, íntimamente entrelazados. Y todo ello pasa a integrar uno de los fenómenos ideológicos y políticos más fecundos de nuestro tiempo y que viene de lejos: el diálogo entre marxistas y cristianos.

En su ponencia Pérez Aguirre entra en materia afirmando el aporte de Marx todavía vigente, con su clarividencia característica en los siguientes puntos: a) la creciente extensión de la pobreza en el mundo guarda una relación estructural con la creciente concentración de la riqueza en unos pocos; b) esta relación estructural se enmascara presentando a la pobreza como una fatalidad, una voluntad de Dios que debe aceptarse; c) el sistema capitalista, a nivel mundial, no tiene capacidad sino para enriquecer mucho a unos pocos a costa de empobrecer mucho a los más.  Por eso, aunque trata de presentarse como humano, racional y justo, es un sistema inhumano, irracional e injusto; d) mientras no se haya conseguido la liberación de la miseria es prácticamente imposible  que la persona crezca en humanidad y en libertad porque todas las demás liberaciones están condicionadas por ésta; e) los pocos que se benefician del sistema capitalista  no están psicológicamente capacitados ni estructuralmente dispuestos  para cambiarlo y, por lo tanto, el cambio de sistema sólo podrá llevarse a cabo  si se lo proponen quienes son sus víctimas .

El razonamiento se explaya en las siguientes consideraciones: Expuesto así, el análisis marxista , no sólo se compadece con la realidad actual de manera admirable, sino que coincide con lo que vino a decir mucha gente después de él y que sigue sosteniendo.  Además no hay nada en él contra la fe ni contra el dogma cristiano (ver por ejemplo, la Populorum Progressio, nos. 26 y 27). Incluso sería fácil encontrar convergencias con el Evangelio . En este aspecto me vienen a la mente las apreciaciones de Rodney Arismendi acerca de El Sermón de la Montaña.

Más adelante, con gran amplitud de espíritu Pérez Aguirre encara la posibilidad de que en el mundo de hoy Marx pueda encontrar asilo en el interior del santuario cristiano , y agrega que hasta podemos imaginar que en el futuro el cristianismo retome su fuerza utópica preñado de lo mejor del marxismo . Ante el drama actual de la humanidad, piensa que  para que este mundo sobreviva quizás todavía necesitemos de muchas visiones como la de Marx que broten de la miseria experimentada .

La reflexión se eleva luego a la afirmación del humanismo marxista. Expresa: Considero que El Capital es una ética. La producción del viejo Marx (1868-82) es la crítica ética y humanista del capitalismo. Marx nunca negó la tradición humanista: lo único que hizo fue combatir sus planteamientos idealistas y darles una base materialista. Por eso llegó a decir que el comunismo era el devenir del humanismo práctico . De ahí pasa al planteo de la cuestión en el mundo periférico y a las ideas del Che Guevara sobre la ética del hombre nuevo . Y así arriba a la recordable definición final:

Podemos decir que esta historia, muy a pesar de todos los Fukuyama, no ha terminado todavía. Que el horizonte está abierto y nos atrae. Que Marx, muy a pesar de sus sepultureros, nos sigue brindando sus mejores verdades y goza de buena salud .


(*) Periodista.


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