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2.9.24

Rusia: Hay una guerra cultural contra la propia poblaciĆ³n

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Por Ilya Budraitskis (*)

Al igual que sus camaradas, Ilya Budraitskis fue perseguido por el régimen de Putin. Es miembro del Movimiento Socialista Ruso y opositor a la guerra en Ucrania y a Vladimir Putin.

La invasión de Ucrania desencadenó una guerra que dos años después continúa sin final a la vista. Entre la ocupación de territorios en el este de Ucrania y la persecución de movimientos políticos en su propio país, Putin demostró su apetito imperialista y autoritario. Como motor de estas acciones, explica Ilya Budraitskis, está la ideología que el régimen autocrático en Rusia comenzó a distribuir entre escuelas y universidades, que justifica el imperialismo ruso con una diferenciación cultural y genética entre pueblos.

El Movimiento Socialista Ruso (MSR) fue perseguido por el régimen de Putin, que intensificó la persecución a los grupos políticos de oposición tras la invasión de Ucrania y lo calificó de "agente extranjero". Hoy en día, muchos de los miembros del MSR viven fuera de Rusia, disidentes fuera de su país, expulsados ??por la represión de un gobierno autoritario.

La entrevista fue realizada por Daniel Moura Borges.

¿Cómo ha afrontado el Movimiento Socialista Ruso la designación de "agente extranjero" y la persecución que ha enfrentado por parte del régimen de Putin?

La situación en la organización era bastante complicada incluso antes de que fuera calificada de "agente extranjero", porque muchos de los principales activistas abandonaron el país. Y ahora estas personas están en Alemania, en Francia y en varios lugares. Con esta etiqueta de "agente extranjero" no es posible mantener ningún tipo de comunicación política. Por eso, después de ser etiquetados, publicamos un comunicado diciendo que hemos disuelto la organización.

Ha dicho anteriormente que ve esta designación de "agente extranjero" como una insignia de honor. ¿Qué significa eso?

Cuando se aprobó esta ley hace unos 10 años, el principal argumento subyacente era: "Estamos en contra de la interferencia extranjera en la política rusa". Todos los que recibían ayuda financiera externa eran etiquetados como "agentes extranjeros". Pero mientras tanto ampliaron la ley. Ahora, cuando dan el razonamiento detrás de la etiqueta, es: "Estas personas están difundiendo información falsa sobre las acciones del ejército ruso". Porque no es una actitud patriótica. Entonces, la explicación detrás de esta etiqueta es que ellos (el régimen de Putin) quieren destruir nuestro grupo político porque tiene una agenda clara contra la guerra. Entonces sí, estamos orgullosos de eso. 

Es una táctica que los gobiernos de extrema derecha están empezando a utilizar cada vez más. Orbán también ha comenzado a perseguir a los medios de comunicación a los que califica de "agentes extranjeros".

Sí. Y Rusia es un excelente ejemplo de hasta dónde puede llegar este tipo de legislación. Porque ahora alguien puede ser etiquetado como "agente extranjero" incluso sin ninguna ayuda financiera. Pueden decir que esta persona está difundiendo algunas ideas que suenan como ideas extranjeras, que son diferentes a una verdadera línea patriótica. 

Con esta persecución, ¿cómo se organiza el movimiento contra la guerra en Rusia?

En Rusia existe una censura muy fuerte y una presión policial muy fuerte sobre cualquier tipo de declaración contra la guerra. Por lo tanto, cualquier expresión pública de una posición contra la guerra puede dar lugar a un arresto inmediato. No es posible distribuir folletos ni organizar piquetes. Esto sólo puede hacerse indirectamente. Por ejemplo, el año pasado vimos un crecimiento del movimiento de familiares de hombres que fueron movilizados en el ejército. Fueron movilizados en el otoño de 2022 y todavía están allí. Por eso ellos (los familiares) exigen que los soldados regresen a casa. Así es como se pueden encontrar formas alternativas de expresar el sentimiento contra la guerra. 

Es una guerra cultural contra la propia población, y sabemos que las guerras culturales generalmente funcionan como una forma de polarizar el proceso electoral. Recientemente escribió sobre cómo la guerra fue un factor de cambio radical, tanto en el régimen de Putin como en la organización de los movimientos socialistas. ¿En su opinión, cuál es el resultado de la guerra para el régimen actual?

Cuando el régimen llegó a la situación de gestionar una guerra a largo plazo, tras el fracaso del primer intento de cambio de régimen (en Ucrania) con la ayuda del ejército ruso, se habló mucho de ideología. Sobre cómo nosotros, como sociedad, necesitamos tener ideología, debemos incluir la ideología en la Constitución, necesitamos reeducar a la sociedad para que se vea a Rusia como una civilización única. Y a partir de ese momento compusieron un programa para eso. Ahora este programa está en las escuelas y también comenzaron un programa en las universidades. Y la otra cara de este programa de reeducación de la sociedad es la censura. No sólo los sentimientos contra la guerra, sino también la religión y una fuerte línea clerical reaccionaria de valores familiares tradicionales. Se elimina todo lo que sea LGBT o feminista. Hay una guerra cultural contra la propia población, y sabemos que las guerras culturales generalmente funcionan como una forma de polarizar el proceso electoral.

