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20.5.24

Elecciones departamentales y los bloques ideológicos.

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Por Esteban Valenti (*)

A un año de las elecciones departamentales los partidos integrantes del bloque conservador de derecha con una pizca de centro, están cerrando los acuerdos para presentarse en diversos departamentos en un solo agrupamiento, con lema común.

Obviamente en Montevideo, Canelones y Salto, donde gobierna la izquierda y el progresismo, es decir el Frente Amplio o donde haya peligro de perder.

Además de significado electoral de aprovechar al máximo la reforma constitucional de 1997, elaborada a la medida de sus intereses, tanto a nivel nacional, con el único caso en el mundo, donde para ganar las elecciones en primera vuelta hay que obtener la mitad más un voto de los votos emitidos, es decir los votos a todos los partidos políticos, todos, más los votos en blanco y los anulados. Insólito, e incluso así el Frente Amplio ganó las primeras elecciones nacionales en su historia en el 2004 en primera vuelta y en las dos posteriores, en el 2009 y 2014 con mayoría parlamentaria en ambas cámaras.

En el caso de las elecciones departamentales, cada lema-partido puede presentar tres candidatos diferentes, es decir qué para hacer un acuerdo, tendrán que presentar un candidato por cada uno de los partidos, con las tensiones internas lógicas. Pero, saben perfectamente que en algunos departamentos no tienen la menor posibilidad de ganar si llevan lemas diferentes.

Pero el significado va mucho más allá, tiene un profundo contenido político e ideológico. La derecha se agrupa, y el débil centro cede, porque lo fundamental es disputar zonas del poder.

Todos los uruguayos sabemos que los cargos de intendentes son extremadamente importantes, comenzando por Montevideo, Canelones y en los restantes 17 departamentos. La Constitución les atribuye poderes muy importantes a los intendentes, además de su directo y constante contacto con los pobladores, por el normal funcionamiento de los servicios o en caso de crisis.

Está claro que muy diferente será la situación de acuerdo al resultado de las elecciones nacionales del Poder Ejecutivo y Legislativo a fines de este año, aunque el Frente Amplio durante sus tres gobiernos tuvo un trato absolutamente institucional y justo con ventajas económicas y de todo tipo para los 19 gobiernos departamentales y con el Consejo de Intendentes.

En las elecciones departamentales, mucho más que en las elecciones nacionales hay un factor muy importante, el uso del nepotismo, del acomodo de miles de personas a dedo en la administración, como viene sucediendo desde tiempo inmemorial y método que ha sido muy depurado por el Partido Nacional, tal es así que las seis intendencias con mayor proporción de acomodados de acuerdo a la población son gobernadas por los blancos.

Pero reducir toda la diputa político-electoral solo a este aspecto sería mezquino, lo cierto es que el FA llegó a gobernar 8 intendencias en el año 2004 y en este momento gobierna solo tres, Montevideo, Canelones y Salto, qu{e si bien en sus territorios vive más del 60% de la población, es notorio que el aprendizaje costó caro y por el camino quedaron, Paysandú, Maldonado, Treinta y Tres, Artigas, Río Negro y Rocha. Las situaciones es obvio que fueron diferentes, pero sería importante un análisis profundo y crítico sobre las causas de estas pérdidas y sobre todo luego de breves periodos, mientras en Montevideo el FA gobierna desde 1990 (34 años) y en Canelones desde 2005 (19 años). Hay notoriamente causas sociales, económicas y culturales, pero deben incluirse en un análisis político con sentido crítico.

Ahora estamos hasta el cuello en la campaña electoral, pero nadie descuida sus flancos departamentales, por ello los blancos ni sueñan en votar o plebiscitar una reforma que los obligue a que el ingreso a los cargos departamentales sea por concurso o sorteo, esa ha sido una herramienta fundamental y muy aceitada de su poder y de su corrupción.

Para no hablar de ese mismo mecanismo en los cargos nacionales, qué con excepción de los cargos de confianza, adecuadamente limitados, ha permitido escándalos irresueltos como la Comisión Mixta de Salto Grande. Con todos los beneficiarios de la misma lista departamental lacallista del departamento de Salto.

