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¿Quién es quién en la derecha argentina? (Segunda y última parte)

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Por Carlos Suarez (*)
Salvando las dictaduras militares, nadie viró tan a la derecha como Carlos Menem en su década. Ese giro fue logrado con un apoyo electoral formidable; las contrarreformas económicas neoliberales aplaudidas por la mayoría de los medios de comunicación y festejadas por los grupos económicos gozaron de una gran popularidad.

También entre los sectores más pobres, los que a la postre fueron sus principales víctimas. Recién en octubre de 1997, por el resquebrajamiento del contundente respaldo electoral y los primeros indicios de una crisis económica se caen las ilusiones de Menem de alcanzar contra el texto de la Constitución un tercer mandato consecutivo.

La sucesión apareció como inevitable, disparando por un lado la interna del peronismo siempre larvada y de radicales y frepasistas, por el otro, con la vista puesta en las elecciones generales de octubre de 1999. Eduardo Duhalde, desde la finalización del primer mandato de Menem era número puesto del Partido Justicialista (PJ); solamente pudo ser destronado por la reforma constitucional de 1994. Era público que Menem había hecho todo lo posible y hasta lo ilícito para esmerilar el poder de Duhalde en el conurbano bonaerense, su territorio imbatible, que fue conquistando mediante un tejido fino y consistente desde que llegó a la intendencia de Lomas de Zamora en los años ´70 y regresando a ese puesto en 1983. Cuando Duhalde fue inevitable como candidato a presidente, Menem trató de manejar la campaña y poner gente de su propia tropa, sin demasiadas convicciones. La recesión de la economía, ya evidente desde 1998 avanzaba en un nuevo escenario internacional. Ya no era la misma ola de fines de los 80 y principios de los 90 que tan exitosamente surfeó Menem.

El compañero de fórmula que Duhalde tuvo que digerir fue Ramón Palito Ortega, una de las tres figuras del mundo de la farándula y los deportes que inventó Menem como políticos y que llegaron a puestos relevantes. El cantautor Palito y el corredor de autos de la F1, Carlos Lole Reutemann, fueron gobernadores, en Tucumán y en Santa Fé, respectivamente, mientras el motonauta (subcampeón mundial en 6 litros del Offshore) Daniel Scioli, comenzó como diputado en la estrategia diseñada por Menem para la Ciudad de Buenos Aires, luego ministro, vicepresidente y por dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires (todo en diferentes gobiernos).

El hartazgo del menemato hizo potable la Alianza, con un candidato como Fernando de la Rúa del ala derecha del radicalismo, secundado por Carlos Chacho Álvarez, líder de un agrupamiento constituido por fuerzas heterogéneas desarrolladas en confrontación con el menemismo. El final de esta película es por todos conocido, pero vale la pena recordar este bosquejo para advertir tres fogonazos: 1) el estallido, que en diciembre de 2001 (emergente de la mayor depresión económica de la historia argentina) puso fin al gobierno de Fernando de la Rúa, configuró todo el período político siguiente, hasta hoy; 2) vivimos tiempos políticos muy parecidos a los años finales de Menem. Desatada la interna del PJ, el gobierno ha perdido bastiones inesperados y lo que es el principal dato del escenario: el frente de los intendentes bonaerense se ha roto, y 3) muy lejos del que se vayan todos , la clase política y sus expresiones de derecha gozan de buena salud.

Nosotros ganamos en Perico dijo Menem para minimizar las derrotas de 1997. Tomás Eloy Martínez escribió entonces en su columna de La Nación: Hay una línea, en los Cuartetos de T.S. Eliot, que refleja muy bien la atmósfera de este fin de fiesta: ´People change, and smile; but the agony abides´ (La gente cambia y sonríe, pero la angustia sigue allí) . En octubre próximo veremos si la historia se repite. Por ahora constatamos, luego del simulacro de internas del 11 de agosto pasado, que el libro de pases está abierto y son cada vez más los intendentes y dirigentes del peronismo que se agregan al frente que armó el alcalde de Tigre, Sergio Massa. La estrella en ascenso, que destruyó mitos, liquidó algunas ilusiones y alimentó otras.

