29.7.24
Argentina: Medio año de gobierno mileísta (I)
Por Rolando Astarita (*)
En esta nota pasamos revista a algunos de los principales datos referidos a la situación de la economía argentina en estos siete primeros meses del gobierno de La Libertad Avanza. Comenzamos destacando la profundidad de la crisis.
La economía, al fondo y estancada
El primer trimestre de 2024 fue el peor desde la crisis de la salida de la convertibilidad en 2002. El PBI cayó 5,1% en términos interanuales; el consumo privado cayó 6,7%; la formación bruta de capital fijo (comprende construcciones, maquinaria y equipo, equipo de transporte) se derrumbó 23,4% (INDEC, también para lo que sigue). En el primer trimestre, en términos interanuales, la Construcción varió -19,7%; la Industria manufacturera -13,7%; la Intermediación financiera -13%, Comercio mayorista, minorista y reparaciones -8,7%. La contrapartida fue el crecimiento de Agricultura, ganadería y silvicultura (+ 10,2%).
En el segundo trimestre la economía se estacionó en esas profundidades. El Estimador mensual de actividad económica en abril cayó 0,1% con respecto a marzo, y bajó 1,7% en comparación interanual. El índice de producción industrial manufacturero en mayo cayó 14,8% interanual. En el acumulado de enero a mayo fue negativo 15,2% interanual. El indicador de la actividad de la construcción en mayo cayó, interanual, 32%.
Según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) la caída interanual acumulada del Índice de consumo, entre enero y mayo, fue del 4,3%; la caída de mayo, en términos reales, interanual, fue del 7,7%. El consumo comporta el 70% del PBI. Algunos rubros fueron particularmente afectados. El consumo de Indumentaria y calzado tuvo una caída, en mayo, del 27% interanual; Transporte y vehículos cayó 11,3%; Recreación y cultura se desplomó 42,6%.
Los datos que se conocen de junio no son alentadores. Según ADEBA, la producción de automóviles ese mes fue de 32.929 unidades, 16,7% menos que en mayo, y 40,2% menos que junio de 2023 (aunque estas cifras están en discusión porque en junio hubo seis días hábiles menos que en mayo). Más concluyente son los despachos de cemento: en junio cayeron 32,8% en términos interanuales, y disminuyeron 3% con respecto a mayo. En siderurgia las empresas (Acindar en primer lugar) siguen reduciendo turnos de producción, suspendiendo o despidiendo trabajadores. Las ventas de maquinaria agrícola - tractores, cosechadoras, pulverizadoras, cayeron en junio 36% con respecto a mayo, y 33,3% en el interanual (División Agrícola de ACARA).
Según CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) en junio las ventas minoristas experimentaron un rebote de 1,2% con respecto a mayo. Pero caen 21,9% interanual; y acumulan una caída de 17,2% en el semestre. En términos interanuales, las ventas de alimentos y bebidas cayeron 26,6%; las de calzado y marroquinería el 20,7%; perfumería 42%; farmacia 32,8%, siempre en términos interanuales. Por otro lado, el movimiento turístico durante el feriado largo del 17 de junio fue un 64,3% inferior al del mismo período en 2023. La baja demanda hizo que muchos hoteles estuvieran cerrados durante el feriado (CAME).
Según la encuesta de expectativas realizada por el INDEC, el 53% de las empresas de la industria prevé que la demanda de su producción disminuirá entre julio y agosto; el 35,6% cree que no variará y solo un 10,7% piensa que la demanda se recuperará. El Índice de Confianza del consumidor de junio que elabora la Universidad Di Tella disminuyó 2,8% con respecto a mayo.
Caída de las jubilaciones y salarios, y desocupación
El deterioro de los ingresos y condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo en general es profundo. Es un factor importante en la desaceleración de la inflación desde el 25% mensual de diciembre pasado. La "licuación" de ingresos por vía inflacionaria es la clave del superávit financiero - 0,4% del PBI- del primer semestre. Los jubilados están entre los más afectados. El poder de compra del ingreso previsional promedio cayó 31% en términos reales con respecto al primer semestre de 2023. En el caso de las jubilaciones mínimas que cobran el bono, la caída fue del 19%. En lo que respecta a los trabajadores estatales, entre enero y mayo sus salarios aumentaron 53% contra una inflación acumulada del 71,5%. Es una pérdida del poder adquisitivo del 18.5%.
