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20.5.24

Prohibido en Alemania: ¿Por qué? ¿Cómo?

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Por Yanis Varoufakis (*)

Mientras escribo estas líneas, tengo prohibido no sólo pisar suelo alemán sino, sorprendentemente, conectarme también por enlace de vídeo a cualquier acto en Alemania. ¿Por qué?

El consuelo de la solidaridad

El 8 de octubre, un día después de que Hamás atacara Israel, me encontraba en Berlín y me enteré de los acontecimientos del día anterior durante una entrevista en televisión. A la pregunta: «¿Condena usted a Hamás?». respondí:

«Condeno todas las atrocidades, sea quien fuere el autor o la víctima. Lo que no condeno es la resistencia armada a un sistema de apartheid diseñado como parte de un programa de limpieza étnica de combustión lenta, pero inexorable. Como europeo, es importante abstenerse de condenar a los israelíes o a los palestinos cuando somos nosotros, los europeos, los que hemos causado esta tragedia interminable: después de practicar un antisemitismo rabioso durante siglos, que desembocó en un Holocausto singularmente vil, hemos sido cómplices durante décadas del lento genocidio de los palestinos, como si con sumar dos males se lograra algún bien».

Días más tarde, la Academia de Bellas Artes de Viena me retiró la invitación para pronunciar la prestigiosa conferencia Otto Wagner. El 16 de febrero, en el teatro Babylon de Berlín, tuvo lugar el estreno de In the Eye of the Storm: The Political Odyssey of Yanis Varoufakis, un documental en seis partes del cineasta y filósofo británico Raoul Martinez. La policía presionó al propietario del Babylon para que cancelara el acto. Preguntadas por sus razones, las autoridades se limitaron a responder: «Varoufakis». Desafiante, el propietario judío del Babylon declaró a la policía que no cedería. Fue de veras conmovedor verle, junto con simpatizantes judíos, palestinos y alemanes, unirse en solidaridad e impedir que la policía allanara el acto.

La era de la Staatsräson

Hace un mes recibí un correo electrónico de mi editorial alemana, Verlag Antje Kunstmann. En él se me advertía de que mi participación en el Congreso sobre Palestina, un acontecimiento previsto para el fin de semana del 13 y 14 de abril, y que había sido organizado por mi partido político en Alemania (MeRA25) junto a Voz Judía por la Paz de Alemania, «eclipsaría» la recepción de mi próximo libro en Alemania. Mi asociación con una editorial que había publicado seis de mis libros en Alemania a lo largo de una docena de años llegó a su triste fin.

A medida que aumentaba el número de muertos en Gaza y las audiencias en el Tribunal Internacional de Justicia ponían en tela de juicio la política oficial alemana de Staatsräson (la seguridad de Israel es la razón de ser de Alemania), las autoridades empezaron a arremeter. El caso de mi colega Iris Hefets es ejemplar. Iris, psicoanalista israelí en Berlín, fue detenida acusada de antisemitismo por pasear sola por la calle con una pancarta en la que se leía: «Como israelí y como judía, paremos el genocidio en Gaza».

Tras las líneas policiales

El 12 de abril, a Ghassan Abu-Sittah, rector británico-palestino de la Universidad de Glasgow, se le impidió entrar en Alemania para sumarse a nosotros en el Congreso sobre Palestina. Fue deportado al Reino Unido después de tres horas de interrogatorio en el aeropuerto. Mientras tanto, 2.500 policías se movilizaron fuera del recinto del acto y acosaron a los asistentes. Detuvieron a un joven activista judío que portaba una pancarta con las palabras «Judíos contra el genocidio». Mientras se lo llevaban, sólo medio en broma, preguntó a los policías: «¿Habría estado bien que pusiera "Los judíos apoyan el genocidio"?».

Nuestro congreso comenzó con una parte sólo de los asistentes, los que consiguieron franquear las filas policiales. Poco antes de que me dirigiera al público por videoconferencia, la policía invadió el auditorio, se hizo con los micrófonos y arrancó los cables del equipo de retransmisión en directo. Grabé el discurso que no pude pronunciar y lo publiqué en mi bitácora personal. A las autoridades no les hizo ninguna gracia.

El sábado 13 de abril, se me expidió un Betätigungsverbot, una prohibición de cualquier actividad política que solo se ha utilizado en unas cuantas ocasiones veces contra operativos del Estado Islámico. Nuestros abogados les recordaron a las autoridades que, además de ser ciudadano de la UE, fui en 2019 candidato al Parlamento Europeo en Alemania, donde obtuve unos respetables 135.000 votos. Tras un largo y embarazoso silencio, la Betätigungsverbot fue substituida por una Einreiseverbot, una prohibición de entrada «más suave». A día de hoy, las autoridades alemanas se han negado a responder por escrito a mis peticiones.

Una Alemania draconiana

Está claro que la Staatsräson alemana no trata de proteger a los judíos. Se trata de proteger el derecho de Israel a cometer cualquier crimen de guerra de su elección. También es un triste reflejo de una potencia económica en declive que se está adhiriendo a un autoritarismo cada vez más farsesco.

 

(*) Yanis Varoufakis exministro de Finanzas de Grecia, dirigente del partido MeRA25 y profesor de Economía en la Universidad de Atenas.

Fuente: yanisvaroufakis.eu, 22 de abril de 2024

Traducción: Lucas Antón


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