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6.11.23

Las consecuencias de la guerra contra Palestina en los EE.UU. y Reino Unido. Dossier (II)

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Por Adam Johnson, Dana El Kurd, VVAA, Kamel Hawwash, Owen Jones (*)

Carta abierta sobre la situación en Palestina

VV. AA.

 

Nosotros, los abajo firmantes, artistas y escritores radicados en la Unión Europea, el Reino Unido y América del Norte, nos pronunciamos para exigir el fin de la violencia y la destrucción en Palestina.

El asesinato deliberado de civiles constituye siempre una atrocidad. Supone una violación del Derecho internacional y un atentado contra el carácter sagrado de la vida humana. Ni Israel, la potencia ocupante, ni los grupos armados del pueblo bajo ocupación, los palestinos, pueden justificarse jamás en caso de atentar contra personas indefensas. Sólo podemos expresar nuestro dolor y desolación por las víctimas de estas últimas tragedias, y por sus familias, tanto palestinas como israelíes.

Nada puede recuperar lo que ya se ha perdido. Pero la violencia indiscriminada y sin precedentes que sigue intensificándose contra los 2,3 millones de palestinos de Gaza, con el apoyo financiero y político de las potencias occidentales, puede y debe terminar. Al cortar el suministro vital de electricidad, alimentos y agua, al intentar desplazar por la fuerza a más de un millón de palestinos de sus hogares, sin garantías de retorno, y al llevar a cabo continuos ataques aéreos contra civiles, incluidos los que intentan participar en la evacuación, el Estado de Israel está cometiendo graves crímenes contra la humanidad. Sus aliados, nuestros propios gobiernos, son cómplices de estos crímenes.

Los grupos de derechos humanos llevan mucho tiempo condenando la ocupación israelí de Palestina, el trato inhumano y el sistema de dominación racial sobre los palestinos a manos del Estado israelí. Pero ahora asistimos a una nueva emergencia aún más drástica. Francesca Albanese, relatora de las Naciones Unidas para los territorios palestinos, ha advertido de que las actuales acciones de Israel en Gaza constituyen una forma de limpieza étnica. El historiador israelí Raz Segal ha descrito la situación en Gaza como un "caso de genocidio de manual".

Pedimos a nuestros gobiernos que exijan un alto el fuego inmediato y la entrada sin trabas de ayuda humanitaria en Gaza. También exigimos que se ponga fin a todos los envíos de armas y a la financiación militar, abastecimientos que sólo pueden agravar la catástrofe humanitaria que se vive. Aunque no basten estas medidas para garantizar la verdadera justicia, liberación e igualdad, representan un primer paso urgente e indispensable. Pedimos el fin de toda violencia, el fin de toda opresión y negación de los derechos humanos, y un camino hacia una paz justa y sostenible para todos.

Sally Rooney, Naomi Klein, Gillian Slovo, Kamila Shamsie, Kathleen Alcott, Kevin Barry, Sara Baume, Claire-Louise Bennett, Ronan Bennett, Fatima Bhutto, David Butler, June Caldwell, Seamus Cashman, Rachel Connolly, Selma Dabbagh, Margaretta D'Arcy, Edwidge Danticat, Natalie Diaz, Reni Eddo-Lodge, Yara El-Ghadban, Anne Enright, Caleb Femi, Esther Freud, Mia Gallagher, Francisco Goldman, Abdulrazak Gurnah, Isabella Hammad, Honor Heffernan, Rita Ann Higgins, Louise Kennedy, Trevor Knight, Laila Lalami, Ben Lerner, Jonathan Lethem, Patricia Lockwood, Andrea Long Chu, Rosa Lyster, Carmen Maria Machado, Sophie Mackintosh, Niall MacMonagle, Lisa McInerney, Maaza Mengiste, China Miéville, Pankaj Mishra, Sepideh Moafi, Noor Naga, Viet Nguyen, Megan Nolan, Iman Qureshi, Youssef Rakha, Yara Rodrigues Fowler, James Schamus, Olivia Sudjic, Susan Tomaselli, Sabina Urraca, Eley Williams, Gary Younge...

Para ver la lista completa de 750 firmas, pinchar aquí

London Review of Books, blog, 18 de octubre de 2023

 

Mi carta de dimisión del Partido Laborista dirigida a Sir Keir Starmer

Kamel Hawwash

 

Estimado Sir Keir:

Soy un profesor universitario palestino británico que ha sido miembro del Partido Laborista durante numerosos años, pero se ha ido alejando mucho del mismo bajo su liderazgo.

Estoy convencido de que el país necesita un cambio de gobierno, con un gobierno laborista que beneficie a todos los británicos, pero tengo grandes dificultades con el rumbo que ha tomado en relación a Palestina e Israel bajo su liderazgo.