Otro dato: el salario mínimo, vital y móvil, que no se actualiza desde mayo, tiene un poder de compra 32,1% menor que el que tenía en noviembre de 2023 (dato CIFRA - CTA, 16/07/2024). "Esta pérdida se suma a las importantes reducciones que tuvieron lugar en años previos, que superaron el 10% anual en los años 2018, 2019 y 2020" (ibídem).
Otro indicador es el RIPTE, Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (fueron declarados de forma continua en los últimos 13 meses, sean privados o estatales) que publica la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. En los últimos 13 meses los trabajadores del sector privado y del Estado recibieron, en promedio, $730.000 netos. Equivale al 85,7% de la canasta básica total (define la línea de pobreza) de un hogar conformado por dos adultos y dos menores. Desde 1° de diciembre 2023 a fin de abril 2024 los precios al consumidor aumentaron 207%; los salarios RIPTE en ese período aumentaron solo 83%. En promedio, los salarios en lo que va de 2024 (hasta mayo) resultan 19,4% menores a los salarios de 2023.
A su vez, aumenta el desempleo. "A partir de un estudio realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) junto a la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) se determinó que, de un universo de 61.000 empresas vinculadas a la construcción, textiles, petróleo, metalmecánica, molineros, entre otros, el 80% tuvo que despedir empleados como consecuencia de la caída en la actividad durante los primeros meses de gestión mileísta, mientras que otro porcentaje similar tuvo que recurrir a los retiros voluntarios" (El Destape). Según la Asociación de Empresarios, en el primer semestre de 2024 cerraron unas 10.000 Pymes. Leonardo Bilanski, presidente de la entidad, dice que antes de alcanzar el objetivo de bajar la inflación "lo que vamos a ver es una destrucción masiva de empleo y destrucción de Pymes" (Perfil).
Otro dato significativo es que de enero a abril se cerraran 340.000 cuentas sueldo. La cifra encaja con el aumento de la tasa de desempleo del 5,7% en el cuarto trimestre de 2023 al 7,7% en el primero de 2024. Representa unos 415.000 desocupados más. El desempleo es particularmente elevado en la construcción: según las cámaras empresarias y el sindicato, se perdieron 100.000 puestos de trabajo. Por otro lado, a miles de trabajadores estatales no les renovaron los contratos; a fines de junio hubo una nueva ola de despidos.
Pobreza y hambre
Según el Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica, en el primer trimestre de 2024 el índice de pobreza alcanzó al 55,5% de la población (publicado por Infobae). Significa que casi 25 millones de personas reciben ingresos por debajo de la Canasta Básica Total. En el tercer trimestre 2023 el porcentaje de pobres era 44,7% de la población. Según la Universidad Di Tella entre enero y marzo de este año hubo 3,2 millones de nuevos pobres. También según ODS-UCA, el 32,5% de los trabajadores ocupados reside en hogares en situación de pobreza. Al considerar la población económicamente activa, el 26,5% tiene un empleo precario y el 24,3% un subempleo inestable
La indigencia aumentó del 9,6% al 17,5% de la población. La inseguridad alimentaria afecta al 24,7% de las personas; al 29,4% de los hogares; al 32% de los niños y adolescentes. Sufren inseguridad alimentaria severa el 9,9% de las personas; el 12,7% de los hogares; y el 16,5% de los niños y adolescentes. También en el informe del ODS-UCA: "... el 23% de los niñas y niños de entre 3 y 5 años no asiste a establecimientos educativos formales, el 0,4% de los que tienen entre 6 a 12 años no va a la escuela primaria, el 9,1% asiste con sobre edad a la escuela primaria y el 35,3% de los jóvenes de 18 a 29 años no terminó la secundaria" (Infobae3/06/2024).
Consumo y gasto
Según cualquier curso elemental de Macroeconomía, los componentes de la demanda son el consumo, la inversión, el gasto público y el neto comercial (exportaciones - importaciones). Dada la caída de jubilaciones y salarios, el consumo masivo no puede ser activador de la demanda. En cuanto al consumo de bienes durables -automóviles en primer lugar- por parte de la clase media adinerada, rentistas, capitalistas, por ahora solo se ven rebotes débiles.
