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1.5.23

1º DE MAYO. Una jornada particular

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Por Esteban Valenti (*)

Hoy es 1º de mayo. Y en Uruguay y en muchas partes del mundo, no es una jornada cualquiera, otra fecha de conmemoración de los trabajadores, hay demasiadas cosas en juego, no solo reivindicativas sino civilizatorias que deberíamos tener en cuenta.

Es como todas las fechas conmemorativas, sería un error concentrarlas, reducir su causa a esa sola jornada, pero en el caso del 1º de Mayo y de este 1º de Mayo en particular adquiere y seguirá así por muchos años, un significado especial no solo sobre el papel de los trabajadores activos y retirados, sino los futuros trabajadores y las perspectivas del trabajo en nuestra civilización y su relación con el capital y el Estado. Todo está en un proceso de cambio.

Los trabajadores pueden vivir estos gigantescos cambios  que tienen un contenido tecnológico pero sobre todo político y cultural e ideológico, como víctimas pasivas aunque tiene directa relación no solo con sus vidas, las de sus familias sino con la civilización, su calidad, su humanidad, sus valores o pueden incorporar esta temática como parte fundamental de sus luchas actuales.

Las reivindicaciones sobran en todo el mundo, los salarios y las jubilaciones han sido los grandes sacrificados de la pandemia, aquí en Uruguay y en el mundo y ese es el factor determinante por el que el capital, los grandes capitales hayan acumulado riquezas inmensas y se haya concentrado como nunca la riqueza en grandes grupos privados transnacionales. Las cifras son innegables.

El informe de Oxfam del 2023 revela que, si bien el 1 % más rico ha captado alrededor del 54 % de la nueva riqueza global durante la última década, este porcentaje ha ascendido al 63 % en los últimos dos años. Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la nueva riqueza generada ascendió a 42 billones de dólares. El 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (o el 63 % de esta nueva riqueza), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) fue a parar al 99 % restante de la población mundial. Según Credit Suisse, las personas con una riqueza superior a un millón de dólares se encuentran en el 1 % más rico.

En Uruguay la tendencia es de las peores, el aporte al sistema previsional es 2 a 1 el trabajador con los empleadores, el país en estos 3 años creció 4.500 millones de dólares, 9% del PBI mientras los trabajadores y jubilados perdieron 700 millones de dólares en dos años, mientras que los depósitos de uruguayos en el exterior crecieron 4.000 millones de dólares. No hay que ser una luz, para notar que la situación a empeorado en todos los planos, y que el rumbo del gobierno es muy claro y regresivo.

Y no hay riqueza sin trabajo que la produzca. Los trabajadores están en el medio no solo de esta monstruosa e injusta desproporción creciente en la distribución de la riqueza mundial, sino que además de sus tendencias extremadamente negativas, tendientes a que la tasa de ganancia del capital aumente y la del trabajo disminuya de manera constante. No hay una sola nueva tecnología que determine de por sí, una mejora en esta tendencia de la acumulación de la riqueza, todo lo contrario.

Por primera vez en la historia, grandes empresas tecnológicas como Meta, Twitter, o Amazon están despidiendo simultáneamente a decenas de miles de trabajadores. En medio de la ola de euforia por el éxito que alcanzaron durante la pandemia, muchas compañías de Silicon Valley aumentaron las contrataciones y expandieron sus planes de crecimiento durante este año con la idea de que el viento seguiría corriendo a su favor.

Solo Mark Zuckerberg, presidente y director ejecutivo de Meta, dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp, despidió 11.000 empleos, un 13% de su plantilla.

Amazon despidió a 18.000 trabajadores en enero, siendo la empresa con el mayor recorte en términos absolutos. En segundo lugar está Google con 12.000. Le siguen Meta con 11.000, Microsoft y Amazon con 10.000 cada una, y Salesforce con 8.000.

Así sean trabajadores supuestamente privilegiados, han sido despedidos para alimentar un sistema que hace de las ganancias, de las leyes financieras en las bolsas y nunca la satisfacción de los clientes su religión monoteísta y absoluta.

En el otro extremo las reformas de los sistemas jubilatorios, que algo sabemos por aquí en Uruguay y que tiene en Francia su vanguardia, muestran ajustes negativos, regresivos en todos los capítulos del trabajo, presente y futuro. En algunos países hay grandes movilizaciones, pero proporcionalmente a lo que está en juego, estamos parados, observando.

Es una batalla sindical, que naturalmente se integra a la lucha del 1º. de Mayo, pero es una gigantesca batalla ideológica y política, que debe rechazar todo sectarismo, no solo estamos defendiendo los derechos y la justicia social, sino el destino de nuestras civilizaciones, la de la inmensa mayoría de la población global.

Debemos agregar otro elemento que ha crecido en su importancia, el equilibrio entre la producción de todo tipo de bienes y servicios y el medio ambiente, la naturaleza y su afectación y esa es también una bandera obligatoria de los movimientos obreros, sindicales y sociales. No hay ningún movimiento en todo el mundo que pueda convocar a la mayoría de la población y de la sociedad civil para esta batalla, que es única. No hay capítulos distintos, entre el valor del salario, las jubilaciones y las prestaciones sociales, incluyendo en primer lugar la salud y la educación, y la defensa del medio ambiente. Los trabajadores y sus familias serán sus primeras víctimas.

Por eso este 1º de Mayo tiene obligatoriamente una componente ideal, reflexiva y de lucha que está creciendo, pero que ya es enorme e insoslayable. El papel del movimiento obrero y social se ha acrecentado en todos los planos.

Son las derechas, las fuerzas conservadoras, que además son incapaces de anteponer sus avidez, su egoísmo histórico a los peligros crecientes en el mundo, con la Inteligencia Artificial sin límites, la afectación al equilibro entre la civilización y la naturaleza y la aparición de crecientes peligros a nuestra existencia, como las guerras, cada día peores, más feroces y que bordean la hecatombe nuclear, las que quieren achatar, empantanar las batallas sindicales a sus límites tradicionales. En realidad quisieran hacerlas desaparecer, pero al menos reducirlas en sus alcances.

Y no podemos tomar solo temas defensivos, es un retroceso, no debemos defender solo los derechos conquistados, obligatoriamente debemos proponernos avances, como la reducción de las horas de trabajo. El ocio, el acceso a la cultura y la diversión y al contacto con nuestras familias es un avance necesario en todos los tiempos, pero sobre todo en este tiempo. Y ni siquiera nos atrevemos a tratarlo.

Este 1º de Mayo hay que asumirlo en sus nuevas responsabilidades, en los nuevos valores y urgencias de las centrales sindicales y los sindicatos y su necesidad OBLIGATORIA de ser los convocantes de los más amplios sectores sociales para dar la batalla por la defensa de la libertad básica, la de vivir, de estar sanos, de educarnos, de tener una cultura humanista y diversa y de poder trabajar y vivir de nuestro trabajo y nuestras jubilaciones y pensiones.

En esta batalla, lejos de perder importancia las reivindicaciones concretas, las que afectan directamente y con urgencia la vida de los trabajadores, le dan a estas luchas su verdadero significado histórico y cultural. En última instancia restituyen a los trabajadores, en el sentido más amplio del concepto el papel central de nuestra época.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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