He seguido con consternación la posición del partido sobre Palestina e Israel. Usted mismo se ha alineado con el apoyo ciego a Israel, haga lo que haga, y ha arrojado literalmente a los palestinos bajo las ruedas o, como ahora en Gaza, bajo las bombas.

Durante las elecciones a la dirección del partido, reconoció usted que era sionista, lo que implica que apoya la creación de Israel en la patria del pueblo palestino mediante el terror y en contra de la voluntad del mismo. Palestina no era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra.

En un almuerzo de los Amigos Laboristas de Israel [Labour Friends of Israel] en 2021, alabó usted a Israel "por hacer florecer el desierto". Una declaración verdaderamente racista. Son los palestinos los que ya habían hecho de Palestina una importante nación económica y comercial. Vea usted en Al Yazira [o YouTube] Palestine 1920: The Other Side of the Palestinian Story para comprobar por sí mismo cómo era décadas antes de que se creara Israel.

Ha aceptado usted la equivalencia que hacen los grupos pro-Israel entre antisionismo y antisemitismo. Se trata de algo completamente erróneo y peligroso. Como deberías usted saber, no todos los judíos son sionistas y no todos los sionistas son judíos.

El partido ha ido suspendiendo de militancia y expulsando a afiliados, sobre todo a afiliados judíos, esencialmente por expresar su apoyo a los palestinos en lugar de apoyar la postura sesgada del partido respecto a Israel.

Ha negado usted que las políticas israelíes contra los palestinos se ajusten a la definición de apartheid según el Estatuto de Roma. Como abogado de derechos humanos que debe trabajar a partir de evidencias, ha desestimado los informes minuciosamente elaborados por organizaciones de derechos humanos muy respetadas, entre ellas la organización israelí de derechos humanos B´tselem, que concluyen que las políticas de Israel se ajustan a esa definición.

Usted se ha negado a reunirse con la comunidad palestina en Gran Bretaña a pesar de las repetidas peticiones para hacerlo, si bien se reúne regularmente con organizaciones favorables a Israel.

Asistí al Congreso Laborista de 2021 cuando se aprobó por abrumadora mayoría una moción sobre Palestina e Israel y la dirección la rechazó rápidamente a pesar de que era la voluntad de los miembros expresada a través del congreso.

Usted se ha echado atrás en el reconocimiento de un Estado palestino inmediatamente después de asumir el poder, echando balones fuera con eso de "cuando resulte útil".

Sin embargo, es su postura más reciente sobre el asedio que Israel ha impuesto a la población civil de 2,3 millones en Gaza lo que a mí y a muchos miembros laboristas nos parece indignante y erróneo. Su respuesta en la emisora de radio LBC ha sido ampliamente difundida y confirma que Israel tiene derecho a cortar el agua, la electricidad, los alimentos y los suministros médicos a los civiles de Gaza, más del 50% de los cuales son niños. Su intento de explicar esto se vio como un intento de decir lo que no había dicho. Su postura enfureció a muchos laboristas y, como resultado, algunos concejales dimitieron o amenazaron con dimitir.

La dirección ha estado amenazando a las agrupaciones de distrito del Partido Laborista para que no hablen de la actual guerra de Israel, no contra Hamás, sino contra el pueblo palestino, tanto en Gaza como en Cisjordania.

Se comenta que su oficina se ha "venido por completo abajo" debido a la reacción en contra de su postura. No es de extrañar, teniendo en cuenta su terrible posición.

Palestina, al contrario de lo que le dicen sus asesores, no es sólo una cuestión musulmana desde una perspectiva electoral. Es una cuestión de justicia, política y derechos humanos. Los palestinos tienen todo el derecho a alcanzar los derechos de los que disfrutan todas las demás personas. Los de la justicia, la libertad y la igualdad en nuestra patria histórica.

Los refugiados palestinos siguen languideciendo en campos de refugiados 75 años después de su expulsión por las bandas terroristas sionistas, tras numerosas matanzas en las que asesinaron salvajemente a hombres, mujeres y niños.

Tienen derecho a regresar a sus hogares, de acuerdo con el Derecho internacional.

Aplaudo a los concejales laboristas por decir basta y dimitir, y espero que haya más que reflexionen y lleguen a la misma conclusión de que las vidas palestinas no son menos valiosas que otras vidas y que la línea del partido sobre Palestina bajo su liderazgo es vergonzosa y errónea.

No debería existir ninguna razón para no pedir un alto el fuego incondicional entre Israel y las facciones palestinas a fin de salvar vidas en ambos bandos. ¿Cuántas muertes más son necesarias para convencerle de que este es el llamamiento correcto? Ayer tuve el orgullo de intervenir en la mayor manifestación a favor de la paz y los derechos palestinos de la historia, celebrada en Londres. Hablé en calidad de Presidente de la Campaña de Solidaridad con Palestina, el mayor grupo de solidaridad con Palestina de Europa. A título personal, anuncié a 300.000 manifestantes que, como activista palestino y de los derechos humanos, no podía seguir siendo miembro del Partido Laborista, cuyas políticas y posiciones, lideradas por usted, apoyan a un ocupante ilegal que practica el apartheid, que incumple de forma continuada el Derecho internacional y que no ha aplicado ni una sola resolución de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad desde su creación.