En cuanto al gasto fiscal, además de la reducción de salarios estatales y jubilaciones, se ha reducido dramáticamente la inversión pública: cayó un 83% en el semestre. Las obras viales cayeron 93%. Las transferencias a comedores escolares en el primer semestre se redujeron, interanual, 19,5%. Los recursos para las políticas alimentarias cayeron 17%. En el primer semestre las partidas para las universidades disminuyeron, en términos reales, 30,8%. El argumento del gobierno es que "no hay plata" (aunque, por Decreto de Necesidad y Urgencia mediante, acaba de duplicar el presupuesto destinado a Seguridad y Defensa).
La caída del gasto profundiza la recesión, con lo cual disminuye la recaudación fiscal. En junio la recaudación de IVA y Ganancias cayó, en términos reales, un 20%, interanual. En términos interanuales, en el primer semestre los ingresos fiscales experimentaron una reducción, en términos reales, de 15%. Lo que lleva a nuevas reducciones del gasto, que a su vez reducen la recaudación.
Inversión
La inversión no da signos de mejorar, y la capacidad ociosa es elevada: según el INDEC, en abril 2024 la utilización de la capacidad instalada en la industria fue del 56,6%, un nivel inferior al 68,9% que había en abril de 2023. Además, muchas empresas en 2023 se sobre-stockearon, aprovechando el dólar oficial barato (y participando del "curro" de los permisos de importación). No hay, pues, terreno para mucha inversión en equipos o ampliar instalaciones.
Pero un factor más "estructural" es la desconfianza en la dinámica de la macroeconomía (deuda creciente; apreciación del tipo de cambio inconsistente con la productividad de la economía, y otras variables). O, más en general, la ausencia de lo que algunos marxistas han llamado una "estructura social de acumulación". La idea central es que los capitalistas invierten de acuerdo a sus perspectivas de ganancia, y estas "se basan no solo en variables sobre las cuales los capitalistas tienen influencia directa, sino también sobre un complejo de relaciones sociales en general que individualmente no pueden transformar. Estas condiciones ambientales incluyen no sólo factores económicos, como la disponibilidad de crédito y el nivel de demanda esperada, sino también sociales y políticos, como la confiabilidad de la fuerza de trabajo potencial, la estabilidad de los gobiernos de los países en los que invierten sus capitales, y el apoyo de la política gubernamental a la acumulación en general" (véase aquí).
La situación de la lucha de clases, la capacidad de resistencia de la clase obrera, la estructura del Estado, el régimen cambiario o monetario, son factores que inciden en las decisiones de inversión. En este respecto, y refiriéndose al gobierno de LLA, hace poco The Economist se preguntaba qué inversor hundiría su capital en una economía en la que no hay la menor previsión sobre cuál será su régimen monetario y cambiario.
En el mismo sentido, genera preguntas el hecho de que al frente del Ejecutivo haya una persona que dice estar a favor de destruir al Estado. Y que se ha peleado con las cabezas de gobierno de, por lo menos, Colombia, España, Chile, Bolivia, Brasil y Paraguay. Si bien los factores psicológicos -como es el caso de un desequilibrado ultraderechista puesto a Presidente- no son lo decisivo, aportan lo suyo a la coyuntura. Todo esto ubicado en la perspectiva más larga de un país cuyo producto por habitante ha caído, desde 2013, aproximadamente, 15%; que desde 1950 tuvo una recesión en uno de cada tres años (Banco Mundial); que atravesó por varias hiperinflaciones y defaults de deuda; cuya moneda en 55 años perdió 13 ceros; y experimenta repetidas y violentas fluctuaciones del tipo de cambio real. El economista senior del Banco Mundial para Argentina, dice: "Esa dinámica afecta las decisiones de los agentes económicos, cuando uno piensa en temas de inversión, que es algo fundamental como motor de desarrollo y de crecimiento económico: cuando el ciclo es tan volátil, es complicado tomar decisiones de largo plazo" (La Nación, 14 junio 2024). La misma clase dominante criolla mantiene el equivalente a un producto bruto en inversiones en el extranjero (inmobiliarias, plazos fijos, fondos de inversión, paraísos fiscales).
Salvo algunos casos aislados, no hay visos de un aumento significativo de la inversión neta en medios de producción. La inversión directa extranjera no repunta: el acumulado en los cinco primeros meses es de apenas US$371 millones (INDEC). Milei recibe palmaditas de aliento de Musk; de dueños de empresas tecnológicas; y de referentes de la ultraderecha internacional, pero no por eso repuntan las inversiones. Incluso los fondos de inversión especulativos toman distancia; la inversión de portafolio de no residentes entre enero y mayo fue de apenas US$18 millones. Y prometen que en tanto continúe el cepo cambiario, el asunto seguirá más o menos así. ¿Recuerdan cuando el candidato Javier Milei aseguraba que tenía agendados fondos dispuestos a traer al país US$30.000 millones, con los que dolarizaría la economía? El riesgo país por arriba en 1600 puntos (al 15 de julio 2024) también es un indicador del nivel de desconfianza.