Heredero de una larga tradición de acuerdos y componendas su suegro, que nació a la vida política apoyando al renovador del peronismo, Antonio Cafiero y luego fue dirigente bonaerense con Duhalde , Massa, secundado por el ex gobernador Felipe Solá (un peronista de paladar negro, que pasó por todas las administraciones) confeccionó una lista pluricolor, con todas las camisetas. Hasta encontró un lugar y una función para Adrián Pérez, el frustrado delfín de Lilita Carrió, que se autodefine como paladín anti-corrupción. También están anotados: Ignacio de Mendiguren, dirigente de la poderosa central de los empresarios (la Unión Industrial Argentina, UIA), que hasta ayer fue kirchnerista y antes de ayer ministro de Duhalde, duhaldista, y un poco más atrás menemista; dirigentes sindicales de la CGT oficialista, de los gordos, y una patrulla perdida de la CTA cristinista. Massa sumó como estratega de campaña a Juan José ( Juanjo ) Álvarez, ex miembro de la Secretaría de Inteligencia, que incursionó en la Seguridad de la provincia de Buenos Aires, sospechado de dar luz verde a la masacre del Puente Pueyrredón que finiquitó las aspiraciones de Duhalde para presentarse a las presidenciales de 2003, y que durante el kirchnerismo fue diputado nacional y adoptado, durante algunos meses, por el jefe capitalino Aníbal Ibarra como jefe de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, tras la masacre de Cromañón.

También están: Alberto Fernández (un K de la primera hora, cuando Néstor no tenía ni un dos por ciento de intención de voto y luego fue durante seis años jefe del gabinete de ministros y principal vocero del gobierno), el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, (junto a un grupo de economista), el dirigente sindical gastronómico Luis Barrionuevo, (que alcanzó la fama en los primeros pasos del gobierno de Menem con aquella sentencia: si dejan de robar dos años, este país se salva ) y su mujer, Graciela Caamaño, ex ministra de Trabajo de Duhalde. Es decir, un equipo competitivo, que excede una elección de medio término en la provincia de Buenos Aires. Massa dejó afuera del acuerdo a Mauricio Macri, un despecho que lo saca de juego - de repetirse una mala nota en octubre - hasta de las aspiraciones de constituirse en una cara del centro derecha en las elecciones presidenciales.

Otro de los lesionados fue Francisco el Colorado De Narváez, que jugaba en una cancha con tres arcos: no sabía si iba con Scioli, con Moyano o con Massa y ahora se especula que se baja de la competencia de octubre o, en su defecto, queda como un partido muleto (a la mexicana) a expensas del tren fantasma del Frente para la Victoria. La política suele ser ingrata. Una anécdota para advertir la soledad el empresario que le ganó la interna pejotista a Kirchner en 2009: durante los últimos dos años quien viajaba por las rutas de Buenos Aires quedaba impactado por la cantidad de carteles con un nombre y un apellido: Mónica López. No se podía saber si se trataba de una marca de champú, una inmobiliaria o qué. Había que dar vueltas para enterarse que se trataba de la principal operadora de Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires; bueno, Mónica se fue con Massa. El Colorado sólo atinó a decir: Estas separaciones no me resultan indiferentes, las acepto, las entiendo; pero duelen .

Por el contenido de los discursos y la forma en que se desplegó la campaña para las PASO (este simulacro de primarias) en el principal distrito electoral del país, entre los dos intendentes exitosos y carilindos: Massa por del Frente Renovador y Martín Insaurralde, candidato del Frente para la Victoria, se podría deducir que asistimos a una interna tardía de la UcEDE, como alguien caracterizó correctamente. Los dos iniciaron su vida política en el partido de Alsogaray. Insaurralde defiende el modelo kirchnerista a pleno, Massa sostiene que hay que hacer algunas correcciones sin tirar nada por la borda. Aquello de la palangana, el niño y el agua sucia. Afirmar que dijeron algo más profundo, es pura imaginación. Massa, que fue jefe de gabinete de Cristina Fernández tiene cortados los puentes con la Presidenta desde los cables de WikiLeaks. En ellos figura confesando a la embajadora yanqui que el entonces ex presidente Kirchner no es un genio perverso. Sólo es un perverso . Como es habitual, todos estos dichos fueron desmentidos, pero nunca pudo recomponer sus ligazones con la mesa chica de los K. Particularmente con su ex amigo Boudou, que debe a Massa ensamblarse en el universo kirchnerista, cuando le dio empleo en la ANSES y luego le dejó el cargo, desde donde saltó a Puerto Madero, al ministerio de Economía, a Ciccone y a la vicepresidencia.

Massa va navegando con las velas desplegadas, en Tigre ganó las elecciones de 2011 con el 73 por ciento de los votos, superando en 19 puntos a Cristina Fernández, que fue reelecta presidenta con el 54,4 por ciento. Presidente de Tigre, un club poco conocido en el fútbol de primera pero que compitió por la copa Sudamericana, fue organizador de torneos de tenis con las figuras internacionales del deporte, es decir, hizo lo del manual berlusconiano-populista exitoso.

