bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

8.5.23

El impacto inflacionario de la concentración de la riqueza

imagen

Por Roberto Sansón Mizrahi (*)

La concentración de la riqueza y el poder decisional provoca devastadores consecuencias sobre la humanidad y el planeta, también genera fuertes tensiones inflacionarias.

Es por eso que las medidas anti inflacionarias terminan siendo inefectivas cuando no hacen parte de programas orientados a desmontar la concentración. Eliminar o reducir significativamente la inflación es un objetivo alcanzable mientras se comprenda cómo se origina y reproduce. El proceso inflacionario no surge por casualidad en un vacío inexplicable, sino que resulta de imposiciones que priman entre grupos de diferente poder y que necesitan ser removidas. 

La concentración de la riqueza tiene efectos devastadores en la marcha de la humanidad y el cuidado del planeta. Miles de millones de personas duramente castigadas coexisten con una estrecha minoría que vive en la opulencia, alienada en una codicia sin sentido ni significación. El proceso concentrador genera inestabilidad social, económica y geopolítica comprometiendo la paz mundial. El castigo y la frustración de enormes mayorías acumula tensiones de inciertos desenlaces, mientras el agredido planeta desata fuerzas de inusitada dureza destructiva.

Para consagrar su hegemonía quienes lucran con la concentración someten la opinión pública, atontan albedríos, imponen valores de codicia y egoísmo, sesgan a su favor la educación, la salud, la justicia, la seguridad. No son resultados que aparecen por casualidad, son causados por una dinámica establecida por quienes sojuzgan a la humanidad. Esa misma dinámica es generadora de fuertes tensiones inflacionarios; algunas de ellas se plantean a continuación. 

La concentración productiva enerva los mercados y genera tensiones inflacionarias

La concentración de la riqueza se materializa a través de diversas modalidades de apropiación de valor, esto es, imponiendo mecanismos expropiadores de funcionamiento. Uno de los más importantes son los oligopolios que controlan la mayoría de mercados. Grandes corporaciones absorben ciertos competidores y asfixian otros hasta aniquilarlos. Logran compactar la oferta productiva y, con ello, la capacidad de imponen precios y condiciones de comercialización. El propósito que les guía (su criterio organizador) es maximizar su lucro a como dé lugar. Juegan entonces con las situaciones de la economía sin considerar los daños sociales que generan. Así, cuando encaran incrementos de demanda en lugar de acompañar aumentando su producción en esa proporción, lo hacen a menor ritmo o incluso congelando el nivel de producción. De esta forma, están en condiciones de remarcar precios y endurecer condiciones de comercialización. Estrategia típica de empresas oligopólicas que operan sin riesgos de ser desplazados por una competencia que se ocuparon de arrinconar o eliminar.

Generan así tensiones inflacionarias que posibilitan mayores niveles de concentración a expensas del resto de la sociedad. Lo grave es que, si no se detiene el proceso concentrador, las tensiones inflacionarias dejan de ser ocasionales y devienen condiciones estructurales del funcionamiento económico.

Solucionar la inflación

Si la concentración económica trae consigo presiones inflacionarias, no es posible pensar soluciones de fondo para parar procesos inflacionarios que no incluyan medidas orientadas a desmontar esa concentración. De qué valen esfuerzos que abordan los efectos provocados por la inflación sin atacar las principales causas que la generan.

¿Por dónde avanzar? ¿Qué medidas son necesarias para parar o reducir significativamente la inflación?

Al explicitar que la concentración genera inflación hace necesario adentrarse en las cadenas de valor que son lideradas por grandes corporaciones oligopólicas. En esas cadenas los oligopolios abusan de su poder de mercado para apropiarse de los resultados que toda la cadena produce. Esto perjudica a los demás participantes, sean productores proveedores de insumos (bienes o servicios), sean consumidores u otras empresas que utilizan sus productos o, incluso, el propio Estado que se ve privado de ingresos genuinos a través de la evasión o elusión impositiva que practican las grandes corporaciones.