RIGI, chantaje de inversiones y Petronas-YPF
En términos generales, la superación de las crisis capitalistas ocurre por vía, entre otros factores, de profundas redistribuciones de los ingresos desde los salarios a los beneficios. A este fin, la amenaza de la desocupación es clave para obligar a los trabajadores a aceptar peores condiciones laborales y reducciones de salarios, o ingresos indirectos (como los relacionados con la salud y la educación). El mensaje del capital es "si no aceptas trabajar por tal salario, no te contrato"; o "vas a la calle"; "hay muchos dispuestos a ocupar tu lugar", y similares. Es el poder de la propiedad privada de los medios de producción sobre los que solo disponen de su fuerza de trabajo. "Aunque eres libre de elegir no trabajar y morir de hambre". La liberad ante todo, por supuesto. Como se encargan de recordarlo a cada rato Milei y los suyos.
Es la relación básica entre el capital y el trabajo. Pero en un sentido más amplio, esa amenaza se plasma en el chantaje de la huelga de inversiones. "Si los trabajadores no aceptan tales y cuales condiciones; si los gobiernos no brindan tales y cuales beneficios impositivos, cambiarios; si no garantizan tal "seguridad jurídica"; si no se ponen tales y cuales límites a la acción sindical; si no se suprimen tales y cuales reglamentaciones ambientales, etcétera, llevamos nuestros capitales a otro lado".
Es el contenido del RIGI (Régimen de Incentivo a las grandes inversiones), aprobado en la Ley de Bases. Es una serie de beneficios fiscales, cambiarios, aduaneros, además de estabilidad impositiva, aduanera, cambiaria y regulatoria durante 30 años, para inversiones en determinados sectores y sean de por lo menos US$200 millones. Dejando de lado el hecho de que es imposible encajar el RIGI en el discurso "a lo Hayek" (¿el Estado discriminando las condiciones de inversión?), lo que importa destacar es su contenido social y político. Es el "no invertimos hasta no asegurar las mejores condiciones para la explotación del trabajo y la realización de las ganancias".
El tema cobra actualidad a raíz de la inversión que realizarían Petronas (empresa estatal malaya) e YPF para construir una planta de licuefacción de gas natural. Implicaría una inversión de US$30.000 millones, o más. Hasta hace poco se contemplaba construir la planta en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Pero ahora el gobierno de Río Negro está ofreciendo Puerto Colorado. Y Horacio Marín, presidente de YPF, puso como condición para realizar la inversión en Bahía Blanca que Axel Kicillof y la provincia de Buenos Aires adhieran al RIGI. "Sin RIGI no hay GNL". La Legislatura rionegrina se apresuró entonces a firmar la adhesión al RIGI. En respuesta, legisladores bonaerenses del PRO, e intendentes presionan por adherir al RIGI. Kicillof dijo que era una extorsión, pero eso no es obstáculo para que ofrezca un "RIGI paralelo": también habrá beneficios tributarios para Petronas e YPF si se deciden por Bahía Blanca.
La reacción de este referente del "campo nacional" no debería llamar la atención. Cuando estuvo al frente del ministerio de Economía, aplicó el "criterio RIGI" al firmar un acuerdo con Chevron, que contenía garantías impositivas y legales, para la exploración y explotación de Vaca Muerta (véase aquí). Pero además, también el gobierno de Alberto Fernández promovió su RIGI. Por caso, la Ley de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas que aseguraba estabilidad fiscal, tributaria y normativa por 20 años e incentivos y tratamientos diferenciales para los capitales invertidos en gas y petróleo. Como puede verse, todas variantes del RIGI.