¿Cómo se relaciona esta reeducación de la sociedad con las teorías políticas de Dugin sobre la ideología? 

Dugin se ha convertido en una figura mucho más influyente en los últimos dos años. Pero creo que su influencia todavía está un poco sobrevalorada. Sin duda, algunas de sus ideas influyeron en la línea actual del Estado. Y su idea principal, que es también la idea de la ideología estatal en Rusia, es la idea de diferentes civilizaciones, diferentes formas de pensar y diferentes formas de comportamiento típicas de cada civilización. Hay una negación de cualquier universalidad humana. Y eso es extremadamente peligroso. Es algo que se ha vuelto influyente en Rusia, pero que también se ha extendido a la extrema derecha europea.

¿Cómo se traduce esto en la sociedad rusa?

En los cursos ideológicos de las universidades existe una noción muy específica del ADN ruso. Que hay algo que se hereda orgánicamente. Que ser ruso está relacionado con la sangre y el cuerpo. Pero también utilizan esta idea del ADN como idea de código cultural. Que hay algunas ideas exactas, alguna percepción o visión del mundo exacta que pertenece sólo a los poseedores de ese ADN. Éste es el tipo de política identitaria que ahora se ha convertido en una línea oficial del Estado.

¿Cómo cree que se vincula la actual línea ideológica del Estado ruso con la relación que la Federación de Rusia tiene con todos los demás Estados que la rodean?

Este tipo de nacionalismo que Rusia demuestra ahora es nacionalismo imperial. Es un nacionalismo que siempre resulta contradictorio debido a estas dos nociones de imperio y nación. El concepto de nacionalismo imperial en Rusia es heredado del último Imperio ruso. Todos estos argumentos de que Ucrania no existe como nación porque es parte de una nación rusa más grande provienen de este nacionalismo imperial del siglo XIX. La idea es que este imperio debe ser ruso. Los rusos deben dominar porque aportan algún tipo de armonía a esta familia de varios pueblos.

¿Ve esta guerra como una señal de la intensificación de las contradicciones en un mundo multipolar, donde hay más de un imperio compitiendo por la hegemonía internacional?

Sí, claro. Uno de los principales objetivos de Putin con la invasión de Ucrania fue cambiar el sistema internacional. Pero creo que también hubo algún tipo de agenda ideológica detrás de este cambio. Y este programa ideológico surgió de esta idea de varias civilizaciones. Desde este punto de vista, todo el espacio postsoviético pertenece naturalmente a la esfera de influencia rusa, porque es parte de esta civilización más amplia. Y no hay lugar en esta visión del mundo para estas pequeñas naciones, porque todas deben dividirse entre las grandes potencias imperiales. Es un tipo de visión del mundo que es imperialista no sólo en intenciones, sino también en ideología.

¿Qué análisis hace del estado actual de la guerra con Ucrania, en particular de la incursión ucraniana en Kursk?

Creo que tácticamente fue muy inteligente. Muy arriesgado, pero muy inteligente. Porque pone en duda el modelo de cómo Rusia continúa esta guerra. Ucrania inició esta operación para provocar a Putin, pero el otro objetivo era provocar inestabilidad política en Rusia. Porque para la mayoría de los rusos hay una gran diferencia entre los territorios ocupados de Ucrania, que ellos (el Estado ruso) llama nuevos territorios rusos, y los antiguos territorios rusos. Kursk es un territorio antiguo. Por tanto, creo que podría cambiar la actual correlación de fuerzas. Y espero que conduzca a algunas negociaciones de paz, no desde el punto de vista de la capitulación de Ucrania, sino con una posición más equilibrada.

Escribió varias veces sobre la necesidad de un programa revolucionario para Rusia. ¿Qué significa eso ahora?

El programa de cambio político en Rusia está muy relacionado con los cambios democráticos. Pero creo que nosotros, los de izquierda, no deberíamos entender la democracia sólo de forma liberal. No sólo en forma de instituciones formales. La democracia es la participación directa en la vida común. En este sentido, necesitamos la democratización del país, necesitamos revisar todas las bases sociales y económicas del régimen actual, que todavía se basa en las privatizaciones extremadamente injustas que tuvieron lugar en los años 90 y las políticas neoliberales que fueron implementadas por Putin. También debemos hacer de Rusia una verdadera federación, porque por el momento es una federación sólo de nombre. En realidad, se trata de un Estado fuertemente centralizado, sin derechos para las regiones y, sobre todo, para las minorías nacionales. Y, por último, debemos abandonar esta narrativa de diferentes civilizaciones. Porque nosotros, como humanidad, nos enfrentamos a algunos problemas inmediatos, como el cambio climático, la desigualdad global y el hambre. Y creo que Rusia, como país grande, como potencia nuclear, finalmente debe compartir alguna responsabilidad.

 

(*) Ilya Budraitskis es un activista socialista y miembro del Movimiento Socialista Ruso. Teórico político, historiador y autor de libros, Ilya vivió durante muchos años en Moscú, donde desarrolló su actividad militante. Forma parte del consejo editorial del portal socialista ruso Posle.media. Contribuye con artículos para New Left Review, Jacobin, Le Monde Diplomatique, Inprecor, Open Democracy, Slavic Review, entre otros.

Fuente: Esquerda.net, 19 de agosto de 2024

Traducción: Carlos Abel Suárez


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