En ocasiones se ha intentado controlar o regular el abuso de poder de mercado, pero la fuerza de los oligopolios es tal que siempre logran circunvalar esas eventuales restricciones. De todos modos, no cabe abandonar los mercados al poder concentrador de los oligopolios. Habrá que sostener los esfuerzos reguladores, pero para que sean efectivos, avanzando al mismo tiempo en contrarrestar el poder oligopólico. Esto exige ensanchar la oferta productiva a partir de una doble vertiente de esfuerzos: (i) reestructurando cadenas existentes para frenar los abusos de las empresas que las lideran y (ii) promoviendo que emerjan otras cadenas basadas en equidad entre sus participantes y firmes condiciones de competitividad con los oligopolios. Se trata de políticas activas tanto crediticias (firme respaldo a las nuevas cadenas) y fiscales (transformar la estructura tributaria y eliminar la enorme evasión y elusión impositiva), como de fortalecer agencias capaces de asistir en organización y gestión a los actores que se promueven.

Con inflación ocurre una tremenda pugna distributiva expresada en un duro enfrentamiento entre poderosas minorías lanzadas a acumular sin límite mientras las dejen hacer, contra los sectores medios y populares que retroceden en condiciones de vida. La resolución de esa pugna no se resuelve a favor de la entera sociedad por el "libre" amañado funcionamiento que prima en los mercados oligopolios. Las respuestas sólo pueden surgir fuera del sistema económico en el campo de la política donde coaliciones de fuerzas sociales confronten a los dominadores de modo de establecer una forma de funcionar justa y equitativa. Coaliciones políticas capaces de ganar elecciones y gestionar con efectividad según los mandatos recibidos.

Dos ejemplos paradigmáticos

Nos referimos a la industria alimenticia y a la que produce artículos de limpieza que, cuando se tornan oligopolios, afectan los ingresos y la salud de sectores populares y de sectores medios en retroceso. Como todo oligopolio sus estrategias productivas procuran maximizar su lucro sin considerar necesidades de la población. Si tienen el poder de remarcar precios para incrementar ganancias en lugar de invertir para expandir su oferta, lo hacen. Los precios oligopólicos generan inflación y la constante remarcación la agigantan.

Sin embargo, es posible establecer en ambas industrias nuevas cadenas de valor para competir con los oligopolios. Cadenas con empresas líderes conformadas por el conjunto de participantes, productores, acopiadores, transportistas y comercializadores. De esta forma, los resultados se distribuyen con justicia capitalizando a todos quienes las hacen posible con participación del Estado en su doble rol: por un lado, facilitando el necesario apoyo crediticio para viabilizar las operaciones y, por otro, recaudando impuestos que no son evadidos ni eludidos.

Estas nuevas cadenas de valor pueden aprovechar experiencias exitosas de diversificación de la oferta de alimentos y de productos de limpieza realizadas a través de producción cooperativa, familiar, pequeñas empresas que operan en cercanía a ciudades medianas y grandes.

Causas encubiertas no desenmascaradas llevan a ineficaces soluciones

Es cierto que la inflación responde a varias causas, pero si causas principales quedan encubiertas y no se explicitan cascadas de causalidades que parten del proceso concentrador, terminamos adoptando medidas incapaces de resolver la dinámica inflacionaria. Respuestas sustentadas en variables, relaciones y consecuencias desconectadas de lo que en la realidad sucede no sólo no logran resolver la inflación, sino que terminan reforzando el proceso concentrador.  

Vale aclarar que eliminar o reducir significativamente la inflación es un objetivo alcanzable, siempre que comprendamos su génesis y reproducción. El proceso inflacionario no surge por casualidad en un vacío inexplicable, sino que resulta de imposiciones que priman entre grupos de diferente poder y que necesitan ser removidas

 

(*) Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS