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8.5.23

1 de Mayo: “Somos la clase obrera, y estamos aquí de nuevo”

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Por Miguel Salas (*)

El pasado 1 de febrero una huelga secundada por más de 500.000 trabajadores y trabajadoras sacudió a Gran Bretaña.

Mick Lynch, un dirigente de los sindicatos británicos, arengó a los manifestantes congregados en Londres con estas palabras: "Somos la clase obrera, y estamos aquí de nuevo". Un anuncio de nuevos tiempos, de que la lucha obrera vuelve a estar presente en la vida política y social europea.

Durante el mes de diciembre de 2022 Gran Bretaña fue un hervidero de huelgas y manifestaciones que se repitió en febrero de este año coincidiendo sectores como los maestros, empleados públicos, bomberos, ferroviarios, enfermeras... Un movimiento huelguístico que no se recordaba en las islas.

El 27 de marzo la clase obrera alemana recogió el testigo. Una huelga en el transporte prácticamente paralizó todo el país. Hacía 30 años que no sucedía un conflicto de esta magnitud. Desde enero se venían acumulando huelgas en enseñanza, guarderías, hospitales, residencias de mayores, servicios de limpieza urbana y tráfico aéreo. Todos estos movimientos exigen compensar la enorme inflación (el 8,7% en febrero) que representa una acelerada pérdida de poder adquisitivo de las clases trabajadoras.

Las huelgas y masivas protestas en Francia contra la reforma de las pensiones es otro ejemplo de este nuevo tiempo. Su potencia y duración ha puesto en jaque al gobierno y al propio presidente de la república. Los sindicatos obreros y las huelgas y ocupaciones han sido la punta de lanza de un movimiento que ha tenido una acogida muy positiva de la juventud. Las manifestaciones del 1 de Mayo se anuncian masivas, convertidas en expresión del malestar social.

En la tradición del movimiento obrero el 1 de Mayo además de ser una jornada de movilización es la ocasión para pasar revista a la situación de las luchas a nivel internacional. El sindicalismo europeo, que llevaba años languideciendo, tiene ante sí un panorama prometedor para la revitalización de la lucha de la clase trabajadora y de las propias organizaciones sindicales. Parece claro cuál es el camino: organizar y encabezar las respuestas al deterioro de la vida de las familias trabajadoras, luchar contra la cada vez mayor desigualdad social, hacerlo con acciones masivas y unitarias, no depender de los gobiernos de turno e ir creando y formando parte de movimientos más amplios para la transformación social. No es suficiente la negociación ni tampoco la simple gestión.  

Salario o conflicto

Como suele ser habitual el desarrollo de los procesos de movilización no son homogéneos. En el Reino de España también se está produciendo un aumento de los conflictos.

AÑO

HUELGUISTAS

JORNADAS NO TRABAJADAS

2020

108.541

236.410

2021

188.876

471.263

2022

234.393

627.967

 

Desde 2020 hay un aumento de las huelgas y de los participantes, aunque sea muy desigual el balance de la campaña de "salario o conflicto" que lanzaron los grandes sindicatos. Donde hubo grandes huelgas, duras y largas en algunos casos, los resultados fueron positivos, como el metal de Cádiz o el de Cantabria, pero el aumento medio de lo pactado en convenio durante 2022 se quedó en un 2,78%, y aunque ha seguido subiendo hasta alcanzar en marzo de 2023 un 3%, sigue quedando lejos de la inflación oficial (un 5,8% a finales del 2022) y mucho más lejos del desbocado aumento de los precios de los alimentos (hasta un 15%).

Los trabajadores cobraron de media 17,5 euros brutos por hora trabajada en 2022, la mitad que un belga y el 23% menos que la media de la UE. Desde el confinamiento provocado por la Covid-19, los sueldos no dejan de perder capacidad de consumo. Cierto que caen en toda Europa, pero aquí, más. En el 2008 la brecha salarial entre España y la eurozona era del 23%, ahora es del 31

Las mujeres en primera línea

Aunque hay todavía mucho camino por recorrer es significativo el avance en la feminización del sindicalismo de clase. Un 40% de los delegados sindicales son mujeres. A pesar de la mayor temporalidad, contratos parciales y salarios más bajos, el mayor incremento de afiliación lo representan las mujeres. CCOO declara que un 47,16 de sus afiliados son mujeres; en UGT son el 42,56%, y esos porcentajes deben ser similares en el resto de sindicatos.

Por primera vez el Ministerio de Trabajo ha publicado datos sobre la participación de mujeres en los conflictos laborales. Como se puede comprobar en el cuadro, durante el primer trimestre de los dos últimos años la participación de mujeres ha sido muy importante. Influyen en esos datos las huelgas en sectores muy feminizados, como la sanidad o residencias, pero confirman la tendencia de un mayor peso de las mujeres en el proceso huelguístico y en la participación sindical.     

 

Enero-marzo 2022

Mujeres en huelga: 11.273

Hombres en huelga: 4.159

Enero-marzo 2023

Mujeres en huelga: 23.277

Hombres en huelga: 14.253

 

La respuesta está en la calle

Las diferentes convocatorias sindicales para este 1 de Mayo coinciden en los ejes centrales de reivindicaciones: subir los salarios y defender el empleo y, con excepción de CCOO y UGT, hacen hincapié en la exigencia de pensiones dignas, ya que les parece insuficiente el acuerdo de pensiones aprobado por el gobierno.

La convocatoria de CCOO y UGT pide "Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios". Los sindicatos anarcosindicalistas, CGT, CNT y Solidaridad Obrera, que han firmado un positivo acuerdo de colaboración y acción conjunta, además de las reivindicaciones comunes plantean la necesidad de "construir para vencer". En el sindicalismo vasco, ELA declara que hay que estar "en la lucha para ganar salarios y pensiones", mientras que LAB reivindica "un cambio radical". El sindicato gallego CIG demanda "paremos el saqueo. Empleo, salarios y pensiones dignas". La Taula Sindical de Catalunya, que agrupa a los sindicatos alternativos, propone "una ofensiva de clase" por esos mismos objetivos. 

La cuestión clave es que solo la movilización, unitaria y contundente, puede ser la respuesta para avanzar en esas reivindicaciones. La CEOE repite por activa y por pasiva que no quiere un pacto sobre los salarios, y menos con la perspectiva de elecciones. Hasta para sentarla a la mesa habrá que salir a la calle.

Porque cada vez más la lucha sindical está ligada a problemas mucho más generales. Subir los salarios es imprescindible, como lo es bajar los precios y luchar contra la desigualdad que se refleja en los escandalosos beneficios de las grandes empresas mientras que hay un empobrecimiento generalizado. Para avanzar se necesita el máximo de unidad sindical y alianzas sindicales, sociales y políticas para exigir a la patronal y también a los gobiernos medidas contra el aumento de los precios, como el control de las cadenas de distribución o comprar directamente a los productores. Como son imprescindibles medidas fiscales para que las grandes empresas paguen más del 1,5% de impuestos como media, mientras que las pequeñas empresas o negocios no baja del 15%. Y, como medida general, avanzar hacia una renta única universal que garantice las condiciones básicas a toda la ciudadanía. Hay que pasar de limitarse al mal menor para luchar y exigir lo que real y radicalmente responda a las necesidades de la mayoría trabajadora.

A lo largo de la historia, las luchas de clases en Francia han anticipado movimientos en el resto de Europa. Lo que sucede en nuestro país vecino y en muchos otros países de Europa anuncia que, efectivamente, la clase obrera está aquí de nuevo. ¡Buen 1 de Mayo!

 

(*) Miguel Salas. Sindicalista. Es miembro del comité de redacción de Sin Permiso.

Fuente: www.sinpermiso.info, 28 de abril 2023


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