Mi madre, que nació en Jerusalén antes de que se creara Israel y vive hoy en Birmingham, no tiene derecho a regresar a su ciudad natal, pero una mujer judía de Birmingham sin ninguna relación con Tierra Santa tiene "derecho a regresar" a un lugar del que no procede, Israel. La injusticia es esa.

La paz llegará a Tierra Santa cuando mi madre pueda regresar a Jerusalén para vivir en paz con quienes allí viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.

Haré efectiva mi dimisión del Partido Laborista a partir del 21 de octubre, pero todavía espero que ponga fin a su ciego apoyo a Israel, valore las vidas de los palestinos tanto como las de los demás y trabaje en pro de una paz justa. Póngase del lado correcto de la historia.

Daré publicidad a esta misiva.

Atentamente,

Profesor Kamel Hawwash

 MEMO, Middle East Monitor, 23 de octubre de 2023

 

Debemos pedirles cuentas a los políticos británicos que se han equivocado en la guerra entre Israel y Hamás

Owen Jones

¿Qué valor tiene una vida civil palestina? Para la clase política británica, la respuesta es que muy poco. La repulsa ante la matanza de civiles israelíes -fiesteros, kibutzniks, niños, ancianos- a manos de Hamás constituye un imperativo moral. Es trágico, pues, que el justo consenso sobre la santidad de la vida termine en las fronteras de Israel. Tanto el gobierno conservador como la oposición laborista se han convertido en partidarios de gratuitas violaciones de las convenciones de Ginebra, de crímenes de guerra y limpieza étnica.

Mientras Rishi Sunak ofrecea a Israel un apoyo "inequívoco", merece la pena desentrañar lo que eso significa. En los últimos nueve días, han perecido al menos 2.750 palestinos bajo las bombas israelíes, una cuarta parte de ellos niños, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad de Gaza. Ni una palabra de dolor o pesar por parte de nuestro primer ministro: esa matanza, presumiblemente, está subsumida en lo que él describe como "todo el derecho de Israel a defenderse". Ni una condena del bombardeo de ambulancias y hospitales sin electricidad, ni del asesinato de médicos, periodistas y funcionarios de las Naciones Unidas.

Las únicas palabras de advertencia de Sunak fueron una apelación a las fuerzas israelíes para que "eviten dañar a civiles". Un gesto inútil: el Estado israelí al que ha declarado su pleno apoyo no es nada sutil en sus intenciones. "El énfasis se pone en el daño y no en la precisión", dicen las Fuerzas de Defensa de Israel. Sunak sabrá que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, proclamó: "Estamos luchando contra animales humanos" al ordenar un "asedio total" de Gaza sin "electricidad, alimentos ni combustible", añadiendo que Israel pretende "eliminarlo todo".

Ahora es el momento de que Sunak se familiarice con el artículo 33 de las convenciones de Ginebra sobre castigos colectivos, que decreta que "ninguna persona protegida puede verse castigada por un delito que no haya cometido personalmente". ¿La consecuencia de un asedio de facto avalado por nuestro gobierno? Gaza "se está quedando seca", declara la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, y en las escuelas donde muchos han buscado refugio "se ha terminado el agua potable".

Cuando se expulsó a la población civil de sus hogares con la amenaza de la violencia en los Balcanes en la década de 1990, se calificó de "limpieza étnica", y Occidente entró en guerra por ello. Esta vez, el Reino Unido apoya "inequívocamente" a Israel cuando ordena a la población de Gaza huir en masa de sus hogares, algo que el Consejo Noruego para los Refugiados califica de "crimen de guerra de traslado forzoso", mientras Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los territorios palestinos, advierte de una limpieza étnica masiva.

Después de que miles de personas se manifestaran en Londres contra estos indiscutibles crímenes de guerra, oímos un contragolpe familiar en momentos como éste: ¿dónde están sus manifestaciones contra las atrocidades de Hamás? Las matanzas de Hamás han sido objeto de rotundas condenas. Y Hamás no está armada ni respaldada por el Estado británico y sus aliados. Junto a la inestimable cobertura diplomática, el Reino Unido ha concedido licencias de armas a Israel por valor de al menos 442 millones de libras desde 2015, mientras que nuestro principal aliado, los Estados Unidos, proporcionan cada año alrededor de 3.000 millones de dólares en asistencia militar. Como bien dice el diputado conservador Crispin Blunt sobre el apoyo británico a las invasiones israelíes de Gaza: "El hecho de ser cómplice te hace igual de culpable que aquella parte que lleva a cabo el crimen".

