15.4.24
La banalidad del mal y el antisemitismo
Por Esteban Valenti (*)
Hay tantos temas nacionales e internacionales, que surgen a cada rato, como la prepotencia de un oligarca ecuatoriano que considera que las normas internacionales se deben adaptar a sus caprichos y sus pobres y limitadas capacidades políticas diplomáticas, que se hace difícil tratar otros asuntos.
Pero hay algunos que involucran más en general la marcha de este mundo, de esta época, de la suma de las diversas civilizaciones y sus relaciones, sin duda el ataque, invasión, masacre, genocidio de Israel contra el pueblo palestino, con el pretexto del ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre, es el más emblemático de todos. Porque surca, cruza y parte a todo el mundo. No por la mitad.
A nivel de los gobiernos, hay una suma de gobiernos occidentales y cristianos, desde los EE.UU. principal responsable de esta guerra y sus consecuencias, la Unión Europea, continuando por la senda de arrastrase detrás de Washington, y otros cuantos más de Medio Oriente, que se hacen los desentendidos como el miserable dictador de Egipto y las monarquías medievales del golfo, que apoyan a Israel, a su gobierno, a su genocidios, aunque a veces son tan atroces sus actos, que esbozan alguna protesta.
Del otro lado está la abrumadora mayoría de las poblaciones del planeta que rechazan la barbarie del gobierno de Netayahu, su gabinete de criminales de guerra y de sus fuerzas armadas y lo manifiestan en enormes manifestaciones de protesta.
La prensa está dividida, en buena medida por la influencia del lobby israelí que en muchas ocasiones hacen malabares increíbles para justificar los 35 mil asesinatos de palestinos, de la cual más de la mitad son mujeres y niños, los 75 mil heridos y la destrucción de la franja de Gaza.
Los paralelismos con otras masacres, otros genocidios raciales o de cualquier tipo, son complejos y a veces deforman la realidad, aquí hablamos de sustantivos, de muertos, de asesinados, de torturados, de desaparecidos, de heridos y mutilados, de destrucción sistemática de un pequeño país, los adjetivos a veces ocultan o deforman. No hay dudas que es un genocidio, practicado por un país y las fuerzas armadas de un pueblo que fue víctima del peor genocidio de la historia con 6 millones de muertes en las más crueles circunstancias, pero que ha determinado que una parte del pueblo judío considere que esa tragedia lo justifica a cometer aberrantes crímenes y justificarlos.
Conozco buena gente, gente de bien, padres y madres de familia, trabajadores y que han demostrado en muchas oportunidades han demostrado sentimientos de humanidad, que se han transformado en feroces defensores de un gobierno asesino, de los burócratas que ejecutan en el terreno de la guerra, arriba de sus superioridad aérea y tecnológica abrumadora, impulsados por el apoyo de los EE.UU. la potencia más asesina de la historia de la humanidad en competencia con la Alemania de Hitler, los peores crímenes, todos los días. Son capaces de justificar el asesinato frio y premeditado de 7 trabajadores humanitarios de diversas nacionalidades que trabajaban en Gaza y se han sumado a las explicaciones dignas de idiotas y para supuestos idiotas de los mandos políticos y militares de Israel.
Lo pero, lo más grave es que el asesinato de siete cooperantes internacionales, hizo reaccionar a unos cuantos, que todos los días durante 6 meses asisten al asesinato de miles de niños, de mujeres, de hombres, de médicos, de periodistas, de funcionarios de la ONU, de seres humanos sin reaccionar en lo más mínimo. Callados, navegando en la banalidad del mal del que ellos forman parte.
Los que prestan sus palabras, su incansables deformaciones de la realidad, su rebuscamiento para justificar todo tipo de crímenes, ya no puedo considerarlos no solo amigos, sino siquiera conocidos. Han cambiado, se hicieron y son justificadores día a día de una banda de asesinos que ocupan el poder en Tel Aviv.
Esta guerra es por su desproporción, entre un pueblo apenas armado y una de las mayores potencias militares del mundo uno de los pozos antidemocráticos, deshumanizado y repudiable de este siglo ya bastante sangriento. Y esa mancha no la borraran por más que sigan arrastrando sus odios, sus artículos cada día más miserables y su prédica fanática.
El antisemitismo ha crecido exponencialmente y lo seguirá haciendo, porque Israel se presenta arropado por estos burócratas del mal y el exterminio como cumpliendo una tarea de venganza justificada. Y ellos saben cada día más que es falso, que el ataque del 7 de octubre era conocido por Netayahu y sus poderosos servicios de inteligencia y sus fuerzas armadas y fue PERMITIDO, para justificar esta operación de destrucción de un pueblo. Hamas simplemente le sirvió de excusa y los genocidas la han utilizado militarmente, pero sobre todo con sus cientos de burócratas de la desinformación y la justificación.
Han abierto puertas de las que no hay retorno, el odio, si el odio hacia Israel ha crecido de manera exponencial y lo seguirá haciendo.
Si Adolf Eichman fue casado en Argentina por el Mossad, juzgado en Tel Aviv y ajusticiado, con una crónica impecable e implacable de Hannah Arendt, que desentrañó las bases ideológicas más profundas del nazismo, ¿Qué habrá que hacer con Bejamín Netahayu y sus cómplices en el gobierno? ¿Cómo llevarlos a Bruselas? ¿Cómo darle una lección al mundo de que los genocidios no pueden perdonase?
¿Y sus cómplices, sus miserables justificadores de cualquier cosa, de cualquier tamaño y en cualquier circunstancia? Esos hombres y mujeres que cumplen a cabalidad la tarea de defender los crímenes, los asesinatos masivos e incluso los enmarcaran afirmando que en todas las guerras han sucedido tragedias "colaterales". En aras dela democracia ¿tendremos que seguir soportando su complicidad con esos crímenes, con los hospitales dinamitados, los niños muertos por plomo o hambre?
¿Este es el modelo de mundo que estamos construyendo con las orugas y con las redes sociales, los medios de prensa, los canales de televisión cómplices y tan miserables como los propios asesinos?
Este genocidio, que ya de guerra no tiene nada, a menos que los israelíes se consideren los elegidos de Dios de tal manera que la proporción de víctimas en la invasión a Gaza es de 50 a uno, es un adelanto del uso de la fuerza aparados en odios ancestrales y pretensiones de destruir a otros pueblos, borrarlos de su propia historia.
Y del lado de enfrente, tendremos que aceptar que la desesperación, el odio religioso, la estupidez política y militar puede justificar que una banda armada se apodere del poder en un territorio y utiice su religión de forma atroz para justificar el terrorismo, la violencia y servirle a los gobiernos asesinos sus crímenes. Sí, me refiero a Hamas y sus ejércitos de "héroes".
De todas maneras hay que tener proporción al juzgar las cosas, Israel es un terrorista estatal, que se deja atacar durante 20 horas, penetrar en su territorio 30 kilómetros, secuestrar 200 ciudadanos y tiene pronta su respuesta, con el asesinato de más de 35 mil personas, la destrucción de todo lo que puede, que bombardea consulados en Siria y el Líbano. Israel es hoy en el mundo la mayor expresión de terrorismo existente.
¿A este mundo tenemos que acostumbrarnos arrullados por la música de los que supuestamente se defienden del antisemitismo?
Pues ellos son hoy los principales promotores del antisemitismo que irá creciendo y devorando muchas cosas.
(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net) Uruguay.