22.7.24
Qué lejos están 418.014 votos de 1.200.000
Por Esteban Valenti (*)
El pasado 30 de junio el Frente Amplio obtuvo 418.014 votos, la mayor votación de todas las elecciones internas desde que existen, pasó del 22.62 % de las internas del 2019 al 42.22% de estas elecciones del 2024. Tuvo un gran crecimiento en el número de los votos y en porcentaje en medio de la caída de todos los partidos de la coalición.
Para asegurar las elecciones en octubre-noviembre de este año, dentro de 3 meses y medio en la primera vuelta el FA tiene que aproximarse a 1.200.000 votos. No es un crecimiento numérico, ni de cerca es una batalla electoral, política y cultural completamente diferente.
El que tenemos que conquistar es un público muy diferente, es cierto son ciudadanos uruguayos, afrontan los mismos problemas, pero tienen prioridades diferentes y para convencerlos no se trata de un mayor volumen de propaganda o de organización, sino de un complejo entramado de elementos que debemos saber combinar en poco tiempo.
Su denominador común es la política, el desarrollo de un discurso y de mensajes políticos sobre el futuro, sobre su futuro personal y familiar y nacional, naturalmente apoyado en el balance de lo que ha sucedido en el país, no solo en estos 4 años y medio de gobierno multicolor.
Nadie puede dudar que el crecimiento de la votación del FA en las internas se debe en primer lugar, por lejos a la bronca, al rechazo profundo a este gobierno, a sus políticas y a sus deshonestidades y mentiras. Pero creer que con estos mismos argumentos lograremos el objetivo de alcanzar un nuevo gobierno progresista y de avanzada el 1 de marzo del 2025, es un grave error.
Los votos que faltan corresponden a ciudadanos que tienen una relación más alejada de la política que los votantes de las internas, por lo tanto también sus prioridades son diferentes, tenemos simultáneamente demostrarles que la política es necesaria, imprescindible para cambiar el país y sus propias vidas en el sentido más positivo del cambio.
Un cambio de las grandes cosas y de las osas aparentemente más simples, pero que están inexorablemente vinculadas con la marcha general del país. Nadie puede prometer con seriedad y responsabilidad soluciones a todos los problemas individuales, la vida y las sociedades son mucho más complejas.
En un país donde van a votar el 90% de los ciudadanos, aunque el voto sea obligatorio es notorio que existe un contacto, una relación entre los problemas individuales y familiares y la política. Como con el empleo, su seguridad, estabilidad y capacidad de que los sueldos cubran las necesidades, o las jubilaciones en el marco de un auténtico sistema de seguridad social, que abarca mucho más que jubilaciones y pensiones, o la atención a la salud y el nivel de la educación y la cultura y la situación más crítica, la inseguridad y el cambio que introdujo en la calidad de nuestras vidas.
Por lo tanto, como un buen gobierno, progresista, de izquierda, avanzado debe proponerse construir políticas realmente nacionales, que unan a la sociedad para afrontar las soluciones, su discurso, sus mensajes, su publicidad debe mostrar con claridad y sobriedad sus proyectos, no como un decálogo de promesas huecas. Ya tenemos bastante experiencia de ese cúmulo de ilusiones y de mentiras conscientes propaladas durante una larga campaña electoral multicolor.
También la transparencia, la honestidad en el manejo de los dineros y las instituciones públicas, son claves para la calidad de nuestras vidas, de nuestra democracia y de nuestra libertad.
Los privilegios, notorios durante este gobierno, a una empresa extranjera al parecer muy generosa para quedarse por 60 años con nuestro principal puerto; o a un grupo social muy reducido para haber aumentado su riqueza, mientras en el otro extremo, un quinto de los niños son pobres, no pueden obviarse, saltearse en esta campaña, porque son la pura realidad. Y para ganar y para gobernar hay que mirar lejos, hay que unir, pero hay que tener los pies bien plantados en nuestra tierra y en sus problemas. Sin resignaciones de ningún tipo.
Como desde ahora y en el gobierno, el discurso y las acciones de progreso económico, productivo y social en el sentido más amplios y sin embargo responsable deben ser banderas fundamentales. Devolverle al país la confianza, la certeza de que con trabajo, con cultura, con inteligencia, con sensibilidad, reconstruyendo la convivencia en zonas enteras de nuestra sociedad, realmente podemos proponernos grandes objetivos. Y alcanzarlos.
Ya aprendimos que se necesitan muchos años de constancia y esfuerzo para conquistar la voluntad de los votantes y muy pocos errores y flotaciones inertes para perderlos.
(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net) Uruguay.