¿Y qué decir de nuestra oposición laborista, liderada por el antiguo abogado de derechos humanos Keir Starmer? Después de todo, en su campaña por el liderazgo, la promesa número cuatro rezaba "no más guerras ilegales" y "situar los derechos humanos en el centro de la política exterior". De todas las promesas que ha incumplido, ésta es la más imperdonable. En la radio nacional, declaró que Israel "tiene derecho" a cortar el agua y la energía a una población civil, al tiempo que subrayaba su respeto por el Derecho internacional. Dada su vocación, Starmer o es incompetente o deshonesto: un asedio de este tipo es ilegal por definición. Starmer condenó el ataque contra el hospital Al Ahli (del que ambas partes se culpan mutuamente), afirmando que las muertes resultantes "no pueden justificarse". Una vez más, citó las leyes internacionales que le complacía tergiversar cuando se trataba del asedio.

Su fiscal general, Emily Thornberry, es igualmente una abogada que no puede alegar ignorancia: sin embargo, en la televisión nacional se negó a condenar la ilegalidad de dejar sin alimentos y sin electricidad. El ministro de Asuntos Exteriores en la sombra, David Lammy, se niega a responder si apoya las órdenes de Israel de que se marche la población de Gaza. Una nota informativa laborista enviada a los diputados responde a la pregunta "¿Cuál es la postura laborista ante los informes de que Israel ha estado utilizando fósforo blanco?" - un acto ilegal si se utiliza contra una población civil- con un "Apoyamos el derecho de Israel a defenderse y rescatar rehenes", junto con una confirmación aparentemente contradictoria de que debe respetarse el Derecho internacional. Difunden su complicidad, mientras silencian a cualquier disidente: este fin de semana, a diputados y concejales laboristas se les advirtió de que no asistieran a la manifestación de protesta por esta matanza.

No es de extrañar que haya concejales laboristas que estén presentando su domisión por todo el país, alegando que su partido "respalda de hecho un crimen de guerra". La semana pasada dimitió Lubaba Khalid, responsable de las Juventudes Laboristas BAME. Tres días después, informó de que su prima -una niña- había muerto en un ataque israelí.

A medida que aumenta el horror, los líderes laboristas emiten débiles declaraciones sobre cómo "la defensa de Israel debe estar en consonancia con el Derecho internacional", cuando saben muy bien que no lo está, y que han ayudado a dar luz verde a esta criminalidad. Durante años, estos pretendidos moderados han pronunciado perogrulladas liberales sobre un "orden basado en normas". Su derecho a reivindicar una posición moral elevada ha perecido para siempre. Si no se pronuncian contra el bloqueo de Gaza, estarán apoyando lo que el fiscal fundador del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, afirma que "podría considerarse un crimen contra la humanidad y genocidio".

Puede que estos crímenes de guerra cuenten con el beneplácito de nuestra clase política, pero cabe esperar una reacción cada vez más violenta por parte de un público que no ha olvidado las calamidades anteriores respaldadas por nuestros dirigentes. Fue un gobierno laborista, apoyado sin reservas por los conservadores, el que nos trajo las calamitosas aventuras militares tras el 11 de septiembre, justificadas -como los ataques de Israel- como defensa propia.

¿Las consecuencias? Hasta 4.7 millones de muertos, ¿y para qué? Nuestra incapacidad para exigir responsabilidades a los políticos es lo que permite que estos horrores se repitan sin cesar. No dejemos que vuelva a ocurrir. Ni siquiera existe la pretensión de que una vida palestina tenga el mismo valor que la de un civil israelí o británico. Pero sus vidas sí importan, y quienes condenan a los niños a perecer bajo los escombros deberían verse condenados para siempre.

The Guardian, 18 de octubre de 2023

 

(*) Adam Johnson, periodista colaborador del semanario The Nation, dirige con Nima Shirazi el "podcast" crítico "Citations Needed" sobre las relaciones entre el poder, las relaciones públicas y los medios.

(*) Dana El Kurd es miembro del Arab Center de Washington D.C., y autor del libro "Polarized and Demobilized: Legacies of Authoritarianism in Palestine".

(*) Kamel Hawwash, profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Birmingham, ha sido presidente de la Sociedad Europea de Formación en Ingeniería (SEFI), es miembro fundador del British Palestinian Policy Council (BPCC) y preside actualmente la Campaña de Solidaridad con Palestina (Palestine Solidarity Campaign) en Gran Bretaña.

(*) Owen Jones, ensayista y periodista del diario The Guardian, es autor de Chavs: La demonización de la clase obrera (Capitán Swing, Madrid 2012).

Traducción: Lucas Antón


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