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10.6.24

Porto Alegre: los destructores han perdido el control de la destrucción.

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Por Moisés Mendes (*)

Agua, heces, ratas y basura brotan del suelo en Porto Alegre. Los desagües pluviales revientan como un hervor de ciudad enferma.

Los barrios de la periferia de la ciudad, que ya no contaban con recolección de basura, como el área alrededor del Complejo Hípico, en la zona sur, son grandes vertederos de inmundicia.

El centro de la ciudad y los barrios pobres y ricos son vertederos. Porto Alegre apesta. Las acciones destructivas acabaron con Porto Alegre. No era negacionismo.

No atribuyas al negacionismo lo que es un acto deliberado de sabotaje en nombre del poder del dinero. No ofrezcan factores atenuantes a los criminales definidos en términos generales como neoliberales.

Hay sabotajes contra el medio ambiente alrededor de las ciudades, las zonas rurales, los ríos, las laderas. Sabotaje por la ocupación de suelo urbano, especulación inmobiliaria, todo vale en nombre del poder económico.

No hay nada acerca de la negación. El mundo está destruido en Porto Alegre, Gramado, Petrópolis, Sorocaba, Salvador y Tacuarí por las acciones deliberadas de aquellos que creen que podrán gestionar el daño que causan.

Todo es acción destructiva autorizada por el poder político al servicio del poder empresarial urbano y del agronegocio pop[1]. Incluso las ratas lo saben. No es negacionismo. Basta de hablar de negacionismo. Es un plan, un planeamiento, una articulación.

Pero ¿cómo es que este plan termina conspirando contra sus creadores y ejecutores? Porque muchos de ellos siguen pensando que siempre tendrán el control de la situación. Que van a controlar los ríos y sus riberas degradadas. ¿Quién controlará la destrucción e inundación de las ciudades?

Hasta el día en que una inundación anuncia que nada más tiene el control. Y luego tenemos las muertes y los daños causados por la acción deliberada, planificada, diseñada y calculada de destrucción. Una destrucción que consideraban manejable.

Porto Alegre implosionó porque Sebastião Melo y Eduardo Leite y sus cómplices pensaron que las acciones destructivas no tienen límite. ¿Qué soluciones resolverían las secuelas que autorizan o provocan?

Las ratas saben que incluso las alcantarillas de Porto Alegre fueron selladas con cemento, para nivelar las tapas con el asfalto. Todo estaba atascado. Todo son soluciones alternativas. El muro roto, los diques rotos, el drenaje sin bombas. Porque la interferencia permitiría que avanzaran las acciones destructivas. Era posible gestionar el caos.

Todo lo que fue destruido en la parte alta del Estado, en las montañas, en los valles del Río Pardo y del Tacuarí, todo desemboca en Porto Alegre. La muerte fluye hacia el Guaíba. Y los guaíbas advirtieron que implosionaría la ciudad.

Los guaíbas no pueden absorber la destrucción que viene de todas partes. La devastación provocada por los macrodestructores del mundo. Por los destructores medianos nacionales y estatales y por los microdestructores municipales de ríos y suelos.

La destrucción está encabezada por los falsos negacionistas del calentamiento global. No son negacionistas. Son destructores deliberados, planificados y organizados de todas las formas de vida.

Porto Alegre se convierte en un caso mundial, para absorber las grandes y pequeñas destrucciones de todas las esferas y de todo lo que le rodea. Es el modelo de ciudad de destrucción de toda la Tierra, que ni la distopía más cruel podría haber imaginado. No es negacionismo, es emprendimiento criminal e impune exacerbado por el bolsonarismo.

La implosión de la ciudad por las aguas que brotan de ratas y mierda es la victoria de la realidad sobre la ficción. El agua podrida infecta las calles, pero incluso los ricos no tienen agua en sus grifos. Los guaíbas se vengaron de los que ni siquiera saben si es un río o un lago.

Él, con un pronombre personal, es el verdadero dueño de Porto Alegre. Él es el que pide ser salvado, o nada salvará a la ciudad.

 

[1] Se refiere a la campaña de la TV Globo "El agro es pop".

 

(*) Moisés Mendes es periodista radicado en Porto Alegre. Fue columnista y editor especial de Zero Hora. También escribe para los periódicos Extra Classe, Periodistas por la Democracia y Brasil 247.

Fuente: Blog de Moises Mendes 25-05-2024 www.blogdomoisesmendes.com.br/


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