La balanza comercial y las reservas
Entre enero y mayo de 2024 la balanza comercial tuvo un saldo positivo acumulado de US$8813 millones. Las exportaciones fueron favorecidas por el aumento del tipo de cambio real -devaluación del 118% en diciembre- y sumaron US$31.556 millones. Es un incremento del 12,5% con respecto a 2023, año muy afectado por la sequía. En tanto, las importaciones se derrumbaron, en parte porque el Gobierno las pisó, pero más importante, por la profunda recesión. En el primer trimestre cayeron, en términos reales, 24%, interanual. En abril fueron 23,6% inferior a abril de 2023; y en mayo un 32,8% por debajo de igual mes de 2023. También en mayo, en el interanual, las importaciones de maquinaria y equipo, bienes intermedios y combustibles, tuvieron caídas del 33,2%, 26,4% y 61,5% respectivamente. Es un reflejo del derrumbe de la inversión.
La mejora de la balanza comercial permitió que la cuenta corriente tenga un acumulado positivo de US$23.861 millones en los cinco primeros meses de 2023. Las reservas brutas pasaron de US$21.900 millones en diciembre de 2023 a US$29.400 millones en junio de 2024. Las netas pasaron de deficitarias por unos US$10.000 millones a neutras. Sin embargo, en junio el BCRA no acumuló reservas por compras en el mercado cambiario. De hecho, hubo una venta neta por US$ 50 millones, a pesar de ser un mes en el que tradicionalmente ingresan dólares por las exportaciones agrarias. La suba de las reservas en mayo por US$358 millones se debió a un desembolso del FMI de US$790,6 millones. El mismo es la contrapartida de una amortización, en julio, de US$ 640 millones. Si se agregan otros vencimientos de deuda, resulta que las reservas vuelven a estar en rojo. Incluso Bausili, presidente del BCRA, prevé que en el tercer trimestre caerán reservas por US$ 3000 millones.
Hay, pues, una presión creciente de los exportadores (también del FMI y sectores del establishment) para que el Gobierno devalúe. Se calcula que hasta ahora -mediados de julio- solo se comercializó la mitad de la cosecha de soja; esto es, más de 26 millones de toneladas están sin vender. El tema de la devaluación está en el centro de muchas discusiones y tensiones al interior de la clase dominante. Es que el tipo de cambio se apreció, por la combinación de la suba de los precios internos y la devaluación del 15% del real. El 14 de diciembre el índice del TCR Multilateral elaborado por el BCRA saltó a 162 cuando se produjo la devaluación. A fines de junio estaba en 87,6. Se agrega una fuerte caída del precio de la soja (a principios de julio cayó por debajo de los US$400 la tonelada).
Las variaciones del tipo de cambio en perspectiva
Se produce una situación que se repite en la economía argentina: dado el atraso tecnológico -la falta de inversión es clave- se busca ganar en competitividad vía devaluación de la moneda. Lo que significa, entre otras cosas, bajar los salarios en términos de dólar. De esta manera mejora la situación de la cuenta corriente. Pero la contrapartida es que genera presiones inflacionarias: producida la devaluación, suben los precios de los bienes transables; y luego los precios de los no transables, y los salarios, que intentan recuperar terreno perdido. El resultado es que se aprecia el tipo de cambio, y vuelven encenderse luces rojas en la cuenta corriente. Si el gobierno mantiene el atraso cambiario, empeora la balanza de la cuenta corriente. Si el déficit de la cuenta corriente es financiado con entrada de capitales especulativos - como ocurrió entre 2016 y principios de 2018 - se mantiene la apreciación del tipo de cambio, se agrava el déficit de la cuenta corriente, y se desemboca en la fuga de capitales, con su secuela de crisis cambiaria y eventualmente crisis bancaria. Si en cambio el Gobierno responde a la apreciación del tipo de cambio real con nuevas devaluaciones, empujará a que se acelere la inflación. En el límite, se desemboca en una elevada inflación, e incluso en hiperinflaciones.
De ahí entonces el fracaso del repetido recurso al ancla cambiario para frenar la inflación. Es lo que hicieron en su momento Martínez de Hoz y Cavallo cuando estuvieron al frente de Economía. También bajo los gobiernos K hubo períodos en que se buscó frenar la inflación retrasando el tipo de cambio. Por ejemplo, luego de la devaluación de 2014 el gobierno de Cristina Kirchner procuró fijar el tipo de cambio, en un contexto de aceleración de la suba de precios. En consecuencia, en pocos meses se había anulado el efecto devaluación, y comenzó a crecer el déficit en cuenta corriente. Nada indica que en 2024 la cosa vaya a ser muy diferente.
Apuntemos por otra parte que esta historia desmiente el discurso que dice que todas las variables macroeconómicas se pueden ordenar con la simple medida de equilibrar las cuentas fiscales a como dé lugar. No hay tal cosa.