La ausencia de propuestas y de algún debate importante fue lo más destacado de esta campaña de las primarias, que no hace más que mostrar la pobreza del conjunto de la dirigencia política argentina, una pobreza que no es patrimonio exclusivo de la derecha.

Descartando a Macri, cuyas posibilidades están muy disminuidas, no solamente por el pobre resultado de las internas de agosto, sino porque en general su gestión ha sido mal calificada hasta por su propio electorado, el de los reductos más conservadores de la Ciudad de Buenos Aires. Además el electorado de clase media que lo acompañó durante los últimos años electorado volátil por excelencia, pero siempre igual a sí mismo - ve con malos ojos una especie de macri- kirchnerismo focalizado en algunos arreglos poco transparentes sobre el espacio público y los negocios inmobiliarios.

En la nómina de las celebridades de la derecha, no puede faltar Lole Reutemann, que con sólo anunciar que aceptaba la candidatura a presidente en 2003 (arrancaba con un 35 por ciento de intención de voto), paralizaba a Menem y borraba a Kirchner de la contienda, todo esto dicho por ellos mismos. Unas fotos, que le habría mostrado Eduardo Menem, provocaron la renuncia al podio, según su propia confesión. Es de esperar que el síndrome de Lole persista, pues no es conveniente para conducir un país alguien que se atemoriza por unas fotos. Tampoco se puede excluir al gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, el gran elector de su provincia y representante de los poderosos grupos económicos mediterráneos, pero que fuera de su región no mide como dicen los especialistas en sondeos. Seguramente De la Sota y los pesados cordobeses arreglarán con Massa.

Juan Manuel Urtubey fue reelecto en 2011 como gobernador kirchnerista de Salta con casi el 60 por ciento de los votos, pero su hermano Rodolfo, como precandidato a senador en las primarias cayó a un 29,7 por ciento, enfrentando Juan Carlos Romero, un menemista, que fue tres veces gobernador de la provincia y que inició a los Urtubey en la política provincial.

De la mano de Urtubey gobierna el Opus Dei , coreaba una manifestación de mujeres feministas cuando el gobernador de Salta aseguró que en su provincia no se iba a aplicar el fallo Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el aborto no punible. Desafiando los calificativos, su concepción retrógrada no se detuvo: avanzó hasta imponer la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Sus autos de fe no hacen de Salta un buen lugar: es de las provincias con mayor porcentaje de feminicidios, de trata de blancas y de drogas, donde sus funcionarios públicos son hallados en prostíbulos de jóvenes esclavizadas o transportando cocaína en coches oficiales. Dime con quién andas y te diré quién eres. Durante su primer mandato como gobernador, Urtubey distribuía entre periodista oficialistas los únicos no perseguidos en Salta - fotos con su amigo Silvio Berlusconi, tomadas durante una de las visitas que realizó a su villa en Italia. Ahora, con Il Cavaliere en desgracia, esas fotos no contribuyen demasiado a la buena imagen del salteño (pero se pueden encontrar en redes sociales), como las conexiones con los dirigentes del Partido Popular del Reino de España. Uno de ellos eligió Salta como buen lugar para invertir sus dinerillos sucios.

Desde que se aprobó la ley nacional de protección al bosque nativo, en Salta se talaron unas 500 mil hectáreas y sigue el desmonte a un ritmo alucinante, según denunció Greenpeace. Las topadoras, que arrasan el bosque nativo trabajan para los grupos sojeros, tal como ocurre en el Chaco, Santiago del Estero y en general en todo el Norte argentino Paraguay, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y sur de Brasil. El gobernador Urtubey, casado con la heredera de una aristocrática familia (fundadores del Jockey Club) y sobrina de Julio Mera Figueroa (ministro del Interior de Menem), y sus hermanos conforman el grupo Tabepicuá, propietarios entre otros bienes de grandes bosques y tres plantas de producción de papel, en Capitán Bermúdez (Santa Fé), Zárate (Buenos Aires) y en Uruguay. José Urtubey es vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y el primer dirigente de la central fabril en aplaudir el acuerdo de YPF con Chevrón.

