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15.5.23

Uruguay: la oposición en este momento político

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Por Esteban Valenti (*)

Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella. Montesquieu

 

No usemos eufemismos, la oposición es el Frente Amplio. Estuvimos y, en cierta manera estamos en una crisis de la Coalición multicolor y por lo tanto del gobierno y en estos momentos se mide la inteligencia, la sutileza de una fuerza opositora que aspira el año que viene a ganarle las elecciones a los coaligados de derecha.

Y digo con precisión: derecha, porque si analizamos las políticas que se han aplicado en casi todos los rubros, los métodos y otros "detalles" estamos hablando de derecha, uruguaya, pero derecha al fin.

El Frente Amplio se posicionó con mucha responsabilidad republicana e institucional ante el pedido de renuncia por parte del Presidente a una de sus ministras y el desafío de Cabildo Abierto. Hizo lo que tenía que hacer, porque es en las crisis que se prueban las verdaderas vocaciones y talantes democráticos y republicanos. Otra prueba similar fue el año 2002, aunque con diferencias notorias en cuanto a las causas.

Ahora la crisis es totalmente interna al gobierno. El Presidente tiene todo el derecho a reclamarle a uno de sus ministros que abandone el cargo y la involucrada debe hacerlo inmediatamente. Asistimos a una "rebelión" gritona de Cabildo Abierto, que solo terminó en declaraciones feroces, críticas tan o más duras que la propia oposición, pero con su conveniente regreso a la Coalición y a sus decenas de cargos.

Las agachadas en política, sobre todo cuando se trata de brindar una imagen de firmeza, de claridad de posiciones, se pagan caras. Ahora Cabildo Abierto, con un pie adentro y el otro afuera de la Coalición, pero con todos los cargos de gobierno ocupados, hará malabarismos para diferenciarse y vengarse. Ya lo anunció.

El Frente Amplio tiene que moverse con extremo cuidado, aquí la única oposición es el FA, lo demás son 38 meses de complicidad total de los 5 partidos, incluido Cabildo Abierto con las políticas aplicadas, con los errores, las inmoralidades e ilegalidades cometidas desde el gobierno y los entes y empresas del Estado. Todo eso que está pagando a un alto precio la mayoría del país, no se arregla con declaraciones de tono beligerante con el Presidente y el gobierno. No somos y no tenemos que ser estúpidos y hacerles el juego o distraernos.

El plan político de Cabildo Abierto es tratar de abrir una alternativa nueva a la política tradicional conservadora. Va a buscar cada oportunidad que se le presente, no ayudemos.

El gobierno va a negociar en peores condiciones las mayorías parlamentarias y otras cosas le van a costar más caro, el Partido Colorado va a tratar de sobrevivir a pesar de Sanguinetti y todos mirando al 2024 (elecciones nacionales) y el 2025 (las elecciones departamentales).

No podemos perdernos todo el tiempo siguiendo el itinerario zigzagueante de escándalos de este gobierno que está batiendo todos los records. Hay que dar respuesta actual, parlamentaria, programática, en el discurso y en la planificación del futuro para ganar y gobernar muy bien.

Existen todas las condiciones para ese itinerario complejo y completo, siempre y cuando no le agreguemos la voracidad adelantada por los cargos como prioridad.

Y eso comienza a aparecer, jugadas supuestamente de ajedrez, que muchas veces se parecen más a una payana, con varios nombres moviéndose en la misma movida, hechas con caras de santos desinteresados.

El gobierno con el pasado de su gestión y sobre todo con sus perspectivas le va a resultar difícil ganar las elecciones, pero no imposible. El FA puede perderlas, ya demostró que sabe cómo hacerlo.

No se trata solo de ser afilados en nuestras críticas a este gobierno, que la verdad ofrece muchas posibilidades, se trata de construir en serio un bloque social, político y cultural que sea capaz de ofrecer seguridad de un cambio que no será de  ninguna manera la continuidad de los anteriores 15 años en el gobierno. Y eso no alcanza con decirlo, hay que demostrarlo.

Cuando la danza de los nombres, los enroques y movidas substituyen la política, el sentido de Estado y de Nación y sobre todo la sensibilidad ante las causas populares y las prioridades que tenemos por delante, estamos trabajando para la continuidad de este bloque de derecha.

Las encuestas dan señales claras y señales contradictorias. Una clara es que el FA mejoró sustancialmente sus porcentajes de intención de voto en relación a hace cinco años y supera por pocos puntos a toda la Coalición. Y eso se ha consolidado, pero no alcanza.

La otra señal es que no hay proporción entre las barbaridades que hace el gobierno y en particular la Presidencia y el nivel de apoyo que todavía tiene. ¿Pueden darse esas contradicciones? Sí, se da.

El Partido Nacional, se ha devorado casi a toda la Coalición y además se ha blindado con la figura del Presidente ante todos los escándalos. Y vaya si tiene escándalos de un nivel y una gravedad desconocidos en el Uruguay. Están paraguayisando a una parte de los uruguayos.

Están haciendo de la corrupción, los negociados y las pillerías una cosa natural a la política y la izquierda muchas veces no tiene capacidad de afrontar con rigor esa batalla. Perderla sería un retroceso histórico para el país.

No alcanza con denunciar uno tras otro en los diversos ámbitos: el parlamento, la opinión pública, la Justicia cada uno de los episodios de corrupción e ilegalidades, hace falta proponer que medidas tomaremos nosotros en caso de llegar al gobierno para que esas cosas no se repitan, no puedan repetirse.

Una medida es la denuncia y la batalla cultural, pero no alcanza, son necesarias medidas legales, preventivas e instrumentos institucionales más rigurosos y efectivos. ¿Lo estamos pensando?

La elaboración programática es clave y el FA la está procesando, tiene una larga experiencia. Y es una zona muy delicada donde las tentaciones de esquivar los principales temas o afrontarlos con esquemas y consignas es extremadamente peligroso.

Tenemos que afrontar un hecho, no hay ninguna proporción entre la capacidad de movilización, de militancia actual y la gravedad de los hechos que se han producido desde el gobierno.

Podemos echarle la culpa a las redes, o descansarnos en la brigada Di Pascua, pero no ganaremos las elecciones si no movemos a decenas de miles de personas y no les damos instrumentos para dialogar con otros ciudadanos. El gran peligro de pescar en la propia pecera o de cocinarnos en nuestra propia salsa, es no percibir que hay más de 500 mil uruguayos que no tienen decidido su voto. Y muchos de ellos mantienen prejuicios hacia el FA.

Por descarte no se ganan las elecciones. Se ganan con ideas, con expectativas renovadas, con mensajes claros y convincentes y con candidatos que reflejen adecuadamente nuestro proyecto nacional y no la suma de los proyectos sectoriales y personales.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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