Lo peor de todo es un cierto acostumbramiento, también en ese plano a la corrupción, a la inmoralidad en la administración pública en un sector muy importante de la población. Un camino seguro hacia la degradación institucional. Basta mirar en los alrededores...

Esta unidad departamental tiene otro aspecto que debemos analizar, un profundo sentido ideológico, no es solo contra la izquierda, sino a favor de consolidar un bloque de derecha encabezado por el Partido Nacional, su sueño dorado, a nivel nacional y departamental.

En estos cinco años ya demostraron a través del discurso, del papel que le otorgaron al relato manoseado y sobre todo a las políticas, a los hechos su concepción de derecha, comenzando por la economía despegada, o mejor dicha que utilizó cuando fue necesario los factores sociales, pobreza, pobreza infantil, pérdida del valor del salario, las jubilaciones, de la rentabilidad y competitividad de las pequeñas, medianas y empresas nacionales como el principal factor de ajuste. El atraso cambiario, es un ejemplo evidente, desde la oposición pataleaban a diario y ahora estamos en el mayor atraso cambiario de nuestra historia.

La política económica, a la que hay que sumar la previsión social expresada en la nueva ley, donde todo se rige exclusivamente por el supuesto equilibrio fiscal - donde les ha ido bastante mal - son ideología pura. Y allí mandan los blancos y los colorados, cabildantes e independientes se postran.

Algunos pueden creer que la suma de escándalos, la mayor desde que se tenga memoria, es simplemente un conjunto de chambonadas. Están muy equivocados, el uso y abuso del Estado y del poder mucho más allá de los límites legales y constitucionales, es otra expresión muy clara de una ideología. Saltearse la Constitución y la ley y el directorio de la ANP para entregar por 60 años la soberanía del puerto de Montevideo, es un retrato completo y feroz.

Entrega del puerto a Kaoten Natie, Astesiano, Marset, espionaje a senadores de la república, Ministerio de Turismo, Ministerio de Vivienda, ASSE y Casa de Galicia,  compras de equipos militares obsoletos, Comisión Mixta de Salto Grande, Romina Papasso y otros hechos ocurridos en solo cuatro años, son además de inmoralidades, una expresión ideológica de una cierta derecha. Y unido a estos hechos, funciona el uso del aparato de comunicación y presión del Estado (y de la destrucción de documentos y de la colaboración de ciertos fiscales). En este último caso a la espera de su recompensa en algún cargo parlamentario.

La hipertrofia del aparato de comunicación, el tiempo que el Presidente Lacalle le dedica a recorrer el país inaugurando todo tipo de cosas, desde las más banales como una carnicería, hasta algunas importantes, el rol del jefe publicitario de campaña que tuvo que ser destituido son parte de una visión de la relación entre el estado, el gobierno y la política, que también funciona a nivel departamental.

El cuadro se ha completado con la votación de urgencia, violando todas las normas parlamentarias en el Senado, de la Ley de Medios para favorecer a los tres grandes canales de televisión, la monopolización de radios y su extranjerización más descarada. Cabildo Abierto le hizo un agregado de censura, de torquemadas contra la libertad de expresión.

La izquierda, que tomó con mucha fuerza la política local, departamental y municipal y que tuvo un papel muy importante en construir su primacía como fuerza política, no tiene elaborada una concepción integral sobre las políticas locales, a todos los niveles. No es solo más eficiencia y moralidad, es algo mucho más importante y profundo. No hay dudas que sobre la base de las encuestas y lo que cualquiera puede conocer, Canelones con un Yamandú Orsi con 69% de apoyo a su gestión y 19% en contra y siendo el departamento que más ha crecido en 20 años, luego de haber recibido una chatarra fundida, es un ejemplo a estudiar. Pero las izquierdas en el mundo tenemos la obligación de elaborar programáticamente, pegados al territorio políticas realmente de izquierda y progresistas, en lo social, medioambiental, cultural, en los servicios, en la transparencia, el cuidado ambiental y la descentralización.

La batalla en mayo de 2025 ya está lanzada y requerirá de mucha inteligencia, mucha elaboración a nivel nacional y departamental, específica, propia y de darle la importancia que tiene para el futuro de todo el país.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net) Uruguay.


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