Más atrás, en esta carrera, encontramos al pelotón de los rezagados. El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, lo más parecido que uno pueda encontrar a un encomendero del Siglo XIV, Jorge Capitanich en el Chaco, José Alperovich en Tucumán, los Brizuela y la familia Saadi en Catamarca. El pro minero José Luis Gioja, aunque vencido en San Juan por otro que no se destaca en la defensa del agua y del medio ambiente, es decir un punto de la Barrick Gold, no hay que descartarlo. Gioja ya está formando una liga de gobernadores, que se desprenderá de Cristina y se agregará a algún carro de la victoria. Todos siempre están y pueden cambiar de bando o reciclarse en lo que dura una parranda, un espejo de los gobernadores del PRI mexicano, que con el tiempo pueden llegar a superar a los maestros. A ninguno, mientras respire, hay que descartarlo de una lista de probables candidatos.

En eso de los pronósticos vale recordar a Duhalde, que en mayo de 2004 fue consultado por el periodista Diego Schurman sobre las versiones que desde el oficialismo estaban midiendo a Scioli como gobernador de Buenos Aires. Duhalde (un político que ha gastado zapatos transitando el empedrado y los caminos de tierra como pocos) contestó: Si se lo midió no tiene sentido, porque ni nació ni vive en la provincia. Es un imposible. Son globos de ensayo, no sé de dónde salen . Scioli asumió como gobernador en diciembre de 2007 y todavía sigue.


¿Dónde está la frontera?

Ciertamente los personajes rotulados más arriba no son todos los que podríamos poner en el territorio de la derecha. Figuran aquí apenas los que están en la cartelera de los próximos meses.

¿Por dónde pasa la divisoria de aguas que nos permite definir hoy en Argentina quién está a la derecha del mapa político? Dicho de otro modo: ¿qué defiende hoy un conservador?

Como hemos escrito en la primera parte de esta nota atravesamos una época donde los políticos, siguiendo las modas intelectuales, aportan muy poco a la claridad de los conceptos, del programa, de las ideas. La retórica y la confusión campean en sus discursos e intervenciones, definidas por asesores de imagen y lejanas a veces hasta del sentido común. De modo que lo que dicen y, particularmente, lo que dicen de sí mismos no sirve para clasificarlos.

Se puede agrupar y definir como conservadores, sin riesgo de equivocarse, a quienes defienden los intereses de las corporaciones, de los grupos empresariales más concentrados, de los terratenientes, del imperialismo, etc., etc. La primera dificultad con la que topamos es que nadie públicamente confiesa representar esos intereses y hay pocos, muy pocos ejemplos de grandes empresarios involucrados directamente en la lucha política (Macri, De Narváez, los Urtubey, Romero, Roberto Urquía), un puñado, y además en una economía cada vez más extranjerizada como la argentina, los mandamases de las transnacionales, de los bancos y los embajadores opinan con frecuencia sobre la política pero no se afilian a los partidos. De modo que los hilos que unen a unos y a otros son invisibles en Estados Unidos el núcleo duro del partido Republicano expresa sin tapujos que representa y defiende a los más ricos pero la mayoría de estos trapicheos, aquí y casi en todas partes, permanecen ocultos. Entre otras prácticas está la famosa puerta giratoria por las que van y vienen de la función pública a los directorios de las compañías. Esa puerta giratoria es responsable en gran medida del descrédito de los partidos y de la política, porque las decisiones fundamentales se toman entre bambalinas, fuera de los parlamentos y de los locales partidarios. Este mundillo poco transparente sobre el que no merece extenderse demasiado, puesto que hay montañas de ejemplos en todos los continentes, permite el enriquecimiento súbito de los funcionarios políticos, donde el Estado es una fuente inagotable de acumulación privada. La burocracia china ha bautizado a estos nuevos supermillonarios como los bolsillos llenos ; algunos ya están sentados en el famoso Buró Político del PCCh. Sin embargo, no todo es corrupción o cabildeo por lograr o mantener el oro y la plata en las huestes conservadoras, también están allí los convencidos, por esa concepción del mundo de la que nos hablaba Manuel Sacristán, que ante cada opción de la vida política y social se ubican a la derecha.

Hubo tiempos en que los derechos humanos, de huelga, de asociación, las libertades civiles, el laicismo, una mejor distribución de ingreso o la justicia social, el sufragio universal, el antimilitarismo y el pacifismo, la cuestión colonial, la autodeterminación de los pueblos, trazaban puntos de una línea imaginaria que dividía las aguas entre la izquierda y la derecha, es decir la democracia sin aditamentos, lo que Marx y Engels entendían por democracia. Hoy siguen vigentes, con algunas consideraciones.


Desarrollo y asistencialismo

Perón, que tanto gustaba de recrear citas clásicas, tomó y simplificó una idea de Hegel: la realidad es la única verdad . El concepto quedó grabado a fuego en el catecismo del justicialismo y mucho más allá, de tantos que nacieron y murieron sin saber que había existido el filósofo alemán antes que Perón. Años más tarde el camarada Deng Xiaoping, que también había leído mucho y sabía mandar, aunque era muy enjuto y pequeño al compararlo con el Gral. Perón, pretendió superar a Hegel y al líder del justicialismo asegurando que el desarrollo es la única verdad .

Desarrollo, industrialización, urbanización, pleno empleo, asistencia social, lucha contra la pobreza, etc., fueron consignas que durante varias décadas podían ser tomadas tanto por la derecha como por la izquierda. Había que crear riqueza para que se pudiese repartir. Nikita Khrushchev aspiraba en 1956 a que en 20 años el pueblo soviético pudiera alcanzar el nivel de consumo de los estadounidenses. Desarrollo y consumo en permanente ascenso en un mundo con recursos finitos, la razón de ser del capitalismo, nos llevó a este momento: faltan algunas décadas para llegar a un punto de no retorno en cuanto a la continuidad de la vida en el planeta.

De tal manera que la cuestión ambiental, la postura frente al consumo irrefrenable, a la
depredación de los recursos naturales, a la defensa del medio ambiente, a la oligopolización de los mercados, a la minería contaminante, a la explotación no convencional de los hidrocarburos, al paquete de agro tóxicos que alimentan la timba especulativa y financiera global con el hambre de miles de millones de seres humanos, forman parte de la agenda que separa en franjas irreconciliables a la derecha y a la izquierda.

Sin embargo, productivismo, desarrollismo, extrativismo aparecen como conceptos que ponen en una nebulosa, en un territorio ambiguo a políticos de la derecha y de la izquierda. Son numerosas las variantes justificativas del statu quo, o de los que apelan a lo que ellos entienden como realpolitik en este asunto. Sin el crecimiento de la economía, el desarrollo del agro negocio, de la mega minería, de los hidrocarburos, no hay derrame, ni políticas de inclusión, ni asistencialismo.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner no puede haberlo expresado mejor: No nos engañemos más: estamos mejor porque tuvimos un modelo macroeconómico que lo hizo posible, no es mérito de ninguno que haya hecho una huelga más o una huelga menos . Es decir, lo mismo que ha sostenido siempre el Banco Mundial. Una idea que se contrapone hasta con el primer Perón, cuyas ideas fueron magistralmente expresadas en la Bolsa de Comercio en 1944. La experiencia, contrariamente a lo que piensa CFK, muestra que todo, absolutamente todo lo conquistado por los trabajadores en 200 años fue consecuencia de sus luchas, de su temeridad, de su atrevimiento. El poco o el mucho bienestar no cayó de arriba.

Quizá haya que recordar a los lectores más jóvenes que las ´políticas sociales´ empezaron su larga carrera no como aliados de la autoorganización de los trabajadores, del socialismo y de la democracia social, sino como su antídoto. No sólo en la autocrática Alemania Guillermina; también en la monárquico-parlamentaria Inglaterra victoriana. Uno de los pioneros británicos de las políticas sociales desplegadas desde ´arriba´, A.J. Balfour, sostenía en 1890: ´La legislación social no sólo ha de ser distinguida de la legislación socialista, sino que es su más directo antagonista y su más eficaz antídoto´ .[1]

Los intelectuales extraviados en las lecturas de Ernesto Laclau y del nazi Carl Schmitt han perdido la vocación por pensar estos asuntos del mundo contemporáneo y de los años que vienen.

Entretenidos en el clima de Puerto Madero, reiteran aquella frase del escritor mexicano-francés que vivió una burbuja: No me gustan más que los trenes que parten . Un infarto masivo que desplomó a Ramón Fernández dos días después de la liberación de París evitó su presencia en el tribunal, que lo había citado por colaboracionista con los nazis. Simone de Beauvoir rescató la frase y el personaje del olvido y el anonimato para reflexionar: ¿Con quién viajaba, cuál era el destino de su tren? Nada de eso importaba . [2]


NOTAS: [1]    Antoni  Doménech,   República  y  socialismo,  también  para  el  Siglo  XXI ,  SinPermiso  Nº  1,  2006.  [2]  Simone   de  Beauvoir,  El Pensamiento político de la derecha,  1955.   Carlos Abel Suárez  es  miembro  del  Comité  de  Redacción  de  Sin Permiso


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